Escrito por Presos Políticos y Prisioneros de Guerra de las FARC-EP del ERON Picota de Bogotá D.C
Como prisioneros de guerra de las FARC-EP, en los calabozos del régimen, ratificamos nuestro inquebrantable compromiso de luchar en defensa de los oprimidos y nuestra subordinación total a las directrices y planes trazados por la Novena Conferencia de nuestra organización como también al Secretariado y nuestro comandante en jefe TIMOLEON JIMENEZ.
Por mucho que necesitemos y anhelemos la libertad, por encima esta nuestra dignidad, la moral revolucionaria y el honor de bolivarianos, ello nos basta para seguir con pulso firme y la frente en alto, porque ante el altar de nuestros mártires, hemos jurado lealtad al pueblo y a los principios revolucionarios, somos pueblo en armas y el pueblo es invencible, nacimos para vencer y no para ser vencidos. Sin esconder el profundo dolor que nos acompaña y seguros de que también es el sentir de todos los colombianos que anhelamos la paz verdadera con un mejor manana para todos y todas.
Reconocemos el duro golpe que hemos recibido, no solo las FARC-EP, sino todos los que creen que sí es posible una salida no violenta al grave conflicto social y armado que ha sumergido al país en una profunda guerra que no pareciera tener fin.
Sin el ánimo de ser contestatarios, sino más bien objetivos al respecto, podemos afirmar que el Estado con todo su aparataje cada día profundiza el conflicto en un abismo sin salida, a la vez que lo agudiza y lo hace más violento, sin la mínima intención de combatir las verdaderas causas que son económicas, sociales y políticas para darle un tratamiento represivo, sumado al desempleo, la carestía en la canasta familiar y los servicios públicos, especialmente en la salud y educación, pasando de forma descarada y sin ningún escrúpulo al sector privado, además de los altos impuestos, falta de vivienda para los pobres entre muchas otras necesidades, mientras si invierte astronómicas cifras de dinero en la guerra para beneficiar y proteger al gran capital, a multinacionales, a los generales como también a los grandes monopolios de las comunicaciones, que hacen el trabajo de lavado sicológico y desinformativo para generar confusión, ocultando la verdadera lógica de la guerra y su origen.
Por lo que cada día se incrementa los billones invertidos en el baño de sangre contra los colombianos y el país se subsume en el abandono y la miseria para ser entregado de la manera más cobarde a los imperios, especialmente al de los EEUU, imponiéndonos su potestad, frente a los destinos de nuestra patria violada en su SOBERANÍA FLAGRANTEMENTE.
De la manera más cínica y el descaro más grande del mundo, nos acusan de ser los únicos responsables de la violencia y la crisis económica, cuando el verdadero responsable es el mismo Estado que con su clase oligárquica y reaccionaria política, ha heredado los legados entreguistas y antipatrióticos santanderistas, llenos de avaricia, mezquindad e indignidad. Con regocijos festejos y ofreciendo entrevistas con posturas triunfalistas, el presidente, ministros y generales, pretenden hacerle creer a la opinión pública que la debacle que vive Colombia es culpa de las FARC-EP y que con la muerte del ideólogo, ahora sí han muerto los terroristas de las FARC, por lo que un nuevo destino vendrá para Colombia, pues a decir verdad el Estado lleva más de un siglo matando, desterrando, desapareciendo y encarcelando a los pobres y a quien se le oponga a sus bárbaras políticas guerreristas, por lo que pretenden borrar la historia real de violencia sistematizada contra el pueblo, obligándonos a tener que defendernos con las armas. La masacre efectuada por la Fuerza Pública en la Zona Bananera del Magdalena en 1928 no fue un enfrentamiento contra guerrilleros, sino que asesinó a sangre fría a trabajadores bananeros que exigían sus justas reivindicaciones a una multinacional.
En 1948 cuando asesinaron a Jorge Eliecer Gaitán, que tampoco era guerrillero, los paramilitares de la época llamados "pájaros", mataban a campesinos para robarles sus ganados y fincas, y tampoco eran guerrilleros porque aun no existían en Colombia. Los estudiantes asesinados en Bogotá por el Ejército en la dictadura de Rojas Pinilla en 1954, no eran guerrilleros y así sucesivamente la represión día tras día fue obligando a armarse a los campesinos en su propia defensa hasta darle nacimiento a las propias guerrillas para enfrentar la represión del Estado contra campesinos, indígenas, negritudes, estudiantes, entre los cuales fue apresado el estudiante universitario GUILLERMO LEON SAENZ y no por disparar un fusil, sino por pensar diferente y a favor de la clase menos favorecida, asunto que no se borra de la historia con mentiras ni montajes, menos lo solucionaran asesinando a quienes soñamos con un mañana sin violencia donde se respeten los derechos y la autodeterminación del pueblo al igual que la soberanía y una vida digna.
Han sido muchos los escenarios desde donde las FARC-EP, al igual que otros sectores políticos y sociales han planteado salidas más civilizadas, menos dolorosas para que sean debatidos, como fueron los 12 puntos planteados en la agenda común en los diálogos del Caguan con el presidente Andrés Pastrana, pero antes también se había intentado con los frustrados acuerdos con el presidente Belisario Betancourt en 1984, de cuyos diálogos surge como propuesta política, la creación de un movimiento político, pluralista y participativo como fue la Unión Patriótica (UP), pero que como respuesta de la oligarquía y los sectores más reaccionarios, incluidas las fuerzas militares, fue el exterminio de todo un movimiento con más de 3500 dirigentes asesinados, mientras el Estado nada hacía para parar el baño de sangre que enlutaba a miles de familias que creyeron en un cambio social, económico jurídico y político que cambiaría los nefastos resultados del régimen imperante por más de un siglo, donde su pan de cada día era el terror y la miseria.
Los colombianos no podemos olvidar estos dramáticos y dolorosos momentos de nuestra historia reciente, tampoco podemos callar ni ser indiferente con un pueblo que a gritos pide libertad y respeto por sus derechos violados, a quienes han mancillado por siempre la muerte en combate de nuestro comandante ALFONSO CANO, como la de los comandantes: MANUEL MARULANDA, RAUL REYES, JORGE BRICEÑO y tantos más, no solo de las FARC-EP, sino de hermanas organizaciones. Será el acabose de la lucha del pueblo en armas, porque ellos no se inventaron esta guerra, por el contrario la sufrieron y enfrentaron con entrega y valor junto a miles de rebeldes que seguiremos respondiendo con dignidad la agresión oficial, por lo que están muy lejos de exterminar un fenómeno social a punta de bombas y metralla o motosierras asesinas.
Indiscutiblemente nuestra lucha seguirá hoy alimentada por nuevos motivos convertidos en combustible que prenderán la llama de la revolución. Estamos seguros que nada ni nadie hará cambiar la ruta trazada por nuestro jefes para la toma del poder junto al pueblo, y que día tras día iremos construyendo la patria nueva, libre y soberana, con justicia social y en desarrollo, porque los hilos de nuestra estrategia están muy bien definidos y no han sido, son, ni serán sujetos de improvisación de uno u otro comandante en jefe que le corresponda asumir la dirección del Ejercito del Pueblo.
Cualquiera que sea, estamos seguros que seguirá la ruta con la convicción de clase que nos asiste y seguirá planteando la salida política y dialogada al conflicto de cara al pueblo y sin renunciar a los principios que rigen nuestra lucha revolucionaria, plasmados y reglamentados por las conferencias de nuestra organización que hará los reajustes tácticos y operacionales.
Como prisioneros de guerra de las FARC-EP, en los calabozos del régimen, ratificamos nuestro inquebrantable compromiso de luchar en defensa de los oprimidos y nuestra subordinación total a las directrices y planes trazados por la Novena Conferencia de nuestra organización como también al Secretariado y nuestro comandante en jefe TIMOLEON JIMENEZ.
Por mucho que necesitemos y anhelemos la libertad, por encima esta nuestra dignidad, la moral revolucionaria y el honor de bolivarianos, ello nos basta para seguir con pulso firme y la frente en alto, porque ante el altar de nuestros mártires, hemos jurado lealtad al pueblo y a los principios revolucionarios, somos pueblo en armas y el pueblo es invencible, nacimos para vencer y no para ser vencidos.
EL COMANDANTE ALFONSO CANO VIVE EN EL CORAZÓN DEL PUEBLO Y EL PROCESO POR LA NUEVA COLOMBIA CONTINUARÁ. GLORIA ETERNA PARA NUESTROS MÁRTIRES CAÍDOS EN LAS LUCHAS DEL PUEBLO. PRESOS POLÍTICOS Y PRISIONEROS DE GUERRA EN EL ERON PICOTA DE BOGOTÁ D.C. DICIEMBRE DE 2011
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