Leonardo Antonio Zeledón Rodríguez*
Después de más de 28 años, el 27 de este mes tenebroso FEBRERO, fecha en que los sobrevivientes del EPS y familiares de los caídos, que participaron en el sangriento combate en el lugar conocido como San José de las mMlas, comunidad internada muy dentro del Departamento de Matagalpa; conmemoran con triste y sombrío recuerdo a los caídos.
Como un participante de esa fratricida guerra y uno de los protagonistas del grupo de atacantes en ese fiero combate seis días antes, que por primera vez visitaba el Santo Papa de la iglesia católica JUAN PABLO II, me uno al dolor y clamor de los sobrevivientes, familiares y amigos. Lo hago con el corazón en la mano. ¿Quién dice, que yo no pude ser uno de los caídos independientemente del bando?
¿Cuál es la diferencia entre quedar atrapado e inmerso en una silla de ruedas y una fosa? Al menos a mí me duele porque tanto los caídos como los sobrevivientes éramos y somos hijos de una misma madre patria por lo tanto hermanos.
No recuerdo que haya un partido político, que se acuerde de efeméride mortal, todos están preocupados e inmersos en la participación de la repartición del poder, no existe en ellos una vaga muestra de pesar o de expresión por tan doloroso acto en el teatro de operaciones, uno de tantos pues miles de muertos se revuelcan en sus tumbas y no por arrepentimiento sino por la frustración de haberse entregado ante el altar de la patria defendiendo cada cual lo que consideró su verdad.
Verdad que fue convertida en un pastel político que todos quieren comérselo porque consideran que lo rojo QUE LO ADORNA es el color de la fresa y no la sangre de los caídos. Fiesta de bufones políticos disfrazados de salvadores, amantes, salvaguardas o paladines de la democracia.
Los sobrevivientes de ambos bandos y hermanos todos, estamos unidos por un ferviente deseo cristiano, como es la RECONCILIACION; porque no es un hipócrita minuto de silencio en la Asamblea que devolverá a la vida a un Yahob, y a más de 20.000 muertos, ni devolverá la felicidad a la madre del caído, el calor de la presencia del padre al huérfano ni el amor conyugal de la viuda; ni siquiera una oración tiene ese poder, sin embargo la reconciliación tampoco lo hará pero al menos, se evitara el enfrentamiento de hermanos contra hermanos, la angustia e inseguridad o enigma. ¿Volverá a suceder?
Por este medio insto a los políticos de los diferentes partidos de derecha a que no sigan involucrando a hombres como brazo armado para sus intereses y ambiciones personales en nombre de la Democracia y que con sinceridad al menos prometan si es que no tienen el valor de jurar por no estar seguro de cometer perjurio ante el Altar de la Madre Patria, no empujar a una nueva guerra de nuevo al pueblo mientras ellos se montan en el avión gritando a todo pulmón.¡!!!!!!PATRIA LIBRE…. O MIAMI!!!!
Los que combatimos ese 27 de febrero de 1983 en la comarca de San José de las Mulas y que junto a varios académicos y estudiantes universitarios colaboradores del Centro Regional de Estudios Internacionales (CREI), que hemos estado armando en piezas la historia de este combate hasta hoy muy sentido por toda la nación queremos brindarle a la sociedad nicaragüense ejemplos de la necesidad y posibilidad de la RECONCILIACION DIRECTA.
Con más de un siglo de guerra interna, la bibliografía es aún muy escasa sobre encuentros dolorosos y sangrientos, de nuestra terrible historia política, que sirvan de ejemplo a esa frase de nuestro himno nacional, “que ni se tiña con sangre de hermano”. En las páginas de nuestros diarios no se acostumbra a profundizar en episodios bélicos tal vez porque nadie quiere enfrentar la historia con coraje y arrepentimiento abierto ante la sociedad. Hoy varios de nosotros salimos a la luz pública con el único propósito de fomentar la reconciliación y decirle no a la guerra!.
IMAGINARIAMENTE: POR SER INCAPACITADO TOTAL LES RUEGO A FAMILIARES Y SOBREVIENTES DE SAN JOSE DE LAS MULAS ACEPTEN UN LIRIO EN HONOR A LOS CAIDOS Y UN SINCERO ¡LO SIENTO PROFUNDAMENTE A SUS FAMILIARES!
Por los heraldos que abonaron con cuerpo y sangre, las agrestes montañas, valles y cañadas que esperan de parte de todos y cada uno de los nicaragüenses, luchemos para fortalecer por siempre la paz, tolerancia, la razón y sobre todo el amor cristiano y podamos socializar como verdaderos hermanos puesto que somos hijos de la misma patria.
* Leonardo Antonio Zeledón Rodríguez
Comandante Villatoro. “chispero”
S-1 de la plana mayor de la fuerza de tarea San Jacinto.
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