Basura política mexicana y aún mucha gente es atontada por ella, ¿Es la mejor forma de frenar luchas radicales?
Pedro Echeverría V.
1. “De confirmarse el triunfo del partido blanquiazul en Baja California Sur -escribe Julio Hernández- se estaría en presencia de una maravilla de biotecnología partidista operada desde la Clínica Los Pinos”. Victoria del PAN inyectada de sangre del PRD; triunfo “panista” con candidatos recién transferidos del perredismo “derrotado”; los Chuchos, como pago, quitaron fuerza a su candidato a gobernador para dar paso al triunfo de un falso panismo henchido de transfusiones perredistas. Para las alianzas ya ni siquiera es necesario un acuerdo formal, ni la declinación expresa de un candidato, sino que ahora basta con doblegar a uno de los aspirantes para dar ventaja al otro. Guerrero en manos de un “perredista” que es priísta, a cambio de Baja California Sur con un panista que hace poquito era perredista y antes priísta. La Fábrica Calderónica de Frankensteins se habría vuelto a cubrir de gloria.
2. La clase política –así como la clase empresarial- desde las alturas ven moverse a los pobres mexicanos como seres inferiores fácilmente manipulables. Usando a los medios de información, así como promesas y regalos, juegan con los humildes electores y los mueven como si fueran autómatas que pueden cambiar de un día a otro. Un día votan por el PRI, otro por el PAN y más adelante por el PRD, según se acuerde en las cúpulas. No existe la mínima educación política, no hay el menor discernimiento y a cada elector lo empujan hacia donde sus pastores quieren. Para los electores no existe pensamiento de derecha, izquierda o centro; les vale un carajo un proyecto empresarial o uno de la socialdemocracia. Lo importante para ellos es recibir regalos y mensajes televisivos. ¿Cómo buscar o querer encontrar diferencias entre los partidos si no las hay o entre políticos si todos ellos buscan más poder, más negocios y más dinero?
3. Los partidos PRI, PAN, PRD, son exactamente la misma basura y eso se sabe en la izquierda desde hace dos décadas, por no decir desde 1977 cuando parte de la llamada izquierda -por vil oportunismo- le entró al negocio político-electoral. Desde entonces esa “izquierda”, como el PRI y el PAN, sólo se ha dedicado a brincar de un cargo a otro. Hay quienes llevan más de 30 años saltando de un puesto a otro haciéndose millonarios. Desde entonces hemos venido denunciando de manera abierta: demostramos que son magníficos discípulos del PRI y del PAN. Fue el lópezobradorismo el que abrió con sus movilizaciones, un pequeño margen de esperanza en 2005-2006 mismo margen que se mantiene por el proceso de radicalización de su discurso, pero que también se cerrará si, a pesar de todo, sigue AMLO caminando por la vía electoral y no se decide por la lucha social de masas. No son esperanzas socialistas sino de apertura de espacios de lucha social.
4. Que toda esa basura política-electoral es política burguesa que reconfirma la explotación capitalista, es indiscutible. Que por este camino, como se ha demostrado hasta la saciedad, el pueblo mexicano no puede tener ninguna esperanza de liberación, lo sabemos desde hace más de un siglo en el mundo. Pero no podemos decir desde las alturas –sabiendo que no hemos podido organizar un movimiento revolucionario radical fuerte- que no interesa nada el poco movimiento que provoca el electoralismo. Tenemos la obligación de denunciar lo que representa (más mediatización, control, enajenación) para los intereses del pueblo, pero no podemos aislarnos porque es un forma de lucha que puede llegar a grandes movilizaciones. En México de 1910-11, como respuesta al fraude electoral del porfirismo, estalló la Revolución; burguesa sí, pero movilizó a las masas de indígenas, campesinos y otros sectores que cambiaron muchas cosas.
5. Necesitamos releer y reflexionar acerca de lo que Marx escribió durante 40 años, de 1843 a 1883. Su pensamiento sigue vivo porque estudió con profundidad el nacimiento y las principales contradicciones del capitalismo –no de manera imparcial- sino que a partir de los intereses de los explotados, es decir, con una visión de clase. Su participación en la Liga de los Comunistas en 1847, como en los debates de la Primera Internacional (1864-76) demuestran que Marx no fue solamente un teórico sino que además fue un analista y polemista de movimiento vivo de los trabajadores. Aunque confrontó a los anarquistas bakunianos éstos lo acicatearon para acercarse mucho más al movimiento real, tal como pasó con La comuna de París en aquellos años. Si bien el sólo pragmatismo de seguir todos los movimientos benefician poco la lucha social, la sólo teorización de ellos tampoco ayuda mucho. Por eso él no se aisló.
6. Los procesos electorales, burgueses, enajenantes, desviacionistas y lo que se quiera, siguen teniendo mucha presencia en México. Se dilapidan miles de millones de pesos del presupuesto público en campañas, se legitiman en el poder a muchos miles de políticos y, lo más importante, es que se crean esperanzas ilusorias de cambios que jamás llegan; pero mientras sigan moviendo a gran parte de la población, la izquierda tiene la obligación de observarlos con profundidad para desenmascararlos. Los tiempos de Marx no fueron de procesos electorales sino del despertar de la clase obrera en su lucha contra el capitalismo, pero seguramente hubiese dedicado muchos trabajos para examinar con profundidad el significado de los procesos electorales burgueses, para demostrar como los de abajo “se dan el lujo” de elegir a sus nuevos opresores. Con todo ello sigue siendo un campo donde se puede trabajar desde la óptica clasista.
7. La realidad es que los procesos electorales mexicanos provocan eso que se llama asco. Es tan grave la situación que no se puede tener ya la mínima confianza a un partido o a un político. Se han ganado a pulso el repudio de la gente y, al mismo tiempo, han profundizado el desinterés de ésta por la política. La única salida a favor de la población mayoritaria es la lucha en las calles, tal como la están dando en estos días los tunecinos, los egipcios y otros pueblos que han comenzado a levantarse. En México, entre tanto, tenemos que tomar en cuenta los procesos electorales mientras no se desplomen y no levantemos un fuerte movimiento social. Por ahora, con las más recientes elecciones de Guerrero y Baja Sur, quedó más claro que todo eso son arreglos de cúpula entre políticos y vil engaño a la población. Aquel PRD que fue una esperanza de cambio en 1989 hoy es igual de basura que PRI y PAN. ¿Qué falta?
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