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viernes, 19 de noviembre de 2010

Las casualidades también hacen historia

Las casualidades también hacen historia

Irma Antognazzi


La muerte de Néstor Kirchner fue un hecho casual para esta particular coyuntura histórica. Este hecho inesperado e imprevisto en esta coyuntura desencadenó un salto cualitativo en la conformación del campo popular.


Decíamos en marzo de 2010 en el artículo “Los chirridos de la historia” …. “este proyecto sin fuerza de masas no logrará imponerse por más que … (la presidenta) no se doble ni se tuerza un paso. …Así como en la historia no alcanzan los gritos (“que se vayan todos” fue un grito fuerte, pero no alcanzó), ni la guerrilla (en los `70, fue fuerte pero tampoco alcanzó); ni alcanzan multitud de protestas sectoriales y parciales, tampoco alcanzará con las medidas y los discursos de una presidenta valiente. El proyecto, que apuntaría a desarrollar un capitalismo de estado (de estado nacional) … que de alguna manera fue posible en el peronismo histórico, hoy no se puede aplicar sin una condición: requiere del pueblo movilizado. ... La presidenta … deberá conquistar su derecho a usar el balcón de la Casa Rosada. Todavía no pudo hacerlo pero eso será el símbolo de la fuerza de masas que se necesita. Nada forzado, sino un pueblo que avance en conciencia y en organización hará avanzar la historia a partir de re-conocer esta etapa de puja entre los que quieren volver al ajuste y los que queremos medidas que mejoren las condiciones del pueblo”…


Y agregamos hace apenas veinte días en la ponencia presentada en las IX Jornadas del Grupo de Trabajo Hacer la Historia realizada en Bahía Blanca en la Universidad Nacional del Sur…


“…En la etapa de los monopolios su poder es tal que no tiene posibilidades de buen éxito un gobierno dispuesto a construir un estado nacional soberano si no cuenta con apoyo popular activo capaz de sostener y defender el espacio democrático conquistado y todas las medidas que apunten en dirección de controlar el poder ….sobre ese umbral se pueden dar pasos hacia el poder popular.


Decíamos:


“… (El pueblo) no tiene todavía proyectos propios que aglutinen sus fuerzas y sus intereses y no ha logrado generar su propia dirección política. El más cercano sería el proyecto peronista siglo XXI, que tiene una gran ventaja para el pueblo mejorando el campo del empleo y el poder adquisitivo así como las libertades públicas en general. Pero sobre todo porque independientemente de sus objetivos desencadena un estado deliberativo que hace crecer conciencia en el pueblo al advertir las fuerzas en pugna. ..”


Hasta ayer estos dichos tenían total validez. Lo nuevo es que la muerte repentina de Néstor Kirchner ha puesto en evidencia que se estaba gestando esa fuerza y esa conciencia. Pero además el hecho le agregó un peso tal que lo hizo cambiar de calidad. Ahora es un pueblo que se compromete a sostener el proyecto de gobierno que está en marcha desde hace 7 años. No fue la Presidenta quien convocó desde el Balcón. Fue una de esas raras casualidades de la historia. Kirchner, su compañero y compañero de equipo, con su muerte joven y brusca, convocó al pueblo a manifestarse y le arrancó un “¡Sí! ¡Estamos!”. La Presidenta recibió, no sólo lágrimas, sino voces que multiplicadas por miles de nuevos militantes dicen “¡Te apoyamos! ¡Convocanos que aquí estamos”! Es notable el resultado de este hecho inaudito: es como si hasta acá Néstor y Cristina eran lo suficientemente fuertes como para hacer por todos, era como que permitían mantener la democracia representativa; y de repente, el pueblo dice ¡aquí estamos! Su muerte sorpresiva hizo dar el salto que faltaba. Lo que fue estupor y vacío duró apenas unas horas o unos minutos. Fue cubierto con creces por millones de jóvenes que están dispuestos a ocupar ese lugar para defender lo que es suyo junto a la Presidenta y a responder a su convocatoria. El que grita “¡Fuerza, Cristina, no aflojes!”, sabe que los poderosos de la economía y de las finanzas se le enfrentarán aunque en estos momentos están todavía tomándose la cabeza para ver por dónde golpear en este nuevo escenario donde se ha corporizado su enemigo de clase: el pueblo con ideas muy claras como no las tuvo nunca antes. No cabe duda que pasó algo así al advertir los dichos y los actos de esos jóvenes, los que sufrieron la derrota de nuestra militancia de los 70’ y los más jóvenes aún que nacieron en el desparpajo de la democracia y no en los chupaderos de la dictadura.


Volviendo al texto decíamos que este proyecto de construir un estado nacional no tiene perspectivas de triunfar frente al poder de los grupos financieros más concentrados si no logra apoyo popular. Pero decíamos y lo ratificamos que ese apoyo popular es el que va a permitir superar la democracia representativa y avanzar hacia el poder popular, porque se trataría de un salto cualitativo, de un salto revolucionario. Y esa posibilidad abierta es a la que temen los enemigos de clase.


¿Por qué quieren derribar al gobierno los grandes grupos financieros si han acumulado capital como nunca antes? Porque quieren ser gobierno ellos mismos, sus gerentes y socios de las empresas como lo fueron desde la dictadura militar en adelante. Porque saben que el peligro para ellos está precisamente en el pueblo movilizado en torno a un gobierno que les sea suyo.


Pero el pueblo no es todavía homogéneo políticamente y sobre esa situación operan los ideólogos del poder financiero para dividir y confundir.


Los que saben que éste es un proyecto capitalista y además conocen dónde se produce la riqueza y cuáles son los mecanismos por las que algunos se las apropian, suelen tener dificultad para advertir que a pesar de eso, este proyecto con apoyo de masas podría llegar a transformarse en una democracia con poder popular. Otros que hacen discursos pretendiendo repetir el programa del peronismo histórico hacen listas de buenos deseos y reclaman que sea el gobierno el que los lleve adelante. Otros a los que falazmente se les llama ultraizquierdistas, que usan todas las combinaciones posibles de las letras S,T,M,P,R.O, I,C, se aferran a una teoría mal entendida que usan como receta. Mientras pasaba el pueblo mostrando su dolor, su rabia y su fuerza, estaban repitiendo frases hechas y dando el gusto a quienes no salían a expresarse porque confían en que hay una izquierdosidad que les ayuda en su plan siniestro de debilitar y hasta destituir al gobierno.


Ninguna de estas variantes que se colocan en la oposición a ultranza se pregunta por los sujetos que podrían hacer esos cambios deseados y necesarios. Aferrarse a gritar por buenos programas o por el socialismo y la revolución sin ver los momentos como éste en que el pueblo se mete en la historia con ganas de hacer, de poder, de transformar, es una caricatura de pensamiento revolucionario.


Sin apoyo de masas no alcanzará la gritería de esos grupitos de “ultraizquierda” ni los discursos de la “centro- izquierda” para mejorar la situación de todo el pueblo. Ganarían espacios los que todavía tienen el poder económico y financiero. Se necesita mucha fuerza para modificar esta correlación actual. ¿No sería efectivo que tomemos como eje de nuestras políticas contribuir a que el pueblo sea convocado para defender las medidas de gobierno necesarias para ir recortando el poder financiero?


Pero bueno, la historia dirá si alguno de ellos se da cuenta que el pueblo está yendo por otro lado. Ese pueblo que mostró que ya supera al techo del propio peronismo porque anda detrás del poder popular. Ese pueblo que dialogó con la Presidenta desde su silencio y su dolor, quien con pocas señales de sus manos y su rostro supo demostrarles lo que pensaba y sentía. ¡Con qué sensatez asistieron los presidentes de la UNASUR y de Cuba para decir con sus cálidos abrazos, ¡miren aquí no se jode! ¡Aquí ni intenten golpes de estado!


La “oposición” de clase -el gran poder económico-financiero y sus voceros políticos- buscará salir del atolladero en que las ha puesto un hecho casual de la historia que contribuyó a que se produzca este salto cualitativo. No les será fácil. Sobre todo ahora que quedó habilitado el Balcón de la Rosada y más aún, porque fue adentro de nuestra Casa de Gobierno donde entró el pueblo a decir lo suyo, a reclamar lo que necesita y a dar su apoyo a la Presidenta para que se profundice el modelo, no para frenarlo.


Pero hay que pisar con pie de plomo. ¿Ustedes saben dónde pisan? ¡Cuidado!, miren que en el camino hay espinas pero también están naciendo flores.


* Directora del Grupo de Trabajo Hacer la Historia.

Buenos Aires, Argentina. 2 de noviembre de 2010.

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