Halcones y gorilas
Adriana Vega
Miércoles 8 de julio de 2009
El regreso de los sandinistas y de los revolucionarios salvadoreños al gobierno después de años de brutal represión en sus países, debe haber alarmado a la diplomacia estadounidense. El currículo norteamericano en tiempos históricos y hoy en Honduras lleva a certificar que no se puede confiar en ellos ni tampoco en sus designios democráticos sobre la región.
La vacilante manera de condenar el golpe de Estado hondureño y las alteradas manifestaciones de sus aliados incondicionales de la prensa internacional, expresan rotundamente que Zelaya es un gobernante “depuesto”, al golpista Roberto Micheletti lo señalan como Presidente “interino” y la propuesta de Zelaya de crear una Constituyente es para perpetuarse en el poder.
Todos estos conceptos jamás se han escuchado acerca del presidente asesino y mentiroso de Colombia, quien muy campante rebusca su tercer período presidencial protegido por la Cuarta Flota, ni sobre las pretensiones reeleccionistas de ciertos mandatarios eficaces a los designios imperiales, como en su momento Carlos Menem y otros reelegidos como Alan García.
Entre distintas manipulaciones es también significativa la ausencia rotativa explicándonos sobre la falsa carta del presidente Zelaya renunciando leída pomposamente en el parlamento para justificar el nombramiento de un sucesor.
Asimismo es burlesco alegar que Micheletti fue elegido por unanimidad, cuando en esa deliberación estuvieron ausentes diputados amenazados con el calabozo.
Entre otras pérfidas argucias, la prensa “libre” compara a los protectores blindados del garrotazo, con manifestantes desarmados en su contra.
Esto y las declaraciones de la secretaria Hilary Clinton sobre el ineludible respeto que debe guardarse hacia las instituciones hondureñas que poseen convenios con EE.UU., demuestran que hay desacuerdos dentro del régimen de USA. Aún con el real y meritorio apoyo internacional con el que cuenta Zelaya, sobre seguro lo están obligando a una negociación espuria con los golpistas.
Zelaya y el pueblo hondureño tienen complejos aprietes por delante y no deberían intimidarse frente a los mercenarios y sus jefes.
Los usurpadores han sido despreciados por una unánime respuesta global que aún disfrazada por los grandes medios, muestra que el factor externo y fundamental detrás del golpe es preservar las bases militares de Estados Unidos en Honduras dentro del plan de control de ese país.
El mapa de Centroamérica después del ascenso de Funes no favorece a Washington que tiene en el departamento de Gracias a Dios ubicada su base, es fronterizo con Nicaragua y estratégico para los planes de dominación regional de USA.
El almirante James Stavridis, jefe del Comando Sur ya anunció la instalación de alta tecnología en el lugar y el envío de aviones y avionetas de interdicción más cuantiosas lanchas rápidas. También habrá entrenamiento de tropas.
Para las aves rapaces de USA cualquier posibilidad de que un presidente como Zelaya continúe en el cargo o sea sucedido por alguien con su misma posición con independencia real de ellos, resulta un gran inconveniente en un territorio donde hay demasiados gobiernos revoltosos.
Es evidente que el golpismo norteamericano endereza sus puntas a Ecuador, Nicaragua, Bolivia y obviamente Venezuela y estos son los ineludibles blancos del topetazo actual con un agravante:
si la crisis se profundiza y las luchas de clases toman fuerza, enseguida tocarán los cuarteles para que esos intentos populares se inmovilicen o sean arrojados de inmediato de lo que consideran propio.
Basta ver cómo son incitados por las derechas nacionales para que conquisten miles de hectáreas en nuestras regiones o den entrada a bases castrenses mientras se quejan de resoluciones de la Organización de Estados Americanos (OEA) por intervenir, ocupados ellos mismos por los Estados Unidos para cualquier ofensiva militar contra Venezuela.
Honduras no es un jeroglífico sino más bien una lectura lineal porque cuenta con base militar y cantidad de aviones y es clave estratégica para neutralizar la preponderancia de Chávez.
Por esa razón todos los gobiernos en América Latina denuncian el golpe. Sus militares viven suspirando por no ser juzgados y podrían, antinacionalistas como son, avizorar que USA está dispuesta otra vez a afirmarlos. Ante la falta de recursos económicos, el único resorte que le queda a Estados Unidos es el militar. Si miramos a otras partes del mundo, hay más tropas en pie de guerra que durante la Segunda Mundial:
Afganistán, intromisión en Irán, acometida hacia Rusia, asientos, flotas numeradas, misiles, atentados, sicarios, asesinatos, represión, torturas, enclaves de prisioneros.
Girón, Grenada, Abu Ghraib, Guantánamo… La excusa de una izquierda que gana fuerzas…
¿Es inofensivo el golpe de Honduras o nos muestra la cara más agria y reaccionaria de un país que continúa siendo terrorista, cualquiera sea el partido o el color del presidente que haya elegido?
ADRIANA VEGA
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