SOMOS RADICALES, NO EXTREMISTAS...
Manuel Moncada Fonseca
Somos radicales, no extremistas o radicalistas; auténticos rebeldes no sumisos; personas sensibles no adoradores de la sensiblería novelesca; amamos y, por la misma razón, odiamos todo lo que dañe o pueda dañar al ser humano. No confundimos, eso sí, el odio con la ira, la furia, la brutalidad, ni ninguna condición energúmena. Lo comprendemos desde la óptica de la lucha de clases, no desde posiciones personales.
El odio y el amor son ante todo sentimientos humanos. Están presentes en cada persona, a menos que viva más allá de las estrellas. Se traduce en rechazo tajante a lo execrable y se torna acicate para animar la lucha; impulsarla y transmitirle la energía necesaria. Al enemigo no se le puede, ni se le debe amar. Se le combate, en cualquiera que sea el terreno que, en último término él escoge. Es compañero fiel de las luchas justas. El Che lo expresa claro: “un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal”.
No es, pues, ese odio que sale de las vísceras y se lleva de encuentro todo lo que salga a su paso para destruirlo, al mejor estilo de Occidente. ¿O acaso los pueblos carecen de enemigos poderosos capaces de todo en función de someterlos a su férula demencial?
1ERO DE MAYO Y LUCHA DE CLASES
¡Cómo se empeña el sistema opresor en desfigurar y apropiarse de lo que hacen y crean los pueblos! Al 8 de marzo lo vuelve día de la mujer indiferenciada, haciendo caber en ello a las mismas opresoras y a las que no tienen ninguna identificación con las proletarias que es lo peor.
Al 1º. de Mayo, a secas, “día del trabajo”, una abstracción vacía con lo que pretende unir en un todo “armonioso” al opresor y adláteres con el proletario y el campesino (aliados naturales), a quienes explota con brutalidad y perversidad crecientes. Lo más vil de esto es que vuelva cursi lo que, por su forma, contenido y expresiones prácticas, no tiene nada de gracioso.
Por el contrario, la cultura tan rica y variada que los oprimidos han creado a lo largo de los siglos y que el opresor ha usurpado y sigue, festinado, usurpando; así como las expresiones de lucha del proletariado -que abarca a millones de millones de personas en el mundo- y de quienes se identifican con sus anhelos, intereses y luchas contra las injusticias a escala global, son asunto en extremo serio, de vida o muerte.
Primero, porque deben lograr la sobrevivencia ajustadísima del día a día; segundo, porque deben enfrentar al explotador a escala local e internacional, mismo que, en aras de preservar su dominio, no sólo miente de mil formas, sino que recurre a todo, incluyendo a las armas de destrucción masiva que exhibe, prepotente y ufano, con el propósito de poner de rodillas a toda la humanidad. Hay en esto último, más bravuconería que otra cosa, pero hay también genocidio cotidiano, realizado para defender la "seguridad nacional" de la Metrópoli imperial, extendida a todo el orbe.
Mas, lejos de colocarnos en un plano derrotista y claudiquemos ante las acciones del capital, nuestro deber sagrado es enfrentarlo con aplomo en cualquier campo que imponga; defender -y rescatar- los derechos que la lucha librada desde abajo, y no las dádivas, han conquistado para la humanidad.
Estamos moralmente obligados a solidarizarnos, abierta y decididamente, con la resistencia que pueblos como el sirio, el yemení, el palestino y otros libran en contra de la intervención militar que el Pentágono, la OTAN, y sus terroristas del Estado Islámico y similares les imponen. Y, desde luego, contra el intervencionismo de la OEA desatado contra la Venezuela Bolivariana y contra todos los países del ALBA.
Solidarizarnos con las únicas naciones en las que el poder pertenece por entero a sus pueblos: Sin discusión, Cuba y Corea del Norte. Y guardar respeto y admiración a los pueblos de la URSS, que sembraron la buena nueva del socialismo y derrotaron a la bestia parda que Occidente creó y amamantó.
Muy apropiada su reflexión Compa Manuel. Es gratificante que en lo cotidiano de las tareas mas comunes, surjan compañeros como Ud. que refrescan la memoria histórica nuestra. No olvidar los sacrificios de los que nos precedieron en la búsqueda de la libertad y la independencia. Vivan los trabajadores, viva el 1ro. de Mayo, viva la lucha de clases.
ResponderEliminarMuy agradecido por tu comentario Ricardo.
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