CONSTANTINO: El emperador que INVENTÓ la religión CATÓLICA para controlar a todos
En 313 promulga El Edicto de Milán que despenalizó la práctica del cristianismo y se devolvieron las propiedades de la Iglesia. Antes de este edicto, muchos cristianos habían sido martirizados en las diferentes persecuciones a las que se habían visto sometidos. Tras el edicto se abrieron nuevas vías de expansión para los cristianos, incluyendo el derecho a competir con los paganos en el tradicional “cursus honorum” para las altas magistraturas del gobierno, así como también ganaron una mayor aceptación dentro de la sociedad civil en general. Los líderes cristianos alcanzaron una mayor importancia (como ejemplo de ello, los obispos cristianos adoptaron unas posturas agresivas en temas públicos que nunca antes se habían visto en otras religiones)
Constantino no oficializó el cristianismo el cual no se convertiría en religión oficial del Imperio hasta el final de aquel siglo (un paso que daría Teodosio en el 380 con el Edicto de Tesalónica)
Constantino consideraba que era su deber como emperador, designado por Dios para ello, calmar los desórdenes religiosos, y por ello convocó el Primer Concilio de Nicea (20 de mayo al 25 de julio de 325) para terminar con algunos de los problemas doctrinales que contaminaban la Iglesia de los primeros siglos, especialmente el arrianismo. Dio un discurso inicial ataviado con telas y accesorios de oro, para demostrar justamente el poderío del Imperio por un lado, y el apoyo e interés al concilio desde el estado por el otro.
Muchos consideran que Constantino “creó” la Iglesia Católica, e impulsó la doctrina de la Santísima Trinidad presionando a los obispos reunidos en el Concilio. Los defensores de la Iglesia Católica sostienen que las bases de la doctrina ya estaban en la iglesia primitiva unos 200 años de Constantino, como el nombre “católico”, la veneración a María, las imágenes, la Trinidad, la naturaleza de Cristo. Sin embargo algunos expertos opinan que no hay suficiente documentación que lo apoye. Este concilio fue sumamente importante ya que se establecieron bases bíblicas y religiosas que nos afectan hasta el día de hoy. Le dedicaremos un artículo posterior.
En sus últimos años de vida también ejerció como predicador, dando sus propios sermones en el palacio ante su corte y los invitados del pueblo. Sus sermones pregonaban el principio la armonía, aunque gradualmente se volvieron más intransigentes hacia los viejos modos paganos.
Inmediatamente después de su legalización, la Iglesia cristiana ataca a los paganos: en el Concilio de Ancyra, se denuncia el culto a la diosa Artemisa; muchos templos paganos fueron destruidos por las hordas cristianas y sus sacerdotes fueron asesinados. Entre el año 315 y el siglo VI miles de creyentes paganos fueron asesinados. Entre 316 y 326 se proclaman una serie de disposiciones que favorecen al cristianismo frente a la religión tradicional (prohibición de la magia y los sacrificios privados, exoneración fiscal a los clérigos cristianos, se otorga jurisdicción a los obispos…) En el año 326, El emperador Constantino, siguiendo las instrucciones de su madre Elena, destruye el templo del dios Asclepio en Aigeai de Cilicia y muchos más de la diosa Afrodita en Jerusalén, en Afka en el Líbano, en Mambre, Fenicia, Baalbek, etc.
En el año 330 el emperador Constantino roba todos los tesoros y las estatuas de los templos paganos de Grecia, para llevárselos y decorar Constantinopla, su nueva capital del Imperio.
Constantino retiró su estatua de los templos paganos. La reparación de estos templos fue prohibida, y los fondos fueron desviados en favor del clero cristiano. Se suprimieron las formas ofensivas de adoración, fueran cristianas o paganas. En la reinauguración de Constantinopla en 330 se efectuó una ceremonia mitad pagana y mitad cristiana. En la plaza del mercado se impuso la cruz de Cristo sobre el carro del Dios Sol.
Fue bautizado cuando ya se encontraba en su lecho de muerte, tras un largo catecumenado. Solo la Iglesia Ortodoxa lo venera como santo.
Cuando Constantino tiene la famosa visión de la cruz y la inscripción, la imagen que manda a grabar en los estandartes y a la que, según el, es la responsable de su victoria, es el “Crismón” que es la representación del monograma de Cristo. Que consiste en las letras griegas X (ji) y P (ro) que es la abreviatura de ΙΣΤΟΣ. En otras versiones le añaden la letra T que sustituye a P o una pequeña cruz latina. A veces le incorporan otros elementos como las letras Alfa y Omega, simbolizando el principio y el fin. Y la inscripción que vio fue “In Hoc Signo Vinces (“con este signo vencerás) que corresponden a las letras IHS o “Iesus Hominum Salvator”.
Mi gran duda es la siguiente:
Si Constantino grabó la efigie del Crismón en sus estandartes y gracias a ella se fundamenta una religión, ¿Por qué el cristianismo actual toma como referencia y signo de adoración la clásica cruz? ¿Por qué no se utilizó en los inicios de cristianismo el Crismón como su símbolo?
Acostumbraba aparecer en público, en los concilios y ante la corte vestido con las ropas más lujosas, cargado de adornos de oro, al estilo oriental, marcando un antecedente del emperador que gobierna rodeado de riquezas en nombre de Dios.
Todo esto sin incluir los numerosos cambios y supresiones que sufrieron las sagradas escrituras manipuladas por los seguidores de Constantino en los sucesivos concilios con el fin de obtener una “Biblia” que los beneficiara y se adaptara al dominio político y económico que tanto buscaban. En artículos posteriores veremos estas transformaciones bíblicas con más detalles.
En 315, Constantino hizo de la conversión al judaísmo un crimen capital; tanto el judío proselitista como el cristiano converso eran reos de pena capital.
Pero las cualidades homicidas de Constantino de exacerban con su propia familia: Según se dice, eliminó a su propio hijo cuando se enteró de que éste yacía con su madre. Después, al enterarse de que era mentira, hizo lo mismo a su mujer por mentirosa. A su hijo Crispo también lo eliminó y su esposa, la emperatriz Fausta dejada fallecer en un baño excesivamente caliente.
Este hecho no impidió su bautismo cristiano en su lecho final.
Para muchos estudiosos todo esto de las visiones y los milagros fueron solo un teatro de Constantino que al ver el gran auge y la creciente cantidad de fieles que estaba teniendo el cristianismo, decidió hacer una especie de fusión entre ambos tomando ritos de cada parte para crear una religión muy particular y parecida a la que tenemos hoy en día. Su visión fue básicamente económica ya que respetó e incluso apoyo hasta el fin de sus días muchos ritos paganos, con el objetivo de beneficiarse de ambas partes:
Se sabe que «durante mucho tiempo siguió acuñando monedas con figuras de dioses paganos como Sol Invictus, Júpiter Capitolino y Marte, siendo el primero de éstos el que durante más tiempo tuvo culto oficial, tanto así que la festividad del domingo, introducida en 321, era en realidad el llamado dies Solis; con ella Constantino, notorio antisemita, evidentemente quiso reemplazar la fiesta judaica del sábado por el día del Señor cristiano. Poco antes de su muerte, Constantino hizo representar su persona en una estatua de pórfido bajo la figura de Helios, e incluso la víspera de su fallecimiento restableció una ley antigua por la que «los sacerdotes paganos quedaran exentos a perpetuidad de los tributos inferiores». De sí mismo afirmaba que jamás había cambiado de divinidad a la hora de recogerse a rezar».
___________________________________
Diccionario Interactivo de Biografías Océano. 2004
___________________________________
Es increíble la cantidad de sentimientos y reacciones encontradas que genera la figura de Constantino. Veamos dos opiniones apasionadas sobre él, pero totalmente opuestas entre ellas:
“De entre todos los emperadores romanos, él solo honró a Dios, el Altísimo, con extraordinaria devoción, él solo anunció con valentía la doctrina de Cristo, él solo exaltó a su Iglesia como nadie desde que existe memoria humana; él solo puso fin a los errores del politeísmo y abolió toda clase de culto a los ídolos.”
Obispo Eusebio de Cesárea
“Ese monstruo Constantino. Ese verdugo hipócrita y frío, que degolló a su hijo, estranguló a su mujer, asesinó a su padre y a su hermano políticos, y mantuvo en su corte una caterva de sacerdotes sanguinarios y cerriles, de los que uno solo se habría bastado para poner a media humanidad en contra de la otra media y obligarlas a matarse mutuamente.”
Percy Bysshe Shelley.
Constantino el Grande marcó la historia de la humanidad y nos dejó un legado que para bien o (casi siempre) para mal, aun perdura: El cristianismo. Amigo creyente cristiano, esa religión que usted profesa y que tanto defiende tiene sus bases en un individuo como el que acabamos de describir. ¿Tiene su conciencia tranquila?
Tomada de :
http://www.unsurcoenlasombra.com/constantino-el-emperador-que-invento-la-religion-catolica/
Esta publicación es propiedad de:
No hay comentarios:
Publicar un comentario