Tinta Roja
LUNES, 23 DE MAYO DE 2016 08:00 A.C.
¿Cuántas veces nos han dicho aquello de que no es posible una educación tal y como la defendemos los comunistas? ¿En cuántas ocasiones nos encontramos con gente que defiende una sanidad al estilo de los Estados Unidos? ¿Cuántos compañeros de clase o de trabajo nos dan la razón y apoyan nuestras posiciones cuando defendemos unas mejoras laborales para los trabajadores jóvenes?
Estas y otras preguntas tienen una misma respuesta. Muchas. Muchas son las veces en las que en nuestro día a día participamos de este tipo de conversaciones, temas que preocupan a los jóvenes, pues son cuestiones que tienen presentes en su vida cotidiana.
Los y las comunistas tenemos unas posturas y unos planteamientos muy concretos respecto a estos tres temas que tratábamos en el primer párrafo: educación, sanidad y trabajo juvenil. Y no son pocas las ocasiones en las que nuestro interlocutor nos dirá aquello de que perseguimos una utopía, que no es posible llevar a cabo todas las mejoras que proponemos... Sin embargo, y pese a que cuando cayó el bloque socialista allá por 1991 muchos de los lectores no hubiesen ni nacido, y otros muchos fueran tan pequeños que no tuvieran constancia del hecho histórico en sí, hasta nuestros días han llegado libros de leyes de la URSS y de sus repúblicas federadas, donde vienen tratados estos y otros interesante temas.
Simplemente buscamos arrojar luz sobre estos concretos temas, y que nuestros lectores y aquellos amigos y amigas con los que compartamos este artículo conozcan que sí, que efectivamente existió un sistema social que protegía a sus ciudadanos, que buscaba un futuro prometedor para sus jóvenes, que no excluía por razón de edad, sexo o religión a nadie; y que no es ni mucho menos una utopía luchar por unos mejores derechos para los jóvenes en particular y para toda la sociedad en general.
Entrando ya en materia de los primeros tres temas que analizaremos en esta serie de artículo los fundamentos sobre instrucción pública fueron aprobados en 1973, es decir, hace más de 43 años. Se establecía la igualdad de todos los ciudadanos de la Unión Soviética para recibir instrucción, cualquiera que fuera la raza y nacionalidad a la que pertenecieran, su sexo, actitud ante la religión y situación patrimonial y social. Era de obligatorio cumplimiento para todos los niños y adolescentes, y permitía elegir el idioma en el que se impartía la enseñanza, bien en la lengua materna o bien en el idioma de otro pueblo de la URSS. La enseñanza tenía carácter laico, lo que excluía de manera tajante la posible influencia de la religión. Todas las instituciones docentes estaban subordinadas a organismos del Estado. Estaba muy difundida la instrucción media especializada y la superior, por poner un ejemplo, en la Rusia prerrevolucionaria eran 127.000 los estudiantes de centros docentes superiores, siendo en el periodo de 1970-1975 de 9.000.000 de estudiantes en escuelas superiores y medias especializadas. Todas las instalaciones de los centros de enseñanza y otras dedicadas a la educación como bibliotecas, salas de lectura, laboratorios... eran de completo uso gratuito. Se les aseguraba a todos los escolares y estudiantes, conforme a lo establecido en la ley, becas, subsidios, residencias, internados y asistencia médica, condiciones ventajosas o directamente gratuitas en el transporte así como otras variadas ayudas económicas. Los estudiantes que trabajaban y estudiaban al mismo tiempo disfrutaban de vacaciones adicionales en su lugar de trabajo o jornada laboral reducida entre otras muchas ventajas.
El sistema educacional estaba comprendido por seis niveles: la educación preescolar, la instrucción media general, educación extraescolar, instrucción tecnoprofesional, instrucción media especializada y por último la instrucción superior.
En este artículo permitan a este autor centrarse en dos de estos niveles, la instrucción tecnoprofesional (lo que vendría a equivaler en nuestros días a las FP) y la instrucción superior (el periodo universitario).
Los centros de enseñanza tecnoprofesionales constituían la escuela principal de formación de la juventud y de preparación de dignas reservas de la clase obrera. Tenían como tareas principales preparar para la economía nacional a jóvenes obreros cualificados, desarrollados y formados, que dominasen su profesión y estuviesen a la altura de las exigencias de la producción. Las categorías profesionales que se adjudicaban al terminar los estudios eran reconocidas obligatoriamente por todas las empresas, instituciones y organizaciones de la URSS. A todos ellos se les aseguraba trabajo en correspondencia con la especialización y cualificación adquiridas, de la misma manera que se les aseguraba a los estudiantes de instrucción media especializada e instrucción superior.
La enseñanza superior se impartía en las universidades, academias y otros centros docentes superiores. Existían secciones de estudio matutino, de tarde o por correspondencia. Todos los estudiantes que poseyeran la instrucción media podían acceder a los estudios superiores. Todos los estudiantes pasaban periodos de prueba para perfeccionar sus conocimientos prácticos en diferentes instituciones y empresas.
En el siguiente artículo, hablaremos sobre el trabajo juvenil en la URSS y sus repúblicas federadas, aunque también trataremos cuestiones más generales de las condiciones laborales de la clase obrera soviética
http://www.tintaroja.es/opinion/1424-los-derechos-sociales-en-la-urss-parte-i-la-educacion
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