LA CONTIENDA POLÍTICA EN EL PARTIDO LIBERACIÓN NACIONAL ES UNA VERGÜENZA NACIONAL

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LA CONTIENDA POLÍTICA EN EL PARTIDO LIBERACIÓN NACIONAL ES UNA VERGÜENZA NACIONAL

Humberto Vargas Carbonell

LA CONSIGNA NO VOTAR POR NINGÚN CORRUPTO, NO VOTAR POR NINGÚN NEOLIBERAL

Un día de estos leí en los periódicos que Óscar Arias anuncia que “arrasará” en cualquier contienda electoral, tanto en las internas del PLN como en las nacionales. No ha de sorprender a nadie una nueva prueba de la patológica megalomanía de este personaje.

No importa el escenario, Arias enciende hogueras de chirraca y de incienso, para que la humarascal y el ahogo oculten su nefasto rol en la vida del pueblo.

El escenario no fue novedoso ni original, más bien una manifestación de la sempiterna metodología de los más ruines demagogos. El juego es muy sencillo. El personaje manifiesta pocos deseos y hasta dudas sobre una posible candidatura, su decisión solo será posible cuando el pueblo le ruegue que haga el “sacrificio”; método con el cual el “ambicioso” se convierte en “benefactor”.

Cuando todo sale mal habrá un “responsable”: los votantes, es decir, el pueblo. En la farándula electoral, los responsables son los que engañan y no los engañados. Así es como los demagogos sacan beneficio de su propio dolo. 

Es urgente romper esquemas y crear una nueva cultura política.

No le bastó a Arias la famélica rogativa de sus incondicionales, ahora se lanza a buscar conversaciones con la oposición, antes de aceptar la candidatura. Es un refinamiento de la vieja escuela: los que lo acepten serán corresponsables de su candidatura y los que lo rechacen “enemigos” de un gobierno de “unidad nacional”. El juego puede ser habilidoso, pero indecente. Maniobras como estas ensucian el panorama político y agregan manchas indelebles al ejercicio electoral.

Por ahora el pleito electorero en el PLN, entre Óscar Arias y José María, es ya, en sí mismo, una vergüenza nacional. Son ahora la representación del partido que ha dominado la vida política y administrativa durante décadas y las ha utilizado para imponer los grandes males inmediatos: la corrupción y el neoliberalismo.

Olvidar que los Programas de Ajuste Estructural impuestos por el Fondo Monetario Internacional fueron aprobados en los Gobiernos de Luis Alberto Monge, Óscar Arias y José María Figueres. El TLC fue apoyado por todos ellos e indecentemente impuesto por Óscar Arias.

La corrupción administrativa ha sido la principal fuente de enriquecimiento de una parte ínfima de la clase dominante y un generador permanente de penurias y de miserias para enormes sectores de la población. Los corruptos no le roban al Estado, esto es una ficción, en realidad le están robando al pueblo trabajador que es el único generador de riqueza y a otros sectores productivos de la población.

El neoliberalismo es una tragedia nacional: atenta contra el bienestar del pueblo y se sobrepone el mayor valor de cualquier nación: su independencia, la capacidad de decidir su propio destino.

La corrupción empobrece. El neoliberalismo explota y coloniza. Son inseparables y juntos constituyen el enemigo fundamental de los explotados, es decir, de la gran mayoría del pueblo.

Para avanzar es necesario lanzar una consigna: “no votar por ningún corrupto, ni por ningún neoliberal”.

Así que dos enemigos jurados de la decencia pública, de la justicia social y de la soberanía nacional se pelean por una candidatura y una jefatura del gobierno y del Estado. Esta la esencia de la lucha interna en el PLN.

El riesgo de quedar arrasado lo corre todo el país.

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