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viernes, 4 de marzo de 2016

ANGELA DAVIS: "POR QUÉ SIGO SIENDO COMUNISTA" (VÍDEO)

Jueves, 3 de marzo de 2016

"Si no insistimos en que hay alternativas al capitalismo, estamos claudicando ante él"
ANGELA DAVIS: "POR QUÉ SIGO SIENDO COMUNISTA" (VÍDEO)

La veterana activista norteamericana Angela Davis visitó recientemente Euzkadi. En el Museo Guggenheim, de Bilbao, fue interrogada por la escritora Laura Mintegi, dos periodistas y el público asistente, que la hicieron protagonizar a Davis una interesantísima entrevista (...).
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La veterana activista norteamericana Angela Davis visitó recientemente Euzkadi. En el Museo Guggenheim, de Bilbao, la escritora Laura Mintegi, los periodistas David Fernández y Maider Eizmendi, y el público asistente la hicieron protagonizar a Davis una interesante entrevista.

En el curso de la misma, Davis pasó revista a las principales secuencias de su pensamiento político y, también, de su intensa biografía. Tan sólo unas horas antes Angela había intentado visitar a Arnaldo Otegi, en la cárcel de Logroño. Las autoridades penitenciarias, sin embargo, se lo prohibieron. El interés de Angela Davis por el hoy ya liberado preso político vasco, se debía al hecho de que ella fue una de las firmantes de la iniciativa Free Otegi, Free Them All, una campaña, que en su opinión es una «de las más importantes del mundo en torno a los presos políticos».

La extensa entrevista que de manera multitudinaria le hicieron a Angela Davis en los marcos del Museo Guggenheim, nos hemos visto obligados a resumirla con el objeto de facilitar su lectura.

En un mundo que cada vez tiene más muros, el viejo sueño de un mundo sin cárceles ¿qué tiene de utopía? ¿Y qué tiene de realidad?

Llevo mucho tiempo implicada en campañas por la abolición de las cárceles, de los vestigios de la esclavitud, de las condiciones que nos llevan a imaginar la seguridad en términos de muros y prisiones... La propagación del complejo industrial de prisiones, su privatización y el carácter carcelario del día a día en lugares como la frontera de México o Palestina hacen que debamos redoblar nuestros esfuerzos. Tenemos que aprender cómo articular y decir lo que queremos, incluso aunque nos demos cuenta de que esos sueños no se están materializando.

- Integrante desde muy joven del Partido Comunista de EEUU, ¿qué es para usted ser comunista en el siglo XXI?

Las condiciones de clase son muy diferentes a lo que eran hace cuarenta años. Tengo que reconocer que si cuando fui detenida y encarcelada hace 45 años no hubiera existido un movimiento comunista más extenso y poderoso que el actual, muy probablemente no estaría hoy sentada aquí. Tendemos a ser nostálgicos con el pasado, pero la nostalgia no puede reemplazar la acción del presente. Es importante recordar, pero la nostalgia y la memoria son cosas diferentes.

Por lo tanto, ¿qué significa seguir sosteniendo el sueño del comunismo en el siglo XXI?Repito que si no insistimos en que otro mundo es posible y si no incidimos en que hay alternativas al capitalismo, estamos claudicando ante él. Como alguien que ha crecido en el movimiento, que ha sido activa de una manera u otra, no sé como comportarme de otra forma, no sé como rendirme; verdaderamente no sé lo que pasaría conmigo si me deshiciese de todos nuestros viejos sueños, como el sueño de la justicia y el de la igualdad económica y racial.

Creo que en este momento, en el que el capitalismo se autoproclama triunfador debido a su auge global, debido a su poderosa ideología neoliberal, nosotros debemos regenerar el activismo. Por ejemplo, personalmente me emociona el trabajo de los jóvenes, ahora especialmente enfocado contra la brutalidad racial, pero que sirve de catalizador para crear nuevos movimientos juveniles; unos movimientos que en gran medida son anticapitalistas y abolicionistas. Por lo tanto, tengo esperanza. Creo que las nuevas generaciones llegarán más lejos en el camino que lo que lo hicimos nosotros. Y también creo que eso es a lo que podemos aspirar: a que cada generación lleve la lucha un poco más lejos.

- En muchas entrevistas ha señalado que los diez puntos del Black Panthers Party siguen teniendo vigencia. ¿Qué ha cambiado y qué no? ¿Qué ha ido a mejor y qué a peor?

Eso tiene que ver con el hecho de que no ha habido ningún cambio estructural real, ningún cambio económico, ni en el papel que la Policía juega en las comunidades racializadas... Black Panthers Party fue fundado como una organización para dar respuesta a la ocupación policial de las comunidades negras.

En este sentido, es interesante señalar que, a diferencia de otros movimientos que han sido incluidos y reconocidos por su lucha por la democracia, nunca se ha reconocido su contribución. Sus demandas siguen estando encima de la mesa. Sin embargo, aunque sí digo que no ha habido un gran cambio estructural, sí que ha habido otros muchos cambios: hoy en día nuestra conciencia es mucho más complicada. Por ejemplo, si uno mira al programa de diez puntos de Black Panthers Party observa que se refería siempre a los hombres. Ahora nuestro sentido de cómo el género construye nuestro mundo es mucho más complejo.

Que no ha habido cambios estructurales es evidente, porque hoy hay muchos menos sindicalistas de los que había en esa época, hay muchísimos más presos de los que había en aquella época... Las cosas están considerablemente peor en ese aspecto, pero las teorías, los análisis y la conciencia popular son mucho más complejos, y esto es esperanzador. Me parece esperanzador que los jóvenes que desafían al racismo en los campus universitarios sepan conectar lo que les está pasando a ellos como estudiantes con lo que ocurre en las comunidades negras y latinas en relación a la Policía o con lo que está pasando con las personas transexuales que son criminalizadas y sometidas a una violencia extrema. Mi esperanza procede de la convicción de que las generaciones más jóvenes dan por sentado aquello por lo que nosotros luchamos para que fuera comprendido.

- Comenta que no hay que cejar en la lucha, pero cuando le viene ese cansancio vital, esas ganas de decir "basta", ¿cuál es su fuerza interior, la que le impulsa a tirar para adelante?

A menudo se asume que, para estar comprometida, una tiene que hacer sacrificios, dejar de lado lo que le resulta placentero. Yo nunca lo he visto así: encuentro felicidad y placer en el mismo proceso de lucha por un mundo mejor. Por supuesto que todo el mundo se cansa y tiene que descansar. Por ello, me apasiona la actitud de la gente joven en cuanto a la lucha.

En prisión empecé a practicar yoga como un modo de hacer frente a la cárcel, pero, cuando fui puesta en libertad, me sentí realmente incómoda al decirles a mis camaradas que necesitaba tiempo para mí misma para practicarlo, porque lo tenía asumido como si fuera algo individualista, como una indulgencia individual. Los jóvenes activistas ahora están incorporando el autocuidado y la autoatención en todo el proceso de lucha. Creo que lo que verdaderamente me motiva y me impulsa no es tanto el dolor sino la esperanza, todo lo que he sido capaz de aprender de la gente joven que está involucrada en la lucha.

- La islamofobia recorre Europa, ¿qué respuesta debería darle la izquierda a la criminalización del mundo árabe?

El desafío de levantarse y hacerse oír contra la islamofobia es uno de los mayores retos de este tiempo. Desafortunadamente, la izquierda no ha estado siempre a la altura.

Recuerdo que algunas décadas atrás algunos partidos comunistas de Europa comenzaron a tomar posiciones realmente peligrosas respecto a la inmigración, particularmente con la que provenía del norte de África y Oriente Medio.

Ahora, especialmente tras el 11-S y la llamada "Guerra contra el Terror" que desarrolló el Gobierno de George W. Bush, en el norte global la islamofobia ha sustituido al comunismo como encarnación del mal. Hoy es imposible en EEUU reconocer la influencia del racismo contra los negros o lo latinos o contra los pueblos indígenas, sin tener en cuenta cómo se ha articulado la islamofobia.

Por ello, las personas que hemos trabajado contra la violencia policial y contra el complejo carcelario necesitamos incorporar en nuestra lucha esta cuestión. Cuando hace un año y medio se produjo el alzamiento en Ferguson, los activistas palestinos clandestinos fueron los primeros que expresaron y twittearon su solidaridad con los manifestantes. Ese fue un indicativo de la cercanía entre ambas luchas.

La islamofobia ha sido utilizada para realizar los peores virajes antidemocráticos, como el "Patriot Act" o Ley Patriótica (ley restrictiva aprobada en EEUU tras los atentados del 11-S). Quién sabe cuanto tiempo llevará remover esas cláusulas tan nocivas contra los derechos democráticos. En Francia en cierto modo se está registrando una repetición de los problemas a los que nos enfrentamos en EEUU. Hay que tener en cuenta que en países como Francia, donde las comunidades musulmanas se establecieron hace muchos años, viven generaciones de ciudadanos que ahora están siendo marginalizados y representados como el enemigo.

No solo eso, no se les ha dado la posibilidad de beneficiarse de la educación y de puestos de trabajo y aún así hay gente que se pregunta por qué algunas personas se han radicalizado. Si una mira a las condiciones en las que viven, está claro que a menudo no tienen otra alternativa, es una especie de acto de desesperación. Por todo, creo que luchar contra la islamofobia y contra algunas de las razones económicas y sociales que harían posible un mayor auge de formas aún más peligrosas de islamofobia es uno de los mayores desafíos actuales.

- Siempre ha mostrado gran solidaridad internacional. ¿Qué importancia da al internacionalismo? Cuando el liberalismo es global, ¿cree que debería globalizarse también la respuesta contra él?

Sí, es interesante que cuando contamos con los instrumentos comunicativos más poderosos para generar internacionalismo, no tengamos la voluntad para ello, en gran medida por el impacto del neoliberalismo y las respuestas individualistas que alienta. Creo que la memoria del internacionalismo necesita desplegarse para que las generaciones que vienen se centren más en la producción de solidaridad internacional. Para mí es muy emocionante ver cómo jóvenes activistas negros se adhieren a la causa palestina.

Ciertamente necesitamos un internacionalismo que haga frente a la crisis migratoria global. Es interesante ver cómo la gente en EEUU ve la crisis de los refugiados como un problema de Europa, sin reconocer el rol central que tiene el país en la creación de las condiciones que han llevado a tanta gente en Irak, en Afganistán, en Siria y en tantos otros países a la desterritorialización. Necesitamos más internacionalismo. Aunque las luchas de liberación nacional son importantes, el nacionalismo ha revelado serias limitaciones. Es importante transgredir las fronteras de las naciones en las que los documentos de identidad no reflejen la entrega y el compromiso de la ciudadanía.

http://canarias-semanal.org/not/17915/angela-davis-por-que-sigo-siendo-comunista-video-/

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