14-01-2016
Reflexiones sobre el comportamiento, la educación, y la justicia social
En el debate “nature:nurture” (“genes:ambiente”), el “comportamiento” es el que ha suscitado más polémica [1]. Las preguntas que se plantean son: ¿Qué es más importante en el comportamiento humano, los genes o el ambiente? ¿Las personas somos libres o estamos limitados y/o determinados por los factores genéticos? ¿Las personas somos libres o estamos limitados y/o determinados por los factores ambientales?
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con el darwinismo y el desarrollo de la genética nació el “movimiento eugenésico” en EEUU, al que pertenecía una buena parte de la vanguardia intelectual de la época [2]. El objetivo era utilizar el conocimiento para mejorar la especie humana sugiriendo, entre otros principios, que solo se reprodujeran los más “sanos” e “inteligentes”. Hoy día en el ámbito científico estas ideas se consideran erróneas porque las características que se pretendían seleccionar estaban basadas en ideas pseudocientíficas, subjetivas y xenófobas. Se partía del postulado falso de que los genes o “la sangre” de los individuos determinaban sus características fenotípicas.
La aplicación al extremo de estas ideas en la Alemania “nazi” (1933-1945) desembocó en crímenes contra la humanidad de una crueldad execrable y máxima irracionalidad. Partiendo de postulados equivocados, se llevó a cabo uno de los genocidios más atroces de los que se tiene constancia. Se exterminaron y esterilizaron millones de personas. Por otra parte se creó la organización Lebensborn (“fuente de vida”) con el objetivo de expandir la “raza aria”, y que fuera exclusiva en Europa [3]. Esta organización proveía de hogares de maternidad y asistencia financiera a las esposas de los miembros de las SS y a madres solteras de las etnias que consideraban superiores.
La sociedad nazi sufrió una alienación extraordinaria y millones de personas no fueron conscientes de que eran verdugos de otros seres humanos, es decir de sí mismos. Esta alienación, o subrogación al poder establecido ha ocurrido y sigue ocurriendo en la actualidad en las sociedades humanas, es como si las personas perdieran la capacidad de razonar. Es otro ejemplo de una característica multifactorial que está influenciada por factores genéticos, ambientales y la interacción entre ellos.
Hoy día se sabe que en el comportamiento intervienen con fuerzas equilibradas los “genes” y el “ambiente” en el desarrollo del cerebro, que es el responsable de comportamiento. En algunos casos los factores genéticos pueden ser determinantes, otras veces pueden serlo los factores ambientales, pero en la inmensa mayoría de los casos el comportamiento es multifactorial y depende y está influenciado por la interacción de múltiples factores genéticos y ambientales [4]. Por lo tanto respondiendo a las preguntas inicialmente formuladas se puede afirmar que salvo en ciertos casos excepcionales (ciertas enfermedades genéticas y/o condiciones ambientales extremas), nuestro comportamiento no está determinado ni por los genes ni por el ambiente. Es cierto que ambos factores influyen sobre el comportamiento, pero es tan enorme la variabilidad que existe en la expresión e interacción de los genes con los factores ambientales, que podemos considerarnos libres dentro de un marco muy amplio de actuación. Y esta libertad puede ser tanto más amplia conforme incrementa el conocimiento individual de la realidad y por qué somos como somos.
Con respecto a la situación actual de la humanidad, incluyendo las hambrunas, los conflictos bélicos, la situación de cientos de miles de refugiados y las inhumanas fronteras, las creencias culturales sin fundamento o/y fundamentalistas, la degradación y contaminación ambiental y el consumo insostenible de recursos, se puede formular una cuestión que a su vez puede ser una esperanza. La pregunta es: ¿Podrían el conocimiento y la implantación de sistemas educativos basados en la mentalidad crítica acordes con la comprensión objetiva del comportamiento humano, evitar las guerras, eliminar las fronteras y las desigualdades sociales económicas? La respuesta a esta pregunta es una incógnita, pero desde esta perspectiva quizás otro mundo sería posible.
Referencias.
1. Levitt, M., Perceptions of nature, nurture and behaviour. Life Sciences, Society and Policy 2013. 9(13): p. 1-11.
2. Gejman, P.V. and A. Weilbaecher, History of the eugenic movement. Isr J Psychiatry Relat Sci, 2002. 39(4): p. 217-31.
3. Joshi, V., Maternalism, race, class and citizenship: aspects of illegitimate motherhood in Nazi Germany. J Contemp Hist, 2011. 46(4): p. 832-53.
4. Stiles, J., Brain development and the nature versus nurture debate. Prog Brain Res, 2011. 189: p. 3-22.
Manuel Ruiz Rubi. Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba (España)
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=207799
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