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jueves, 18 de diciembre de 2014

GABRIEL NIEZEN MATOS: UNA NOVELA PARA ESCAPAR DE LA JAULA

GABRIEL NIEZEN  MATOS: UNA NOVELA PARA ESCAPAR DE LA JAULA
Por WINSTON ORRILLO

            “No soy muy creyente que digamos y más bien ando resentido con Dios porque no me
            Ha hecho a su imagen y semejanza. A él se le ve tan bonito en las estampitas y en  los
            Cuadros del corazón de Jesús y a mí tan maltrecho. Si en algo puedo compararme
            Con Dios, para ser recíproco en lo de su imagen y semejanza, es en el sufrimiento”….

            “Eres inteligente y normal, ¿acaso eres anormal? Tienes pequeños errores de diseño,
            Nada más…”
                                                                                   GNM

SI hay algo que destacamos en los epígrafes de  “El hombre que escapó de su jaula”, la nueva novela de Gabriel Niezen Matos (RUBICAN EDITORES, Lima, 2014) es la sencillez coloquial del lenguaje y el manejo de una suave ironía, que nimba aun las estancias más dilaceradas de esta obra: la historia y vicisitudes de Carlos José, un hombre que sufre una severa escoliosis, lo que nos permite entender que es su cuerpo, en realidad, su cárcel, su jaula, de donde tiene que huir y/o vencer para adaptarse y/o poner de rodillas a un mundo despiadado y muy difícil, que finalmente, nuestro protagonista conquista merced a una voluntad de hierro y al desarrollo de las ideas de su admirable padrino, quien cumple el papel de motivador y consejero permanente en todas las adversas circunstancias –son muchas-  que, obviamente, se le presentan y no lo doblegan.

Estamos totalmente de acuerdo con María Lourdes Cortés quien, desde la Patria de Baudelaire, destaca la importancia de la narrativa de GNM que, en efecto, se lee “de un tirón” (la experiencia nuestra lo confirma: prácticamente el sábado 13 de diciembre de 2014 fue, todo él, ocupado en la decodificación de este texto, que bordea las 200 páginas).

Igualmente, subscribimos los adjetivos “amena y divertida”, para la obra de Gabriel, así como el juicio de Iván Ruiz Ayala, quien subraya la “naturalidad y alegría” de la obra de nuestro autor, quien, efecto, en ésta y sus otras novelas, hace uso constante de “frases y giros locales pertenecientes al habla popular” y, por cierto que los modismos  “le dan sabor de época, pero al mismo tiempo acercan la historia al lector…”

Como ejemplo de lo glosado, veamos, ahora, el uso del coloquialismo y, al mismo tiempo, el empleo de un constante lenguaje figurado –lo que nos recuerda que Niezen, asimismo, ha incursionado en el campo de la poiesis (el anuncio de la solapa nos hace saber que él “Tiene culminadas una obra teatral, un libro de poemas y una novela que están en etapa de revisión”).

Leamos, pues, una muestra de su lenguaje conversacional, analógico y de su cautivante humor:

“Loti apareció un viernes por la casa con empanadas, chocolates y una garrafa de vino. Recordé que los tragos desinhibieron a Mariana, que era más impenetrable que ella y se comportó como si se le hubieran soltado las neuronas. Tuve la seguridad de alcanzar mi tercer debut, ya que el primero fue escabroso: una encerrona con dos mujeres que me utilizaron para reafirmarse  la una con la otra y que me usaron como trapito de anticuchera. La segunda, una mujer indescifrable. Y, ahora, Loti.// Como una de mis normas es no mezclar sexo con comida, Loti comió dos empanadas…./ Toda la tarde escuché la cantaleta de que en su vida solo tuvo un hombre y que lo había querido al desgraciado, como letra de bolero cantinero…” (Subrayado nuestro: W.O.)

Carlos José, luego de una primera parte –de suyo interesante y conmovedora porque narra su estancia en el conocido Hospital San Juan de Dios- ingresa a esa afirmación de la vida que se da en el amor, especialmente en su ladera inexcusable: el sexo.

Aquí GNM despliega la panoplia de su buena prosa poética (siempre adobada con el humor que lo caracteriza) y de la encendida presencia del goce carnal. Veamos una descripción de Viviana, la tempestuosa mujer que viene en busca de él, luego de un breve –y actualísimo- romance por la internet.

“La contemplé ataviada, sentada, con las piernas juntas, entreabriendo un hilillo, que me permitía atisbar las soberbias rodillas, redondas, su piel de ciruela, el delicado borde de unos pechos que solo se insinuaban.// La miré como lobo pero con expresión de caperucita. Ese truco siempre me dio resultado, porque así las mujeres no se percataban de mi codicia. Me dijo: /-Apaga la luz y ven.// La alfombra de pellejo en que caímos se convirtió en una hoguera. Ella ordenaba, yo obedecía.// -Esta noche, Carlos José, me cumples.// Soltó el cuerpo como si hubiera salido de una represión de siglos. Me sacudió la humanidad. Hoy debía dejar el último suspiro. Poquito a poco fui respondiendo, recorriéndole los caminos, los recovecos ignotos y, de pronto ella, fierecilla, empezó a ser dominada, asaltada, nuez partida, tomate reventado, sandía desmenuzada y  lanzó unos gritos que recorrieron el edificio como música de feria” (Subrayado nuestro).

En fin, para decirlo con pocas palabras, un libro, una novela –creo- la mejor de Gabriel, porque, en ésta, ha llegado a la plenitud de su arte narrativo, gracias a una simbiosis entre humor, coloquialismo, poesía  y cabal penetración en la vida de un personaje –Carlos José- que, en efecto, escapa, gracias a su personalidad sui generis, de la “jaula” a la que su limitación física lo habría confinado.

Pero culminemos este fragmento de la novela con la inefable y volcánica presencia de la singular Viviana (texto que, sin embargo, no deja nunca de estar acompañado por la poesía de la expresión de GNM):

“-Déjame gritar, no me reprimas!// Otra vez empezó dale que dale, dale que dale, hasta que alcanzamos un movimiento acompasado, como cuando las olas del mar picado revientan en la orilla. Entre tanta exuberancia, mis piernas delgadas reposaban cual palitos de anticucho”. (Subrayado nuestro).

Cabal manejo de una prosa idónea para lo que quiere decirnos, Gabriel Niezen Matos pasea a su singular personaje –ciertamente original en la narrativa peruana- desde su referida estancia hospitalaria, la vida de estudiante, el viaje a Europa y, sobre todo, el contacto con  una heteróclita antología de mujeres a cual más fosforescente.

Este libro se lee no solo de un tirón, sino que nos deja un sabor, una demanda para continuar con la incursión en mundos como aquel que narra nuestro autor, y que -no obstante, en apariencia,  ser comunes- por su élan poético y por el manejo de un estilo polisémico, nos hacen plenamente partícipes de su realidad  y sus estancias muy especiales y permanentemente atractivas.


Gabriel Niezen Matos tiene más de media docena de exitosas novelas publicadas; es Doctor en Educación y Máster en Psicología de la Familia y la Pareja; así como Licenciado en Educación y Periodismo. Dicta cátedras en las Universidades San Martín de Porres y San Ignacio de Loyola. Fue el Primer Director elegido en la Escuela Académico Profesional de Comunicación Social de San Marcos y Coordinador de su Posgrado. Ha viajado por el mundo entero en misiones culturales y ha sido Jurado Internacional en el Concurso Nacional de Literatura “Ricardo Miró”, de Panamá. Ejerce el periodismo y dicta conferencias y cursos de su especialidad en numerosas instituciones del Perú y el extranjero. 

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