¿Por qué el Vaticano reúne a "los movimientos populares
del mundo?
Ollantay Itzamná
02-11-2014
El
Encuentro Mundial de Movimientos Populares con el Papa Francisco I, organizado
por El Vaticano (mediante el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, en
coordinación con la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales), en Roma, los
días 27 al 29 de octubre del presente año, genera expectativas y celebraciones
espontáneas en la parte occidental del planeta.
En
su discurso de saludo, el Papa acogió a representantes de las diferentes
organizaciones sociales, en los siguientes términos: “Este encuentro de
Movimientos Populares es un signo, es un gran signo. Vinieron a poner en
presencia de Dios, de la Iglesia (…), una realidad muchas veces silenciada.”
Además,
reiteró los tres temas centrales que motivan al Vaticano a reunirse con los
movimientos populares: El acaparamiento inmoral de tierras por unos pocos,
creciente población mundial sin techo, y la población (en especial juvenil)
desempleada. “El mundo se ha olvidado de Dios que es Padre. Se ha vuelto
huérfano, (….)”, concluyó su discurso el Papa ante un auditorio emotivo.
Denunció la depredación del planeta, la explotación laboral y la especulación
financiera.
El
mensaje está por demás claro. En un sistema-mundo-occidental-cristiano en
múltiples crisis simultáneas se debe intentar todo. La crisis de sentido genera
un desbande caótico en el redil. Se fueron los obreros, luego las mujeres, nos
salimos las y los indígenas en la medida que fuimos despertando, y finalmente
el resto de los actuales movimientos sociales e indígenas. Así como las
teologías de la liberación fueron distractivos para contener la estampida
obrera campesina, así también lo fue la incipiente y disciplinada Teología
India o Negra, para nosotros indígenas y negros.
Desde
la perspectiva del Vaticano, dicho Encuentro Mundial es estratégico, no sólo
para devolver “al redil a las ovejas descarriadas”, sino para intentar
sensibilizar en la virtud de la obediencia al Padre y en la virtud de la mesura
a los “descabritados” movimientos populares que casi ya le ponen en jaque al
suicida sistema-mundo-occidental-cristiano en crisis. El capitalismo necesitó y
subsistió gracias a sus agentes-misioneros cristianos. La primera, segunda y la
tercera (actual) colonización del mundo requirió y requiere de doctrineros que
amansaron la rebeldía de nuestros ancestros en defensa de sus bienes y
territorios. Estos agentes religiosos invadieron hasta la conciencia de
nuestros ancestros, y los domesticaron. Sólo así pudieron vencernos, pero jamás
nos derrotaron.
Francisco
I denuncia el acaparamiento de tierras, la idolatrización del dinero, la
destrucción del planeta, etc. La pregunta básica es: ¿Acaso no fue el Papa
Alejandro VI, mediante la Bula Papal Inter Caetera (1493), quién dio origen al
saqueo y al acaparamiento de las tierras en nuestra Abya Yala? ¿Acaso no es la
Iglesia Católica, en la actualidad, una de las principales acaparadoras de
predios rurales y urbanos? En Los Andes, hasta los santos/as tienen tierras
agrícolas fértiles, bajo propiedad eclesial. Mientras indígenas y campesinos
sobremorimos sin tierra. Está demás decir que los primeros misioneros llegaron
casi desnudos a Abya Yala. Aquí, la Iglesia Católica se enriqueció con los
bienes y el trabajo mortal de nuestros ancestros. Lo mínimo que esperamos en este
Encuentro Mundial es que Francisco I devuelva las tierras y bienes que acapara
la Iglesia Católica a sus legítimos dueños.
En
estos y otros territorios, nosotros no conocíamos el dinero. Nuestros abuelos
mediaban su felicidad con el intercambio de bienes y servicios. El dinero vino
con el cristianismo. El dólar del cristiano Imperio norteamericano lleva
inscrita la invocación de “Confiamos en Dios”. A los movimientos sociales e
indígenas no nos tienen que predicar sobre esta u otra idolatría. Si Francisco
y sus seguidores se quejan del Dólar (Dios), entonces, que cierren el corrupto
banco del Vaticano (Instituto para las Obras de Religión), y que distribuyan
ese dinero a sus históricos y postergados “prestadores”, los pueblos indígenas
y campesinos.
Tampoco el Papa debería predicarnos sobre la crisis
ecológica. Eso no lo generamos nosotros. El origen de la depredación y saqueo
de la Madre Tierra tiene como una de sus causas filosóficas a la misma doctrina
cristiana.
“Multiplicaos y someted a la tierra (…)” nos dice el libro de Génesis, cap. 1.
En otros lugares de la Biblia nos habla de: “Maldita la tierra…” Nos
predicaron y predican que lo sagrado es el lejano cielo desconocido.
Según ellos, el único Dios desconocido habita allá arriba. Nos fustigaron de
idólatras, y nos persiguieron a muerte cuando con reverencia venerábamos a
nuestra Madre Tierra. La modernidad ecosida tiene como a uno de sus raíces
filosóficas al judeocristianismo. En el mundo occidental monoteísta, así como
el hombre tiene que someterse al único Dios, así tiene que someterse la tierra
al hombre (única imagen y semejanza de Dios).
El
Papa nos predica denuncias discursivas en contra del perverso capitalismo. El
capitalismo también tiene impronta cristiana. Allí está las actuales teologías
de la prosperidad en boga que explica mucho de ello. Allí está la clásica obra
de Max Weber, titulada: La ética protestante y el espíritu del capitalismo
(1905). Es más, ayer y hoy, todos los agentes del sistema capitalista sufren
crisis financiera, menos la Iglesia Católica (ni las otras iglesias), ni las
principales corporaciones financieras. ¿Por qué será? Lo mejor que puede hacer la
Jerarquía católica, si de verdad denuncia y renuncia al sistema capitalista, es
volver a las auténticas enseñanzas del nómada nazareno crucificado. Dicen que
ese compa tenía sólo una túnica, y predicaba con el ejemplo.
El Encuentro Mundial de los Movimientos Populares con
Francisco I tiene su objetivo: Devolver al Padre a los hijos descarriados, y
desmovilizar (domesticar) a los disgustados sujetos colectivos emergentes que
desestabilizan al sistema-mundo-occidental-cristiano en crisis. Pero, la verdad
es que hace más de 5 siglos atrás nos dijeron lo mismo. Nos bautizaron,
“aceptamos” a su Dios, y nos quitaron todo.
Yo
vivo en un país donde hay más iglesias que niños felices. Más biblias,
sacerdotes y pastores que escuelas, textos escolares y profesores. Sin embargo,
este es uno de los países más violentos, desiguales y empobrecidos del
Continente. Su gobernante actual es predicador de la Biblia, amigo de Francisco
I, e íntimo del Cardenal Oscar Rodríguez. Pero, es uno de los gobernantes más
corruptos e insensibles que conozco. Por esto, y por lo que le hicieron a mis
ancestros y a mi pueblo, me resisto a volver al redil.
Fuente:
Rebelión
Tomado de:
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