24-10-2014
La
perversa ideología capitalista sobre los ingresos personales
Francisco
Umpiérrez Sánchez
Rebelión
Risto Mejide es un producto mediático, como Belén Esteban y tantos
otros. Se crece. Ocupa un papel que no merece. Se ha buscado un sofá donde
realiza entrevistas. Su audiencia no se la debe a él solo, sino también a las
personas que entrevista. Y como todo el mundo tiene necesidad de ser mediático,
los entrevistados también están interesados en sentarse en ese sofá. Se crea un
interés mutuo entre los entrevistados y Risto Mejide. Teje su red de
influencias en el sistema. Y él aparece incluso bajo la apariencia de una
persona de izquierda y progresista. Está en contra de que las empresas del Ibex
35 paguen a Hacienda menos del cinco por ciento. Qué fácil es estar en contra
de lo que todo el mundo está en contra. En medio de la reacción contra el
Estado, que en parte lidera Podemos, aparecen toda clase de elementos
oportunistas y reaccionarios. Incluso el nacionalismo burgués catalán quiere legitimar
su lucha bajo la idea de que el Estado español es democráticamente deficitario.
Risto le pregunta a Celia Villalobos: “¿Cuánto
ganas?”. No sé por qué los periodistas tienen derecho a preguntarle a los
parlamentarios cuánto ganan sin que ellos estén en la obligación de informar
sobre sus propios ingresos. Los periodistas se creen con un poder especial
sobre los servidores de lo público. Me gustaría que todos los que participan en
el debate de La Sexta de los sábados dijeran cuánto ganan. También todos los
que participan en el programa Sálvame. La gente, o mucha parte de ella,
cambiaría su percepción de los que allí se desgañitan en críticas a los
políticos. ¿Por qué ha de ser público lo que ganan los parlamentarios y no lo
que gana todo el mundo? ¿Por qué la transparencia solo tiene que alcanzar a lo
público? ¿Por qué la corrupción en la esfera de lo público ha de saberse
mientras que en la esfera de lo privado no? ¿Por qué se ceban tanto en lo
público? Todo esto es un cultivo para el pensamiento reaccionario.
Celia Villalobos sin pensárselo responde: “Como
diputada y como miembro de una mesa gano cinco mil cien euros. Después cuando
solo sea diputada ganaré tres mil. Le dedico muchas horas a esto”. Celia
Villalobos, no entiendo por qué, trata de justificar su sueldo. O si lo
entiendo: solo los servidores públicos tienen que justificar que lo que ganan
se lo merece. Belén Esteban gana muchísimo más y no se ve en la necesidad de
justificarlo. Es más: nadie cuestiona lo que ingresa. Resulta indignante. Hay
inversión de valores. Pero Celia Villalobos parece reaccionar y afirma
dirigiéndose a Risto Mejide: “Seguro que tú ganas más dinero que yo”. Y Risto
replica: “Sí, pero a mí me lo paga una empresa privada, mientras que tu sueldo
te lo pagamos todos los españoles”. Y Celia Villalobos aceptando esa lógica
perversa de lo público y lo privado claudica: “Por eso tengo un concepto mucho
más duro de lo que es dinero público, por eso soy totalmente transparente”.
Esta es la perversa lógica capitalista sobre los
ingresos personales. Como trabajador público, como representante de los
intereses generales, usted tiene que ganar un sueldo moderado, mientras que
como trabajador de una empresa privada usted puede ganar sin límites. Lo
privado se pone por encima de lo público. Peor: lo público se presenta como
medio para el desarrollo y fortalecimiento del interés privado. Lo cierto es que Mediaset tiene un capital social de
406 millones de acciones. Tal vez esto no lo sabe Risto: se habla de capital
social no de capital privado. Así aparece en todos los ejercicios contables. No
sé cuánto accionistas puede tener Mediaset, pero es muy posible que supere el
millón o sean solo unas decena de miles. Así y todo la propiedad en todas las grandes
empresas privadas es social, la producción es también social y el mercado al
que abastecen es igualmente social. Lo privado, como propiedad de una sola
familia o de dos familias, solo se da en la pequeña empresa. Así que
seguro que todos los accionistas de Mediaset no habrán votado democráticamente
el sueldo que se le paga a Risto. Tampoco el que le pagan a todos los
directivos. ¿Por qué han de estar bajo la lupa de la crítica los sueldos de los
servidores públicos y no los sueldos de todos los directivos y empleados de las
empresas cuyo capital es social? ¡Ay!, qué critica más débil y superficial
aquella que solo ve la superficie de la injusticia, que las empresas del Ibex
35 tributen menos del cinco por ciento, y no vea el fondo de esa injusticia:
los ingresos que perciben los directivos, consejeros y jefes intermedios de
todas esas grandes empresas. Ya lo dije en otro trabajo que elaboré: la
desigualdad no solo está en la oposición entre el 1 por cien de los super ricos
y el resto, sino en todos los ámbitos y escalones de la actividad económica. Y
el concepto que más se adecúa a esa realidad es el de multidesigualdad.
Blog del autor:
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del
autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para
publicarlo en otras fuentes.
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Blog de opiniones y reflexiones personales sobre los grandes problemas de la realidad nacional e internacional, desde una perspectiva crítica.
viernes, 24 de octubre de 2014
La perversa ideología capitalista sobre los ingresos personales
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