Triunfarán las ideas justas o triunfará
el desastre
Por: Fidel Castro Ruz
1 septiembre 2014
La
sociedad mundial no conoce tregua en los últimos años, particularmente desde
que la Comunidad Económica Europea, bajo la dirección férrea e incondicional de
Estados Unidos, consideró que había llegado la hora de ajustar cuentas con lo
que restaba de dos grandes naciones que, inspiradas en las ideas de Marx,
habían llevado a cabo la proeza de poner fin al orden colonial e imperialista
impuesto al mundo por Europa y Estados Unidos.
En la
antigua Rusia estalló una revolución que conmovió al mundo.
Se
esperaba, que la primera gran revolución socialista tendría lugar en los países
más industrializados de Europa, como Inglaterra, Francia, Alemania y el Imperio
Austrohúngaro. Ésta, sin embargo, tuvo lugar en Rusia, cuyo territorio se
extendía por Asia, desde el norte de Europa hasta el Sur de Alaska, que había
sido también territorio zarista, vendido por unos dólares al país que sería
posteriormente el más interesado en atacar y destruir la revolución y al país
que la engendró.
La
mayor proeza del nuevo Estado fue crear una Unión capaz de agrupar sus recursos
y compartir su tecnología con gran número de naciones débiles y menos
desarrolladas, víctimas inevitables de la explotación colonial. ¿Sería o no
conveniente en el mundo actual una verdadera sociedad de naciones que respetara
los derechos, creencias, cultura, tecnologías y recursos de lugares asequibles
del planeta que a tantos seres humanos les gusta visitar y conocer? ¿Y no sería
mucho más justo que todas las personas que hoy, en fracciones de segundo se
comunican de un extremo a otro del planeta, vean en los demás un amigo o un
hermano y no un enemigo dispuesto a exterminarlo con los medios que ha sido
capaz de crear el conocimiento humano?
Por
creer que los seres humanos podrían ser capaces de albergar tales objetivos,
pienso que no hay derecho alguno a destruir ciudades, asesinar niños,
pulverizar viviendas, a sembrar terror, hambre y muerte en todas partes. ¿En
qué rincón del mundo se podrían justificar tales hechos? Si se recuerda que al
final de la masacre de la última contienda mundial el mundo se ilusionó con la
creación de las Naciones
Unidas, es porque gran parte de la humanidad la imaginó con tales
perspectivas, aunque no estuviesen cabalmente definidos sus objetivos. Un
colosal engaño es lo que se percibe hoy cuando surgen problemas que insinúan el
posible estallido de una guerra con el empleo de armas que podrían poner fin a
la existencia humana.
Existen
sujetos inescrupulosos, al parecer no pocos, que consideran un mérito su
disposición a morir, pero sobre todo a matar para defender privilegios
bochornosos.
Muchas
personas se asombran al escuchar las declaraciones de algunos voceros europeos
de la OTAN cuando
se expresan con el estilo y el rostro de las SS nazis. En ocasiones hasta se
visten con trajes oscuros en pleno verano.
Nosotros
tenemos un adversario bastante poderoso como lo es nuestro vecino más próximo:
Estados Unidos. Le advertimos que resistiríamos el bloqueo,
aunque eso podía implicar un costo muy elevado para nuestro país. No
hay peor precio que capitular frente al enemigo que sin razón ni derecho te
agrede. Era el sentimiento de un pueblo pequeño y aislado. El resto de
los gobiernos de este hemisferio, con raras excepciones, se habían sumado al
poderoso e influyente imperio. No se trataba por nuestra parte de una actitud
personal, era el sentimiento de una pequeña nación que desde inicios de siglo
era una propiedad no solo política, sino también económica de Estados Unidos.
España nos había cedido a ese país después de haber sufrido casi cinco siglos
de coloniaje y de un incalculable número de muertos y pérdidas materiales en la
lucha por la independencia.
El
imperio se reservó el derecho de intervenir militarmente en Cuba en virtud de
una pérfida enmienda constitucional que impuso a un Congreso impotente e
incapaz de resistir. Aparte de ser los dueños de casi todo en Cuba: abundantes
tierras, los mayores centrales azucareros, las minas, los bancos y hasta la
prerrogativa de imprimir nuestro dinero, nos prohibía producir granos
alimenticios suficientes para alimentar la población.
Cuando
la URSS se desintegró y desapareció también el Campo Socialista, seguimos
resistiendo, y juntos, el Estado y el pueblo revolucionarios, proseguimos
nuestra marcha independiente.
No
deseo, sin embargo, dramatizar esta modesta historia. Prefiero más bien
recalcar que la política del imperio es tan dramáticamente ridícula que no
tardará mucho en pasar al basurero de la historia. El imperio de Adolfo Hitler, inspirado
en la codicia, pasó a la historia sin más gloria que el aliento aportado a los
gobiernos burgueses y agresivos de la OTAN, que los convierte en el hazmerreír
de Europa y el mundo, con su euro, que al igual que el dólar, no tardará en
convertirse en papel mojado, llamado a depender del yuan y también de los
rublos, ante la pujante economía china estrechamente unida al enorme potencial
económico y técnico de Rusia.
Algo
que se ha convertido en un símbolo de la política imperial es el cinismo.
Como
se conoce, John
McCain fue el candidato republicano a las elecciones de 2008. El
personaje salió a la luz pública cuando en su condición de piloto fue derribado
mientras su avión bombardeaba la populosa ciudad de Hanói. Un cohete vietnamita
lo alcanzó en plena faena y nave y piloto cayeron en un lago ubicado en las
inmediaciones de la capital, colindante con la ciudad.
Un
antiguo soldado vietnamita ya retirado, que se ganaba la vida trabajando en las
proximidades, al ver caer el avión y un piloto herido que trataba de salvarse
se movió para auxiliarlo; mientras el viejo soldado prestaba esa ayuda, un
grupo de la población de Hanói, que sufría los ataques de la aviación, corría
para ajustar cuentas con aquel asesino. El mismo soldado persuadió a los
vecinos que no lo hicieran, pues era ya un prisionero y su vida debía respetarse.
Las propias autoridades yankis se comunicaron con el Gobierno rogando que no se
actuara contra ese piloto.
Aparte
de las normas del Gobierno vietnamita de respeto a los prisioneros, el piloto
era hijo de un Almirante de la Armada de Estados Unidos que había desempeñado
un papel destacado en la Segunda Guerra
Mundial y estaba todavía ocupando un importante cargo.
Los
vietnamitas habían capturado un pez gordo en aquel bombardeo y como es lógico,
pensando en las conversaciones inevitables de paz que debían poner fin a la
guerra injusta que le habían impuesto desarrollaron la amistad con él, que
estaba muy feliz de sacar todo el provecho posible de aquella aventura. Esto,
desde luego, no me lo contó ningún vietnamita, ni yo lo habría preguntado
nunca. Lo he leído y se ajusta completamente a determinados detalles que conocí
más tarde. También leí un día que Mister McCain había escrito que siendo
prisionero en Vietnam, mientras era torturado, escuchó voces en español
asesorando a los torturadores qué debían hacer y cómo hacerlo. Eran voces de
cubanos, según McCain. Cuba nunca tuvo asesores en Vietnam. Sus militares
conocen sobradamente cómo hacer su guerra.
El
General Giap fue uno de los jefes más brillantes de nuestra época, que en Dien
Bien Phu fue capaz de ubicar los cañones por selvas intrincadas y abruptas,
algo que los militares yankis y europeos consideraban imposible. Con esos
cañones disparaban desde un punto tan próximo que era imposible neutralizarlos
sin que las bombas nucleares afectaran también a los invasores. Los demás pasos
pertinentes, todos difíciles y complejos, fueron empleados para imponer a las
cercadas fuerzas europeas una bochornosa rendición.
El
zorro McCain sacó todo el provecho posible de las derrotas militares de los
invasores yankis y europeos. Nixon no pudo persuadir a su consejero de
Seguridad Nacional Henry Kissinger, de que aceptara la idea sugerida por
el propio Presidente cuando en momentos de relajamiento le decía ¿Por qué
no le lanzamos una de esas bombitas Henry? La verdadera bombita llegó cuando
los hombres del Presidente trataron de espiar a sus adversarios del partido
opuesto ¡Eso sí que no podía tolerarse!
A pesar
de eso lo más cínico del Sr. McCain ha sido su actuación en el Cercano Oriente.
El senador McCain es el aliado más incondicional de Israel en las marañas del
Mossad, algo que ni los peores adversarios habrían sido capaces de imaginar.
McCain participó junto a ese servicio en la creación del Estado Islámico que se
apoderó de una parte considerable y vital de Irak, así como según se afirma, de
un tercio del territorio de Siria. Tal Estado cuenta ya con ingresos
multimillonarios, y amenaza a Arabia Saudita y otros Estados de esa compleja región
que suministra la parte más importante del combustible mundial.
¿No
sería preferible, luchar por producir más alimentos y productos industriales,
construir hospitales y escuelas para los miles de millones de seres humanos que
los necesitan desesperadamente, promover el arte y la cultura, luchar contra
enfermedades masivas que llevan a la muerte a más de la mitad de los enfermos,
a trabajadores de la salud o tecnólogos que según se vislumbra, podrían
finalmente eliminar enfermedades como el cáncer, el ébola, el paludismo, el
dengue, la chikungunya, la diabetes y otras que afectan las funciones vitales
de los seres humanos?
Si hoy
resulta posible prolongar la vida, la salud y el tiempo útil de las personas,
si es perfectamente posible planificar el desarrollo de la población en virtud
de la productividad creciente, la cultura y desarrollo de los valores humanos
¿Qué esperan para hacerlo?
Triunfarán
las ideas justas o triunfará el desastre.
Fidel Castro Ruz
Agosto 31 de 2014
10 y 25 p.m.
Agosto 31 de 2014
10 y 25 p.m.
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