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domingo, 3 de agosto de 2014

LA RESPONSABILIDAD DE MARIO SOARES EN LA CONTRARREVOLUCIÓN DEL CAPITAL

LA RESPONSABILIDAD DE MARIO SOARES
EN LA  CONTRARREVOLUCIÓN DEL  CAPITAL
 Por Miguel Urbano Rodrigues

Abajo versión en portugués 

Los textos reunidos en el  V Tomo de las  Obras Escogidas de  de Alvaro Cunhal* iluminan acontecimientos del término de la etapa creadora de la Revolución Portuguesa y el inicio de la contra revolución que llevó al poder las fuerzas políticas controladas por el gran capital y el imperialismo.

La ocultación de la Historia profunda en la mayoría de nuestras universidades y escuelas secundarias fue  un objetivo de sucesivos gobiernos de derecha.

La lectura de eses discursos, intervenciones y entrevistas del gran dirigente del Partido Comunista Portugués contribuirá  para que miles de jóvenes rompan el telón de ignorancia que oculta hoy el 25 de Abril y mediten sobre las circunstancias y los actos de los protagonistas de la mudanza de rumbo que frenó la revolución democrática y nacional y llevó Portugal a la actual crisis y a la situación semicolonial en que se encuentra.

La lucha de clases, que explotó en las jornadas en que se formó la alianza Pueblo-Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) fue desde entonces permanente, intensificándose  después de la intentona  del 25 de Septiembre de 1974 y de la derrotada tentativa golpista del 11 de marzo de 1975.

La grande ola de nacionalizaciones, el control obrero y las luchas contra el latifundio que han precedido en Alentejo la Reforma Agraria alarmaron el Partido Socialista.

La ausencia de libertades en amplias regiones del país,  sobretodo en el Norte, permitió al PS obtener en las elecciones para la Asamblea Constituyente una gran votación, lo que llevó su dirección a olvidar que el programa del partido tenía inspiración marxista.

El PS empezó a conspirar y, aliado al Partido Popular Democrático (derecha liberal) y a otras fuerzas reaccionarias, cumplió papel vital en el proceso de la contra revolución.

EL GIRO A DERECHA DEL PS

El giro a derecha del PS alteró profundamente el cuadro revolucionario. Esbozado durante el debate sobre la unicidad sindical y en maniobras conspirativas  con el general Spínola para sabotear la independencia de Angola, ganó  transparencia después del 11 de marzo y  se concretó el 17 de julio cuando los ministros socialistas abandonaron el IV Gobierno  Provisorio  de Vasco Gonçalves. Días antes Mario Soares criticó la aprobación del Documento Guía de la Alianza Pueblo-MFA.

La relación de fuerzas que hasta entonces era favorable al proceso revolucionario se alteró.

La serie de asaltos a Centros de Trabajo del PCP, iniciada con la destrucción del Centro de Rio Maior, el l6 de julio, incentivada por cuadros del PPD, coincidió con la campaña del PS que exigía la demisión de Vasco Gonçalves y con la crisis del MFA, inocultable desde la divulgación del llamado «Documento de los Nueve» firmado por miembros del Consejo de la Revolución.

El 19 de julio en un mitin gigantesco en la Alameda Afonso Henriques, Lisboa, Mario Soares, secretario general del PS y ex ministro de Relaciones Exteriores, exigió con arrogancia, con el apoyo del PPD, el alejamiento del general Vasco Gonçalves, como primer ministro.

Para las generaciones nacidas después del 25 de Abril el contenido de este Tomo de las Obras Escogidas de Álvaro Cunhal no es solamente una lección de Historia. Permite al lector caminar, como si fuera espectador de una película, en el  escenario de un periodo dramático, acompañar la ofensiva conjunta del PS-PPD, la marcha de la conspiración contra revolucionaria.

El narrador baja a las raíces de la crisis, informa, aclara, interpreta, sugiere en esas semanas en que la conspiración avanzaba rumbo a un desenlace todavía impredecible.

En su intervención durante la reunión de la plenaria del Comité Central de 10 de Agosto de 1975,  afirma que al avanzar por la ruta del anticomunismo abierta por el PS la contrarrevolución había pasado al ataque con sus banderas.

La ofensiva del PS puso fin a la unidad del  MFA. Dividido en tres tendencias que chocaban, el Movimiento seguía a la deriva con el Consejo de la Revolución paralizado. Esa situación puso fin a la Alianza Pueblo-MFA.

Al definir las tareas políticas prioritarias, Álvaro Cunhal subraya que el PCP, defendiendo la instauración de un régimen«caracterizado por las  más amplias libertades, era blanco  de una campaña de calumnias abyecta, transparente en la «tolerancia, la condescendencia, la pasividad, a veces en la colaboración de algunos destacamentos militares frente a los asaltos a las sedes del Partido». 

Consiente de la necesidad de evitar «una confrontación de fuerzas que debilitaría el conjunto del movimiento revolucionario portugués», advertía del peligro de la tendencia al sectarismo. Era un error ver en los militares moderados y los que los apoyaban gente perdida para el proceso revolucionario.

En el auge de la crisis, discursando en el Palacio de los Deportes, afirmó que el movimiento popular sin los militares no podría construir el nuevo Portugal democrático, ni los militares sin el movimiento popular.

El 6 de Septiembre, después de la demisión del V Gobierno Provisorio, que había perdido el apoyo de la mayoría del MFA, la situación política y militar se deterioró rápidamente.

El gobierno del almirante Pinheiro de Azevedo surgió como mal menor. La alternativa -como subrayó Álvaro Cunhal- «no era un gobierno revolucionario ni un gobierno con una posición semejante a la del V Gobierno Provisorio. La alternativa seria la formación a corto plazo de un gobierno más a la derecha apoyado en fuerzas conservadoras y reaccionarias».
 
El  DISCURSO DE 7 DICIEMBRE DE 1975

El discurso pronunciado por Álvaro Cunhal en el mitin de Campo Pequeño, el 7 de diciembre es uno de los más bellos y lúcidos documentos revolucionarios del dirigente comunista.

El 25 de Noviembre,  abriendo la puerta a la contrarrevolución, había generado desaliento y  frustración en amplios sectores de las fuerzas progresistas.

Para defender Abril, «en el momento grave que se vive, un momento en que continúan siendo efectuadas detenciones y dimisiones masivas a la izquierda –son palabras suyas- en vez de recriminaciones, en vez de la respuesta polémica y violenta a todos los que por sus alianzas con la derecha abrieron las puertas a la reacción,  dirigimos un llamamiento a todas las fuerzas y sectores militares y políticos, a todos los hombres y mujeres que desean que nuestro pueblo viva en libertad, para que se unan frente al peligro mayor que amenaza no solamente a este o aquel partido, sino a todo nuestro pueblo: el peligro del fascismo».

Se transparentó en esos días tensos que el PCP «se opuso sistemáticamente a una política que  condujera a la guerra».

En la parte final de su intervención, el secretario general del PCP afirmó que los  trágicos acontecimientos del 25 de Noviembre, por las lecciones que cargaban y por los peligros inmediatos creaban, paradójicamente, «condiciones nuevas  para la unidad de  las fuerzas interesadas en preservar las libertades, la democracia y la revolución».

Dirigiéndose al gran colectivo partidario enunció los objetivos  políticos a corto y medio plazo  para la defensa de la revolución y de las conquistas de Abril y exhortó los militantes a participar con confianza y entusiasmo en las tareas revolucionarias.

El PCP -afirmó- «haciendo frente a los temporales, lucha y luchará siempre y siempre por la libertad, por la liquidación de la explotación capitalista, por la victoria del socialismo en Portugal. El PCP es el Partido de la verdad, es el Partido de la Esperanza. El PCP hará todo lo posible para estar al nivel de la confianza  que en él tienen la clase obrera y las amplias masas populares».

PREGUNTAS SIN  RESPUESTA Y UNA  CONCLUSIÓN

Transcurridas casi cuatro décadas de la sombría jornada del 25 de Noviembre,  que señaló el fin de la saga revolucionaria de Abril, es  posible ahora  reflexionar sin pasión sobre la ruptura de la Alianza Pueblo-MFA, el giro a derecha del PS y las situaciones que han precedido a la victoria electoral que llevó al gobierno Francisco Sá Carneiro, en la época el líder de las fuerzas que luchaban por la restauración plena del capitalismo, seriamente golpeado durante los gobiernos de Vasco Gonçalves.

El general Gonçalves, en la entrevista-libro de Manuela Cruzeiro  afirma que, en su opinión, el MFA nunca fue un movimiento revolucionario. Esa ilusión, muy  generalizada, tuvo vida brevísima  después del 11 de Marzo.

El general vio en el MFA, desde el inicio, una amalgama de tendencias unidas por la aspiración común de poner fin a la guerra colonial. Solamente una pequeña minoría del cuerpo de oficiales  que concibió el 25 de Abril era revolucionaria.

Esa realidad ayuda a comprender  los conflictos que en el verano de 1975  abrieron camino al 25 de Noviembre.

Alvaro Cunhal en su libro «La Verdad y la Mentira en la Revolución de Abril-La Contrarrevolución se Confiesa» ilumina aspectos poco conocidos de la contrarrevolución y, con documentación  irrefutable, desenmascara a destacadas personalidades del PS que participaran activamente de la preparación del 25 de Noviembre.
  
Cunhal y Gonçalves coinciden en atribuir a Mario Soares un papel decisivo en la creación de condiciones para los acontecimientos que invirtieron el rumbo del proceso revolucionario, destruyeron conquistas de Abril, estimularon la escalada de privatizaciones y, finalmente, permitieron el retorno del poder político y económico al gran capital.

Pero no es todavía posible responder con rigor a cuestiones que han sido determinantes para el giro histórico a derecha del año 75.

Sabemos que el cambio estratégico del PS (renegando de su programa) fue el factor clave del cambio en la relación de fuerzas. En pocos días ésta se modificó dramáticamente.

¿Habría sido posible evitar los conflictos en el MFA y su alejamiento del movimiento popular ?

¿El  prolongado y nocivo consulado de Cavaco Silva era inevitable o podía no haber ocurrido si el Presidente Ramalho Eanes  no hubiese disuelto  un parlamento en el cual la derecha era minoritária?

Esas y otras preguntas  son repetidamente formuladas en debates sobre el cambio en la relación de fuerzas que detuvo el avance de la Revolución Portuguesa. Preguntas que  conducen a unas respuestas que no suscitan consenso: era inevitable la contrarrevolución iniciada en Noviembre de 1975?

Toda revolución genera desde el comienzo simientes de contrarrevolución. La Portuguesa no fue la excepción. El proyecto contrarrevolucionario es identificable en la tentativa de golpe del primer ministro Palma Carlos, en la maniobra spinolista de la «mayoría silenciosa», en la intentona del 11 de  Marzo.

En la gran Revolución Francesa, tal como en las Revoluciones Rusas de Febrero y Octubre de 1917, la victoria pasó a ser posible cuando la relación de fuerzas se modificó en beneficio de las masas populares y de sus vanguardias.

En Francia y en la URSS  ocurrieron situaciones semejantes en  el Termidor y  el golpe Yeltsin-Gorbachov cuando  el cambio de la relación de fuerzas viabilizó el éxito de la contrarrevolución.

Factores subjetivos son a veces determinantes para la súbita alteración de la relación de fuerzas.

¿Si la Alianza Pueblo-MFA hubiese sobrevivido, garantizando la continuidad de la revolución democrática y nacional, acaso Portugal podría haber llegado a la meta definida por la Constitución de un régimen socialista?

No lo creo. Es mi convicción que el rumbo de la Historia en Europa después de la desintegración de la Unión Soviética imprimiría un carácter romántico a esa aspiración. La desaparición de la URSS cambió drásticamente el equilibrio de poderes pre-existente. Lo que ocurrió en Asia –invasiones de Afganistán e Iraq– demuestra que en el nuevo contexto mundial  hegemonizado por Washington, los EEUU y sus aliados de la OTAN no permitirían la instalación en Portugal de un Estado socialista. Desaparecida la Unión Soviética, la intervención militar extranjera sería inevitable.

Sin embargo, las interrogantes sin respuesta  sobre el eventual rumbo de Portugal si la contrarrevolución hubiera fracasado no disminuyen la responsabilidad frente a la Historia de los políticos que han contribuido  decisivamente para  abrirle paso.

Para Álvaro Cunhal y Vasco Gonçalves el principal sujeto de la contrarrevolución portuguesa fue Mario Soares. Me identifico con esa opinión.
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Alvaro Cunhal, Obras Escolhidas V.1974-75,Edições Avante, Junho de 2014


A RESPONSABILIDADE DE MÁRIO SOARES NA CONTRAREVOLUÇÃO DO CAPITAL
Por Miguel Urbano Rodrigues

Os textos enfeixados no V Tomo das Obras Escolhidas de Álvaro Cunhal* iluminam com clareza acontecimentos que assinalaram o fim da fase criadora da Revolução Portuguesa e o início da contrarrevolução que recolocou no poder as forças políticas controladas pelo grande capital e o imperialismo.

A ocultação da História profunda tem sido na maioria das nossas universidades e escolas secundárias um objetivo de sucessivos governos de direita.

A leitura destes discursos, intervenções e entrevistas do secretário-geral do PCP contribuirá para que milhares de jovens rompam a cortina de ignorância que envolve hoje o 25 de Abril e reflitam sobre as circunstâncias e os atos dos protagonistas da mudança de rumo que travou a revolução democrática e nacional e conduziu Portugal, de tombo em tombo, à atual crise e à situação semicolonial em que se encontra.

A luta de classes, que explodiu nas jornadas em que se formou a aliança Povo-MFA, foi permanente desde então, intensificando-se apos a intentona do 25 de Setembro e a abortada tentativa golpista do 11 de Março.

A grande vaga das nacionalizações, o controlo operário e as lutas que precederam no Alentejo a arrancada para a Reforma Agrária alarmaram o Partido Socialista.

A ausência de liberdades em amplas regiões do país permitiu que o P S obtivesse nas eleições para a Constituinte uma grande votação que encorajou os seus dirigentes a engavetar o programa do partido, envolver-se em conspirações, e finalmente, sair do IV Governo Provisório para, em aliança com o PPD e outas forças reacionárias, criarem condições para o início da contrarrevolução.

A VIRAGEM À DIREITA DO PS

A viragem a direita do PS alterou o quadro revolucionário. Esboçada no final de 1974 na sua oposição à unicidade sindical e em manobras conspirativas com Spínola para impedir a independência de Angola, ganhou transparência apos o 11 de Março e concretizou-se em 17 de Julho de 1975 quando os ministros socialistas abandonaram o IV Governo Provisório de Vasco Gonçalves. Dias antes, Mário Soares protestara com veemência contra a aprovação do Documento Guia da Aliança Povo-MFA.

A relação de forças, que até então fora favorável ao avanço do processo revolucionário, alterou-se profundamente.

A vaga de assaltos a centros de trabalho do PCP, iniciada com a destruição do centro de Rio Maior, a 16 de Julho, estimulada por quadros do PPD, coincidiu com a campanha do PS que exigia a demissão de Vasco Gonçalves e com a crise do MFA, inocultável a partir da divulgação do chamado «Documento dos Nove».

A 19 de Julho num comício na Alameda Afonso Henriques, Mário Soares exigiu com arrogância, contando com o apoio entusiástico do PPD, o afastamento do general Vasco Gonçalves.

Para as gerações que nasceram após o 25 de Abril, o conteúdo deste V Tomo das Obras Escolhidas de Álvaro Cunhal não é apenas uma lição de História. Permite ao leitor movimentar-se no cenário de um período dramático, acompanhar quase dia a dia a evolução da ofensiva conjunta do PS e do PPD, acompanhar a marcha da conspiração liderada por Mário Soares.

Nas semanas em que a crise se desenvolve rumo a um desfecho ainda imprevisível, o narrador desce às raízes da crise, informa, explica, interpreta, analisa alternativas.

O ponto de partida é a sua intervenção na reunião plenária do Comité Central no dia 10 de Agosto de l975. Com limpidez, esclareceu  que ao galopar pela estrada do anticomunismo aberta pelo PS, a contra revolução passara ao ataque desfraldando as suas bandeiras.

A ofensiva do PS rompera a unidade do MFA. Dividido em três tendências que se contradiziam, o Movimento seguia à deriva com o Conselho da Revolução paralisado.

Foi o fim da Aliança Povo -MFA.

Na abordagem das tarefas políticas prioritárias e urgentes, Álvaro Cunhal lembrou que o PCP, empenhado na luta pela instauração de um regime caracterizado pelas mais amplas liberdades, era alvo de uma campanha de calúnias abjeta, o que se refletia «na tolerância, na condescendência, na passividade e por vezes até na colaboração de certos destacamentos militares com os fascistas, com os reacionários nos assaltos às sedes do Partido».

Consciente da necessidade de «evitar um confronto entre forças que irá enfraquecer no conjunto o movimento revolucionário português» advertia contra a tendência para o sectarismo. Era um erro ver em militares moderados e nos que os apoiavam gente perdida para o processo revolucionário.

No auge da crise, discursando no Pavilhão dos Desportos, afirmou que o movimento popular sem os militares não poderia construir o novo Portugal democrático, nem os militares sem o movimento. 

A 6 de Setembro, apos a demissão do V Governo Provisório, que perdera o apoio da maioria do MFA, a situação politica e militar deteriorou-se rapidamente.

O governo de Pinheiro de Azevedo surgiu como mal menor. A «alternativa - como sublinhou Álvaro Cunhal - não era um governo revolucionário nem um governo com uma posição semelhante à do V Governo Provisório, a alternativa seria a formação a curto prazo dum governo mais à direita, apoiado em forças conservadoras e reacionárias».

O DISCURSO DE 7 DEZEMBRO DE 1975

O discurso pronunciado por Álvaro Cunhal no comício do Campo Pequeno no dia 7 de Dezembro de l975 ficará na História como um dos mais belos e lúcidos documentos revolucionários do dirigente comunista.

O 25 de Novembro, escancarando a porta à contrarrevolução, tinha provocado desalento e alguma desorientação em amplos sectores das forças progressistas.

Para se defender Abril, «no momento grave que se vive, num momento em que continuam a efetuar-se prisões e saneamentos em massa à esquerda – são palavras suas-, em vez de recriminações, em vez da resposta polemica e violenta a todos os que pelas suas alianças à direita abriram as portas à reação, nós apelamos para todas as forças e setores militares e políticos, para todos os homens e mulheres que querem que o nosso povo viva em liberdade, para que se unam ante o perigo maior que espreita, não só este ou aquele partido, mas a todo o nosso povo: o perigo do fascismo».

Fica transparente que o PCP «se opôs sistematicamente a uma política que conduzisse à guerra».

Na parte final do discurso, o secretário-geral do PCP sublinhou que os trágicos acontecimentos do 25 de Novembro, pelas lições a extrair deles e pelos perigos imediatos criavam, paradoxalmente, «condições novas para a unidade das forças interessadas na salvaguarda das liberdades, da democracia, da revolução». E, dirigindo-se ao grande coletivo partidário, enunciou os objetivos políticos a atingir a curto e médio prazo em defesa e aprofundamento das conquistas de Abril e exortou os militantes a empenhar-se com confiança e tenacidade nas tarefas revolucionárias.

O PCP- afirmou a terminar- «fazendo frente aos temporais, luta e lutará sempre e sempre pela liberdade, pela liquidação da exploração capitalista, pela vitória do socialismo em Portugal. O PCP é o Partido da verdade, é o Partido da Esperança. O PCP tudo fará para estar à altura da confiança que nele depositam a classe operária e as amplas massas populares».

PERGUNTAS SEM RESPOSTA E UMA CONCLUSÃO

Transcorridas quase quatro décadas da jornada sombria do 25 de Novembro, que assinalou o fecho da saga revolucionária de Abril, já é possível refletir sem paixão sobre a rutura da Aliança Povo-MFA, a viragem à direita do PS e as situações que precederam a vitória eleitoral que levou ao governo Sá Carneiro, então o líder das forças reacionárias, empenhadas na restauração plena do capitalismo, seriamente golpeado durante os governos de Vasco Gonçalves.

O general Vasco Gonçalves na entrevista-livro de Maria Manuela Cruzeiro afirma que na sua opinião o MFA nunca foi um movimento revolucionário. Essa ilusão teve vida brevíssima após o 11 de Março.

O general viu no MFA desde o início uma amálgama de tendências unidas pela decisão de pôr termo à guerra colonial, das quais apenas uma minoria tinha uma perspetival revolucionária.

Essa realidade ajuda a compreender as divisões que no verão de 1975 abriram caminho ao 25 de Novembro.

Álvaro Cunhal no seu livro «A Verdade a Mentira na Revolução de Abril - a Contra Revolução Confessa-se» revela aspetos pouco conhecidos da montagem da contra revolução e desmascara, recorrendo a documentação irrefutável, a intervenção nela de destacadas personalidades do PS.

Ambos coincidem em atribuir a Mário Soares um papel decisivo na criação de condições para acontecimentos que inverteram o rumo do processo revolucionário, estimularam a contra revolução legislativa, destruíram conquistas de Abril, favoreceram a escalada de privatizações e, finalmente, permitiram a retomada do poder político e económico pelo grande capital.

Mas não é possível responder com rigor a questões que foram determinantes para a viragem histórica do ano 75.

Sabemos que a viragem à direita do PS foi o factor chave na mudança da relação de forças.

Em poucos dias ela alterou-se dramaticamente. Teria sido possível evitar os conflitos no MFA e o seu afastamento do movimento popular?

O longo e nefasto Consulado de Cavaco Silva era inevitável ou poderia não ter ocorrido se Ramalho Eanes não tivesse dissolvido um parlamento no qual a direita era minoritária?

Essas e outras perguntas são repetidamente formuladas nos debates sobre a mudança da relação de forças que deteve o avanço da Revolução Portuguesa. E conduzem a uma cujas respostas não suscitam consenso: era inevitável a contrarrevolução do ano 75?
Toda a revolução gera desde o início sementes de uma contrarrevolução. A portuguesa não foi exceção.

O projeto da contrarrevolução é identificável na tentativa de golpe de Palma Carlos, na manobra spinolista da «maioria silenciosa», na intentona do 11 de Março.

Na grande revolução francesa, como nas revoluções russas de Fevereiro e Outubro de 1917, a vitória tornou-se possível quando a relação de forças se alterou em benefício das massas populares e das suas vanguardas. E na França e na URSS, no Termidor e no golpe de Ieltsin-Gorbatchov, ocorreram situações semelhantes. Em ambos os casos, a mudança da relação de forças tornou possível o êxito da contrarrevolução. Fatores subjetivos são por vezes determinantes para a súbita inversão da relação de forças.

Se a aliança Povo-MFA tivesse sobrevivido, garantindo o avanço da revolução democrática e nacional, poderia Portugal atingir a meta fixada pela Constituição: um regime socialista?
Não creio. É minha convicção que o rumo que a História tomou na Europa após a derrocada da União Soviética tornaria romântica essa esperança. A desagregação da URSS rompeu o equilíbrio de poderes pré-existente. O que aconteceu na Ásia - invasões do Iraque e do Afeganistão - demonstra que, no novo contexto mundial, os EUA e os seus aliados da NATO  não permitiriam a existência em Portugal de um estado socialista. Desaparecida a URSS, a intervenção militar estrangeira seria inevitável.

Mas as interrogações sem resposta sobre o eventual rumo de Portugal se a contrarrevolução tivesse fracassado não diminuem a responsabilidade perante a História daqueles que contribuíram decisivamente para lhe abrir o caminho.

Para Álvaro Cunhal e Vasco Gonçalves, o principal sujeito da contrarrevolução portuguesa foi Mário Soares. Identifico-me com essa conclusão.
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*Álvaro Cunhal, Obras Escolhidas-V, 1974-1975, Edições Avante! Junho de 2014




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