Marines
estadounidenses denuncian enfermedades provocadas por radiación en Fukushima
Amy
Goodman y Denis Moynihan
Publicado
el 21 de marzo de 2014
Han
pasado tres años desde el terremoto y el tsunami que provocaron el desastre
nuclear de la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi en Japón. El número
de víctimas mortales inmediatas del tsunami superó las 15.000 y alrededor de
3.000 personas permanecen desaparecidas. Sin embargo, el número de muertos
sigue aumentando, tanto en Japón como en otros países. Los efectos del desastre
nuclear de Fukushima en la salud y el medio ambiente son graves y se ven
agravados a diario a medida que la planta nuclear, de la empresa Tokio Electric
Power Company (TEPCO), continúa liberando contaminación radiactiva.
Como
parte de una iniciativa poco común, más de cien marineros e infantes de marina
estadounidenses presentaron una demanda colectiva en la que acusan a TEPCO de
mentir acerca de la gravedad del desastre, cuando ellos corrieron al lugar de
los hechos para brindar ayuda humanitaria. Iban a bordo del portaaviones USS Ronald
Reagan, que funciona a energía nuclear, y de otros buques que viajaron con el
Reagan y que participaron en la respuesta humanitaria al desastre denominada
“Operación Tomodachi”, que en japonés significa “Operación amistad”.
El
teniente Steve Simmons es uno de los demandantes. Antes de Fukushima, Simmons
tenía una salud de hierro. Ocho meses más tarde, comenzó a padecer problemas de
salud inexplicables. Dijo en una entrevista en el programa “Democracy Now!”:
“[Mientras conducía hacia el trabajo] perdí el conocimiento en una curva. Después
de eso, comencé a tener síntomas de lo que pensé que era una gripe y me comenzó
a subir la fiebre persistentemente. Bajé rápidamente entre 9 y 11 kg. y comencé
a tener sudores nocturnos y dificultades para dormir y había ido varias veces
al médico para que me hicieran análisis y otros estudios para determinar lo que
estaba sucediendo. Y de enero a marzo de 2012 estuve internado tres veces. La
primera vez, no pudieron detectar nada. Lo único que supuestamente encontraron
fue una sinusitis y descartaron la posibilidad de que estuviera vinculada con
la radiación. De hecho, el médico practicante me dijo que si fuera provocado
por la radiación, debería haber manifestado síntomas mucho antes. Tres días más
tarde, después de que me dieron el alta, volví al hospital porque mis nódulos
linfáticos comenzaron a hincharse y no me bajaba la fiebre, tenía 39° C”. En
abril de 2012, mientras se encontraba internado, sus piernas quedaron
inmóviles. Desde entonces, está en silla de ruedas y podrá solicitar la baja
por “motivos médicos” en abril.
Este
es el segundo intento de los marineros y los infantes de marina de presentar
una demanda contra TEPCO. El primer juicio, en el que había ocho
demandantes, fue desestimado por motivos técnicos basados en la falta de
jurisdicción del tribunal. Charles Bonner, el principal abogado defensor de los
marines, afirmó: “En junio de 2013, 51 marineros e infantes de marina nos
habían contactado porque padecían diversas enfermedades. [Algunas de las
enfermedades] incluían cáncer de tiroides, cáncer testicular, cáncer cerebral,
problemas uterinos inusuales, sangrado uterino excesivo, todo tipo de problemas
ginecológicos, problemas que no son habituales en personas de 20, 22, 23, o
incluso 35 años de edad, como el Teniente Simmons, que tiene esa edad. Por lo
que ahora presentamos una demanda colectiva en nombre de alrededor de cien
infantes de marina y todos los días recibimos llamadas de marines que padecen
problemas diversos”. Había al menos 5.500 personas a bordo del USS Reagan
cuando navegó hacia las costas de Japón.
Cabría
preguntarse por qué el grupo no demanda también a su empleador, la Armada de
Estados Unidos. Acerca de esta decisión, el abogado Charles Bonner sostuvo: “La
parte responsable del daño a estos jóvenes marines es la empresa Tokyo Electric
Power Company, la cuarta empresa de electricidad más grande del mundo. La Tokyo
Electric Power Company no le dijo ni a la población ni a la Armada que se había
producido un grave accidente nuclear. Los núcleos de tres de los reactores se
fusionaron tras el terremoto y el tsunami. No tenían generadores, no tenían un
soporte de electricidad. No había ningún tipo de abastecimiento auxiliar de
agua para enfriar los reactores”.
Entrevisté
a Naoto Kan en su oficina en Tokio en enero de este año. Kan era el Primer
Ministro de Japón en el momento del accidente. Instaló de inmediato un centro
de control para manejar la crisis nuclear. Una de las personas que asistía al
equipo de manejo de la crisis era un importante ejecutivo de TEPCO. Kan me
dijo “Por lo que me estaban informando desde la sede de TEPCO y, en
particular, el Sr. Takeguro, que era el vicepresidente de la empresa, no
estaban proporcionando información precisa sobre la situación real en el
lugar”. Frustrado ante el bloqueo de información, Kan viajó a la planta para
hablar de la situación con los trabajadores que estaban allí. El ex primer
ministro, que antes era un firme defensor de la energía nuclear, ahora promueve
que se deje de utilizar en Japón.
El
desastre nuclear de Fukushima, cuyas consecuencias aún persisten, debería
servir de advertencia al mundo. En lugar de aprender de la sabiduría de Naoto
Kan, el Presidente Barack Obama está comprometiendo fondos públicos para
construir nuevas plantas nucleares en Estados Unidos por primera vez en más de
treinta años. Tras lo ocurrido en Fukushima, la Comisión Reguladora Nuclear del
Gobierno de Obama evitó hablar de ciertos temas con el fin de disminuir la
creciente preocupación pública con respecto a la seguridad de las plantas de
energía nuclear en Estados Unidos. NBC News tuvo acceso a correos
electrónicos internos de la Comisión en los que se instruía al personal a que
desestimara los riesgos a la seguridad, a pesar de que las plantas nucleares de
Estados Unidos no son seguras. Los infantes de marina de la Operación Tomodachi
se merecen ser oídos por la justicia y la población estadounidense merece una
evaluación honesta de los graves riesgos de la energía nuclear.
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©
2014 Amy Goodman
Traducción
al español del texto
en inglés: Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español,
spanish@democracynow.org
Amy
Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se
emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en
más de 400 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el
sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos",
editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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