(TEXTO/FOTO: LUIS
BRITTO)
OTRA VEZ: LA INSEGURIDAD
Luis Britto García
1
Decía John Donne: La muerte de cualquiera me
disminuye, porque formo parte de la humanidad; no preguntes por quién doblan
las campanas, están doblando por ti. Las campanas mediáticas saben por quién
doblan. No repicaron por los once
asesinados por escuadras armadas a las cuales Capriles Radonski incitó
en cadena nacional a salir a la calle “a drenar su arrechera”. Dejaron pasar
inadvertidos los doscientos dirigentes campesinos sicariados, el atentado
contra Eduardo Samán. Redoblan por fin contra el horrible crimen perpetrado
contra una pareja joven y su hijita.
2
¿Qué hacer contra la inseguridad? Precisar su
magnitud. Todo el discurso sobre la violencia
se fundamenta en un estudio
encargado por el INE, Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de
Seguridad Ciudadana 2009, de mayo 2010. Se trata sólo de una Encuesta sobre
percepción, no de un conteo real de víctimas o cadáveres. Sus resultados desconciertan. Su página
67 suma
un “total de delitos reportados” de 21.132 homicidios en 2009; la página
68 registra 19.113 víctimas de ellos ¿Cómo 21.132 homicidios causan sólo 19.113 víctimas? La percepción
infla encuestas que hinchan percepciones que a su vez abultan resultados
de encuestas. No se puede ni se debe
medir con encuestas producción petrolera, la
pluviosidad ni el número de homicidios. Para combatir la
inseguridad, la Defensoría del Pueblo,
la Fiscalía, el Ministerio de Interior y Justicia y demás organismos
competentes deben unir esfuerzos para compilar cifras exactas, objetivas y
verificadas sobre el verdadero número real
de homicidios, bien distinto de la percepción subjetiva sobre ellos.
3
No se puede garantizar Seguridad sin marco normativo adecuado. Es preciso
utilizar la Ley Habilitante y la mayoría parlamentaria para ampliar
facultades y competencias de organismos y cuerpos competentes en la materia. La
oposición no puede seguir en su doble discurso de exigir mano dura mientras pide
impunidad para corruptos, masacradores y delincuentes bancarios, de
condenar la inseguridad y también todos
los esfuerzos para conjurarla.
4
Para combatir la inseguridad hay que dejar de
usarla como argumento electoral. En
2012 Juan José Rendón decretó que la
campaña opositora debía centrarse en un solo tema: “Inseguridad”. La oligarquía
la enfocó en la Guerra Económica, que se le quedó fría; no tiene más remedio
que obedecer a su asesor en Guerra Sucia. Síntoma de ello, la aparición en
Caracas, Barquisimeto, Mérida y otras ciudades de tabloides exclusivamente
dedicados al amarillismo. Vuelven las portadas horrendas con sangre y los
titulares que no reportan noticias sino estados de ánimo. Contemplemos la
televisión y el repertorio de bienes suntuarios
que la publicidad ofrece pero no entrega. Contabilicemos el desfile
mediático de asesinos a sueldo, homicidas seriales, asesinos en masa, narcos,
sicarios, sicópatas, violadores, mercenarios y monstruos que obtienen esos
bienes con el crimen. Algunos medios que claman contra la inseguridad deben
revisar su pedagogía cotidiana de incitación a delinquir.
5
Hace años
denuncio una infiltración paramilitar que cobra vacunas, monta
alcabalas, domina el comercio informal y el contrabando de extracción, suplanta
al hampa criolla, instala casinos, adquiere empresas y políticos y cuenta con
la complicidad de una cierta oposición ¿Explica ello la proliferación de
crímenes horrendos, la importación de una cultura de la muerte nueva en Venezuela, de una crueldad insensata que
priva sobre cl fin de lucro y parecería apuntar al objetivo político de sembrar
el terror y deslegitimar al gobierno? La invasión paramilitar es cuestión de
Seguridad y Defensa. Debemos enfrentarla con todas las fuerzas si queremos que
subsistan la soberanía y la democracia.
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