Cumbre de la CELAC
Ganadores y perdedores de la cumbre de La Habana
Al
momento de escribir este texto, finalizaban en La Habana, Cuba, las reuniones
presidenciales en el marco de la II Cumbre de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos. Tras propuesta del país anfitrión, se declaró a América
Latina y el Caribe como "territorio de paz". Asimismo, se avanzó en
un plan contra el hambre y la desigualdad, y se firmaron una serie de
documentos con el eje puesto en la soberanía. ¿Qué niveles de acuerdos se
lograron? ¿Cómo continuará la integración regional? ¿Qué significado tuvo la
presencia de Ban Ki Moon (ONU) y José María Insulza (OEA) en La Habana?
Finalizada
la II Cumbre de la CELAC, podemos afirmar que uno de los grandes derrotados de
este cónclave ha sido nada menos que el gobierno de EE.UU. No sólo por su
ausencia en la reunión, algo que ya estaba previsto desde la propia
conformación de la CELAC -que lo excluye, junto a Canadá, de su
funcionamiento-. Sino porque la II Cumbre fue en Cuba, lo que significó un revés
instantáneo para Washington en su intento de aislar a la isla en su otrora
“patio trasero”, y en el mundo. La visita del propio Secretario General de
la ONU, Ban Ki Moon, legitimando la reunión, sus reuniones con Fidel y Raúl
Castro, y su visita a la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) fueron
parte de un triunfo político, diplomático (y también simbólico) de la isla. “Cuba
tiene una larga historia de cooperación. Los médicos cubanos son los primeros
en llegar y los últimos en retirarse. Cuba puede enseñarle al mundo sobre su
sistema de salud, basado en la atención primaria, con importantes logros como
una baja mortalidad, una mayor esperanza de vida y una cobertura universal” ,
fue la contundente frase de Ban Ki Moon durante su recorrida por la ELAM, algo
que, en general, los grandes medios de comunicación del continente no han
difundido.
Los
discursos y la acción
En
la plenaria general de presidentes, Rafael
Correa despabiló a todos con su crítica frontal a la OEA. Lo escuchaba nada
menos que su Secretario General, José Manuel
Insulza- quien fue a La Habana con bajo perfil, asumiendo una derrota (aún
relativa) del organismo que conduce en manos de la propia CELAC-. “¿Para qué sirve la OEA si no es capaz
de rechazar el colonialismo británico en las Islas Malvinas; si tiene su sede
en el país del criminal bloqueo a Cuba ?”, se preguntó el presidente ecuatoriano, quien también afirmó que “la única forma de liberarse del imperio del
capital es la integración real de las naciones del área”.
A
su vez, la lucha por la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas fue un eje
transversal en la casi totalidad de las intervenciones, incluida la de Cristina Fernández de Kirchner, quien
denunció la violación del Tratado de Tlatelolco -relativo a la
desnuclearización de América Latina- por parte de Gran Bretaña, a través de
submarinos nucleares en el Atlántico Sur. También hubo consenso, en líneas
generales, en que “sin Puerto Rico la CELAC está incompleta”, una frase que se
repitió constantemente para hacer alusión a a la ausencia de la isla y a su
situación neocolonial, a raíz de la propuesta venezolana de poder integrar a la
isla a esta herramienta de integración.
El combate a la pobreza y la desigualdad fue otro tópico
trabajado por la mayoría de los Jefes de Estado, en una América Latina y el
Caribe con unos 50 millones de pobres. Acá, sin embargo, encontramos un
contrapunto entre aquellos países que plantearon la necesidad de una mayor
intervención estatal en la generación de nuevos puestos de trabajo, y otros que
han defendido (y defienden) una apertura mayor a los capitales privados
–incluso transnacionales- para el “desarrollo” de los países de la región. El
mejor ejemplo para graficar esta última posición fue la intervención del
presidente de México, Enrique Peña Nieto,
quien venía de asistir al Foro Económico Mundial de Davos, Suiza. Peña Nieto
defendió la reciente “reforma energética” –que no ha sido otra cosa que la
pérdida del monopolio estatal sobre los hidrocarburos- como forma de estimular
el crecimiento del país. Además fue el único presidente que, durante
su intervención, no saludó a Cuba por su presidencia pro témpore durante el año
que pasó, algo que se repitió en todos los demás oradores.
¿Como
sigue la CELAC en 2014?
La
presidencia pro témpore pasó ahora a manos de Costa Rica, país que el próximo 2
de febrero tendrá una elección crucial entre, precisamente, dos modelos de
país: el actual, representado en Johnny
Araya (PLN) y el de un horizonte de transformación política y económica
representado en el joven candidato del Frente
Amplio José María Villalta. El resultado de esta elección –y de una posible
segunda vuelta- también tendrá que ver con el desarrollo de la CELAC en el año.
La voluntad de Cuba, durante 2013, ha sido vital para el desarrollo del
organismo –quien aún depende, por su pronta gestación, de cierto “voluntarismo”
de algunos actores-. ¿De ganar Villalta, asumirá un papel de protagonismo en su
carácter de presidencia pro témpore de este importante organismo regional? Sin
dudas propulsará un mayor impulso a la CELAC que de continuar el PLN.
Ahora
bien, otra conclusión ha sido la necesidad de avanzar a una mayor
"cotidianeidad" de la CELAC. El contexto de América Latina y el
Caribe necesita un esfuerzo diario para que la integración en todos los niveles
-social, económica, política y cultural- pueda producirse. Aquí probablemente
pueda mencionarse como interesante la propuesta de "gabinete
permanente" que el uruguayo José
Mujica llevó a la plenaria presidencial, propuesta luego retomada por el
presidente venezolano Nicolás Maduro.
Significaría el involucramiento de más actores en la toma cotidiana de
decisiones de índole de integración, con contacto directo con los presidentes
-con el ideario de no replicar la burocracia de "cuadros intermedios" que, de
acuerdo a los análisis hechos por varios Jefes de Estado, torna más lenta las
definiciones-. Las funciones de este "gabinete permanente"
sería aumentar el flujo de tareas entre cumbre y cumbre, algo necesario para no
repetir algunos errores del pasado.
En
definitiva, tras la II Cumbre de La Habana, la CELAC se ha consolidado como
herramienta integracionista de primer orden para los 33 países involucrados, y
en una referencia a nivel internacional, como lo ha comprobado la propia
presencia de Ban Ki Moon -mal que le pese a Washington-. Es tarea de los países
involucrados no sólo preservar, sino profundizar, lo logrado hasta el momento.
Otra integración, autónoma, abierta a los intereses de las grandes mayorías y
no de las élites de nuestros países, no sólo es necesaria sino también es
posible.
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Juan
Manuel Karg. Licenciado en Ciencia Política UBA. Investigador del Centro
Cultural de la Cooperación - Buenos Aires
Rebelión
ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia
de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
fuentes.
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