Evo, el Premio Sájarov y la doble Euro-moral
Por Edwin
Sánchez
8 julio de 2013
El mismo día que varias naciones de Europa le negaron al presidente Evo
Morales sobrevolar sus territorios, poniendo en peligro el más elemental de los
Derechos Humanos, el derecho a la vida, el Euro-parlamento recibía como
"héroe" al político de derecha Guillermo Fariñas, para agredir con
rostro latino al gobierno legítimo de la República de Cuba.
El Premio Sajarov, según sus creadores, "recompensa a
personalidades excepcionales que luchan contra la intolerancia, el fanatismo y
la opresión". Doble moral con Marsellesa de fondo, porque si los ocupantes
de la nave oficial del Estado Plurinacional ya habían recorrido medio
continente, al impedirles repostar, estos gobiernos demostraron intolerancia y
fanatismo, con una recargada dosis de nostalgia por los siglos de infame
opresión colonial.
El presidente Daniel Ortega afirmó que ese día "debe quedar para la
historia de la ignominia de los países que se han caracterizado por dominar,
explotar, esclavizar a los pueblos de África, de Asia y de América
latina". El ALBA, Unasur, el Caribe, y hasta algunos dignos eurodiputados
alzaron sus voces de protesta.
La ilustrada Francia, la "Grecia" del Siglo XVIII y sus
principios de libertad, igualdad, fraternidad ---- toda la ficción jurídica
copiada con descuido por los criollos para encabestrar a las nacientes
repúblicas americanas ----, estableció junto a las "democracias" del
vecindario, que ellos sí pueden exigir el Estado de Derecho en cualquier parte
del mundo... y violentarlo si les place.
Y cuando estos gobiernos se unen en una Dictadura Multinacional para
demoler, entre otros, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
derivados "de la dignidad inherente a la persona humana" (ONU, 1966),
desde su prensa y sus ONG se declaran los superhéroes de la "Institucionalidad".
El servilismo del latifundio mediático de Nicaragua, nacido de una
vetusta mentalidad colonialista, delata su sincronía con la actitud "torpe
y estúpida" como llamó un experto español, la agresión contra el
presidente Morales: "(él) no puede hacer lo que quiera y menos fuera de
Bolivia. Y que siempre habrá algo o alguien más poderoso que él" (?). Si
este editorial no es añorar en voz alta las viejas cadenas de "los
poderosos" que se llevaban en carretas y a pie a nuestros indios a Perú,
durante incontables noches de lamentos --- el verdadero trasfondo de la mítica
Carreta Nahua---, ¿qué más podría ser?
"Abuso"
En contraste, el profesor Antonio Remiro Brotons, catedrático de derecho
internacional de la Universidad Autónoma de Madrid, dijo a la BBC que lo
ocurrido fue un "abuso clarísimo" contra la soberanía boliviana y
"pone de relieve la falta de decoro de muchos gobiernos".
El experto recordó a la ultraderecha que "un avión presidencial
tiene un estatus especial, goza de total inmunidad. Y con mayor razón cuando va
a bordo el Jefe de Estado". En relación al rumor de que Snowden se
encontraba en el aparato, calificó de "inaceptable" que resultara
"más importante servir a un país, sin importarle la soberanía del
otro".
Al menos, la Europa que "premia" la lucha contra la
"intolerancia" hubiese demostrado, en tanto estuviera en escena el
show de Fariñas, un mínimo de decencia para dar cierta autenticidad a su
"prédica" de "tolerancia". Y el "galardonado", en
vez de hablar de que solo se trataba de una "estridencia" del ALBA,
aprovechar la oportunidad para probar que no era una "personalidad
excepcional" mal inventada por la maquinaria mediática.
"Sigo convencido de que mi pecado, mi delito, es ser indígena y
antiimperialista", expresó el mandatario aymara. Y es que no se trató de
simple "estridencia" latinoamericana, como inhumanamente minimizó
Fariñas: si el presidente de Austria, Heinz Fischer, no abre el aeropuerto al
FAB-001, todo hubiera terminado en un magnicidio.
Bien saben la Eurocámara y el "premiado" que Snowden nunca
puso en peligro la vida de nadie. Tampoco ha colocado bombas en un avión civil
lleno de deportistas, ni siquiera triquitraques y petardos para asustar
turistas en los hoteles. Luis Posada Carriles sí asesinó a un turista italiano
en Cuba y antes colocó explosivos C-4 en la nave CU-455 de Cubana de Aviación,
donde viajaban 73 vidas a bordo, la mayoría jóvenes que retornaban a La Habana
con medallas olímpicas.
Si realmente el Parlamento europeo estuviese preocupado por los derechos
humanos, debiera solicitar la entrega del terrorista que hoy disfruta de
impunidad, para que respondiera por todos sus crímenes de odio contra la
humanidad.
Cualquier premio que enaltezca las libertades fundamentales y olvide esa
monstruosidad, aunque haya ocurrido el 6 de octubre de 1976, en 1997 contra
turistas en Cuba o el 3 de julio de 2013, cuando fueron expuestos a la muerte
los ocupantes del avión presidencial, es inmoral. A no ser que el cinismo sea
el máximo galardón de la decadencia occidental.
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