Raúl Isman
Julio
de 2013.
La
red comunicacional que permite enlazar todos los medios de comunicación, las
bibliotecas de todo el orbe, contribuir a fomentar las relaciones de pareja y
muchos usos más existe hace más de dos décadas.
Tal
vez fuere adrede o quizás resultó casual que hubiere hecho su presentación en
pleno auge del neoliberalismo, " fin de la historia" como alardeaban
tantos mercachifles discursivos al servicio de la reacción globalizada.
Particularmente se regodeaban delirando con que con INTERNET se instauraba un
mundo caracterizado por la máxima transparencia. La seducción de la total
accesibilidad y el "sueño" de su página o medio propio pareció dar
verosimilitud a tales imaginaciones.
Las
redes sociales (Facebook, Twitter, por citar sólo las más conocidas) parecían
estructuradas y funcionar sobre la base de principios de
"horizontalidad". Lo develado hace muy poco tiempo por Edward Snowden
sólo podía sorprender a los ingenuos (que no son pocos), habida cuenta que
diversas voces habían denunciado el uso imperialista de los archivos
informativos allí y así generados.
Pero
el valor de la declaración del joven técnico reside en la solidez de lo
irrefutable de modo que no puede ser negada ni por los autores de los
mecanismos de espionaje, ni por quienes concilian ni por los cómplices de todo
pelaje que pululan. Y, he aquí lo más inquietante, puso sobre el tapete que la
red; lejos de ser el universo de la más democrática horizontalidad es un
espacio ultramilitarizado, que lleva al mundo virtual la guerra total que el
imperio despliega contra los pueblos a lo largo de todo el espacio real.
El
rostro seductor de Internet- en su dimensión más profunda- resulta inseparable
de lo advertido en el párrafo precedente. Todos somos usuarios y nuestra vida
ya no será como era antes de la red. De allí que por conscientes que fuéramos
seremos involuntarios colaboradores con la reacción en su infatigable tarea de
compilar información para ser utilizada en el preciso momento que la
necesitaren. La Kafkiana situación descrita en las presentes líneas no puede
resolverse con trilladas y simplistas fórmulas. Ninguna fuerza política, ningún
movimiento social, ningún militante ni quiere, ni puede estar fuera de la red.
Por lo tanto, contamos con más dudas que certezas. ¿Disputarle y ganarle la
INTERNET al imperialismo es una utopía realizable?
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