Bases
de EE.UU. en Honduras: Colonización del siglo XXI
27 MARZO 2013
La colonización del siglo XXI.
Es así como perciben algunos vecinos en el norte de Honduras el despliegue de
una base militar estadounidense en Mosquitia, hace dos años, y que modificó los
hábitos de los indígenas.
El silencio de la jungla se
rompe con el ruido de los helicópteros. Las actividades tradicionales de la
población, tales como la caza y la pesca, ahora se ven obstruidas por la nueva
situación. “La verdad, esto es un problema. Porque esto cambia el panorama y la
misma seguridad de nosotros. En ciertas zonas las comunidades no pueden
circular libremente, porque te ponen límite de no cruzar. Entonces, eso para
nosotros es un problema grave”, explica Norvin Goff Salinas, presidente de
MASTA (organización indígena del pueblo misquito).El descontento con la
presencia estadounidense en el país llegó a su cenit en mayo pasado, después de
una redada contra el narcotráfico. El operativo, que contó con la asistencia de
un grupo de efectivos norteamericanos, dejó un saldo de 4 civiles muertos,
entre ellos mujeres. Meses después, algunos activistas hondureños dieron la voz
de alarma afirmando que, próximamente, Washington planea abrir otra base
militar en Honduras que podría convertirse en la mayor en toda América Latina.
“Los EE.UU. tienen previsto
(aunque no se ha hecho público) instalar una enorme base, en la plataforma
marítima precisamente. Nosotros hemos denunciado que esta base (que
nadie dice nada, que todo está en silencio), también amenaza a los pueblos
hermanos. EE.UU., hay que recordar, siempre ha usado a Honduras como una
plataforma para invadir a otros pueblos hermanos, como sucedió en los 80 contra
Nicaragua. Esta vez podría ser Venezuela”, expresa Berta Cáceres
Flores, coordinadora general del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e
Indígenas de Honduras (COPINH).
La primera instalación militar
norteamericana en territorio hondureño se desplegó en los años 80 en Palmerola
y la segunda se erigió en Mosquitia en 2010 bajo el propósito de frenar el
narcotráfico. Las autoridades hondureñas ya se han apresurado a desmentir la
información sobre la apertura de una nueva base en su territorio y califican de
meras especulaciones estos rumores.
Cabe recordar que en una
entrevista exclusiva a RT el presidente de Honduras, Porfirio Lobo,
afirmó que no sabía “absolutamente nada” de la posible instalación de una nueva
base militar estadounidense en el norte de su país.
Entre tanto, esta cuestión
preocupa a numerosos analistas políticos de diferentes países. Muchos de ellos
creen además que los intereses de Washington en Centroamérica van más allá de
las cuestiones meramente del ámbito de la seguridad.
“Las bases militares de EE.UU.
son la representación viva del monopolio neocolonial que sigue ejerciendo
EE.UU. en aún una buena parte de América Latina. La necesidad de estas bases y en
general la necesidad del reforzamiento del control político, económico, militar
de EE.UU. sobre determinados gobiernos de esta región, como es el caso de
Honduras, hoy es aún más importante para EE.UU. En primer lugar, porque se
siguen fortaleciendo estructuras supernacionales de integración de la región,
alternativas al dominio de EE.UU., como es el ALBA o UNASUR“, dice el
periodista José Manzaneda.
Una situación complicada que no
siempre se puede apreciar a primera vista, sobre todo por aquellos habitantes
que viven lejos de estas bases militares. Algunos, ante el desconocimiento del
grueso de la situación, miran con buenos ojos este tipo de cooperación con los
estadounidenses.
“Para nosotros es bienvenida la
base militar norteamericana aquí, en Honduras. Para nosotros son bien llegados
acá”, dijo una hondureña, mientras otro ciudano comentó: “No le veo ningún
punto ni a favor ni en contra. Siempre hay posibilidad de que podamos estar
bien defendidos por parte de Estados Unidos”.
La presencia militar norteamericana
en Honduras sigue siendo un tema controvertido. Mientras que unos abogan por la
necesidad de intensificar la colaboración con los Estados Unidos, otros
consideran que sus bases amenazan la idiosincrasia de los pueblos indígenas, y
además podrían provocar la desestabilización de toda la región.
Fuente original RT
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