Su
Excelencia Maura Connelly, embajadora de Estados Unidos en Líbano, además de
oficial de la Inteligencia Militar.
«TENDENCIAS
DEL ORIENTE»
Plan
estadounidense de
desestabilización regional, desde Irak
hasta Líbano, pasando
por Siria y
Jordania
por
Ghaleb Kandil
SOCIOS | BEIRUT (LÍBANO) | 12
DE MARZO DE 2013
No resulta exagerado decir que
la embajadora de Estados Unidos en Líbano, la señora Maura Connelly, acaba de
dar el pitazo de inicio del nuevo plan estadounidense tendiente a crear una
situación de desorden en materia de seguridad y un ambiente de confrontación
que lleve a un vacío en el país en ocasión de las elecciones legislativas. Se
trata de una consulta electoral que Washington quiere que se realice en la
fecha prevista, invocando para ello el respeto de los plazos constitucionales,
cuando en realidad la está utilizando a favor de sus propios planes.
Los movimientos coordinados de
los grupos extremistas takfiristas, sus discursos provocadores que exacerban
las tensiones políticas y sus campañas mediáticas contra el Hezbollah son parte del plan
estadounidense destinado a estimular la escalada en el terreno, con la
complicidad activa de la Corriente del
Futuro y de empresas mediáticas en cuyo seno trabajan enviados de los
servicios de inteligencia estadounidenses destacados por el buró de
comunicación estadounidense con base en Dubai. Durante los 2 últimos años,
habían fracasado todos los esfuerzos de Estados Unidos por provocar una
discordia sectaria.
Habría que interrogarse sobre
la relación de los jeques Ahmad al-Assir
y Dai al-Islam al-Chabal con Estados
Unidos. Es clara la respuesta: esa relación se mantiene a través de quienes
financian desde el Golfo (Arabia Saudita, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos,
Kuwait y el clan Hariri en el Líbano) a esos dos dignatarios extremistas, ambos
directamente vinculados con los estadounidenses, cuyas instrucciones cumplen al
pie de la letra.
El plan consiste en asestar un
golpe a varios pilares de la estabilidad libanesa, representada por la fórmula
de poder instaurada en Líbano a partir de la formación del gobierno de Najib
Mikati. La acción de Washington busca vincular entre sí los temas
más explosivos de la región, esencialmente Siria, Irak, el Líbano y Jordania.
Su objetivo es mejorar las condiciones de negociación para reforzar la
influencia de sus colaboradores en la región, sobre todo teniendo en cuenta que
esa influencia había disminuido seriamente a raíz de la retirada estadounidense
de Irak y de las derrotas israelíes en Líbano y Palestina.
En ese contexto, [la
embajadora] Maura Connelly transmitió al presidente de la República Michel Sleiman, al primer ministro Najib Mikati y al ministro del Interior
Marwan Charbel, mensajes en los que demanda el
comienzo de los preparativos para la realización de las elecciones legislativas
en junio próximo en base a la ley de 1960. La razón es que el hecho de cambiar
esa ley por otra diferente conduciría a un nuevo retroceso de la influencia de
Washington y de sus aliados en Líbano y en la región, incluyendo a los
centristas, cuyos lazos con Occidente ya no son un secreto para nadie.
La demanda transmitida por la señora Connelly creó un clima eléctrico en el
seno del gobierno libanés después de que los señores Sleiman, Mikati y Charbel cedieran a los «deseos»
estadounidenses, que reflejan un cambio de táctica de parte de Estados
Unidos, país que ha decidido dejar atrás los tiempos de la
estabilidad y optar por la escalada en la región, desde Irak hasta el Líbano y
pasando por Siria y Jordania.
El movimiento emprendido por el
Consejo de Cooperación del Golfo para presionar al Líbano y amenazar de
expulsión a miles de libaneses que trabajan en los países miembros del Consejo
es uno de los elementos de ese plan. Lo mismo sucede con la feroz campaña
tendiente a desacreditar al ministro [libanés] de Relaciones Exteriores, Adnane Mansour, y con las noticias
sobre la purga contra el jefe de la diplomacia y los dos ministros del
Hezbollah. Las filtraciones sobre la intención del presidente Sleiman de pedir
a los ministros cercanos a él que demisionen son también parte de la misma
maniobra. Todas esas medidas, si llegasen a aplicarse, significarían un golpe a
la estabilidad gubernamental y política a los más altos niveles del Estado.
Esos datos prueban la
existencia de un plan estadounidense de desestabilización cuyo objetivo es
ampliar el campo de batalla sirio extendiéndolo al Líbano, para poner sobre la
mesa de negociación el tema de las armas de la Resistencia. Y el objetivo final
sería, por supuesto, garantizar la seguridad de Israel debilitando a la
Resistencia.
Ghaleb Kandil
Fuente: New Orient News (Líbano)
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