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martes, 19 de marzo de 2013

En busca de la Intervención militar directa en Siria




En busca de la Intervención militar directa en Siria
Manuel S.  Espinoza J.




A pesar de haber quedado demostrado, que la guerra que dirigió la OTAN contra el régimen de Gaddafy fue la que permitió su derrocamiento y asesinato, muchos analistas aún insisten en afirmar el carácter endógeno de las rebeliones calificadas como “revoluciones primavera”.  La  salida más cómoda para dichos analistas, ha sido diluir en  la confusión a sus lectores al afirmar que  la población en Siria, se encuentra atrapada entre la dictadura y las facciones fundamentalistas islámicas y que, por lo tanto, urge la intervención militar de occidente para que instaure un verdadero régimen democrático.



Por eso en el debate abierto sobre el tema, el enfoque que se vislumbra como un error común de análisis resulta no ser más que una parte del pastel mediático, para ablandar a la opinión pública global en función de que, al final, acepte la intervención militar de Occidente (léase OTAN).




En un análisis anterior, nos atrevimos a afirmar que la guerra en Siria tiene mucho de los esquemas militares aplicados en Nicaragua en los años 80s; cuando en aras de evitar la intervención directa  estadounidense que hubiera acabado con la revolución sandinista en poco  tiempo, tuvo más lógica someterse a una guerra de desgaste de 10 años, para no desaparecer casi por completo del plano político nacional y regional. Lógicamente ninguna guerra es igual a otra, pero sí muchas de las estrategias surgen casi de un mismo manual de los diferentes ejércitos involucrados. Por lo tanto, muchos afirman que sin la intervención militar directa de Occidente, no se podrá destruir al régimen de Assad, cual si eso fuese un objetivo necesario y hasta deseable.   Para Occidente, naturalmente, ello sí resulta tal. 



Un análisis del desarrollo de la guerra en Siria de los últimos tres meses señala hacia una sola dirección: propiciar las excusas necesarias  para atacarla abiertamente con el poderío militar occidental. Por eso, muchas "razones" en pro de esa "salida" aparecen a diario publicadas en los medios de occidente.



En diciembre del 2012, la llegada de los misiles tierra-aire “ patriots”, que se instalaron en la frontera Turco- Siria, se enfocó como una medida de apoyo por parte de la OTAN para la defensa de Turquía y no como una zona de exclusión de avanzada, preludio de los preparativos de una intervención militar. Poco a poco, países como Francia, Holanda y Alemania han expresado su voluntad de enviar este tipo de baterías antiaéreas facilitando así la participación militar compartida de ocidente en contra de Assad.



Desde mediados de ese mismo mes, EE.UU manifestó su preocupación de que el gobierno sirio hiciera uso de armamento químico. Su supuesta preocupación radicaba en el temor a que si este tipo de armas cayera en manos de los extremistas islámicos. Partiendo de ello,  se argumenta que así le corresponde a naciones responsables como las occidentales asegurarse del control y resguardo de este tipo letal de rmamento.



Mientras se anunciaba que la ONU estudiaba la posibilidad de enviar una fuerza de pacificación de 4,000 a 10,000 soldados  (otra  forma de intervención), el portaviones “D. Eisenhower” se encontraba cerca de las costas sirias con, por lo menos, una tropa de 8,000 soldados.



Hay muchas otras acciones, efectuadas vía las declaraciones por los medios de Inglaterra, e Israel, que abiertamente despejan como inevitable la guerra en ese país a nivel de intervención militar directa. Los niveles de coalición se perciben de diversas maneras, sobre todo cuando abiertamente países vecinos anuncian el apoyo económico y militar a los opositores al régimen sirio.



Al cumplirse dos años del inicio de la guerra contra Siria, en este país han muerto alrededor de 70 mil ciudadanos y se registran 2 millones y medio de refugiados. EE.UU anunció en días pasados que está listo para otorgarle un financiamiento a la oposición de 60 millones de dólares, tal y como lo practicó con los “Contras” en Nicaragua.  Rusia, por su parte, recién anunció que su fuerza naval reanudará las  tareas de  resguardo de su seguridad nacional patrullando desde el Mediterráneo y que dicha fuerza estará ubicada en el puerto sirio de Tartus. Ello genera una lectura clara sobre lo prolongada puede ser aún la guerra contra este país, mientras occidente siga interviniéndolo militarmente o peor, si se atreve a aplicar contra el mismo la macabra receta Libia.



* Msc. Manuel S.  Espinoza J.
Presidente Ejecutivo del Centro Regional de Estudios Internacionales (CREI)

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