Republicanos y antisandinistas, compañeros de infortunios
Por: Carlos Escorcia Polanco
El despertar de las masas latinoamericanas es un fenómeno que
ya no se limita a los países al sur del Río Bravo hasta la Patagonia. Ya en
Estados Unidos las minorías se dieron cuenta de su poder durante la última
elección presidencial y esto tiene en estado de pánico a las élites dominantes
de ese país.
Aunque Barack Obama está lejos de ser el representante genuino de las clases populares en Estados Unidos, si lo medimos desde la perspectiva de la Revolución Democrática que campea por todo Latinoamérica, en el contexto estadounidense representa una alternativa para las minorías, los inmigrantes, los jóvenes, las mujeres y las clases trabajadoras en general.
Este fenómeno coloca al virulento y fanático partido Republicano en una posición extrema que lo aísla cada día más del electorado norteamericano, convirtiéndolo en compañero “natural” de infortunios de las oligarquías explotadoras de Latinoamérica y muy particularmente la moribunda Oligarquía nicaragüense.
No son hermanas gemelas, son madre e hija. Republicanos y
antisandinistas están unidos por un mismo cordón umbilical que le da a los
últimos su carácter mercenario y anti-patriota. Todas sus acciones y omisiones
reflejan un tronco común.
El ADN ideológico del partido republicano de los Estados
Unidos y el de la oposición antisandinista nicaragüense es el mismo. Son zorros
del mismo piñal, comparten la misma política de dominación, marginación y
menosprecio a las clases trabajadoras.
La derecha nicaragüense ilusamente tenía la esperanza que se
produciría un efecto carambola espectacular con las elecciones presidenciales
en Venezuela y Estados Unidos. Soñaban que tanto Barack Obama, como Hugo Chávez
perderían las elecciones en sus respectivos países y eso les permitiría
presionar y aislar al presidente Ortega, teniendo así poderosos aliados en la
Casa Blanca en Washington y en el palacio de Miraflores en Caracas.
Pero nada de eso sucedió y ahora la derecha nicaragüense se
encuentra en un callejón sin salida, mientras sus amos, los republicanos, se
dirigen a un espantoso despeñadero que en Estados Unidos han bautizado como
abismo fiscal, el cual están lejos de haber superado. Las crueles, ilegales, inmorales
e inhumanas agresiones contra Irak, Libia y Siria de parte de Estados Unidos y
la OTAN, no les han permitido salir de la peor recesión económica del mundo
capitalista desde el derrumbe financiero de 1929.
La profunda crisis del sistema capitalista está llevando a Estados Unidos y a Europa a una crisis de dimensiones apocalípticas, que sabremos como comienza, pero nadie puede predecir cómo terminará. Así las cosas, “quién podrá salvarnos” se lamenta la moribunda oposición antisandinista, famosa más por sus exabruptos verbales que por su sobriedad y seriedad en el análisis político.
La escritura en la pared apareció cuando el hoy ex–presidente
de Costa Rica, Oscar Arias, se auto-erigió en el “líder” de la comunidad
centroamericana y sin ser el presidente del SICA (Sistema de Integración
Centroamericana) convocó a los presidentes Centroamericanos a reunirse en San José
con él y con el vice-presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Ni Honduras,
gobernada aún por el presidente Manuel Zelaya, ni Nicaragua encabezada por el
presidente Ortega asistieron a la reunión.
Los restantes presidentes centroamericanos llevaban su listita de peticiones de ayuda, pero todos salieron con las manos vacías, ya que Biden les dijo que Estados Unidos enfrentaba una gravísima recesión económica y no estaba en condiciones de darles ninguna ayuda económica. La ilegal reunión resultó un completo fracaso, pero los analistas de derecha nicaragüenses no percibieron la señal que la dirección en que soplan los vientos estaba cambiando radicalmente y dichos vientos ya no les eran favorables.
Mientras tanto, el presidente Daniel Ortega se dio a la tarea con la ayuda del ALBA de implementar una agresiva y profunda agenda social de restitución de derechos, auxiliando a las clases populares que habían visto con angustia cómo durante 17 años se les miraba con profundo odio y desprecio por parte de las “paralelas históricas” Timbuco-Calandracas de los últimos 3 regímenes títeres e incondicionales de Estados Unidos.
El presidente Ortega, con la experiencia de 10 años de gobierno durante la primera etapa de la Revolución y 17 de duras luchas desde la llanura, acompañando y guiando a los descalzos, a los humildes y a los desheredados de la sociedad nicaragüense, logró con éxito espectacular pasar a la ofensiva no solo implementando su ambiciosa agenda social a favor de los come-cuando-hay, sino que desarrolla la más amplia agenda financiera y comercial que le permite trabajar en estrecha cooperación con el sector privado nicaragüense, convirtiéndolo en su mejor aliado.
Ortega, el político más astuto que ha conocido Nicaragua
desde la época del “viejo zorro” Emiliano Chamorro Vargas, el caudillo
conservador de la década de los 20s del siglo pasado, promovió profundas
transformaciones en el modelo productivo nicaragüense, concentrándose en la
transformación de la matriz energética dependiente del petróleo en un 80%. Hoy
dicha dependencia ha sido reducida a un 50%, siendo la meta reducirla en un
90%. Sólo el 10% de la electricidad del país será generada por el petróleo a
fines de 2015 según los planes del gobierno.
Los programadas de Restitución de Derechos de las clases desvalidas y la transformación de la matriz energética, acompañada de la flexibilización de políticas crediticias para los históricamente marginados y otros programas de auxilio social para las clases trabajadoras, tuvieron un impacto directo en las últimas 2 elecciones, la presidencial de Noviembre de 2011 y las recientes elecciones municipales de Noviembre de 2012.
Lejos de ver la realidad, la Oligarquía nicaragüense prefirió buscar chivos expiatorios y embarcarse en fantasiosas acusaciones que más bien desprestigiaban a quienes las hacían. Buscando siempre el famoso “efecto carambola” la Oligarquía nicaragüense lanzó una muy bien orquestada campaña mediática contra quien creían ellos era el verdadero culpable de su debacle en las urnas.
Intentando tapar el sol con un dedo y una vez más menospreciando e insultando la inteligencia del pueblo nicaragüense, los diarios La Prensa de Nicaragua y La Nación de Costa Rica se dieron a la tarea de cuestionar y atacar al embajador de Nicaragua en Costa Rica, Harold Rivas y a su hermano Roberto, presidente del Consejo Supremo Electoral de Nicaragua para según ellos lograr la justicia que no creían posible obtener en Nicaragua.
Como sucede con todas las acusaciones de la Oligarquía nicaragüense contra el gobierno Sandinista, los cargos contra los hermanos Rivas carecían totalmente de todo mérito, desinflándose otro globo mediático de la oposición antisandinista. La propia fiscalía costarricense pidió desestimar la investigación que gracias a las “revelaciones” de La Prensa y La Nación había iniciado contra el embajada de Nicaragua y el Consejo Supremo Electoral de Nicaragua. (Ver, “Fiscalía tica pide rechazar denuncia contra Rivas”, LA PRENSA, 29 de Abril de 2010).
La lenta y prolongada agonía de la oposición antisandinista
ha sido marcada por la crisis de credibilidad. No les cree la empresa privada
nicaragüense, a pesar de ser sus aliados naturales. El COSEP se entiende muy
bien con Ortega ante la ira de Timbucos y Calandras más su furgón de cola el
MRS. No les cree el sistema judicial costarricense, no les cree la OEA, no les
cree la embajada de Estados Unidos, no les cree el Departamento de Estado. No
les cree el pueblo como lo confirman las encuestas pagadas por ellos mismos. No
les cree nadie.
Los únicos que podrían ayudarles, los republicanos en Estados Unidos, están de capa caída. Ocho años de administración de George W. Bush, sembrando odio, destrucción y muerte por el mundo, solo consiguieron que el mundo entero viera a Estados Unidos como país agresor. Tal desprestigio comenzó a cambiar con la elección de Barack Obama, bautizado privadamente por los oligarcas catrachos y nicaragüenses como “el negrito del batey”.
Durante los primeros cuatro años del gobierno de Obama, los republicanos se embarcaron en una feroz campaña de acusaciones racistas contra el primer presidente negro de Estados Unidos. Aunque Obama esta lejos, muy lejos de ser revolucionario, la Oligarquía neosomociana nicaragüense lo considera “comunista”, cuento chino ideológico heredado de la tiranía somocista.
Desesperados, jalándose de las mechas, en una medida patética, la Oligarquía neosomociana nicaragüense, se aceró a la parlanchina parlamentaria cubano-batistiana de Miami, la representante (no senadora como falsamente gustan llamarla los timbuco-calandracas criollos), Ileana Ross-Lethinen. Aunque la legisladora republicana no perdió su escaño, la abrumadora derrota sufrida por su partido en las elecciones presidenciales en donde Obama resultó reelecto, ciertamente debilitaron políticamente a la republicana aliada de los anti-Sandinistas. Los republicanos no ganaron ni en Florida, considerado bastión republicano batistiano somociano.
Por si esto no fuera suficiente, la derecha nicaragüense se deshizo en elogios, lustrándole las zapatillas “florsheim” a otro pavo real de la fauna republicana del estercolero de Miami, el senador cubano-americano Marco Rubio (este si es senador). La indigna oposición autoapodada “Sectores Democráticos” corrió a llorarle a ambas fichas de la amargura republicana batistiana, Ross y Rubio y hasta los agasajaron en un hotel de Miami, pero de nada les sirvió.
El joven imberbe Marco Rubio les prometió todo su apoyo a los
representantes Timbuco-Calandracas pinoleros y hasta introdujo un ante-proyecto
de ley carente de obligatoriedad de ley (non binding resolution) condenando el
“fraude” electoral nicaragüense. Dicho ante proyecto de “ley”, más de un año
después, sigue engavetado en los anaqueles del capitolio en Washington.
Y como si a los Republicanos gringos y oligarcas criollos les hubiera caído “sal”, la torpeza del senador republicano por Arizona, John McCain, descarriló la candidatura de la embajadora norteamericana ante la ONU, Susan Rice, furibunda enemiga de Nicaragua, al puesto de Secretario de Estado. El nuevo secretario de estado es el senador John Kerry, quien conoce al dedillo las andanzas de narcotráfico de la contra nicaragüense.
Su última patética y maquiavélica carta de “triunfo” es la esperanza que el creador del Universo llame a su presencia al presidente Hugo Chávez, quien lucha por su vida, generando una ola de solidaridad mundial, traducida en oraciones en cada rincón de la patria latinoamericana.
Si se diera un desenlace fatal que tanto anhela la “cristianísima”
oposición nicaragüense, la solidaridad del ALBA hacia Nicaragua continuará, ya
que se repetirá el fenómeno que profetizó Sandino: “y si morimos, no importa,
otros nos seguirán.”
Mientras tanto, las encuestas, tanto en Nicaragua como en Estados Unidos condenan abrumadoramente a las paralelas históricas nicas por vende-patrias y a los republicanos por sus fanáticas políticas racistas e imperialistas que tienen al mundo al borde de de un abismo fiscal, sin precedentes en los anales de la historia moderna.
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