El mapa muestra el potencial petrolero en el norte de Mali.
19/1/2013
Mali está hecho añicos, ¿a
quién le toca ahora?
x Chems Eddine Chitour
El interés superior de los
capitalistas prima ante todo. Es la vuelta de la santa Francia-África que ayer
denunciaba una izquierda y que hoy acepta otra izquierda
"Es necesario que todo cambie para que todo vuelva a ser como antes". Tancredo en la novela “El Gatopardo” de Giuseppe Tomasi di Lampedusa y en la película del mismo nombre de Luchino Visconti.
¡Ya
está! Como habíamos predicho en un artículo anterior, ¡la afganización de Mali
está en marcha! ¿Por qué esa pasión de los desfacedores de entuertos del
Imperio y de sus vasallos por un país que, en teoría, es un desierto en el
sentido de que no contiene nada comestible, a menos que no tengamos toda la
información sobre las potencialidades reales de este país vecino?
Un
pequeño recordatorio: Mali logró la independencia el 22 de septiembre de 1960. Con 14.517.176 habitantes en 2009, la
población maliense está constituida por etnias diferentes. Con una economía que
todavía es esencialmente rural, Mali, país mediterráneo, forma parte de los 49
países menos avanzados (PMA). El nombre de la República de Mali proviene del
antiguo Imperio de Mali fundado por Soundiata Keïta en el siglo XIII y que tuvo
su apogeo en el siglo XIX. Con sus 1.241.238 kilómetros cuadrados Mali
es el país más vasto de África después de Níger.
Mali
es un país subdesarrollado y el 65% de su territorio es desértico o
semidesértico. La actividad económica está limitada sobre todo a los
alrededores de la región fluvial irrigada por el río Níger. Entre 1996 y 1998
varias empresas multinacionales llevaron a cabo operaciones de prospección de
oro y el gobierno prevé que Mali se convierta en un importante exportador de
oro en la región subsahariana. Además del algodón (en 2004 fue el duodécimo
productor mundial) y de sus derivados (grano de algodón), Mali es un importante
productor de mangos (200.000 toneladas).
En
2005 el producto interior bruto por habitante se calculaba en 380 dólares
(según la base de datos de 'World Development Indicators, WDI, Indicadores de
De sarrollo Mundial). Un porcentaje importante de la población, es decir, un
36,1%, vive por debajo del umbral de pobreza (2005) [según
otras fuentes la cifra real es más del doble] con una tasa de paro muy
elevada, un 30%. El Índice de Desarrollo Humano (IDH) era de 0,371 en 2007. El Indicador
de Pobreza Humana sitúa a Mali en el puesto 107 de 177. Mali posee una
de las tasas de fecundidad más altas del mundo con 6,54 niños por mujer. La
tasa de alfabetización se sitúa entre un 23 y un 46% según las fuentes.
Por
consiguiente, no es El Dorado, aunque se hable de descubrimientos de
hidrocarburos y de un yacimiento de hidrógeno único en el mundo. Sin embargo,
el Imperio quiere salvarlo, a pesar de él, de sus demonios islamistas, aunque,
como vemos, el verdadero problema es un problema de desarrollo, la
manipulación de las masas en nombre del Divino es más fácil cuando se tiene el
estómago vacío, cuando ya no hay perspectivas terrestres, queda el Más Allá.
Los acontecimientos se precipitan
Otro
pequeño recordatorio del trágico culebrón maliense: el 30 de marzo de 2012 la rebelión
tuareg y los grupos islamistas armados vinculados a AQMI (Al Qaeda del
Magreb Islámico) se hacen con el control de las capitales de las tres regiones
del norte de Mali: Kidal, Gao y después Tombuctú. El 1 de abril un golpe de Estado
militar en Bamako había derrocado, el 22 de marzo, el régimen del presidente
Amadu Toumani Touré; la junta mencionó el fracaso del régimen contra la
rebelión. El 13 de abril Dioncounda Traoré es investido presidente en funciones
en virtud de un acuerdo entre la junta y la Comunidad Económica de los Estados
de África Occidental (ECOWAS, por sus siglas en inglés) que prevé la vuelta al
poder de los civiles. Traoré amenaza a los rebeldes tuareg y a los grupos
islamistas del Norte con una “guerra total e implacable”.
El
27 de junio AQMI y sus aliados del Movimiento para la Unicidad de la Yihad en
África Occidental (MUJAO, por sus siglas en francés) y de Ansar Eddine aplastan
a los rebeldes del MNLA [siglas en
francés de Movimiento Nacional para la
Liberación del Azawad] y después les expulsan de Tombuctú y alrededores. El
MNLA, que al principio de su ofensiva estaba aliado con los grupos islamistas y
después fue marginado, ya no controla ninguna plaza fuerte en la región. Desde
el día siguiente, 28 de junio, los islamistas armados, que se habían convertido
en amos absolutos del norte, emprenden la destrucción de los mausoleos de
santos musulmanes de Tombuctú.
El
12 de octubre la ONU adopta una resolución que prepara el despliegue de una
fuerza militar y da 45 días a los países que constituirán la parte central de
esta, los de África Occidental, para precisar sus planes. El 11 de noviembre
varios dirigentes de la ECOWAS y de otros países africanos deciden enviar 3.300
militares durante un año para ayudar al ejército maliense a expulsar del norte
a los grupos islamistas. El 11 de diciembre se obliga a dimitir a Cheick Modibo
Diarra de su puesto de primer ministro. Al día siguiente se nombra a su
sucesor, Diango Cissoko. El 20 de diciembre el Consejo de Seguridad de la ONU
aprueba el despliegue de una fuerza internacional en Mali sin fijar un
calendario preciso. El 10 de enero de 2013 los islamistas se adueñan de la
localidad de Konna a 70 kilómetros de Mopti. El 11 de enero, al final de la
tarde, Francois Hollande confirma el compromiso de las fuerzas armadas
francesas en Mali “el tiempo que sea necesario”.
Curiosamente,
estas últimas semanas se había tenido la esperanza de una posible paz sin
intervención militar, sobre todo con los acuerdos de Ansar Eddine y del MNLA en
Argeria que después debían ser recibidos por los responsables de ECOWAS para
una solución negociada. Los acontecimientos se han precipitado. El 20
de diciembre de 2012 se arrancó una resolución a la ONU que autoriza una
intervención en caso de fracaso de la diplomacia. Esta diplomacia no ha
podido demostrar sus aptitudes puesto que tres semanas después Francia
intervenía para detener a los movimientos que se reivindican de un islam
fundamentalista, sin acuerdo del Consejo de Seguridad.
Se
dice que Francia, temiendo que el norte de Mali, que está situado en el centro
de su esfera de influencia en África, se convirtiera en un santuario de grupos
terroristas, decidió intervenir militarmente y desplegar el viernes 11 de enero
aviones Mirage y helicópteros de combate para detener una columna de
combatientes que avanzaba hacia el sur. Según el primer ministro francés
Jean-Marc Ayrault se trataba de “detener la amenaza terrorista”. Una amenaza no
solo a los países africanos, sino también a “Francia y Europa”, declaró en una
corta intervención televisada el sábado por la mañana.
La
intervención en Mali se inició después de que el 20 de diciembre Francia
presionara para que el Consejo de Seguridad de la UNU adoptara la resolución
2085. Con
todo, ninguna resolución de la ONU autoriza (ni prohíbe) la intervención
francesa. Cuando Assad menciona la presencia terrorista representada
por Al Qaeda (que sin embargo al parecer está bien confirmada, sobre todo en el
caso de la toma de la base militar de Taftanaz), no hay que olvidar que los
intereses de Francia también residen en los recursos en uranio de los que
dependen sus centrales nucleares, situados fundamentalmente en Níger. Hay unos
intereses estratégicos que hay que proteger. Invitado al telediario de las 20h
de 'France 2' el sábado por la noche, Jean-Yves le Drian no excluyó que las
tropas francesas remonten hasta Tombuctú, una ciudad situada en el norte de
Mali y controlada por los rebeldes islamistas. “No hay bloqueo en los planes de
acción de nuestras fuerzas, así que, por qué no, un día. Todas las hipótesis
son posibles”. Nos dirigimos, por lo tanto, hacia un posible estancamiento.
Las reacciones
En
Francia es total la unanimidad de la clase política. Con todo, hay peros. Marine
Le Pen, por su parte, parece más prudente. Legitima la intervención francesa
señalando esta paradoja: “No obstante, esta intervención legítima muestra una
cruel paradoja cuando se sabe que los gobiernos franceses han contribuido a
abonar el terreno a los islamistas en Libia y Siria aportando ayuda, asistencia
y armas a los fundamentalistas de estos países, que hoy se utilizan para atacar
a un aliado histórico de Francia”.
Otra
reacción opuesta a la unanimidad “Umps” es la de Dominique de Villepin en una tribuna de 'Journal du Dimanche'
reproducida por 'Le Monde'. Villepin se pregunta en el artículo titulado “No,
la guerra no es Francia”:
“¿Cómo
ha podido ganar de esta manera el virus neoconservador todos los espíritus? La
unanimidad de los belicistas, la aparente precipitación, lo ya visto de los
argumentos de la “guerra contra el terrorismo” me preocupan”, escribe el
ex-ministro de Exteriores que en febrero de 2003 llevó a la ONU el “no” de
Francia a la guerra en Iraq. Para él, “en Mali no se reúnen ninguna de las
condiciones del éxito. [...] Luchamos a ciegas a falta de un objetivo para la
guerra. Detener la progresión de los yihadistas hacia el sur, reconquistar el
norte del país, erradicar las bases de AQMI son otras tantas guerras
diferentes”, añade.
“Luchamos solos a falta de un interlocutor maliense sólido”, explica. “Evicción
del presidente en marzo y del primer ministro en diciembre, desmoronamiento de
un ejército maliense dividido, fallo generalizado del Estado, ¿en quién nos
vamos a apoyar?”. Por último, “luchamos en el vacío a falta de un apoyo
regional sólido. La Comunidad de Estados de África Occidental permanece en
segundo plano y Argelia ha marcado sus reticencias”, añade quien se jacta de
“no haber dejado de comprometerse por la resolución política de las crisis y
contra el círculo vicioso de la fuerza” desde 2003 en Iraq.
Por
su parte, la jefa de la diplomacia europea Catherine Ashton consideró que el
reinicio de los enfrentamientos en Mali hacía “necesaria la aceleración del
compromiso internacional” para restaurar la integridad territorial de este
país. David Cameron ofrece sus aviones cargo y Estados Unidos propone vigilar
vía satélite los movimientos de los condenados de la tierra. Hasta la
secretaria general de la Francofonía se ha dignado hacer un comunicado sobre
una “movilización urgente” a favor de una intervención internacional en Mali.
Naturalmente,
los medios dominantes no escatiman las exclusivas sobre la unanimidad total de
la comunidad internacional (léase los países occidentales) que aplauden la
muerte de un centenar de hombres porque “son terroristas”.
Jean-François Chalot ve en ello una injerencia malsana en
nombre del gran capital:
“Están
todos ahí, bien erguidos sobre sus botas, para apoyar la intervención militar
francesa en Mali. Están bien alineados, al completo: el PS, las dos facciones
de UMP [Union pour un Mouvement Populaire] unidas en las circunstancias y el
FN… Aquí no hay trabas presupuestarias que valgan… El interés superior de los
capitalistas prima ante todo. Es la vuelta de la santa Francia-África que ayer
denunciaba una izquierda en la oposición y que hoy acepta una izquierda liberal
en el poder. Solo falta la Iglesia para bendecir los bombarderos…. Es como en
1914, ¡viva los comerciantes de cañones! Se ha manejado bien el bombardeo
mediático: se presenta a los aguerridos y sanguinarios islamistas que atacan
Mali olvidando que en el momento de la caída de Gaddafi hombres bien equipados
militarmente atravesaron el gran desierto para ir a Mali. Cuando el MNLA, Movimiento
Nacional para la liberación de Azawed, proclamó la independencia del norte del
país obtuvo el apoyo benévolo y activo financiera y políticamente de Francia.
[…] La lucha contra el islamismo radical no es sino un engaño. […] Aquí el
imperialismo lucha contra ese islamismo mientras que allí, justo al lado, en
Libia, el mismo imperialismo le ayuda a acceder al poder. […] Lo que prima es
la geopolítica y los intereses; así es cómo Estados Unidos, por su parte, trata
de reducir la influencia francesa y garantizar una presencia política y
económica en África. [...] Estos son los verdaderos retos. Se sacrifica al
pueblo de Mali”.
Las acciones desfasadas de
Argelia
La
solución política en la que cree Argelia y que ha repetido machaconamente
contra viento y marea ha fracasado. Sin embargo, el Acuerdo de Argel de la
semana pasada entre las diferentes facciones, MNLA y Ansar Eddine por una
resolución política hizo que por un momento se vislumbrara un inicio de
solución. Quedó en nada, lo que supuso un fracaso en toda regla de los intentos
diplomáticos argelinos de evitar la guerra.
Tenemos
un conflicto a las puertas y la Televisión Argelina no habla de ello. El
encuentro tripartito Argelia-Túnez-Libia sobre la seguridad de las fronteras
reforzó la solución política preconizada por Argelia. Incluso fracasó un
intento de establecer unos métodos de resolución de conflictos “a la antigua”.
Los
malienses dieron la espalda al encuentro de Adrar. Los representantes de las
diferentes facciones malienses no se desplazaron para el encuentro previsto en
Adrar. Del lado argelino incluso se abstuvieron de venir a la reunión
preparatoria del cónclave las personalidades políticas designadas para estas
negociaciones, aparte de algunos miembros de la sociedad civil argelina, unos
notables de Tamanrasset, de Illizi y de Ouargla.
Laurent
Fabius se felicitó ayer por la colaboración de Argelia que al abrir su espacio
aéreo permitió a Francia acudir en ayuda de Mali. Argelia “permitió que se sobrevolara su
espacio aéreo y se lo agradezco”, declaró el ministro de Exteriores en el programa
«Grand Jury LCI-Le Figaro-RTL». “Francia tenía que intervenir urgentemente, de
otro modo ya no existiría Mali, sino un Estado terrorista […]. La
decisión de Argel de abrir su espacio aéreo a los aparatos franceses basados en
territorio nacional y que atacan a los islamistas en el norte de Mali es
significativa teniendo en cuenta la tradicional desconfianza de las autoridades
argelinas ante cualquier intervención miliar de París en la región”.
Una vez que la fuerza africana tome el relevo en el norte de Mali “será
necesario que los argelinos cierren sus fronteras para cortar a los
combatientes islamistas el acceso a sus bases”, añadió el ministro.
Como
vemos, nosotros, los argelinos, estamos defendiendo a los “colaboradores”.
Queramos o no, estamos implicados y los medios harán todo lo posible para
presentar este acto de autorización como un acto fundamental en la lucha que
lleva a cabo Francia, tanto más cuanto que Laurent Fabius nos aconseja que
“cerremos las fronteras”, lo que no dejaremos de hacer, pero que tiene una
nueva connotación, la de ahogar a los combatientes de AQMI, de Anser Eddine.
Era
previsible que fracasara la mediación argelina que quería impedir la
intervención francesa. No se lucha contra el Imperio con tirachinas. Es de
temer que Argelia tenga cada vez menos peso político en el Sahel. Sería el
momento de que reconsiderara la preservación de sus intereses a la luz de los
nuevos retos, de la nueva geopolítica de las relaciones internacionales.
También es el momento de que se explique a los argelinos los verdaderos retos
para movilizarlos llegado el momento para defender el país con conocimiento de
causa.
En
un célebre discurso el gran Aimé Césaire
hablaba de la independencia de los países colonizados y escribía: “La
lucha por la independencia es la epopeya, la independencia adquirida es la
tragedia”. Esta frase sin concesiones se aplica de maravilla a los
países africanos tras las descolonizaciones fallidas. Francia-África, ya sea de
derecha o de izquierda, es una invariante. De hecho, no es sino un
postcolonialismo o, mejor aún, un neocolonialismo en el que la antigua potencia
colonial trata de mantener de una u otra manera su poder consagrando o
eliminando a quienes contradicen sus intereses. Cincuenta años después el
continente africano francófono está más atomizado que nunca.
De
hecho, en este caso tenemos la penosa impresión de que los diferentes actores
africanos tocan una partitura que se ha escrito en otra parte y que tienen un
papel que desempeñar. En primer lugar es necesario que los medios criminalicen
'ad nauseam' a unos barbudos bárbaros que cortan las manos; a continuación
viene la parodia de la ECOWAS, cuyo mecanismo de funcionamiento está en otra
parte, no en África. Esta ECOWAS que había recibido las instrucciones de hacer
avanzar la vía de la intervención militar. También está el enigma de la Unión
Africana, convertida en botafuego, con un Comisario de Seguridad totalmente
desbordado y una presidenta que llama a la OTAN para que la libre de un
monstruo que esta última ha creado y alimentado en armas tras el linchamiento
de Gaddafi y la apertura de su arsenal a los cuatro vientos.
El
reparto del mundo en esferas de influencia hace que Estados Unidos deje
libertad de acción a Francia porque tradicionalmente África le “pertenece”.
Pero no hay que engañarse porque Mali resulta comestible, no se descarta ver
aparecer a la OTAN tanto más cuanto que la Unión Africana le pide ayuda para
expulsar a los africanos que pelean entre sí. La presión se hace a través de la
ECOWAS (el club de tiranos bajo la bota
francesa para echar una mano), que va a participar en la guerra. No cabe la
menor duda de que se va a cercenar a los islamistas ni de que las tropas
extranjeras se van a quedar permanentemente para "estabilizar" el
país que se va a sumir en el caos y no se levantará en seguida. Es necesario
que todo cambie, en el sentido de que hay que volver a delinear las fronteras
con “pueblos nuevos”, para que todo vuelve a ser como antes, como en “los
viejos tiempos de las colonias”.
La
neocolonización está en marcha y necesita una nueva partición de los
territorios con pueblos débiles, como se hizo hace un siglo con el imperio
Otomano. Las necesidades cada vez mayores de recursos mineros y energéticos han
hecho necesaria esta división. Poco importan las esperanzas de los pueblos,
ellos no cuentan. Mali está hecho añicos, ¿a quién le toca ahora? Por
reprensible que sea, curiosamente el colonialismo ha sabido crear en esta nueva
aventura colonial una estructura postdescolonización: la Commonwealth, que se
acepta más serenamente. Abyecta colonización europea que eliminó a Lumumba a
beneficio de un Mobutu, de un Tschombé y de otras escorias de la historia.
---
Chems
Eddine Chitour es ingeniero de la Escuela Politécnica de Argelia. Es autor de
varias obras sobre la energía y los retos estratégicos y de ensayos sobre la
historia de Argelia, la educación y la cultura, la globalización, los retos del
islam y la emigración.
Global
Research / Boletín Entorno / Extractado y revisado por La Haine
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