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jueves, 18 de octubre de 2012

La batalla por los rendimientos agropecuarios


Por Orlando Núñez Soto
 
 
Nuestro país es uno de los países centroamericanos con mayor capacidad de autoabastecimiento alimentario. En cinco años podríamos proponernos aumentar, el 25 por ciento de los rendimientos en algunas zonas, el 50 por ciento en determinadas áreas, incluso el 100 por ciento en determinados territorios



 
17 de octubre de 2012 | 17:56:03
 

 
Nicaragua sigue siendo un país cuya economía descansa en el sector de la agricultura y la ganadería y es uno de los países centroamericanos con mayor capacidad de autoabastecimiento alimentario. En los últimos años, particularmente durante el quinquenio 2007-2011, la economía viene mejorando progresivamente sus indicadores. Algunos economistas, sin embargo, se preguntan cómo es que vamos tan bien y nuestra economía sigue siendo la más débil de Centroamérica. La respuesta es que las dos cosas son ciertas. En estos últimos 5 años del gobierno sandinista el desempeño de la economía y de algunos rubros ha mejorado. Sin embargo, no podemos negar el rezago estructural de nuestra economía con respecto a Centroamérica, particularmente en el sector agropecuario. Este artículo quiere enfocar los dos aspectos de la percepción sobre ambas variables (coyuntural y estructural) y cuya lectura aparece muchas veces contradictoria. Esta vez, el análisis del problema se enfocaría sobre los bajos rendimientos agropecuarios en Nicaragua con respecto a Centroamérica, región que tampoco está libre de peligro, pues algunos rubros también muestran un deterioro progresivo en sus rendimientos. Según datos de la FAO, en el último quinquenio los rendimientos centroamericanos en frijoles (rojo y negro) han pasado de 12,45 quintales por manzana en 2007 a 10,64 en 2010; en maíz han pasado de 30,7 a 30,3; en Nicaragua, los mismos aparecen aún más bajos.
 
 
Previamente queremos recordar algunos aspectos de la economía centroamericana y nicaragüense: a) El peso significativo que el sector agropecuario tiene para la economía centroamericana y para Nicaragua en especial, b) El peso de los pequeños y medianos productores en el sector agropecuario, particularmente en aquellos productos que conforman la canasta básica, c) El deterioro y la vulnerabilidad progresiva del sector agropecuario, particularmente de los sectores y rubros señalados anteriormente, d) La importancia que cobran los rendimientos, tanto para caracterizar el problema como para solucionarlo, sobretodo para Nicaragua que acusa los rendimientos más bajos de Centroamérica en la mayoría de los productos.
 
 
Enfrentamos además la paradoja ambiental y económica siguiente: Los altos rendimientos en productos como la caña de azúcar y el maní, por ejemplo, cultivados por grandes empresas y situados en las mejores tierras del país, atentan progresivamente contra el entorno agro-ecológico. Por otro parte, los bajos rendimientos en productos como el maíz, el frijol y la ganadería de crianza, administrados por pequeños productores, son afectados progresivamente tanto por el entorno agro-ecológico como por el cambio climático. Por lo tanto, el aumento de los rendimientos con criterios agro-ecológicos se convierte en la principal batalla para enfrentar esta situación, particularmente en un país que está a punto de agotar su frontera agrícola y está sometido al vendaval del cambio climático, la crisis económica y el empobrecimiento que generan los bajos rendimientos para la mayoría del campesinado nicaragüense.
 
 
La motivación principal de este trabajo es llamar la atención sobre el deterioro de los suelos, rendimientos y nivel de vida de los productores rurales debido a la crisis de productividad en que se encuentran; mostrando asimismo, la posibilidad y potencial que existe para aumentar la producción, vía el aumento de la productividad. Lo que implicará mayor cobertura, mayor esfuerzo programático, mayor coordinación entre las instituciones públicas y las asociaciones de productores: vía el mejoramiento genético de razas y pastos para la ganadería, así como el fitomejoramiento y buenas prácticas para la agricultura, como se ha probado en ambos casos en algunas regiones y sectores.
 
 
La estrategia expositiva de este artículo empezará mostrando las cifras alentadoras que caracterizan el desempeño del último quinquenio, así como las cifras que muestran la debilidad y vulnerabilidad de nuestra economía, comparándolas con aquellas de los países centroamericanos. Al final del artículo nos enfocaremos en aquellos productos alimentarios que manifiestan mayores problemas, como son el maíz, el frijol, el sorgo millón y la ganadería de crianza, por ser los productos con la mayor cantidad de familias productoras involucradas, el sector de mayor empobrecimiento, mayor cantidad de área cultivada, suelos más vulnerables a las adversidades del cambio climático, siendo al mismo tiempo los productos de mayor potencial para la soberanía alimentaria y con el mayor potencial para el desarrollo económico del país, requiriendo, por tanto, los mayores y mejores esfuerzos de parte de todas las fuerzas de la sociedad, tanto públicas como privadas, y por supuesto de los mismos productores. El resto de productos no son menos importantes, pero acusan mejores rendimientos y están en manos de grandes productores; nos referimos a la caña de azúcar, el maní, la soya, el arroz de riego, que muestran un desempeño igual o superior al del resto de países centroamericanos.
 
 
Además, queremos señalar que tanto la causa como el efecto del problema de los rendimientos agropecuarios, ejemplificado por la brecha estructural con respecto a Centroamérica, está minando los esfuerzos y logros coyunturales en el campo, tanto económicos como de bienestar social, estando como estamos en un régimen económico de mercado abierto.
 
 
La batalla por los rendimientos agropecuarios es la batalla por la soberanía alimentaria, la agro-industrialización de nuestra economía, el desarrollo económico nacional, la defensa del medio ambiente y el escudo frente a los estragos agro-ecológicos, sociales y económicos del cambio climático, en fin, la batalla por el bienestar de la población rural en particular y de la población nacional en general.
 
 
A lo largo del artículo utilizaremos cifras oficiales y públicas, tanto de las instituciones nacionales como internacionales, haciendo las aclaraciones que amerite el cambio de año de referencia para las cuentas nacionales, cambiando el año base (de 1994 a 2006), recientemente anunciado por el Banco Central y el FMI.
 
 
El desempeño de la economía nacional durante el último quinquenio
 
 
Según el FMI y otros organismos financieros internacionales Nicaragua tuvo, junto a Panamá, la tasa de crecimiento más alta de Centroamérica en el año 2011 (4,7%); y a pesar de cierta desaceleración observada en el primer semestre del año 2012 se piensa que terminaremos el año con un crecimiento mejor (4%) que el resto de países, tanto en relación a los países industrializados de Europa y Estados Unidos, como de América Latina y del istmo centroamericano en especial. Hemos aumentado el PIB/cápita. Hemos venido aumentando las exportaciones, a pesar de la crisis internacional, pasando de $2,300 millones en el año 2006 a $4,200 millones de dólares en el año 2011, gracias a la diversificación de los mercados, particularmente el venezolano y el centroamericano. La inversión extranjera se ha multiplicado por tres, pasando de $287 millones de dólares a 1,000 millones de dólares en el mismo período. La inversión pública se ha duplicado, pasando de $180 millones de dólares a 300 millones de dólares en el mismo período, a pesar de la disminución de la cooperación internacional europea en más de 100 millones de dólares. Hemos aumentado las reservas internacionales. Hemos aumentado los empleos formales registrados en el Seguro Social (36%) y la ocupación en general (asalariados y trabajadores por cuenta propia) en 30%.
 
 
En los últimos dos años hemos venido disminuyendo la deuda pública total, tanto la deuda pública externa como interna. El crédito interno ha venido creciendo desde enero del año 2011 en un 30% (24% ajustado a la inflación); incluso el crédito privado ha mejorado, aumentando porcentualmente la cartera productiva y comercial y disminuyendo la de las tarjetas de crédito y consumo; el microcrédito ha llegado a 250,000 pequeños productores y comerciantes que antes no tenían acceso al crédito público. El turismo sobrepasó el millón de visitantes. Nuestros programas sociales han paliado la crisis económica para los más pobres (alimentación, salud, educación, servicio de transporte, crédito, entre otros), disminuyendo la extrema pobreza de 17% en el año 2005 a 9% en el año 2011.
 
 
La infraestructura de construcción y energía considerada como los dos ejes principales de la acumulación y uno de los mejores estimulantes de la competitividad ha tenido un dinamismo extraordinario. La infraestructura de carreteras, ha superado en su desempeño a la mayor parte de los países centroamericanos, exceptuando la red ferroviaria, rubro que Nicaragua se apresura a emprender, intentando superar su rezago histórico. La densidad de carreteras está por encima de Honduras y Guatemala, y, en la región del Pacífico, similar al del resto de países centroamericanos. En cuanto al servicio eléctrico el salto ha sido realmente espectacular, notándose un aumento de la capacidad de generación, menores pérdidas en la distribución de energía, mayor peso de la energía renovable, aumento de la cobertura de energía eléctrica, particularmente en el sector rural. Recordemos que el gobierno sandinista heredó una abastecimiento del flujo eléctrico equivalente a la mitad del que tenemos actualmente, cuando la población solo recibía 12 horas diarias de electricidad; pronosticándose para el próximo quinquenio un peso mayoritario de la energía renovable.
 
 
Cada una de estas y otras cifras puede discutirse y llegar a conclusiones divergentes en mayor o menor grado. Y como tenemos el hábito de depositar la verdad en la opinión de la comunidad internacional, creo oportuno recordar las declaraciones de los principales organismos internacionales sobre el desempeño de la economía nicaragüense durante lo que va del gobierno sandinista.
 
 
El FMI declaró que Nicaragua tiene una economía sólida. El Banco Mundial nos catalogó como el país que mejor manejó su cartera financiera. Para la CEPAL, Nicaragua fue de los pocos países que lograron cumplir con sus metas económicas. El BID considera que nuestra economía es muy estable. La FAO ha expresado que el programa del Bono Productivo Alimentario destinado a mejorar la nutrición ha sido exitoso. En términos generales, moros y cristianos, consideran que el desempeño de nuestra economía en el último quinquenio ha sido muy bueno, incluso mejor que el de los países centroamericanos, con la notable excepción de Panamá.
 
 
El rezago estructural de la economía de Nicaragua
 
 
A pesar de lo dicho anteriormente y de su veracidad comprobada por los organismos internacionales, el rezago de la economía nicaragüense sigue siendo un lastre para el desarrollo. Comparada con las economías del istmo, la nuestra sigue siendo una de las economías más débiles de la región, incluso comparándonos con Honduras.
 
 
Empecemos con dos cifras gruesas como son el PIB y el PIB/cápita. Nuestro PIB es de los más bajos de América Latina (el más bajo utilizando el año base 1994); con el cambio de referencia, nuestro PIB superaría al de Haití y al de Honduras (estos dos países mantienen el año de referencia convencional). Aún así, nuestros indicadores siguen siendo muy bajos con relación a los centroamericanos.
 
 
En síntesis y utilizando los datos del Banco Central, nuestro país acusa los índices más bajos en la mayoría de los indicadores, tal como se muestra en el cuadro expuesto: El PIB/cápita ha subido, pasando el umbral de los mil millones de dólares ($1,200 de dólares), sin embargo, es el menor de Centroamérica; el nivel de desempleo es de 6,3%, uno de los más altos de Centroamérica con excepción de Costa Rica. La tasa de inflación es de 8.0%, es decir, la más alta de la región, aunque en lo que va del año 2012 ha disminuido a 6,5%. El déficit en cuenta corriente es de 17,8 % con respecto al PIB, aunque en lo que va del año ha bajado con respecto al período anterior. Las remesas familiares sobrepasaron los 900 millones, pero países como Honduras, El Salvador y Guatemala, duplican, triplican y cuadruplican nuestras cifras (Costa Rica no es un país de emigrantes). La deuda pública externa es de 55,5 % con respecto al PIB; aunque ha venido bajando en lo que va del año, es dos, tres y hasta cuatro veces mayor que la del resto de los países del istmo. Los ingresos reales del gobierno central crecieron en un 15,6% en lo que va del año, tanto los ingresos fiscales como los no tributarios, alcanzando en lo que va del año un superávit de 1,8%/PIB, sobre todo los impuestos indirectos (IVA); sin embargo seguimos con una estructura tributaria regresiva, donde los que más ingresos tienen, pagan menos impuestos y viceversa, con un gran foso en cuanto a la evasión fiscal. En cuanto a las reservas internacionales y al saldo operacional del gobierno con respecto al PIB tenemos un desempeño igual o mejor que el resto de países, salvo excepciones.
 
 
El balance comercial o diferencia entre exportaciones e importaciones, sigue mostrando cifras progresivamente negativas, pues aunque nuestras exportaciones hayan aumentado de $2,400 millones de dólares en el año 2009 a $4,000 millones de dólares en el año 2011, nuestras importaciones han aumentado proporcionalmente mucho más, pasando de $3,900 millones en el año 2009 a $6,100 millones de dólares en el año 2001, de tal manera que nuestro balance comercial pasó de $1,500 millones de dólares de déficit en al año 2009 a $2,000 millones de dólares de déficit en el año 2011.
 
 
Finalmente, podemos agregar las cifras y la opinión que emite The Global Benchmarking Network, quien nos ubica en último lugar centroamericano (111), cuando a Costa Rica, por ejemplo, lo ubican en el puesto número 46; una de las consideraciones que se toma en cuenta para evaluar este desempeño tiene que ver con la infraestructura. Nuestro país, a pesar de lo que hemos sostenido en cuanto al desarrollo de las carreteras tiene una bajísima densidad de carreteras asfaltadas, sobre todo en la región del Atlántico, estando a nivel nacional por debajo del resto de países centroamericanos; quizás el indicador o la situación más débil que tenemos en cuanto a la competitividad se refiere a los costos de producción, uno de los más altos de Centroamérica, siendo, por ejemplo, muy significativo el hecho de no contar con puertos marítimos, teniendo que exportar nuestros productos por Honduras (Puerto Cortés) y Costa Rica (Puerto Limón). A este respecto, un indicador paradigmático sigue siendo la conexión ferrocarrilera entre el océano Pacífico y el océano Atlántico, conexión que mientras países como Panamá, Costa Rica y Guatemala, la hicieron hace más de un siglo, nosotros más bien desmantelamos el pequeño recorrido que teníamos entre Granada y Corinto.
 
 
Veamos a continuación las cifras publicadas por el Banco Central (utilizando el año de referencia de 1994, pues no tenemos otra referencia para compararnos con el resto de países centroamericanos).

 
INDICADORES ECONÓMICOS SELECCIONADOS, 2011

Indicadores económicos
NicaraguaCosta RicaEl SalvadorGuatemalaHonduras
Crecimiento real del PIB (%)4.74.21.53.83.6
PIB nominal per cápita (US$)1,239.2
(1,582 Ref.año2006)
8,884.63,661.63,186.92,120.4
Tasa de desempleo (%)6.37.6n.d.4.14.3
Inflación (%)8.04.75.16.25.6
Cuenta corriente respecto al PIB (%)(17.8)
(14 Ref.año2006)
(5.2)(5.9)(3.6)(8.6)
Remesas (millones US$)911.6244.63,648.84,395.82,115.4
Reservas internacionales netas respecto a importaciones (número de meses)
4.0

4.7

3.2

4.2

4.1
Deuda pública externa respecto al PIB55.810.631.412.518.4
Saldo operacional del Gobierno Central respecto al PIB (incluye donaciones)
0.6

4.1

(3.2)

(2.9)

(4.6)
Fuente: Bancos Centrales y SECMCA.

 
Todo esto podemos explicarlo de muchas maneras, pero esta vez y dado que nuestra economía está basada fundamentalmente en la agricultura y en los bienes primarios, quisiéramos detenernos en los rendimientos del sector agropecuario, comparándolos con nuestros hermanos centroamericanos, donde también la agricultura tiene un peso significativo.


Por supuesto que existen otros rubros significativos para analizar el desempeño de nuestra economía. El caso del turismo, es muy alentador, pero tiene mucho menor peso que el agropecuario (el ingreso por turismo pasó de $231 millones de dólares en el año 2006 a $377 millones de dólares en 2011, sin embargo, este mismo rubro pasó de significar un 24% de las exportaciones en el año 2009 a menos de 17% en el año 2011). Otro caso digno de mención son las exportaciones de oro, las que pasaron de $81 millones de dólares en el año 2009 a $352 millones de dólares en el año 2011, aunque como ya sabemos el efecto multiplicador de las minas, es muy bajo, dado el carácter de enclave en que todavía funcionan las mismas.


Desempeño de la economía agropecuaria nicaragüense


Para Nicaragua la economía agropecuaria es muy importante. Aporta el 20% al PIB total (30% con la agroindustria), más del 40% del empleo y el 70% de las exportaciones. En este apartado, sin embargo, nos vamos a centrar en el desempeño de aquellos productos más importantes en cuanto a la soberanía alimentaria, no solamente por la gran cantidad de familias vinculadas a los mismos, el área utilizada o el peso que tienen en la canasta básica nicaragüense, sino por el potencial que tienen para generar divisas; todos ellos componentes de la canasta básica: entre ellos, el maíz (blanco y amarillo), los frijoles, el arroz, la carne (bovino, pollo, cerdo), leche (en polvo y fluida), el queso, las papas y los tubérculos.


Los rasgos principales de nuestro sector agropecuario son los siguientes: la ganadería es de doble propósito y ocupa la mayor cantidad del área nacional en fincas, en cuanto a la agricultura el maíz en primer lugar y el frijol en segundo lugar ocupan la mayor cantidad de área y junto con la ganadería la mayor cantidad de familias productoras, aunque son cultivos que se encuentran en los suelos más vulnerables. Los productos de la canasta básica descansan sobre los hombros de los pequeños y medianos productores, aunque son los sectores más empobrecidos del país, nuestra frontera agrícola se encuentra prácticamente agotada, alcanzando las principales reservas forestales (Indio Maíz y Bosawas).


En los últimos años la producción agro-pecuaria ha mostrado un buen desempeño. Si comparamos el volumen de producción, así como el balance entre exportaciones e importaciones, el resultado es progresivamente favorable, no así los rendimientos. Entre el año 2008 y el año 2011, aumentaron los volúmenes y los valores de las exportaciones de un conjunto de productos seleccionados, generados por el sector agropecuario, pasando de 177,7 millones de toneladas métricas a 222,5 millones de toneladas métricas y de $409,6 millones de dólares a cerca de $600 millones de dólares).


 
Exportaciones de productos alimenticios seleccionados (TM y Miles de dólares)
------------------------------------------------------------------------
2008 2011
Exports. (TM) 177, 731,7 222, 560,8
Exports. (Miles de $) 409, 616,8 599,858, 5
------------------------------------------------------------------------
Fuente: DGI
 
Para el mismo período, disminuimos la importación de alimentos de 329 millones de Toneladas Métricas a 291,9 millones de toneladas métricas y de 152 millones de dólares a 122,9 millones de dólares. Valga la pena señalar que una parte significativa de las importaciones de productos alimentarios tiene que ver con la importación destinada a la clase media y alta, pues aunque se produzcan tales productos en el país, la calidad, el empaque y la publicidad de los productos importados cautiva a un segmento importante de la población; segmento que aunque sea minoritario, tiene una mayor capacidad de compra que el resto de la población.
 
Importaciones de productos alimenticios seleccionados (TM y Miles de dólares)
------------------------------------------------------------------------
2008 2011
Imps. (TM) 329, 698,5 291, 953,1
Imps. (Miles $) 152, 529,5 122, 919,0
------------------------------------------------------------------------
 
Fuente: DGI
 
En cuanto a los rendimientos, caso que nos ocupa particularmente, podemos afirmar que en la mayoría de los rubros agropecuarios, nuestros rendimientos para el año 2010 se encuentran en una situación desventajosa, no solamente con respecto a Centroamérica, sino también en relación con nuestro propio desempeño. En el siguiente cuadro observamos el rendimiento de los productos más importantes de la economía agropecuaria nicaragüense en relación al rendimiento de los países centroamericanos. Estamos conscientes que un análisis más completo debiera plantear todo el problema de la productividad (concepto más amplio y explicativo que el de rendimiento), lo que requeriría incorporar otras variables, cosa que haremos en otra ocasión, tomando en cuenta el espacio en la revista y los alcances de un artículo. En el cuadro siguiente puede apreciarse el comportamiento relativo de los rendimientos para los principales productos agropecuarios (excluimos Panamá por sus particularidades económicas, menos afines a la comparación que nos interesa).
 
Rendimientos centroamericanos de productos agropecuarios
(QQ/Mzs para la agricultura y Kilos/An. para el sector pecuario)
(Año 2010)
Rubros

Países



Maíz



Frijol



Arroz



Sorgo



Ajonjolí



Yuca



Papa



Tomate



Cebolla



Cacao



Café


Caña de
azúcar



Maní



Soya


Carne
vacuno
Leche entera vaca (fresca)
Carne
de
cerdo

Carne
de
pollo
Nicaragua20.110.865.125.910.9148.7213.8226.2201.42.110.71395.655.831.0161.672441.62.21
Guatemala24.810.841.827.712.249.6387.3543.8502.09.115.71337.413.940.3179.380151.32.04
El Salvador46.512.4106.926.610.1193.7390.4340.8275.814.99.91262.40.035.6165.5217744.91.14
Honduras27.910.875.912.411.689.9271.1412.1416.89.113.21597.99.332.5189.0132380.01.36
Costa Rica32.59.363.50.09.0232.4390.4759.2491.12.315.31038.020.10.0232.9135487.21.65
Fuente: FAO, Dirección de Estadísticas, 2012


 
En maíz, Nicaragua ocupa el último lugar en rendimiento, por debajo del resto de países centroamericanos, aunque con diferencias poco marcadas, salvo en el caso de El Salvador, cuyo rendimiento (46,5 quintales por manzana), duplica el de Nicaragua (20,1 quintales por manzana); el maíz ocupa la mayor superficie agrícola cultivada de nuestro país y a su cultivo se dedican la mayor cantidad de productores. En frijol, Nicaragua ocupa, junto con Guatemala y Honduras, el segundo lugar en rendimientos de la región, por encima de Costa Rica, y por debajo de El Salvador. En arroz, Nicaragua ocupa el tercer lugar en cuanto a rendimientos, por encima de Guatemala y Costa Rica, y por debajo de El Salvador y Honduras, con diferencias poco marcadas; a diferencia del resto de países centroamericanos, cuya producción se concentra en áreas de riego, Nicaragua destina áreas de secano, en gran parte en manos de pequeños productores. En sorgo, Nicaragua ocupa el tercer lugar en rendimiento en la región, con diferencias poco marcadas. En ajonjolí, Nicaragua ocupa el tercer lugar en rendimientos, por debajo de Guatemala y Honduras, con diferencias poco marcadas. En yuca, Nicaragua ocupa el cuarto lugar en rendimientos, por encima de Honduras y Guatemala, pero por debajo del resto de países de la región, con diferencias poco marcadas. En papa, Nicaragua ocupa el último lugar en rendimientos, por debajo del resto de países centroamericanos, con una diferencia bastante pronunciada, pues mientras Nicaragua produce 213,8 quintales por manzana, el resto de países ronda los 400 quintales por manzana; en Nicaragua los rendimientos han sido afectados por enfermedades. En tomate, Nicaragua ocupa el último lugar, por debajo del resto de países centroamericanos, con una diferencia muy pronunciada, pues mientras Nicaragua produce 226,2 quintales por manzana, el resto de países producen entre 350 y 700 quintales por manzana; nuestras prácticas agrícolas son muy tradicionales y con precios desfavorables por los ciclos de sobreoferta. En cebolla, Nicaragua ocupa el último lugar, por debajo del resto de países centroamericanos, con una diferencia muy pronunciada, pues mientras Nicaragua produce 201,4 quintales por manzana, el resto de países producen como promedio entre 300 y 400 quintales por manzana; igual que el tomate, los ciclos de sobreoferta inciden desfavorablemente en los precios. En cacao, Nicaragua ocupa el último lugar), por debajo del resto de países de la región, con diferencias poco marcadas, con algunas excepciones; por ejemplo, mientras Nicaragua produce 2,1 quintales por manzana, El Salvador produce 14,9 quintales por manzana; este producto tiene un gran potencial siempre que esté vinculado a la agroindustrialización. En café, Nicaragua ocupa el cuarto lugar en rendimiento de café de la región, por encima de El Salvador, pero por debajo de Guatemala, Costa Rica y Honduras; Nicaragua no ha podido aprovechar los años de buenos precios para mejorar sus rendimientos. En caña de azúcar, Nicaragua ocupa el segundo lugar en rendimientos de la región, por encima de Costa Rica, El Salvador y Guatemala, y por debajo de Honduras; es muy competitivo, está protegido por los precios internos y se encuentra en pocas manos. En maní, Nicaragua ocupa el primer lugar en rendimientos agrícolas, muy por encima de todos los demás países centroamericanos, con diferencias muy marcadas, pues mientras Costa Rica que ocupa el segundo lugar produce apenas 20,1 quintales por manzana, Nicaragua produce 55,8 quintales por manzana, es decir, más del doble; es muy rentable, pero muy dañino al medio ambiente. En soya Nicaragua ocupa el último lugar, por debajo del resto de países centroamericanos.
 
En la ganadería vacuna ocupamos el último lugar en cuanto a los rendimientos. En leche entera de vaca (leche fresca), Nicaragua ocupa el último lugar, por debajo del resto de países centroamericanos, con diferencias bastante marcadas. El hato ganadero en Nicaragua es más de carne que de leche, a diferencia de la mayoría de los países de la región, más especializados en ganado de leche.
 
En carne de cerdo, Nicaragua ocupa el último lugar en rendimiento, por debajo del resto de países centroamericanos, con diferencias significativas, pues algunos países como Costa Rica y Honduras, prácticamente duplican nuestros rendimientos (mientras aquí alcanzamos 41,6 kilos por animal, allá alcanzan los 80 kilos por animal en promedio).
 
En carne de pollo: Nicaragua ocupa en este rubro el primer lugar en rendimientos de la región, por encima del resto de países centroamericanos, con diferencias poco marcadas. En este caso los registros corresponden a la matanza registrada por las grandes empresas transnacionales, excluyendo la economía familiar.

¿Por qué tenemos rendimientos comparativos tan bajos?
 
En primer lugar hay que decir que los rendimientos son un promedio, es decir, que algunos productores tienen rendimientos aún más bajos, mientras que otros productores pueden tener un rendimiento incluso mucho mayor que el promedio centroamericano.

En todo caso, a nivel general, habría que hacer dos consideraciones, una territorial y otra referida a los estratos de productores. A nivel territorial, es evidente, en el caso de Nicaragua, las ventajas que tiene la región Pacífica en cuanto a fertilidad de los suelos, infraestructura existente y acceso a los mercados. No es por casualidad que en esta región se encuentren la caña y los ingenios de azúcar, así como la producción de gran escala y de mayor tecnificación, como al maní o el arroz de riego; igualmente, estos cultivos aparecen en el cuadro comparativo centroamericano con mejores rendimientos.

En cuanto a los sectores productivos, salta a la vista que productos como el maíz, el frijol, la yuca, el tomate, la cebolla, parte del ajonjolí, el café, el cacao, el tomate, la crianza de animales vacunos, gran parte de las granjas porcinas, son producidos en su mayor parte por pequeños productores o campesinos descapitalizados, muchos de ellos campesinos de frontera agrícola, para quienes los rendimientos presentados aparecen bastante bajos. Los productos que tienen mayor rendimiento, incluso comparado con Centroamérica, son cultivados en su mayoría por grandes productores o empresarios muy tecnificados. Entre estos productos podemos señalar la caña de azúcar, el maní, la soya, el arroz de riego, las grandes empresas de pollos, algunas empresas de café. Estos productores-empresarios ocupan las mejores tierras del país, siempre han tenido acceso al capital o al crédito, trabajan con tecnologías destinadas al aumento de los rendimientos, por lo general están integrados a alguno de los eslabones de la cadena de valor, tienen capacidad para retener su cosecha o bienes para la venta, mientras los precios alcanzan su mayor nivel; aunque no podemos dejar de señalar que hay casos específicos donde pequeños y medianos productores obtienen rendimientos por encima del promedio nacional.

En relación a los productos pecuarios, existen grandes y pequeños productores, aunque en la cadena de valor, la producción primaria se encuentra en manos de los pequeños productores, tal es el caso de la crianza de ganado vacuno y de la producción de cerdos. En cambio, los grandes productores o intermediarios se dedican al engorde vacuno, la matanza industrial, así como al procesamiento y exportación, lo que les permite acceder mayormente a los excedentes del negocio.

A continuación presentamos el peso que tienen los pequeños y medianos productores en la agricultura y ganadería (mayor y menor) en Nicaragua. El ejercicio estadístico se hizo utilizando el censo del año 2001, proyectándolo al año 2004. Creemos que actualmente la estratificación no ha cambiado estructuralmente. Aprovecho para señalar la importancia que tienen para la economía agropecuaria en particular y para la economía nacional, lo que denominamos pequeños y medianos productores, quienes son los más numerosos, controlan la mayor parte de la tierra en explotación, el PIB, la PEA y el empleo agropecuarios, los alimentos, las exportaciones, pero sobre todo los granos básicos y el ganado (vacuno, porcino y avícola). Mostrando además la gran paradoja, ya que siendo los mayores productores de riqueza son los sectores más empobrecidos del país, y no por casualidad, pues se mantienen estancados en el eslabón primario de la cadena de valor.
 
EL PESO SOCIOECONOMICO DE LOS PEQUEÑOS Y MEDIAÑOS PRODUCTORES (en %)
ConceptosPequeñosMedianosTotal PMPGrandesTotal
Productores Agropecuarios906964100
Tierra en Fincas55146931100
PEA Agropecuaria 200474118515100
PIB Agropecuario44166040100
Alimentos49166535100
Exportaciones Agropecuarias35215644100
Granos Básicos (VBP)68117921100
Unidades Vacunas37286535100
Unidades Avícolas73118416100
Unidades Porcinas77128911100
Fuente: CIPRES, 2006, en base a datos del CENAGRO 2001, proyectados a 2004, armonizados con MAGFOR (volumen) y Banco Central (valores).
 
Como puede observarse, los granos básicos, productos escogidos para analizar sus rendimientos y potencialidades, están en su inmensa mayoría en manos de pequeños y medianos productores; un segmento significativo en número de productores y en área de cultivos del país. Con excepción del arroz de riego y del sorgo industrial, en manos de grandes productores tecnificados, la producción de maíz y frijol se encuentra sobre todo en la región central y la frontera agrícola caribeña, es decir, en regiones con menor competitividad en relación a suelos, infraestructura y mercado. Además, acusan una pérdida post-cosecha estructuralmente pronunciada, con riesgos mayores respecto a la irregularidad de las lluvias, pues no poseen unidades de riego.
 
 
Podríamos decir, que el empobrecimiento estructural de la economía nicaragüense en general y de los productores en particular, en relación a Centroamérica, influye desfavorablemente en los rendimientos de la agricultura y la ganadería.
 
 
En relación a la institucionalidad para apoyar a este sector, podemos afirmar que se están haciendo ingentes esfuerzos para apoyar a los pequeños y medianos productores. Sin embargo, la cobertura institucional todavía está muy rezagada respecto a las necesidades y tareas que urgen estos productores. Por ejemplo en semilla, uno de los principales insumos para aumentar los rendimientos, la cobertura apenas llega al 10%, encontrándose cifras mucho mayores en el resto de países centroamericanos. El crédito, otro de los factores, sobre todo el crédito a largo plazo, en el caso de la ganadería, estuvo vedado para los pequeños productores durante los 17 años de los gobiernos neoliberales.
 
 
Como ya señalamos, los pequeños productores (o familias campesinas dedicadas a la producción primaria) están desvinculados de los eslabones superiores de la cadena de valor y de la economía de escala, con poca integración de sus economías, poco valor agregado en sus productos, situados en terrenos con problemas estructurales (suelos gastados, desmineralizados, arcillosos, anegados, empinados, con lluvias irregulares). Asimismo, podríamos afirmar que dichos productos son cultivados con un bajo nivel tecnológico en cuanto a semilla (semillas de bajo rendimiento o vulnerables al encharcamiento, la sequía, la humedad, las plagas y enfermedades); prácticas agrícolas tradicionales (siembra al espeque, bajas aplicaciones de fertilizantes, ausencia de riego), pérdidas post-cosecha.
 
 
En el caso de los animales vacunos, podría afirmarse que gran parte de las familias campesinas mantienen su hato en pastos naturales y muy poco en pastos mejorados; asimismo, encontraríamos prácticas de manejo (nutrición y salud) muy deficientes por ser una ganadería extensiva en tierra y mano de obra, y menos en capital tecnológico; incluyendo un bajo nivel del manejo de los negocios (cálculo, proyección, administración, ciclos de precios y mercados).
 
 
Otro problema que afecta a los pequeños productores en general son los precios relativos. En términos generales los precios de intercambio entre el campo y la ciudad son muy desfavorables para los productores, lo que desincentiva la capitalización de su producción, sobre todo tomando en cuenta los costos de transporte, los riesgos por fenómenos naturales y el limitado acceso al mercado (caminos de penetración, acceso a mercados locales o internacionales, precio del combustible y demás insumos). Ya no digamos el deterioro de los términos de intercambio internacional a que son somos sometidos, teniendo Nicaragua que entregar cada día más productos exportados por menos productos importados.
 
 
El acceso al crédito siempre aparece como una limitación para familias empobrecidas. Tal como señalamos, hasta la llegada del gobierno sandinista, los campesinos no tenían acceso al crédito por parte de los gobiernos anteriores, teniendo que endeudar-hipotecar-embargar sus cosechas, vendiendo de antemano o a boca de cosecha, a precios ridículos y a tasas de interés usureras en manos de agencias privadas o comerciantes intermediarios; en el caso de la ganadería, estos productores no tienen la posibilidad de retener o engordar sus animales para venderlos a mejor precio, debido a la necesidad apremiante de su situación económica.
 
 
No podemos obviar un problema que ha afectado a pequeños y medianos productores, como son las políticas neoliberales que desmantelaron los servicios del Estado, incluyendo la protección arancelaria, desplazando tierras, empresas y riquezas en general hacia las grandes empresas transnacionales, enmascarando el cambio de dueño como inversión. Empresas subsidiadas que no pagan o evaden impuestos y trasladan sus excedentes hacia los mercados más rentables, descapitalizando muchas veces la economía del país en su conjunto.
 
 
¿Qué hacer para mejorar esta situación?
 
 
En primer lugar proponemos priorizar los cereales (arroz, maíz, frijol, sorgo) y la ganadería de crianza, no solamente por problemas de espacio, sino porque creemos que hay que concentrarse en los productos estratégicos: área sembrada, producción, número de productores, componentes de la canasta básica, posibilidad y necesidad de duplicar su producción, duplicando sus rendimientos. En el caso del maíz y el sorgo, su problemática también connota la producción animal, sobre todo para los cerdos y las aves.
 
 
El rendimiento de algunos cereales ha tenido un gran avance últimamente, tal es el caso del arroz y algunos tipos de sorgo (industrial, rojo y blanco), rendimiento estacionado en otros rubros, como es el caso del maíz, el frijol y el sorgo millón. Los rendimientos tienen relación con el tipo de productores; mientras el arroz, el sorgo industrial, el sorgo rojo y el sorgo blanco, aumentaron sus rendimientos, el maíz, el frijol y el sorgo millón tuvieron los mismos o menores rendimientos en el mismo período. Lo que confirma las afirmaciones en cuanto a la diferencia entre regiones y sectores dedicados a tales cultivos. Tal como puede observarse en el cuadro inmediato, donde presentamos los productos seleccionados en cuanto a área, producción y rendimiento.
 
Área, producción y rendimientos de los cereales en Nicaragua
2006/2007 2011/2012
 
 
Arroz
Área sembrada (Miles de Mzs.) 127,2 142,96
Área cosechada (Miles de Mzs.) 125,94 140,13
Producción (Miles de QQ) 4,569 ,83 5, 900,40
Rendimiento (QQ/Mzs.) 36,28 42,11
 
 
Frijol Total
Área sembrada (Miles de Mzs.) 362,906 491,651
Área cosechada (Miles de Mzs.) 345,03 431,243
Producción (Miles de QQ) 4012,90 4901,28
Rendimiento (QQ/Mzs.) 11,63 11,37
 
 
Maíz Total
Área sembrada (Miles de Mzs.) 520,73 534.90
Área cosechada (Miles de Mzs.) 492,159 512.71
Producción (Miles de QQ) 11, 041,569 11, 089,74
Rendimientos (QQ/Mzs.) 22,43 21.63
 
 
Sorgo Industrial
Área Sembrada (Miles de Mzs.) 42,39 37,049
Área cosechada (Miles de Mzs.) 37.55 36.448
Producción (Miles de QQ) 1, 170,41 1, 336,31
Rendimientos (QQ/Mzs.) 31,17 36,66
 
 
Sorgo Rojo
Área sembrada (Miles de Mzs.) 17,27 16,61
Área Cosechada (Miles de Mzs.) 16,58 16,58
Producción (Miles de QQ) 645,17 795,19
Rendimiento (QQ/Mzs.) 38,91 47,98

 
2006/2007 2011/2012
 
 
Sorgo Blanco
Área sembrada (Miles de Mzs.) 25,12 20,44
Área cosechada (Miles de Mzs.) 20,97 19,87
Producción (Miles de QQ) 525,24 554,61
Rendimiento (QQ/Mzs.) 25.05 27,91
 

Sorgo Millón
Área sembrada (Miles de Mzs.) 25,65 33,11
Área cosechada (Miles de Mzs.) 18,84 32,46
Producción (Miles de QQ) 438,98 669,65
Rendimiento (QQ/Mzs.) 23,30 20,63
Fuente: FAO
 
A nivel de la ganadería vacuna, los rendimientos son igualmente bajos. A pesar de ello, Nicaragua se ha convertido en una potencia centroamericana con un hato que supera los 3,6 millones de cabezas de ganado, un millón de vacas en producción, 750,000 cabezas sacrificadas y una producción de 120 millones de TM, (las mayores cifras de Centroamérica); aunque con los rendimientos más bajos (aún mejorados en el período, pasando de 158 a 161 kg/Cbz.), tal como puede observarse en el cuadro adjunto.
 
INVENTARIO DE GANADO VACUNO Y PRODUCCIÓN DE CARNE
2007-2010
 
INVENTARIOS VACUNOS (CBZS)
Países
2007
2010
Costa Rica
1200,000
1287,100
El Salvador
1370,000
1342,510
Guatemala
2856,010
3061,000
Honduras
2499,080
2694,880
Nicaragua
3600,000
3600,000
Panamá
1526,200
1640,900
Total general
13051,290
13626,390
 
Cabezas sacrificadas
Países
2007
2010
Costa Rica
338,241
418,523
El Salvador
188,919
199,400
Guatemala
420,000
420,000
Honduras
375,000
310,000
Nicaragua
585,471
749,221
Panamá
301,383
365,876
Total general
2209,014
2463,020
Producción (en toneladas métricas)
Países
2007
2010
Costa Rica
80,847
97,486
El Salvador
31,258
32,992
Guatemala
68,934
75,300
Honduras
70,907
58,593
Nicaragua
92,782
121,040
Panamá
65,400
79,395
Total general
410,128
464,806
 
Rendimientos (kg carne/cbz)
Países
2007
2010
Costa Rica
239.0
232.9
El Salvador
165.5
165.5
Guatemala
164.1
179.3
Honduras
189.1
189.0
Nicaragua
158.5
161.6
Panamá
217.0
217.0
Total general
185.7
188.7
Fuente: FAOSTAT
 
 
¿Qué hacer? En principio todos estaríamos de acuerdo en que estamos obligados a aumentar la producción, aumentando los rendimientos y no aumentando el área vía la ampliación de la frontera agrícola, la que está prácticamente agotada.

Teóricamente, la respuesta generalizada recomendaría mejorar la semilla y las prácticas agrícolas con tecnologías aplicadas, así como la capitalización de los productores; implementar políticas de incentivos económicos a la producción, desarrollar la infraestructura en aquellos lugares donde se encuentran los productores, sobre todo en caminos y electrificación; desarrollar la cooperativización para superar la producción primaria, el acceso a la economía de escala y a una economía de contratos; planificación e integración vertical-horizontal por producto y por territorios. Pero saberlo o decirlo, no es suficiente. Necesitamos una estrategia concreta para lograrlo. Ahora bien, pretender que esta situación se va a mejorar dejando que la economía navegue estrictamente por los senderos del mercado abierto, seria un suicidio. Nuestra tesis es que para aumentar los rendimientos en las actuales condiciones tenemos que recurrir y transitar conscientemente por tres ejes fundamentales como son la planificación indicativa y programática estatal y privada, la asociatividad y la industrialización de la producción agropecuaria, bajo un modelo que yo llamaría de asociatividad corporativa para cada rubro.


Por planificación indicativa entendemos la forma democrática, inducida o consensuada por parte de las instituciones y de las organizaciones en relación a los productores individuales o cooperativizados. Por planificación programática entendemos la focalización sobre un rubro determinado hacia el cual convergen diferentes políticas e instituciones. Por asociatividad corporativa entendemos: a) agrupamiento de productores por rubro y localidad, b) gremialización por rubro a nivel nacional, c) coordinación con organizaciones de apoyo, a nivel local y nacional, d) coordinación, fortalecimiento y creación de programas entre las instituciones del gobierno y los gremios; es decir, hacer y mejorar lo que se ha estado haciendo, pero dándole mayor importancia al maíz, frijol (rojo y negro), sorgo millón, crianza de ganado.
 
En cuanto a la responsabilidad del sector público, fácilmente puede decirse que apenas llevamos un poco más de cinco años con políticas encaminadas a superar el retraso de la economía popular, tanto en el campo como en la ciudad. Me refiero a la construcción de carreteras y caminos de penetración, servicio eléctrico, titulación de tierras y estabilidad en la posesión, programas de capitalización encaminados a mejorar la situación de los pequeños y medianos productores, políticas de diversificación de mercados externos que han permitido que los productores en general hayan podido sortear la crisis y obtener mejores precios. Un caso significativo ha sido el de las exportaciones de frijol a Venezuela, política que ha incentivado la producción campesina frijolera y la exportación de un producto que antes se limitaba al mercado interno de consumo, superando ya los $30 millones de dólares; ya no digamos el caso de productos como la leche, la carne, el café, el azúcar que estando en manos de grandes empresarios también se han beneficiado de la diversificación de los mercados exteriores, permitiéndoles asimismo sortear la severa crisis internacional de precios y mercados.
 
Ahora bien, sabiendo que no toda la solución se la debemos pedir al gobierno, conscientes de que estamos en medio de una crisis internacional alimentaria muy aguda y que estamos operando en un mercado capitalista totalmente abierto a la competencia devastadora de las empresas y países imperiales, no quisiera cerrar este diagnóstico sin citar algunas experiencias que muestran que aún en tales condiciones se puede aumentar la producción y los rendimientos.


a) Estrategia de Soberanía Alimentaria


El principal ejemplo es el programa de soberanía alimentaria puesto en marcha por el actual gobierno, destinado a disponer la institucionalidad al servicio de los productores en general, priorizando a los pequeños y medianos productores (la mayoría de productores) y las cooperativas; es decir, los productores más desfavorecidos tradicionalmente por el sistema capitalista agroexportador. Este programa incorpora la planificación indicativa y programática para subsanar la situación de empobrecimiento, al mismo tiempo que se enfoca en los problemas estructurales de los productores: seguridad de la tierra, acceso al crédito, acceso a nuevos mercados, infraestructura para el comercio agropecuario, oferta -aunque modesta-, de fertilizantes y semillas, estabilidad de precios y políticas macroeconómicas que eviten desequilibrios no deseados, capitalización del campesinado con bienes de capital alimentario, los que al mismo tiempo que palian el hambre incentivan y tienen un efecto inmediato en la producción (entre ellos el Bono Productivo Alimentario). Esta política ha facilitado el enorme crecimiento del hato ganadero, porcino y avícola, aunque todavía no aparezca su incremento en las cuentas nacionales (salvo en el caso del ganado vacuno que ha superado los 3,6 millones de cabezas, situándonos a la cabeza de Centroamérica). En cuanto el Bono Productivo Alimentario quisiéramos decir que el mismo avanzó fundamentalmente en relación a la ganadería, convirtiendo tal programa en un programa de repoblamiento vacuno, porcino y avícola; habría que completar su filosofía, llevándolo al aumento de los rendimientos agrícolas, capitalizando a las familias campesinas en semillas, equipos de tracción animal, genética animal, asistencia técnica en mejores prácticas agrícolas, entre otros.


Finalmente, sería bueno que revisáramos la división institucional del trabajo que debería existir entre las diferentes instituciones en cuanto a funciones (rectoría normativa, asistencia técnica, incidencia sobre precios, arreglos de comercialización, capitalización de los productores, apoyo al sector cooperativa); en el caso de las cooperativas, el nuevo Ministerio de Economía Familiar, Comunitaria y Cooperativa deberá jugar un papel significativo.


b) Asociatividad corporativa por rubro


Por asociatividad entendemos la integración horizontal de los productores e integración vertical de las cadenas de valor, ya sea a nivel nacional o a nivel local, de tal manera que permita, desde un liderazgo público y privado, planificar indicativamente, es decir, voluntaria y democráticamente, el desempeño de un producto programáticamente determinado: diagnosticar y pronosticar la situación del rubro, juntar a los productores, diseñar e indicar políticas, técnicas y prácticas concretas, seguimiento de resultados, movimiento de palancas que faciliten el acceso a los insumos y a la información, estabilización de precios y mercados locales y centroamericanos.


Un buen ejemplo de asociatividad corporativa son las mesas agropecuarias donde convergen las principales instituciones vinculadas a un rubro con los principales gremios asociados alrededor de dichos rubros.


El arroz: Un caso muy particular es el caso del arroz, rubro que pasó de autoabastecer a Nicaragua en un 50% a autoabastecerlo en un 70%, aumentando no solamente en área sino también en los rendimientos en el quinquenio utilizado para este análisis. Existe en Nicaragua una política de asociatividad entre la asociación de arroceros y el gobierno. La asociación de arroceros, al interior de la cual existe una empresa líder, como es Agri-Corp, mantiene una relación con el gobierno para analizar la situación del mercado (oferta, demanda, precios, producción nacional) que les ha venido permitiendo mejorar el desempeño (semillas mejoradas, orientaciones a los productores, precios de garantía, entre otros), siendo los resultados muy exitosos. Sería recomendable valorar esta experiencia e inferir aquellos elementos del modelo que puedan replicarse para otros rubros. Tal como lo señalamos anteriormente, el arroz logró aumentar significativamente sus rendimientos, tanto el arroz de riego como el de secano.


El sorgo: Tal como lo vimos en el cuadro, nosotros producimos cuatro tipos de sorgo: el sorgo industrial, el sorgo rojo, el sorgo blanco, y el sorgo millón. Los tres primeros mostraron un buen desempeño, no así el sorgo millón. La asociación de sorgueros en coordinación con el gobierno ha venido orientando al productor y defendiéndose de la competencia del maíz importado (subsidiado por los Estados Unidos). En algunos casos, la asociación de sorgueros, en coordinación con el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Forestal (Magfor), y el Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (MIFIC), han logrado establecer economías de contrato con los grandes importadores de maíz amarillo (los polleros), algunas veces importando pollos más baratos de los Estados Unidos para que los importadores de maíz amarillo, honren sus contratos. La conclusión para este rubro sería la de mantener la asociatividad corporativa que existe entre las instituciones del gobierno y los gremios, proponernos aumentar los rendimientos, aumentando la cobertura institucional en relación a las semillas y a los técnicos.


Además de la semilla, existen una serie de prácticas agrícolas que habría que seguir incentivando y masificando, aprovechando incluso ciertas prácticas agroecológicas que están mostrando la posibilidad y potencialidad de mejorar los rendimientos en algunas zonas del campo. En el caso del sorgo, hay que recordar, como lo hicimos en la introducción, que este producto compite con insumos importados y es capaz de abaratar el precio de los alimentos procesados para las aves y cerdos fundamentalmente. Este último señalamiento es importante para la gran cantidad de mujeres del programa nacional del Bono Productivo Alimentario, que necesitan abaratar el alimento para sus animales, pues estos mismos alimentos compiten con la alimentación familiar, lo que hace muy difícil aprovechar plenamente el potencial productivo y de mejoramiento de sus ingresos que este programa está logrando.


El fríjol: El frijol rojo representa cerca del 40% de la producción centroamericana, en área (350,000 manzanas), producción (4,5 millones de quintales), aunque no en rendimiento (12 Q/Mz); la mayor parte del destino de la producción es para autoconsumo y comercio local, exportándose alrededor del 20%. El otro país que produce grandes cantidades de frijol es Guatemala, pero en su mayoría es frijol negro.


Al igual que con otros productos, el gobierno ha logrado, mediante una política exterior de espíritu complementaria (ALBA), acuerdos con Venezuela para exportar frijol negro; realizando contratos entre ALBALINISA y las cooperativas campesinas para programar, establecer convenios de entrega y de precios, lo que ha mejorado el precio del frijol para los productores. Faltaría revisar la política de semillas, insumos y precios de intermediación, para mejorar la relación y alcanzar los efectos deseados y posibles. La conclusión sería, tener una política diferenciada entre el frijol rojo y el frijol negro, duplicando los rendimientos del frijol rojo y aumentando el área del frijol negro. Mejorar el desempeño de la mesa agropecuaria, organizando a los productores de frijol negro, por departamento y a nivel nacional, manteniendo el seguimiento a los indicadores de rendimiento.


Algunos organismos (RAMAC-IICA) están experimentando con éxito algunas prácticas agrícolas para mejorar los rendimientos de frijol: reducción de la densidad de siembra, aplicación de inoculantes a la semilla de frijol, protección y presecado de frijol con cubiertas plásticas. Existen otras redes de innovación tecnológica de maíz y frijol que están incursionando con éxito en otras prácticas agrícolas. El INTA ha tenido éxito en la liberación de semillas de frijol rojo, pero todavía con poca cobertura de acuerdo a las necesidades. Igualmente, ha sido exitoso el programa de la empresa estatal (ENABAS) para equilibrar los precios entre el productor y el consumidor, sin embargo, en la mayoría de los casos, el productor vende cuando sale la cosecha, momento en que los precios están más bajos por falta de capacidad de almacenamiento.


El maíz: El caso del maíz es quizás el más crítico de todos por diversas razones. Nicaragua siembra alrededor de 500 mil manzanas de maíz blanco y genera un poco más de 11 millones de quintales. Junto con el frijol, el maíz y el sorgo, agrupa a más de 250,000 pequeños productores, unos siembran frijol, otros maíz, y una gran parte siembran sorgo, maíz y frijol en las diferentes estaciones.


El maíz es el producto paradigmático de nuestra raíz cultural, soberanía alimentaria y sostén de la economía campesina, y junto con el frijol y el arroz, la base del alimento de toda la población de Nicaragua.


Alrededor del 50% de los productores siembran al espeque, con semillas criollas de bajos rendimientos y en terrenos nada óptimos para alcanzar rendimientos que superen los 20 QQ/Mz. Igual que el frijol, el maíz blanco está sujeto a los desastres producidos por el cambio climático (sequías e inundaciones). Tradicionalmente se ha calculado que los productores de maíz pierden un 25% de su cosecha debido a su incapacidad para almacenar el grano.


Los precios del maíz tienden a crecer debido a la sequía en los Estados Unidos. Asimismo, el hecho de que grandes productores mundiales de maíz, estén dedicando cada vez más área y producción de maíz a producir bio-combustible (etanol), tiende a encarecer su precio.


Igual que otros países deberíamos declarar la producción alimentaria (arroz, sorgo, fríjol y maíz) como un problema de seguridad nacional, es decir, como una prioridad en cuanto a los programas de soberanía alimentaria.


Los pequeños productores de maíz son quizás los menos organizados en gremios, por estar tan dispersos, empobrecidos y situados en los lugares más lejanos a la infraestructura de mercado.


Sería deseable juntar a aquellos organismos y gremios dedicados a apoyar la producción de maíz y elaborar una política con programas extraordinarios que ayuden a paliar la desgastante situación en que se encuentran los productores de maíz. Existen algunas experiencias que han logrado duplicar la producción de maíz en áreas marginales, utilizando semillas híbridas, certificadas o mejoradas, rotación de cultivos, leguminosas de cobertura, remoción de suelos con tracción animal (pasando del espeque al arado con caballo con implementos ligeros), mineralización de los suelos con productos probados como el frijol abono y la harina de roca, alterando la densidad de siembra (cantidad de semillas y distancia de surcos): mayor densidad en las gramíneas y menor densidad en las leguminosas, herramientas de labranza, presecado, postcosecha y almacenamiento, técnicas apropiadas de siembra, control de plagas, fertilización, amén de retomar el ejemplo de productos semejantes como el arroz que en pocos años lograron aumentar el área, la producción, en gran parte debido al aumento de los rendimientos. La Red SICTA ha publicado la “Guía de cosecha temprana de maíz y secado en cosechas mejoradas”, donde se recomiendan prácticas para mejorar los rendimientos de maíz.


La Ganadería vacuna:


La crianza de ganadería vacuna y porcina está en manos de pequeños y medianos productores con bajísimos rendimientos y rentabilidades; el engorde, el procesamiento y el gran comercio se encuentran en manos de mayoristas y empresarios, con mejores rendimientos y rentabilidades. La producción de pollos se hace a gran escala (grandes empresas) y a escala doméstica (pequeños productores), con desempeño bien diferenciado.


Las instituciones, las organizaciones, los especialistas y los propios productores coinciden en la necesidad de apoyar a los pequeños y medianos productores, de manera que puedan contar con razas genéticamente mejoradas, centros de acopio, mataderos municipales, crédito a largo plazo o para retención de vientres; tal como lo plantea el “Programa de Reconversión Competitiva de la Ganadería Bovina”. El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Forestal (MAGFOR) y la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN) coinciden en fortalecer los programas de trazabilidad.


El reto para mejorar los rendimientos no es fácil, sabiendo que gran parte de la ganadería se encuentra en fincas pequeñas y medianas, distribuidas dispersamente en todo el país, más extensivas en tierra y mano de obra que en capital tecnológico. Acusando asimismo poca experticia en el manejo de los negocios (cálculo, proyección, administración, ciclos de precios y mercados).


Es interesante, sin embargo, señalar, el sobresaliente peso que en Centroamérica tiene Nicaragua en cuanto a inventario de ganado vacuno, cantidad de cabezas sacrificadas y volumen de producción; sobre todo si tomamos en cuenta la hemorragia que sufrimos durante la guerra. No así los rendimientos que como señalamos son los más bajos de Centroamérica.


En cuanto a la leche, el hecho de aparecer con rendimientos más bajos, obedece a que en nuestro país predomina el ganado de doble propósito y al hecho que la mayoría de los productores dejan un porcentaje significativo para el alimento del ternero, mientras que en otros países como Costa Rica o El Salvador, predomina el hato lechero donde eliminan al ternero (y las cifras de la FAO utilizados por nosotros excluyen la leche para alimentar a los terneros).


La gran mayoría de los productores agropecuarios tienen algunas vacas, cerdos y aves, y combinan la producción de granos con la crianza de ganado vacuno. En los últimos años, más de 100,000 mujeres beneficiadas con el Bono Productivo Alimentario han retenido vientres de su hato y han multiplicado la producción de estos animales, pero se enfrentan al alto precio de los alimentos (balanceados o concentrados) para alimentar a sus animales. Por lo tanto se hace necesario tomar en cuenta un programa de alimento para que los productores puedan hacerle frente a su propia capacidad reproductiva y multiplicadora.


Se hace necesario, mantener ofreciendo crédito con bajos intereses y a mediano plazo para retener vientres, adquirir sementales, mejorar los pastos y controlar las enfermedades de los animales; ofrecer inseminación artificial, duplicar los técnicos para asistir a los pequeños productores; determinar una política explícita para que los pequeños productores de ganado vacuno, porcino y avícola, puedan acceder a los residuos alimentarios de la agroindustria (afrecho, melaza, harina de carne y hueso) a menores precios; ofrecer programas para que las cooperativas puedan acceder a equipos y plantas agroindustriales, son entre otras las medidas que podrían emprenderse desde el gobierno central y desde las alcaldías, en conjunto con los gremios agropecuarios y agroindustriales; mejorando así los incentivos a los pequeños productores.


No sería aventurado afirmar que en cinco años podríamos proponernos aumentar, el 25% de los rendimientos en algunas zonas, el 50% en determinadas zonas, incluso el 100% en otras zonas, juntando a aquellos sectores (gremios, organismos no gubernamentales, programas especiales, instituciones de gobierno) para poner en agenda y emprender una cruzada nacional para aumentar los rendimientos con políticas diferenciadas según producto, región, sector, suelos y mercados.


 

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