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martes, 11 de septiembre de 2012

El 9/11 y las Buenas relaciones de EE.UU con Al-Qaeda

El 9/11 y las Buenas relaciones de EE.UU con Al-Qaeda
Manuel Salvador Espinoza J.*

Se ha escrito y especulado mucho sobre los atentados terroristas en Estados Unidos del 11 de Septiembre del 2001. Sobre todo en lo atinente a si realmente la red de Al- Qaeda fue o no la autora real de este macabro. Uno de los más críticos en este campo es Webster Griffin Tarpley, periodista, de las políticas internas y extranjeras de Estados Unidos. Este autor sostiene que los ataques del 9-11 fueron organizados por una red que incluye al Pentágono, la CIA y otras agencias de Inteligencia occidentales, como el MI5 británico y el Mossad israelí. Describe el atentado como un conjunto de operaciones terroristas de bandera falsa, llevadas a cabo por un sector de militares y de la inteligencia que trabajan con miembros del sector privado y de las grandes corporaciones; interesados en mantener los estados de guerra que les generan grandes ganancias económicas y políticas a estas fuerzas.
 
Hoy día, llaman enormemente la atención las diferentes expresiones críticas que vinculan a la administración actual estadounidense con la ya famosa red de Al-Qaeda, misma que se constituyó en el enemigo número uno de la administración Bush en su guerra supuesta contra el terrorismo.

 
 
Desde la guerra genocida desatada contra Libia, muchos analistas vienen opinando que EE.UU, en vez de usar sus tropas o la de la OTAN, empleó a mercenarios de Al-Qaeda, a cambio de ceder posiciones de poder al final del derrocamiento de Gaddafi. Así lo sostienen, inclusive, algunos oficiales de la CIA, como Michael Scheuer, quien trabajó por más de 20 años en esta agencia como “jefe de la Unidad Bin-Laden” (1996-1999) -la cual se encargada de rastrearlo desde el Centro Contraterrorista de la CIA.  Scheuer, desde el 2001 hasta el 2004, se convirtió en asesor del jefe de dicha unidad .
 

Hoy como historiador y docente del Centro para los Estudios de Seguridad y Paz de la Universidad de George Town, Scheuer asegura en su libro ("Through our enemies' eyes") que Al-qaeda fue un invento que nunca existió. “Simplemente la administración Bush necesitaba una razón que cumpliera con las leyes para que fuéramos a atrapar a los malos que ellos mismos (los de la administración) escogieran”. Así se le pagaron a Jamal al Fadl cientos de miles de dólares para que respaldara la teoría del gobierno estadounidense sobre Al-qaeda como una organización criminal.
 
 
 
Otro ex agente de la CIA, Susan Lindauer, especialista en Libia que hoy trabaja como periodista; asegura que la oposición en Libia se conformaba por tropas de Al- Quaeda que peleaban en Iraq y otros lugares del Medio Oriente. Y justamente estas fuerzas son las que gozan del financiamiento estadounidense, mismas que, al final, entienden que aunque el fin justifica los medios, aquí hay una profunda contradicción entre valores morales e intereses políticos.

 
 
Algo similar ocurre ahora en Siria. En la entrevista hecha a Vladimir Putin el 6 de septiembre, el mismo comentó sobre la participación de los miembros de Al Qaeda en el conflicto como integrantes del llamado Ejército Libre de Siria. Dijo, además, que el lunes recién pasado apareció información sobre los presuntos acuerdos entre EE.UU. y la organización terrorista sobre el envío de varios miles de combatientes de Al Qaeda a Siria para derrocar a Bashar al Assad. En su opinión “Pactar con Al Qaeda, es una política muy peligrosa y poco previsora.” “Es como si en consonancia con esta actitud se pudieran abrir ahora mismo las puertas de Guantánamo y mandar a todos los reclusos que tienen ahí torturando a pelear a Siria".

 
Pero no sólo lo dice Putin. El día de ayer, también 6 de septiembre, durante su nominación como candidato a la presidencia de EEUU por el Partido Demócrata, Barack Obama criticó la visión de política exterior republicana diciendo que “no es Rusia su principal enemigo, sino Al-Qaeda y que pensar así (como los republicanos) es haberse quedado atrapado en la Guerra Fría”.

 
Mas, independientemente de esas aseveraciones, en estos días, los canales de televisión nos presentan diversos documentales que recogen las escenas de drama, horror y espanto de los sucesos del 11 de septiembre de 2001. Y no hay en el planeta nadie que no se llene de indignación ante tal barbarie y que, al mismo tiempo, no desee que esto jamás vuelva a repetirse.



*Msc. Manuel Salvador Espinoza J.
Presidente del Centro Regional de Estudios Internacionales
(CREI)

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