Portada de antigua versión de Revista Libre Pensamiento

lunes, 24 de septiembre de 2012




 Por Raúl Isman
 
Editorial extra. Septiembre de 2012.

Ignoran que la multitud no odia, odian las minorías,
porque conquistar derechos provoca alegría,
mientras perder privilegios provoca rencor"

ARTURO JAURETCHE

El 13 de septiembre de 2012, era sabido por la amplia difusión que había tenido la convocatoria en las redes sociales, sería una jornada de cacerolazos contra el gobierno nacional. No es el objetivo de estas líneas debatir acerca de la magnitud cuantitativa; si no más bien del verdadero contenido de la protesta y relatar una anécdota personal.

 
Al comenzar el caceroleo me encontraba en la barriada de Barracas dirigiéndome a realizar mis tareas docentes. Se escuchaba mucho ruido y se veía poca gente en las calles sumada a la protesta. Cumplidas mis labores, pasadas las 22.30 me dirigí a mi domicilio en un interno de la línea 39 y me bajé en Avenida de Mayo al 1200. Caminaban caceroleros desconcentrándose. Me llamó la atención un grupo de ellos realizando el conocido gesto de Fuck you contra un local peronista. Me acerqué con prudencia a un patrullero y pregunté que ocurría. A su vez me respondió un joven bastante calmo y yo cometí un error que pudo ser fatal. Dijo algo así como que mal los k y le respondí yo también soy k (y podemos dialogar). Lo que va entre paréntesis no lo pudo oir porque me empezó a insultar a los gritos y la mujer que iba con él llamaba al resto a los alaridos: "aquí hay un k". Rápidamente me rodearon con rostros cargados de odio -siempre protegida mi persona por la policía- y comenzaron a insultarme en una demostración de su proverbial indigencia argumental: montonero, subversivo, hijo de puta trabajá, andate a Venezuela con Chávez, fueron algunas de las ricas y sesudas expresiones vertidas, mientras que un grupo de jóvenes mujeres con distinguido atuendo saltaba futboleramente mientras gritaba se va a acabar, la dictadura de los k. Por cierto que por su edad, por fortuna no vivieron la siniestra dictadura 1976-1983, pero los insultos proferidos por sus co-caceroleantes antes citados nos permiten sospechar que no lo ignoran. Pero en realidad están de acuerdo y tal defensa del proceso constituye un punto nodal para explicitar porqué el odio exacerbado contra Crisitina Kirchner. Sólo recibía un puntapié mientras me subía al patrullero que me alejó del lugar, pero de no ser por la acción policial no podría escribir esta nota y ninguna más.

Si durante los cacerolazos del 2008 -mucho más profundos y significativos que los actuales y que ocasionaron el desgarramiento de la coalición parlamentaria del Frente para la Victoria y la sonora derrota durante la cuestión de la resolución 125- no fue modificado el rumbo del proyecto nacional; menos puede suceder por estas modestas protestas; maximizadas hasta el hartazgo por la cadena nacional de medios de difamación privada bajo el comando de Clarín. De modo que la causa real de la protesta no es otra que la impotencia que sienten frente a un proyecto que no para de brindar derechos a quienes no los tienen o los perdieron y no se detiene en tal justo menester. Sin ir más lejos, el día de anterior fue anunciado por boca de la presidente el incremento en el plan social más profundo y significativo en toda América Latina: la asignación universal por hijo. La sucesión entre la medida tomada y la protesta sólo distraídamente puede aparecer como mera casualidad. La demanda de "seguridad" es un taparrabos para justificar su profundo racismo (muchos cantaban contra los "negros") y en realidad no se animaban a decir que la seguridad que ellos desean es la que puede graficarse mediante los falsos positivos colombianos, los muertos en Méjico o los desaparecidos argentinos. Causa gracias que se hayan manifestado contra la reforma constitucional. La carta magna no es una intocable virgen sagrada; si no un pacto político que debe ser modificado si es necesario. Y la convocatoria de un congreso constituyente requiere mayorías muy especiales difíciles de alcanzar. La oposición a la reforma se sustenta no en la adoración de un texto si no en que Kristina es invencible para cualquier candidato potable para los caceroludos. Maurizio Macri, De la Sota, Aguad, Alfonsinito son seguros derrotados. De allí la rabia, la impotencia y la agresividad de la que yo no fui la única víctima.

Uno de los métodos para que las protestas caceroleantes se diluyan es aguardar con paciencia que se cansen de golpear sus instrumentos raramente utilizados para sus fines específicos. Son tan torvos que ni siquiera pueden dar cuenta que la "malvada" dictadura K protegió en todo momento su legítimo derecho a manifestarte. Algo que la verdadera dictadura -que añoran con nostalgia- muy lejos estuvo de practicar. Pero atención, seríamos muy livianos si nos limitásemos a esperar que se agoten en sí mismos. Tanto odio y agresividad contenidos puede coagular en la formación de grupos de choque que agredieren a compañeros que realizan su militancia a la luz del día y sin protección. Y no sería extraño que empiecen a pensar -si no lo están maquinando ya- en realizar un magnicidio. Poder económico, intenciones, vínculos con matones y represores no les faltan. Esto debe ser tema de debate en todos los ámbitos de militancia. Nuestro gobierno nacional, popular y democrático no puede detenerse. Y vimos las reacciones que genera. Previsiblemente la intensidad y la gravedad de la violencia gorila puede ir en aumento. Unidos, organizados, atentos y muy alertas.

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