La educación prohibida", una película para el country y sin niños pobres...
Marcelo Hernández
Una reunión de amigos en el club house del country es una buena oportunidad para mirar y comentar “La educación prohibida”, ahí encontrás todo muy cercano: bellos jardines, niños blancos, intelectuales que no mencionan una palabra en contra del orden social del cual sos beneficiario y fundamentalmente aquello que más te tranquiliza… no aparecerá en el film ni un solo niño pobre.
Por el contrario, si sos un educador popular (de la escuela pública o no), reconocerás de inmediato que esta película no está dirigida a sujetos como vos. Un grupo de jóvenes, que no logran desprenderse de su mirada de clase, toman partido en un debate que acumula más de doscientos años y apuntan sus cañones contra la escuela moderna corriendo del centro de la escena a su fundador y (aún) principal sponsors, el orden social capitalista.
Los directores de la película de ningún modo están obligados a adherir a la crítica marxista de la sociedad, pero merecería al menos una disculpa en los créditos, poner la onceava tesis sobre Feuerbach (Karl Marx) en boca de alguien que no se hace cargo de las deudas con sus trabajadores (Gastón Pauls) alegando que estaba bajos los efectos de las drogas cuando las asumió. La película parte de esa tesis que habla sobre la necesidad de transformar al mundo, para abandonarla inmediatamente y sólo ocuparse de la transformación de la escuela como una institución escindida del orden social vigente. Se mencionan entre el grupo de las alternativas pedagógicas a distintas corrientes que han presentado profundas diferencias entre sí, pero que aquí son presentadas en el bloque de las opositoras a la educación tradicional.
Se elige entrevistar a directivos de instituciones holísticas, logosóficas y de la escuela nueva, entre otros, y darle un peso importante a sus revolucionarias tesis de transformación de la mala educación. Por otra parte, se decide presentar a los docentes de la escuela tradicional ¿Pública? satirizados o representados por personajes como Pauls, sin incluir una sola entrevista a alguno de ellos, ninguno de los que diariamente se debaten cómo educar en escuelas que distan mucho de los bucólicos escenarios de la película. Esta elección puede ser debatida, pero es absolutamente legítima y coherente con las ideas que guían la cámara, lo que no puede pasarse por alto son afirmaciones del tipo: las leyes educativas están plagadas de lindas palabras, pero consolidan sentidos opuestos; existen múltiples trabajos realizados por intelectuales que le han destinado largas horas al estudio de las leyes de educación, donde se demuestra cómo estos documentos traslucen las verdaderas intenciones del orden social hegemónico.
Me atrajo de la película su propuesta abierta y de libre circulación, un formato que sumado a la amplia simpatía que despierta en diversos medios de comunicación le ha otorgado una amplia difusión, motivo más que suficiente para tomar posición acerca de los sentidos que en ella circulan.
En el club house quizás esta peli sea un buen aporte para pensar alternativas sobre la educación de sus niños, resultarán muy cercanos los modelos de familias, propios de una publicidad de centro comercial, que se muestran en el film.
Para el resto, para todos los que debaten (y trabajan) cotidianamente en la escuela pública, para quienes son parte de los movimientos sociales que asumen las tareas de educación y para muchos otros actores que la piensan vinculada a la transformación social, esta película no tiene mucho para aportar.
* Docente auxiliar en la asignatura Teorías de la Educación I, Dpto de Educación, Universidad Nacional de Lujan
Muchas gracias por esta valiosa información compañera Micaela Tognoli.
ResponderEliminarManuel Moncada Foneca
Revista Libre Pensamiento.