EL DERECHO DE ACTUAR DE LA DICTADURA UNIVERSAL
Yury Weky
Decía George Walker Bush en 2002, al anunciar al mundo las estrategias de seguridad de los EEUU:
“Somos una fuerza militar sin paralelo, tenemos el derecho de actuar en todo el mundo para imponer la economía de mercado y garantizar la seguridad energética, podemos atacar a quien consideremos una amenaza o a cualquier país que pueda convertirse en una competencia militar”.
Leer y releer los hechos y acontecimientos que ocurren diariamente en el escenario mundial, regional nos lleva irremediablemente a sentir el desamparo y a entender qué significa en la práctica el derecho de actuar declarado por George Bush.
Internalizar que estamos expuestos cada día a una dictadura universal, global, hegemónica, supranacional, que los pueblos de América y del Caribe, de Europa, de Asia y del Medio Oriente y los océanos y los espacios aéreos y que todo lo que se mueve y también lo inerte están siendo sometidos a una supervisión constante, eso nos ofusca y nos inquirimos: ¿dónde está la libertad y quien la ejerce?
Descubrimos que no hay libertad en tanto que el planeta ha sido minado e invadido por siete bases militares flotantes que transitan océanos y mares; repensamos la presencia de todas las flotas navales de EEU en el atlántico norte, al oeste de África, al este de EEUU, al norte y al este del Pacífico, al este del Pacífico sur y oeste del Atlántico sur, el mar Mediterráneo, Golfo Pérsico, Golfo de Omán,vigilando el estrecho de Ormuz y el Mar Arábigo en el Océano Índico de bases terrestres de complicados sistemas de vigilancia y observación. Que desde una superestructura de poder se saquea a los pueblos, se les invade, se les masacra, se les somete; que con la ayuda de una organización informativa genocida se fabrican videos, informaciones, para canalizar la sensibilidad de los menos avisados y poder justificar acciones deleznables en contra de poblaciones enteras, ciudades, países. Territorios remotos del centro del poder destructivo se hacen atractivos por poseer riquezas minerales, energéticas y son susceptibles de guerras mercenarias fabricadas para abonar el terreno que justifiquela presencia del imperialismo agresor, que se cree y actúa como dueño del mundo.
¿Hay la posibilidad de sacudirse para siempre la amenaza imperialista?
¿Podrán los pueblos defender su soberanía ante la presencia de una fuerza militar tan poderosa?
En la primera década del siglo XX se iniciaron las instalaciones de las que hoy se cuentan 823 bases militares de EEUU fuera de sus fronteras y con ello se inició la amenaza, el terror para los pueblos del mundo.
Aunque encubiertas con intenciones de ayuda humanitaria ante desastres naturales o garantes de la paz, o la lucha contra la drogas, asistencia médica; cualquier excusa ha sido utilizada para firmar acuerdos con gobiernos que se han sometido a la nueva modalidad del coloniaje y han permitido ampliar la política de la injerencia del imperialismo del norte y su radio de acción, que se ha hecho más amplio y sobre todo ha ido perfeccionando sensiblemente su capacidad de intromisión declarada o no a través de acciones descubiertas y encubiertas contado no sólo con tecnología de punta sino con la fuerzas mercenarias que se utilizan en las guerritas de antelación de la invasión.
Cada vez las invasiones adquieren nuevas características, desde la silenciosa y camuflada hasta la declarada y violenta vestida de bota y fusil o de lluvia de bombas que destrozan a su paso cuando testimonio cultural o vida encuentren. Las guerras se han ido perfeccionando y ya poco necesitan de soldados pues hay métodos más sutiles para crear caos social, desestabilización, debilitar los estados políticamente. Hay toda una gama de sutilezas que podemos identificar desde el desabastecimiento de comida y medicinas, el asesinato mercenario selectivo hasta los focos de violencia organizados y sustentados foráneamente como receta para la inmediata invasión.
Todo obedece a ese interés de crear un nuevo orden mundial en el cual la dictadura universal pueda disponer de todas las rutas marítimas y todos los espacios aéreos, dominar y saquear los bienes acuíferos, energéticos dispersos en variados territorios del planeta.
La lectura que le damos a todo lo ocurrido bajo la figura de la guerra preventiva nos conduce a comprender que el imperialismo con su derecho de actuar intenta dar una nueva conformación política al planeta en la cual se configure no solamente nuevos espacios geoestratégicamente dominados y contralados desde el centro de poder destructivo sino que eso conduzca a favorecer las grandes transnacionales y poder usurpar con mayor facilidad las riquezas de los territorios dominados y acabar con la memoria cultural de los pueblos para imponer también la hegemonía de la desmemoria.
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