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lunes, 28 de mayo de 2012

Sombras sobre Isla Negra

Sombras sobre Isla Negra
Por Álvaro Cuadra*



No es tarea fácil actualizar la historia reciente, mucho menos si se trata de un gran personaje sobre el cual todo parece ya dicho. Esto es, precisamente, lo que nos propone el escritor español Mario Amorós en su libro “Sombras sobre Isla Negra”, una apasionante investigación histórica y periodística en torno a la muerte de Neruda, el poeta de América. A partir de una reconstrucción pormenorizada de Chile en aquellos fatídicos días de septiembre de 1973, conocemos, en palabras de testigos, los tenebrosos detalles de la muerte del premio Nobel de Literatura que llevan al autor a plantear una abismante interrogante: ¿pudo ser asesinado Pablo Neruda?



A través de nueve capítulos plagados de antecedentes y testimonios, el autor va recreando las circunstancias que llevaron al fatídico desenlace un 23 de septiembre de 1973 en una clínica privada de Santiago, pocos días después del bombardeo de La Moneda. Chile vive las primeras semanas de un cruento golpe de estado que entroniza en el poder a una Junta Militar encabezada por el general Augusto Pinochet que ha derrocado al presidente constitucional Salvador Allende, dando inicio a uno de los periodos más oscuros de nuestra historia: Torturas, desapariciones, asesinatos dentro y fuera del país.



La pregunta planteada por el autor va adquiriendo consistencia a medida que avanzamos en el libro. Hoy sabemos que la policía secreta de la dictadura, primero la DINA y luego la CNI, utilizó formas encubiertas para cometer asesinatos políticos, sea bajo formas violentas como en el caso del general Prats en Buenos Aires o el de Orlando Letelier en Washington, pero también mediante envenenamientos según se desprende de las investigaciones en torno a la muerte del ex presidente Eduardo Frei Montalva.



La muerte de Pablo Neruda acontece en la Clínica Santa María, la misma en que Frei habría sido envenenado. Según testigos calificados, incluido su chofer Manuel Araya, el poeta estaba lúcido y relativamente estable antes de ser inyectado con medicamentos en dicha clínica. La cuestión planteada encuentra asidero al ser contextualizada en un país en que la violencia homicida de los golpistas no reconocía límite alguno. Recordemos que la Junta Militar se había propuesto “extirpar el cáncer marxista”, lo que se tradujo en varios miles de muertos a lo largo de todo Chile. Lejos de ser una mera especulación, estamos ante una posibilidad cierta, tan cierta que ha dado pie a una querella criminal interpuesta por el Partido Comunista de Chile que la Corte de Apelaciones de Santiago ha aceptado a trámite.



A más de treinta años del golpe militar, los chilenos todavía no conocemos toda la vergonzante historia que rodea lo acontecido. Hasta el presente, se ha querido mantener bajo un manto del olvido los muchos crímenes cometidos. Como se sabe, cuando una sociedad reclama el olvido, como el Chile de hoy, es porque los culpables todavía andan sueltos e impunes. En este sentido, el libro de Mario Amorós es un aporte que nos ayuda a recordar la inmensa tristeza, el luto y el dolor de las víctimas, pero, al mismo tiempo, nos trae a la memoria la figura apasionada del poeta de Isla Negra que con su canto y su lucha llenó nuestro cielo de sueños, utopías y versos.



Aunque los pasos toquen mil años este sitio

no borrarán la sangre de los que aquí cayeron.

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