Significado de la celebración en Rusia de la victoria sobre el nazismo, en el 2012
Autor: Javier Colomo Ugarte*
Fecha de publicación: 09/05/12
El 9 de Mayo de 1945, el grueso de las fuerzas del ejército alemán, desplegado en el frente oriental (desde que inicio la ocupación de Rusia en 1941), capitularon ante el ejército soviético. Ello supuso el final de la Alemania nazi.
La mayor guerra de la historia fue también la del mayor número de víctimas con unos cincuenta y cinco millones de muertos entre civiles y militares de las que 20 millones fueron rusas (siete millones de civiles). Los soldados estimados muertos en combate fueron: 13,6 millones de rusos; 6,4 millones de chinos; 4 millones de alemanes; 1,2 millones de japoneses; 400.000 británicos; 400.000 italianos, y 300.000 estadounidenses. En la conflagración militar Rusia tuvo casi tantas bajas militares que las del resto de países juntos. Este acontecimiento marco para siempre la conciencia del pueblo ruso y, a lo largo de la historia, se ha venido celebrando este aniversario en Moscú en la que es considerada en Rusia como la Gran Guerra Patria. Esta celebración, tiene en Rusia un significado emotivo nacional, y los gobernantes presiden el desfile de la victoria.
El significado de esta celebración en el presente año tiene además relevancia por la situación de cambio político que está experimentado Rusia. Putin ha presidido el desfile militar después de se investido oficialmente como presidente de Rusia el siete de mayo. En su discurso de felicitación, Putin resaltó que “sólo respetando los tratados internacionales, la soberanía de los estados y su derecho a la libre elección podremos evitar una nueva guerra”. “Rusia aboga por el fortalecimiento de la seguridad internacional. Tenemos un gran derecho moral a defender insistentemente nuestra postura dado que fue precisamente nuestro país que arrostró el golpe más duro del nazismo, superó las pruebas y determinó el desenlace de aquella guerra”.
Los gobernantes rusos y particularmente el ahora presidente Putin en el que, tras el paréntesis de una legislatura, hace su tercer mandato, parece que han encontrado, desde el desplome de la URSS en 1991, su lugar y función en el nuevo mundo que comienza a perfilarse tras la crisis financiera mundial iniciada en el año 2008.
Desde 1991 Rusia había pretendido acomodarse y reubicarse entre los grandes economías del mundo hasta el 2008 el G7, conformando el G7+Rusia, pero la crisis financiera que afecta de manera importante al G7; las pretensiones estadounidenses de controlar las reservas de petróleo y gas natural del mundo de las que Rusia tiene una parte importante; el acoso que supone el despliegue antimisiles de la OTAN en la frontera occidental de Rusia; la emergencia de nuevas economías en los países en desarrollo; la propia emergencia económica de Rusia con el ascenso de las clases medias y, de manera importante, su privilegiada situación geoestratégica entre la UE y China, le han hecho reaccionar y apostar por ser uno de los países líderes en la conformación del nuevo mundo geopolítico y económico que emerge en está década del sigloXXI.
Putín ha sabido interpretar este nuevo momento histórico y transmitir a la mayoría de la ciudadanía rusa y a sus colaboradores políticos el papel que tiene que desempeñar Rusia en este nuevo “cambio de época” en la que se adentra la humanidad.
Se advierte que Putin es un político, que ha ido acomodándose a los tiempos, pero sobre todo que es capaz de aprender del pasado, de interpretar el presente y, por ello, de transformase políticamente.
Pero, tal vez, lo más significativo que se aprecia en Putin es que ha evolucionado del político pragmático (que tenía que desenvolverse en la convulsa situación de Rusia después de la caída de la URSS, sacudida por los intereses de una oligarquía económica formada bajo la URSS y que lideró las transformaciones de privatizaciones económicas en Rusia en la década de los noventa), a un político que ha forjado unos sólidos principios ideológicos con los que ha conectado con la mayoría de la población de Rusia formada por las clases medias.
Los principios ideológicos de Putin se encuentran genuinamente recogidos en sus escritos de campaña presidencial, particularmente en su manifiesto “Rusia y el mundo en transformación”. La síntesis de los mismos se resumen: 1º Rusia tiene que poner en el centro de la política su soberanía y defensa nacional frente a injerencias externas (la alusión de Putin a evitar una nueva guerra tácitamente se refiere a este principio); 2º Rusia debe promover un mundo sin hegemonías basado en el respeto a la soberanía de las naciones; 3º Rusia debe modernizar su economía incrementando su comercio, haciéndola más competitiva promoviendo la innovación tecnológica aprovechando las oportunidades de los mercados emergentes particularmente en el Oriente Ruso, 4º Rusia debe promover un desarrollo económico socialmente inclusivo en el que las clases medias que constituyen la mayoría de la sociedad rusa deben ser las favorecidas; 5º Rusia debe perfeccionar su democracia haciéndola más participe a la ciudadanía, promoviendo el diálogo entre los poderes gobernantes y la oposición y rechazando y combatiendo la confrontación.
Forma parte de la experiencia histórica, que cuando la dirigencia política de un país define los principios ideológicos en los que fundamentar su acción política de futuro, el oportunismo político pasa a un segundo plano, ello, la ciudadanía siempre lo percibe y la unión con la clase política se hace más fuerte, eso es lo que está pasando en Rusia, a pesar de las protestas de la minoritaria oposición magnificada por los medios occidentales. De manera diferente, en los países de la UE, el oportunismo político se ha instalado en la política y, por ello, la desafección de la ciudadanía hacía sus dirigentes políticos es notoria.
Rusia tras veinte años de transición parece haber encontrado su lugar y papel en el mundo en transformación. Sin duda el éxito de Rusia en los objetivos trazados por Putin contribuirá a un mundo en Paz y prosperidad, por ello, es deseable el éxito de Rusia en los próximos años.
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