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sábado, 21 de enero de 2012

Libia: Cuando la Diplomacia se corroe por dentro


Libia Cuando la Diplomacia se corroe por dentro
 
Manuel Espinoza J.



Existen muchas formas y métodos de impartir diplomacia en la carrera de Relaciones Internacionales. En algunos cursos, la enseñanza de esta materia se acentúa a través de la distinción histórica de la actividad diplomática de diferentes centros culturales y civilizaciones, como lo fue el antiguo Egipto, Grecia, Roma, China y la India.


Durante la Guerra Fría, se creó  un nuevo enfoque, en su estudio, a través de diferentes modelos socio-económicos desde el esclavismo hasta el socialismo. En la actualidad, para muchos docentes de esta materia, resulta difícil explicar el modelo de la diplomacia socialista en sus clases por dos sencillas razones: 1) el socialismo es casi inexistente en el sistema internacional, exceptuando pocos países, que utilizan, hoy por hoy,  los elementos de base y superestructura de la teoría marxista en la preparación de sus diplomáticos; 2) no recibieron la preparación de valores, doctrinas y la práctica histórica de lo que fue la diplomacia socialista como parte del sistema de defensa internacional del bloque socialista.


Para los especialistas de los países capitalistas, nunca  fue secreto, saber que los diplomáticos del campo socialista recibían una miseria de salario, sin embargo, valoraban la calidad de su desempeño y su alto grado de lealtad. No era para menos, la diplomacia socialista recibía una preparación intensa y de calidad. Los cuadros de la futura diplomacia debían ser bien recomendados por  su cantera juvenil, por el mismo partido y no necesariamente por parentesco u otra deformación burócrata. Una vez concluida su preparación, los ministerios del exterior, los ejércitos y los servicios secretos eran los más interesados en captar ese recurso profesional. Cada graduado terminaba con el dominio de tres idiomas extranjeros como mínimo, una especialidad geográfica (el  dominio de un país o  región determinada en el sistema internacional) y otras especialidades extracurriculares que, hoy por hoy, ninguna universidad local puede aspirar a ofertar en todo el continente, exceptuando Cuba. 


La otra cara de la moneda es la diplomacia capitalista y su preparación. En este tipo de países, los funcionarios diplomáticos provienen de las clases sociales con mayores recursos económicos, que podían costearse una preparación tan cara. En mucho de los casos, hasta se da un traslado generacional de familiares en esta esfera.  De padre a hijos y nietos, los cargos en la diplomacia nacional se transmiten como por dictamen nacional.  La preparación técnica y la calidad de los docentes, así por la inmensidad de material de apoyo siempre van acorde con los estándares de calidad que demandan su precio.


Sin embargo, con el caudal de literatura que arroja el periodo post  Guerra Fría, cualquier lector se sorprenderá al ver la cantidad de diplomáticos occidentales que por  un precio metálico, así como por simpatía ideológica, vendieron información de todo nivel a sus contrapartes socialistas. En el lado del bloque soviético, las deserciones fueron motivadas más por plata, que por simpatía hacia el capitalismo.  Cosa inverosímil. ¿Verdad? Tal fue el caso de muchos e inclusive el de Arkady Shevchenko de la cancillería soviética y representante de la URSS ante la ONU. La deserción de mayor nivel que tuvo la Unión Soviética, en el campo diplomático. 


Arkady Shevchenko fue graduado del Instituto Estatal Moscovita de Relaciones Internacionales (MGIMO en ruso) conocido por excelencia, para la preparación de la diplomacia de todo el campo socialista. Arkady pertenecía a ese tipo de   privilegiados por el sistema. Un sistema  que, en los últimos  años de su existencia,  la corrupción de la  nomenclatura, diseminó su malestar a todas las esferas de la actividad social de todo el bloque socialista.  Y el campo diplomático no fue la excepción. Sus razones de traición y deserción lo explica en sus memorias “Ruptura con Moscú”. Pero independientemente de estas “motivaciones personales”, son hasta hoy injustificables para los intereses de la nación y el Estado que traicionó.


A medida las fotos de Mijaíl Gorbachev Con Ronald Reagan, George Bush padre y otros altos funcionarios de las administraciones norteamericanas eran lo mas permanente en las portadas de los diarios soviéticos y que la sociedad soviética se corroía por dentro (entiéndase la pérdida de valores a fines al Estado de obreros y campesinos), en  dicha carrera de Relaciones Internacionales y otras similares, así como en los puestos de trabajo en la cancillería soviética, el ejército o la inteligencia política y militar, con mayor frecuencia ingresaban “jóvenes dorados”, hijos, sobrinos, familiares en diversos grados y amigos de los jefes de todas las estructuras del Estado y del mismo partido.  El fin de la carrera, y del puesto de trabajo en la diplomacia era, nada más, ambición carrerista personal y el mantenerse en  una casta élite de alta distinción con grandes privilegios dentro de la dictadura de los obreros y campesinos.


Mientras en los Estados adversarios capitalistas copiaban el modelo de rotación planificado de cuadros del servicio exterior socialista, que se había logrado crear en el bloque comunista, para cubrir los diferentes países de una región, en aras de superar  el conocimiento y dominio de esta en pro del  beneficio de los intereses del Estado y un mejor rendimiento del aparato exterior, en el bloque socialista, el modelo de la diplomacia capitalista de nepotismo, amiguismo y hasta la compra de puestos de ubicación había sido absorbido por completo, para quedarse hasta hoy día.  Un manual que se ha reproducido al pie de la letra.


Todo indica, que al ver el cambio de actitud hacia occidente de su principal líder Mijaíl Gorbachev, influyó mucho en el cuido y atención que el campo diplomático del Estado merece. Nadie los controlaba, nadie revisaba la calidad de los nuevos contratados, como ya no les demandaban mayores cumplimientos y lealtades con la nación y el partido. Sencillamente, nadie demandaba ningún tipo de rendimiento profesional productivo en el campo de la diplomacia. Mientras Fidel Castro le gritaba criticando a los soviéticos “que andaban agarraditos de la mano y embriagados por el metal”, los dirigentes comunistas y sus diplomáticos, no solo flexibilizaron sus músculos sino hasta su conciencia. Hoy día, solo les queda lamentarse de la destrucción de lo que una vez fuera una gran potencia; de un gigantesco bloque monolítico en el campo internacional.

 
A la mente se me viene la obra de un oficial de la inteligencia soviética, que es considerado por algunos como desertor (traidor) de su servicio secreto. Yuri Shvets, en su libro “La Estación en Washington”, relata, que en un determinado periodo de los años 80, existía una tensa situación entre EEUU y Libia, y a éste se le ordenó buscar información sobre los posibles planes de un ataque militar contra Libia, que se pudiera producir por medio del enmascaramiento de maniobras militares que conducirían los norteamericanos en el Mediterráneo. En aquel entonces, la URSS, era aliada de Libia y realizaba su labor de recolección de información de inteligencia sobre todas aquellas amenazas a sus aliados.


Escribe el autor que, como oficial de inteligencia, logró encontrar a un  informante, bien ubicado en los círculos políticos en Washington D.C y  que la opinión general era que Estados Unidos no atacaría Libia. Tal información fue la que él traslado a su jefatura en Moscú. A pesar que aún en Washington recibió felicitaciones desde su Centro por la información enviada y el agente adquirido, a su llegada a su Centro en el periodo de vacaciones, recibió una seria reprimenda por parte de sus superiores.


-¿Cómo usted puede ser tan ingenuo de enviar una información tan pasiva, le preguntaron?


-Porque es la que recibí, respondió el oficial.


-¿Y qué hubiese sucedido si hubieran los norteamericanos atacado? ¿Y si le están desinformando especialmente a Usted?.......le siguieron cuestionando. El lector sin duda alguna se preguntara, cuál de las dos partes tenía la razón. Pero el caso de la Guerra hacia Libia y su resultado final puede ser un buen ejercicio de caso, para muchas instituciones que representan la primera línea de defensa del Estado y no cumplen a cabalidad dicha función y deber.


Si se le cree a la prensa occidental, este cáncer  parece que también se trasladó a la Libia de Gaddafi. Al inventar Gaddafi la tercera vía, no se aisló del socialismo y de ciertos valores fundamentales doctrinarios del marxismo. Al contrario, la preparación de la diplomacia inicial de Libia, se enriqueció con los valores nacionales  libios constituyendo así los elementos de formación básica de la diplomacia hasta cierto momento en la historia de ese país.


A partir del 2004, las fotos de Gaddafi con los líderes de Francia, Inglaterra, EE.UU, Italia y sus buenas relaciones son parte de una nueva etapa, que refleja  la nueva actitud y por ende la labor de la diplomacia libia, sobre todo cuando les hacían creer que ya eran parte de la hermandad capitalista, la relación de su diplomacia era más abierta, más dispuesta a profundizar sus lazos con hasta hacia poco adversarios. La amenaza de que los invadieran al igual que Iraq, caló mucho en el gobernante y por ende en la diplomacia libia.


Según los medios de prensa internacionales, los primeros golpes mortíferos que recibió el gobierno de Gaddafi, fue la deserción de altos militares entre estos generales y coroneles. Mucho se especula, de la conformación del ejército libio y la presencia de muchos extranjeros en él. Esto puede facilitar un poco el entender de porque de esas deserciones.


Pero el segundo golpe a nivel internacional (que en su momento se situó, como parte de medidas de desinformación y desprestigio global de los medios de información masiva occidentales) y a la vista de todos, fue el proporcionado por su propio aparato diplomático. Entre los más notables fue la renuncia de su representante en la ONU,  su representante ante la Unión Europea (UE), Estados Unidos, Francia y Portugal. Hasta se anunció, que su ministro de asuntos exteriores, Musa Kusa, había desertado durante una misión especial en Londres.


Si todo esto fue real,  el fenómeno de tal nivel de  deserción a simple vista se entiende que entre el gobierno de Gaddafi y sus diplomáticos había un distanciamiento de miles de kilómetros. La diplomacia es un atributo del Estado, como es la inteligencia política exterior y la defensa militar, que deben ser  integradas por  profesionales consecuentes con los intereses de éste y la nación. La diplomacia y la inteligencia política y militar constituyen la primera línea de defensa de un Estado en territorio extranjero. Debe ser activa, propositiva, analítica e informativa en todo momento. En tiempo de guerra, se subordina a la estrategia militar del país en pro de su sobrevivencia.


¿Por qué, entonces, mientras los “rebeldes” atacaban la capital libia, el cónsul libio Faraj Zarroug dijo en la capital filipina que el 85% de las 165 misiones diplomáticas en todo el mundo ahora reconocían al gobierno interino “rebelde”, el Consejo Nacional de Transición (CTN)? Muchos ahora atribuyen a este tipo de problemas, a la existencia de diversas tribus en Libia y que, con base en éstas, los cargos diplomáticos eran distribuidos como una concesión del régimen y no como la creación de una cantera de cuadros profesionales consecuentes con su propio gobierno.



De no ser verdad dichos datos de deserción, me continúo preguntando ¿Dónde estaban aquellos buenos amigos y parientes, que gozaban de la confianza política del gobierno libio para representarle en el exterior? ¿Hacia dónde se dirigió la labor de la diplomacia libia como para generar el mayor apoyo internacional hacia su país agredido? Y si tristemente fue verdad ¿en qué momento estos agentes diplomáticos, descubrieron sus diferencias con el régimen, como para desertar a última hora? ¿Por qué no lo hicieron antes? Las respuestas son simples. Lucro personal y descuido del principal tomador de decisiones de mantener un aparato de política exterior monolítico con los fines que persigue su nación y por último con los fines que el mismo persiguió.


La diplomacia no debe ser la cuna de carreristas, ni mucho menos parte de un botín de las elites de turno. La diplomacia,  es parte de la primera línea de información al Estado. Es un deber primario informar sobre los asuntos más relevantes, que acontecen en el Estado receptor y sobre aquellos asuntos que conciernen a tu país. Lógicamente y en cierta medida, la diplomacia compite con la inteligencia política e inclusive con la inteligencia militar en el marco de enviar un  flujo de información constante a su ministerio. El flujo de información de carácter estratégico que debe aportar la diplomacia no debe de disminuir, así como tampoco el nivel y el carácter de los requerimientos que demanda su cancillería. De eso depende en mayor parte la calidad y el volumen de entregas provenientes de las misiones diplomáticas en el exterior. Muy al contrario, de los que opinan muchos, la diplomacia es muy productiva, cuando se logra bien administrar profesionalmente e ideológicamente en el caso de regímenes con corrientes políticas bien definidas en modelos socio económicos bien definidos o en el peor de los casos cuando tu Estado es amenazado por la inevitable guerra y solo se debe de pensar en sobrevivir.


Msc. Manuel Espinoza J.


Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas
UNICIT

1 comentario:

  1. Pienso en realidad,que de manera excelente se desarrollo el tema del fracaso diplomatico tanto de la Urss debido al sistematico y muy arraigado nepotismo, la poca remuneracion de el personal de esa epoca, en Libya a mi parecer es diferente, no lograron distinguir entre los cantos de sirena que les ofrecio occidente a cambio de a su alineamiento, y he alli el resultado, al dejar confundir y envenenar la conciencia de sus funcionarios.Como en toda esfera de la vida sea legal, religiosa, economica, en la Diplomacia tambien hay codigos de conductas que no son o no fueron bien manejados. Es por ello que se hace indispensable un proceso de formacion de seleccion y formacion de cuadros a la hora de reclutar personal. Algo de lo que en verdad nostros los Nicaraguenses adolecemos, por que nos guiamos no por un sentido de profesionalidad y servicio a nuestro Pais , sino por las cuotas de porder alcanzadas en la politica, por el perbendarismo y algo que nunca faltara: el nepotismo. Lic . Luis Santiago Hernandez

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