Hará algún tiempo, allá en Trinidad y Tobago durante la Cumbre de las Américas, fue usted la voz de Puerto Rico en aquella conferencia internacional de países hermanos. Le expresé, en aquel entonces, las gracias en nombre del pueblo patriota puertorriqueño y ahora tengo la alegría de repetirle nuestras gracias, esta vez por ser nuestra voz en la reunión fundacional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada recientemente en Caracas, República Bolivariana de Venezuela.
Soy consciente de que la mayoría de los países hermanos en esta conferencia deseaban que Puerto Rico estuviera representado, pese a que desde 1898 somos una colonia del imperio norteamericano. Sé que entre esos países hermanos hay tres o cuatro que desgraciadamente son semicolonias del imperio yanqui y, por lo tanto, responden a las políticas del imperio.
Sé que no le he dicho esto antes, Comandante, pero el único pasaporte que he tenido ha sido el honroso pasaporte nicaragüense, pues al no aceptar la imposición de la ciudadanía estadounidense anglosajona, tampoco acepto su pasaporte. Cuando podía viajar con mi acta de nacimiento y mi licencia de conducir, en más de una ocasión estuve en Nicaragua. En uno de esos viajes transportábamos a un joven combatiente del frente de guerra en Darío para llevarlo a un hospital en Managua. Recuerdo el valor de aquel joven a quien le habían atravesado el tobillo de un balazo. Protestaba porque quería seguir combatiendo. Ese mismo joven, en el trayecto, nos dice a dos compañeras puertorriqueñas y a mí que si alguna vez los puertorriqueños lo necesitábamos para combatir a nuestro lado contra los yanquis, le avisáramos y así lo haría. Usted, Comandante, ha hecho realidad la promesa de aquel joven nicaragüense. Durante nuestra estadía en la ciudad de Darío los contra emboscaron una camioneta en la se transportaban unos compas sandinistas que iban a defender una cooperativa en la montaña, la cual había sido salvajemente atacada por los contra. Varios jóvenes murieron en la emboscada. Tuve el honroso privilegio de representar al Frente Sandinista de Liberación Nacional y colocar las ofrendas florales en dos de las tumbas. Luego, las dos puertorriqueñas—una de ellas la madre de dos ex prisioneras políticas puertorriqueñas que pasaron veinte años en las prisiones yanquis acusadas de pertenecer a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN)— y yo fuimos en una camioneta con combatientes sandinistas a la cooperativa que había sido atacada. Recuerdo que le dije a uno de los compañeros sandinistas que llevaba dos fusiles que si nos atacaban me diera uno de ellos.
Y hay otras relaciones entre nuestras dos patrias que quisiera mencionarle, Comandante. Allá por la década de 1930, el gobierno yanqui envió a Puerto Rico a un tal coronel Elisha Francis Riggs como jefe de la policía insular con la encomienda expresa de exterminar el Partido Nacionalista de Puerto Rico. Dirigidos por ese bandido, la policía en Puerto Rico masacró a cuatro jóvenes nacionalistas. Fue ese mismo coronel Riggs uno de los sicarios que asesinó al General de Hombres Libres Augusto César Sandino. El 23 de febrero de 1936 los jóvenes nacionalistas puertorriqueños Hiram Rosado y Elías Beauchamp ajusticiaron a este criminal en San Juan de Puerto Rico.
Le reitero las gracias, Comandante, y en nombre de mi pueblo y del general puertorriqueño Antonio Valero Bernabé, uno de los libertadores que combatió al lado del general Simón Bolívar por la libertad de la Gran Colombia, le saludo. ¡Hasta la victoria siempre!
RAFAEL CANCEL MIRANDA
Ex prisionero político
5 de diciembre de 2011
5 de diciembre de 2011
San Juan, Puerto Rico
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