Divulgando a Marx
Dizdira Zalakain
dizdira.blogspot.com
17 septiembre del 2011
Todos los seres humanos, salvo quizá Sócrates, tenemos el grave defecto de creer saber lo que no sabemos. Pero la sociedad occidental de nuestro tiempo seguramente está siendo la que más patéticamente está poniendo de relieve esta natural deficiencia humana. Ello es debido a que, por un lado, todos hemos acudido un número exagerado de años (pueden llegar a ser más de 20) a centros en los que supuestamente se nos educa. A pesar de ello, hoy, la mayoría de los que acaban de terminar su ciclo formativo (equivalente a casi un tercio de sus vidas) necesitan usar los correctores ortográficos cuando redactan cualquier cosa. Por otro lado, como nuestros cajones están llenos de diplomas y los referentes culturales que nos ofrecen los medios oscilan entre Sálvame de Luxe y El País de las Tentaciones, nos parece que, en comparación, somos personas inteligentes y formadas. Tenemos, pues, en nuestros diplomas y en la estupidez mediática circundante, buenos motivos para creer que sabemos sin saber: muchos más motivos que los que afectaban a los antiguos atenienses.
El aspecto más terrible de esta sociedad de ignorantes con diploma y hasta con cátedra ha consistido en la sustitución del saber mediante estudio personal por el saber mediante contagio social.
El estudio personal es el modo genuino de aprender. Es una iniciativa individual y precisa de grandes dosis de esfuerzo y de tiempo. Y precisa también de interés, de curiosidad, de amor por la materia a estudiar. "Studium" significa precisamente "interés", "afecto".
El contagio social es mucho más cómodo, porque consiste no en cultivar uno mismo, sino en adquirir los frutos de otros. Esto no estaría tan mal si no fuese porque en la sociedad capitalista la cultura también es una mercancía en poder de dos o tres oligopolios que, para colmo, la adulteran obscenamente con evidentes intereses de control ideológico.
Su caracter de contagio mediático masivo les otorga la peculiaridad de que las estupideces son clónicas. Es raro ver a alguien expresar un falso saber de su propia cosecha: casi siempre sus falsos saberes no los ha pensado él, sino que los ha copiado de los medios de comunicación, bien sea directamente o a través de otros.
Analizando caso por caso el acervo de estupideces que comparte nuestra sociedad, llama la atención que la inmensa mayoría de ellos posee una función ideológica. Es decir, no son errores inocentes, como los ortográficos, sino que nacen, se mantienen y se difunden con el objetivo, consciente o no, de apuntalar ideológicamente el sistema.
La ideología -en el sentido marxista del término- sirve para ocultar la realidad y las causas de la explotación. Hay ejemplos de estupideces en los que la intencionalidad ideológica es muy clara.
Por ejemplo:
-Estupidez: "A los indígenas africanos o americanos les gusta la vida plácida y estar siempre de fiesta"
-Intención ideológica: Sirve para justificar que ellos sean pobres y los europeos ricos. Así ocultamos que son pobres porque han sido expoliados.
-Estupidez: "La violencia nunca se puede utilizar para solucionar los problemas."
-Intención ideológica: Sirve para que nadie consiga liberarse de la explotación, sólo quejarse de ella. Así, los explotadores logran sin oposición el monopolio del uso de la violencia.
-Estupidez: "El Islam es machista, terrorista e intolerante"
-Intención ideológica: Sirve para que nos parezca razonable y justo que nuestros ejércitos invadan países que no nos han atacado. Así, basta con que profesen el Islam para tener un casus belli contra ellos. Casualmente, casi todos los países que interesan al imperio son de religión musulmana, así que la estupidez se ha revelado muy útil.
Un buen ejercicio mental es recordar las estupideces -que ahora a todos nos parecen estupideces- que se difundían hace una o dos generaciones. Por ejemplo, los indígenas africanos son caníbales y comen misioneros. Eso justifica que los occidentales los exterminen.
Pero hay estupideces que aparentemente carecen de intención ideológica y, sin embargo, la revelan una vez estudiadas detenidamente. He aquí algunos ejemplos:
-Estupidez: "Las pirámides de Egipto las construyeron los esclavos a golpe de látigo."
-Intención ideológica: Sirve para que, en comparación, los muertos por accidente laboral en la construcción de un estadio de fútbol o un palacio de congresos nos parezcan poca cosa.
-Estupidez: "La teoría de la relatividad de Einstein viene a decir que todo es relativo."
-Intención ideológica: Sirve para dar estatus científico a algo que no es más que una corriente filosófica propia de las sociedades capitalistas: la posmodernidad. Con esta necedad, a nivel popular, la ideología posmoderna queda "científicamente" demostrada.
-Estupidez: "Mozart era un genio musical, pero en lo demás tenía la mentalidad de un niño."
-Intención ideológica: Este falso tópico, popularizado mediante la película Amadeus, sirve para que la gente acepte que cualquier subproducto de la industria cultural aparentemente idiota puede ser, en el fondo, genial. Es un caso peculiar de estupidez retroalimentada, porque sirve también para fomentar aun más la estupidez: si los genios lo son por ciencia infusa, no vale la pena esforzarse en aprender nada.
Uno de los casos más descaradamente manipulados lo constituye el pensamiento de Karl Marx. Sobre el marxismo hay dos tipos de estupideces, las estupideces de izquierdas y las de derechas. Pongamos ejemplos de cada una de ellas.
-Estupidez de izquierdas sobre el marxismo: "El marxismo es una corriente que propugna una sociedad justa y solidaria"
-Intención ideológica: Limitándose a decir esto, Marx no se diferenciaría de cualquier persona que se lamentase de lo mala que es la gente y lo injusto que es el mundo. Sirve para ocultar las aportaciones decisivas que ofreció Marx en la explicación del funcionamiento del sistema capitalista.
-Estupidez de derechas sobre el marxismo (esta la he tomado literalmente, puede leerse aquí): "El marxismo consiste en el control absoluto de la población por parte del Estado, de lo que ganas y de lo que tienes que compartir con los demás. En el marxismo solo los gobernantes pueden tener lo que les dé la gana."
-Intención ideológica: Es obscenamente obvia ¿verdad?
Muchas de las personas que aun tienen corazón, que lamentan las injusticias sociales y que piensan que Marx aportó algo en ese sentido, siguen sin saber (aunque creen saberlo) qué es eso que aportó Marx. El 90% de la culpa la tienen los medios controlados por la oligarquía que difunden necedades como la que he transcrito. Y el otro 10% la tienen las organizaciones e intelectuales de izquierda que saben perfectamente qué es el marxismo pero que no se molestan en darlo a conocer, no sé si a causa de una cierta pedantería que les hace pensar que ellos no están para explicar cosas tan básicas a la plebe, sino para sumergirse en sesudas discusiones con iguales acerca de Gramsci o Althusser.
Un ejemplo de esta incapacidad para dar a conocer el marxismo podemos verlo en esta serie de vídeos más bien deprimente y que reproduce un curso de Formación (ojo, "Formación") organizado por el PCE y titulado "Curso de marxismo."
Puede observarse en ellos a un joven que, a pesar de ostentar el cargo de Secretario de Formación y Debate, se limita a leer torpemente un resumen escolar sobre socialismo pre-marxista, del que alguien que no supiera ya de qué está hablando no sacaría absolutamente nada en limpio. Luego interviene un profesor de universidad para hablar de materialismo histórico. Su capacidad didáctica y oratoria es mayor que la del joven Secretario de Formación, pero el problema es que inmediatamente se pone a analizar los problemas teóricos que ha suscitado el materialismo histórico, como presuponiendo que ya todo el mundo sabe de sobras qué es eso y a dar su opinión sobre los mismos. En lo único en lo que, eso sí, incide todo lo didácticamente que puede es en que la URSS era horrible. Curioso.
El escaso público asistente, y el aburrimiento mortal del que o bien ya sabe de sobras de qué le están hablando, o bien no lo sabe pero no entiende nada, es patente en las caras y en los turnos de preguntas.
Pero por suerte no todo es así. Hay intelectuales marxistas que se esfuerzan por explicar qué es el marxismo, no solo por discutir interminablemente sobre él. Ya comentamos en este blog de modo positivo -a pesar de ciertas diferencias ideológicas- las aportaciones didácticas de Fernández Liria y Alegre Zahonero en su "Educación para la ciudadania" y, en un nivel más exigente, pero también didáctico en su "El orden del Capital".
Hoy quería añadir a estos "recursos didácticos" dos vídeos muy básicos pero que me parecen amenos y claros.
Uno es un capítulo de una serie sobre filosofía que se emite en la TV argentina. El ponente no es en absoluto marxista y se le nota en este y en otros capitulos de la serie (que, por cierto recomiendo), pero sabe exponer con sencillez, amenidad y algo de sarcástico humor los puntos centrales de las aportaciones de Marx.
Enlace al vídeo.
El otro es un vídeo casero hecho por un chico peruano con un sintetizador de voz y una cara móvil y sonriente de Marx. A pesar de una presentación tan naïf, el contenido de la exposición es muy didáctico y bien estructurado.
Enlace al vídeo.
Basta con tener una inteligencia normal y dedicar un rato a ver estos amenos vídeos para comprender el cúmulo de estupideces que sobre el marxismo se dicen no solo en la calle sino en los libros, periódicos, radios, televisiones y hasta cátedras.
A lo mejor habría que ir pensando en buscarse a otros secretarios de formación en el PCE...
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