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martes, 9 de agosto de 2011

LA V CONVENCIÓN COLECTIVA Y SUS ADVERSARIOS. (Parte final)

LA V CONVENCIÓN COLECTIVA Y SUS ADVERSARIOS
Por Rogelio Cedeño Castro - Secretario de Educación del SITUN

Vea parte inicial de este trabajo en el siguiente vínculo:

http://librepenicmoncjose.blogspot.com/2011/07/costa-rica-la-v-convencion-colectiva-y.html

V


La aprobación, el rechazo o la especie de limbo en que pueda quedar el texto negociado de la V convención colectiva UNA-SITUN y hasta el de la propia convención colectiva vigente que continuará formando parte de la nueva, como consecuencia de la ambigua posición asumida por la rectoría y algunas instancias universitarias, es también un tema de interés académico, aunque esto pudiera parecerle un tanto paradojal a muchos académicos que, de manera un tanto vergonzante, han abrazado el credo neoliberal, aunque tampoco estarían dispuestos como individuos a renunciar a las ventajas que nos otorga a todos los trabajadores universitarios el convenio colectivo de trabajo, con independencia de que estemos afiliados o no a una instancia sindical.


Dicho de otra manera, la discusión o debate inexistente todavía hacia el interior de la comunidad académica de nuestra universidad acerca del tema de la convención colectiva y otros no menos importantes resulta esencial para entender qué tipo de universidad queremos ser durante los próximos cincuenta años en medio del ascenso neoliberal/neoconservador a escala planetaria, con todas sus consecuencias y si nuestro modelo de academia, de extensión e investigación universitarias continuará siendo democrático y solidario con las grandes mayorías nacionales, o por el contrario si dentro del dualismo excluyente entre el sector privado y las instituciones del sector público terminará por subordinarse a los dictados del mercado, dentro de un entorno en el que existen más de 50 universidades privadas, la mayor parte de ellas consagradas a la mercantilización de la educación superior y a la mera fabricación de graduados, para quienes la experiencia democrática en los procesos de toma de decisiones dentro de la vida universitaria, es algo totalmente inexistente y hasta impensable.


Hay que definir si aspiramos a que el mundo laboral universitario que se rija por el contrato colectivo de trabajo o si, por inercia, terminaremos auspiciando los arreglos directos, propios del mundo de la empresa privada y del ambiguo discurso de la paz social, tal y como lo han venido predicando algunos dirigentes del solidarismo y de las cámaras patronales. Debemos responder en los hechos y con toda firmeza si la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA) seguirá marcando la pauta en materia laboral dentro del ethos o espíritu germinal que caracterizó a sus fundadores, al igual que las otras tres universidades públicas existentes en nuestro país o si nos dejaremos seducir o adormecer por la peste del totalitarismo neoliberal y por la locura del capital financiero, la que ha llevado a la superpotencia imperial por excelencia, en este cambio de siglo, hacia el borde de la cesación de los pagos de su descomunal deuda externa.


VI


Los estudiantes y la comunidad nacional deben tomar parte en este debate universitario con implicaciones para todos los costarricenses pues a todos nos concierne, de muchas formas. De una manera u otra, el rumbo de las relaciones laborales dentro de la universidad pública, incluso desde un punto de vista ético, debe ser seriamente analizado y discutido, puesto que estamos obligados a proyectar hacia la comunidad nacional, regional e internacional una voluntad sólida para mantener un régimen laboral humanista y acorde con los principios esbozados en el propio estatuto orgánico de la UNA. El contrato colectivo de trabajo promovido desde la propia Organización Internacional del Trabajo (OIT), fundada en 1919 al concluir la Primera Guerra Mundial ha sido una parte esencial de nuestra vida universitaria y es un tema académico por doble partida, como expresión de los estudios del mundo del trabajo presentes en nuestra universidad, en tanto teoría, desde los ya lejanos años setenta; pero también, en cuanto a una práctica social que debería proyectarse hacia sectores cada vez amplios de la clase trabajadora costarricense, todo ello en un país donde los trabajadores de la empresa privada carecen por completo de libertades sindicales y de la posibilidad de contar con convenciones colectivas.


El elevado número de interinos dentro del personal académico, en cifras que llegan a casi los dos tercios de los docentes podría ser una causa importante del marcado silencio en cuanto al tema de la convención colectiva que se presenta, hasta el momento, dentro de ese sector. Compañeros docentes y administrativos, el tema de la aprobación de la V convención colectiva de trabajo UNA-SITUN nos concierne a todos.


Con independencia de las diferencias de criterio, acerca de los contenidos de lo negociado en el texto de la V convención colectiva, que podamos sostener con los compañeros de otras organizaciones sindicales, lo que si está quedando cada vez más claro ante los ojos de la gran mayoría los trabajadores docentes y administrativos de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), es que el llamamiento al paro de labores del día de mañana, jueves 4 de agosto, de las ocho de la mañana a las doce mediodía, es para defender el principio mismo de la negociación colectiva de trabajo en un país en donde las libertades sindicales para los trabajadores de la empresa privada son inexistentes, y por lo tanto el número de convenciones colectivas sólo para los trabajadores del sector público resulta muy escaso y cada vez más limitado, tal y cómo lo hizo notar recientemente un informe de la Organización de Internacional del Trabajo (OIT), al hacerle una llamada de atención al gobierno de Costa Rica.


Es por ello que saludamos, al menos a título personal, la decisión de los compañeros de la Seccional ANEP-UNA de Pérez Zeledón, no sólo de unirse al movimiento sino de instar a todos los trabajadores de la Sede Brunca de la Universidad Nacional para acatar el paro y deliberar acerca de un tema tan importante para la vida académica, política e institucional de una universidad como la nuestra, la que desde sus inicios dio muestras de un importante compromiso con las reivindicaciones de los sectores populares, tanto en escala nacional como en la regional e internacional. Confiamos en que el espíritu de lucha y la criticidad, propias de los ahora lejanos años setenta, permanecen todavía vivos, aunque hayan estado un poco adormecidos durante los últimos años.


X


Cuando quedan pocas horas para realización del paro de labores en defensa del derecho a la negociación colectiva de trabajo en Costa Rica, y desde luego, hacia el interior de nuestra propia universidad, como una contribución a la defensa y proyección futura de los derechos laborales de todos los trabajadores costarricenses, sólo nos queda reiterar nuestras afirmaciones en el sentido de que nadie puede permanecer indiferente ante los desafíos que la coyuntura nos presenta. No se trata de continuar alimentando actitudes mezquinas y pequeñeces que nos rebajarían en tanto seres humanos, dotados de derechos y con deberes morales y como miembros de una comunidad universitaria que estableció, desde su nacimiento, como su principal norte el compromiso con la criticidad frente a su propio entorno, pero también en relación con el contexto nacional, regional e internacional.


En el seno de la dirigencia actual del SITUN, comité ejecutivo y consejo de seccionales allí incluidos, hemos asumido con toda honestidad nuestras responsabilidades en la defensa sin claudicaciones de los derechos de todos los trabajadores universitarios, además de que reiteramos nuestra disposición para seguir adelante en la lucha hasta alcanzar los objetivos y demandas que la propia Asamblea Extraordinaria del SITUN, celebrada el día 18 de marzo anterior, nos estableció a todos al ratificar, en esa oportunidad, lo que se acordó en el texto de la V convención colectiva, que fue el resultado de una negociación entre ambas partes, llevada a cabo durante casi tres años. Ahora compañeros universitarios, el momento de la acción y la ratificación de nuestros compromisos ha llegado, pues estamos firmemente convencidos de que la negociación no puede ser eterna y que deben respetarse los acuerdos firmados por las partes.






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