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jueves, 28 de julio de 2011

Costa Rica: LA V CONVENCIÓN COLECTIVA Y SUS ADVERSARIOS

 Costa Rica:
LA V CONVENCIÓN COLECTIVA  Y SUS ADVERSARIOS 
Por Rogelio Cedeño Castro, Secretario de Educación del SITUN.


A propósito de la Asamblea Extraordinaria del SITUN, convocada para mañana miércoles 27 de julio, a las nueve la mañana.

I
Hemos llegado a un punto en el que la naturaleza y la esencia de las relaciones laborales  dentro de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA),  basadas desde de sus inicios en el espíritu y la norma de la negociación colectiva, traducida en los textos de las cuatro convenciones colectivas firmadas entre el sindicato en representación de los trabajadores docentes y administrativos, por una parte y las autoridades universitarias,  están experimentando cambios muy peligrosos que podrían significar un retroceso, en materia laboral en abierta contradicción con el espíritu dentro del que fue fundada la UNA, a inicios de 1973.
Se trata de una situación que se torna amenazante, tanto para los intereses del sector laboral como para la imagen y proyección de la institución misma hacia la comunidad nacional, regional e internacional,  sólo que aparece  disfrazada y mitigada con cierta sordina alimentada por la falta de espíritu crítico reinante, lo que impide que sea percibida, en toda su gravedad, por muchos sectores de la misma comunidad universitaria. Este es el panorama que se ha venido presentando en la vida cotidiana de la institución, desde hace más de una década, como resultado de una serie de acciones y políticas institucionales específicas, por lo general llevadas a cabo por algunos grupos de poder, por lo general tecnócratas sin ideología aparente y otros francamente ultraconservadores, quienes han venido actuando hacia el interior mismo de la universidad, con el propósito de hacer nulos en la práctica los contenidos y procedimientos establecidos en la IV convención colectiva de trabajo, vigente desde 1994 a esta parte, entre ellos la naturaleza vinculante de los acuerdos y resoluciones que se toman en la Junta de Relaciones Laborales, una entidad bipartita esencial en el manejo de los conflictos dentro de la vida laboral.


II

 
Es por ello que no se trata únicamente de que la firma de la V convención colectiva se encuentre en peligro, sino que la Asesoría Legal y algunos sectores reaccionarios, actuando dentro de los términos del dogma neoliberal imperante en una parte de la comunidad universitaria, aparecen utilizando criterios, al parecer técnicos, se han unido para descalificar aspectos esenciales de la convención colectiva que se encuentra vigente, al ser ratificada tanto por los integrantes del Consejo Universitario como por parte de la Rectoría de la UNA, instancias universitarias que definieron que denunciarían los términos de ese documento, al concluir su vigencia y no haber concluido el proceso que debe conducirnos hacia la aprobación y firma de la V convención colectiva. Es decir que pretenden tendernos una celada, no sólo a la dirigencia sindical sino a todos los trabajadores de la institución, al amenazar derechos y conquistas alcanzados en otros momentos.
 

Además, no conformes con todo lo anterior, estos grupos e instancias burocráticas se han dedicado durante los últimos meses a torpedear los resultados y el acuerdo  alcanzado entre las partes, originado al concluir las negociación de los términos de la V Convención Colectiva de trabajo, el mes de diciembre anterior, violando todo lo establecido en materia de procedimientos en la materia y dejando mal parada a la representación designada, por la propia rectoría para llevar adelante ese proceso. 


III

 
La existencia de una cultura organizacional hostil a la existencia misma del SITUN, como una expresión orgánica de los derechos y de los intereses de los trabajadores universitarios, docentes y administrativos, es un hecho cada vez más manifiesto dentro de una institucionalidad universitaria que se ha tornado proclive a la  influencia ideológica de la dictadura del pensamiento único, de corte neoliberal y orientada en consecuencia, a que sea el mercado el elemento que se constituya en el único desideratum de la vida académica y de todos los aspectos de la administración de una universidad pública como la nuestra.
 

Se trata de un discurso bastardo, cuyos emisores no pueden decir su nombre, al igual que sucedía con  el de Dios (el innombrable) en las más antiguas religiones y que se ve obligado a ocultarse detrás de expresiones de corte técnico y de una presunta neutralidad axiológica, en la que no creen ni siquiera sus más entusiastas promotores. Por ahora, usar un lenguaje abierto en contra de los derechos y conquistas de los trabajadores universitarios desde la firma de la Primera Convención Colectiva, ocurrida ya en 1977, es algo que no resulta rentable para la ultraderecha interna de la institución (la que por cierto no se asume a sí misma como tal) por lo que le resulta mejor valerse de presuntos criterios técnicos para acabar, ya no con la  posibilidad de la firma de una nueva convención colectiva (en este caso la V) sino aprovechar el pretexto de un dictamen técnico, a ser presentado a las autoridades, para acabar de un plumazo con una serie de aspectos esenciales de la IV convención colectiva actualmente vigente, entre ellos el hecho que como indicó nuestro secretario general, el compañero Álvaro Madrigal Mora se pretenda modificar el artículo 3 de esa convención colectiva que establece la existencia, hacia el interior de la universidad de régimen de empleo público de naturaleza privada, a partir del cual se establece el contrato colectivo entre la UNA y sus trabajadores docentes y administrativos.

 
IV

 
La rectoría al incumplir con los términos para presentar el texto de la  V Convención Colectiva ante el Consejo Universitario y pretender modificar sus contenidos, cuando ya han transcurrido más de seis meses desde el fin de las negociaciones entre sus representantes y los del SITUN, dentro de un proceso que culminó con la firma de un documento por los representantes de ambas partes, comete un grave error cuyos alcances pueden resultar insospechados, pues es a partir de allí que la Asesoría Legal y otros grupos interesados pretenden imponer sus criterios y acabar con el espíritu y el sentido que ha tenido históricamente la negociación entre los trabajadores y las autoridades universitarias. ¿Será acaso que la señora rectora no conocía los términos de esa negociación? El que ahora se pretenda echar abajo lo negociado a titulo de V convención colectiva, y además los contenidos del articulado de la IV que no fueron variados en esta negociación pone en peligro nuestra convención colectiva de trabajo.
 

Se trata de un asunto muy serio del que deben ocuparse todos los trabajadores universitarios y no sólo quienes circunstancialmente estamos en la conducción del SITUN, porque de lo contrario al no darse entre los trabajadores una actuación acorde con lo que demandan las circunstancias, las bases de nuestra convivencia interna pueden verse profundamente alteradas y ante la ausencia de mecanismos legítimos para la solución de conflictos y diferencias de criterios, al interior de las unidades académicas y administrativas, sean los propios trabajadores los más perjudicados. Estos son tiempos para la acción y no para la asunción de posturas evasivas, pues de eso se trata cuando hablamos de estar a la altura de las circunstancias.

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Firma responsable: Rogelio Cedeño Castro, profesor de la Escuela de
Sociología de la UNA y Secretario de Educación del SITUN.

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