El doble rasero y la izquierda "amiga"
Oriol Malló
Ahora que han vuelto los sacerdotes de la intervención y se disfrazan de revuelta árabe, igual los que estamos out seguiremos diciendo lo mismo: Nunca más colaboracionistas ni zipayos...
Generación Nepantla
Yo también creo, como diría el poeta mayor del colonialismo inglés, Rudyard Kipling, que "los silenciosos y descontentos pueblos / os juzgarán a vuestro Dios y a vosotros" pero quizás no hablamos del mismo juicio final. En todo caso, La carga del hombre blanco, poema de 1899 donde nuestro ilustre victoriano exigía a Estados Unidos que asumiera la sacrosanta tarea de expandir el imperio universal anglosajón tras la conquista de Filipinas en 1898 se revela hoy como una sofisticada arma cultural de destrucción masiva. Artefacto literario cuyos descendientes morales siguen fabricando para coartada intelectual del imperialismo realmente existente.
Si alguien no se ha dado cuenta, el humanitarismo imperial que se empezó a usar en los noventa para salvar a los pobres albanokosovares surge de la misma técnica "civilizatoria" que obligaba a los poderes superiores a conducir y reglar la vida de los pueblos inferiores pero a diferencia del descarnado lenguaje de la Belle Epoque, teñido del darwinismo social y la arrogancia racista necesaria para acompañar la colonización mundial de las grandes potencias europeas, a día de hoy la carga del hombre blanco obliga a ofrecer cazabombarderos, tropas de intervención, tecnocracia y cooperativistas para ayudar a las naciones a librarse de supuestas y opresoras tiranías.
En el lenguaje acaramelado de los medios y su discurso de la compasión, donde participamos por activa o pasiva reporteros y fotógrafos, se selecciona el objetivo mostrando, cual relámpago divino, el horrible accionar de un tirano local que fuera de todo contexto histórico y social personifica las características diabólicas al uso. Pero Milósevic en Yugoslavia, Hussein en Irak o Gaddafi en Libia no son objetivos reales del nuevo imperialismo liberal por sus presuntas o reales aficiones anti-sociales sino por algo que el estratega de la Unión Europea, Robert Cooper, reencarnación académica del viejo Kypling, define a las claras:
"El desafío del mundo posmoderno es llegar a practicar la idea de los estándares dobles. Entre nosotros, operamos sobre la base de las leyes y la seguridad cooperativa abierta. Pero cuando tratamos con la mayoría de clases anacrónicas de Estados fuera del posmoderno continente europeo, necesitamos retroceder a los métodos brutales de una era temprana; –fuerza, ataques preventivos, engaños–, cualquier cosa que sea necesaria para tratar con aquellos que aún viven en esa clase de mundo decimonónico de cada Estado para sí mismo. Entre nosotros, mantenemos la ley pero cuando estamos operando en la selva, también tenemos que usar las leyes de la selva. Durante el prolongado período de paz en Europa, hubo la tentación de abandonar nuestras defensas, tanto físicas como psicológicas. Este representa uno de los mayores peligros del Estado posmoderno".
La sola posibilidad que un régimen del tercer mundo decida los términos de intercambio y se comporte como un estado-nación que practique se propia política exterior, su singular redistribución de la renta y asuma en el gran juego imperial una posición independiente o de equilibrio entre bloques, tal cual es hoy en día el caso de Libia, sella su destino. Y así en las cínicas palabras de Cooper, otrora diplomático de alto rango de la Union Europa, hay que usar con Muammar al Gaddafi el doble estándard del nuevo imperialismo liberal. Corromperlo mientras no hay de otra y destruirlo cuando se pueda.
Aunque la rebelión de la Cirenaica surgió por una multiplicidad de factores regionales, tribales y políticas, la rápida y brutal conversión de una supuesta rebelión cívica en insurgencia militar fue asumida por la Unión Europea como la señal para aplicar su conocida estrategia de cambio de régimen a la yugoslava para lo cual el doble estándard exige una dosis extrema de intoxicación humanitaria -los 10.000 inexistentes inocentes asesinados por la aviación del régimen en Bengasi- cuyo fin es aplanar el camino a la intervención imperial directa que se dio en apenas cinco semanas y con la ya famosa y abusiva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU del pasado 17 de marzo.
Igual que los vatos del viejo imperialismo, como Rudyard Kipling, dominaban en la Europa finisecular los medios de comunicación y la producción cultural, los nuevos filósofos del humanitarismo imperial, como Bernard-Henry Lévy, marcan la pauta y abren camino en formas que ni el propio británico hubiera imaginado como demostró el propio BHL coordinando personalmente al Elíseo y al Consejo Nacional de Resistencia. Pero quizás lo más sorprendente es la lectura igualmente posmoderna y colaboracionista que determinados representantes de la inteligentzia de izquierdas han dado al asunto libio.
Esta vez el trío de las Azores, o los sofistas de la intervención, han sido tres personajes -John Brown, Santiago Alba Rico o Gilbert Archar- que se han encargado de armar todo un discurso ad hoc para que la rebelión no pareciera lo que es -la punta de lanza de las potencias occidentales- y el régimen de Gaddafi pareciera lo que no es -un remedo de dictadura bananera, cleptocrática y subdesarrollada- de tal manera que estos autores se asumen abiertamente como parte de la quinta columna imperial. Decía John Brown en sus panegíricos de la intervención que "tanto la derecha que propugna una "intervención humanitaria", como la izquierda que no tiene escrúpulos en apoyar a un tirano para evitar un supuesto nuevo avance del Imperio están asumiendo la "carga del hombre blanco", considerando a los libios como "niños o demonios", y no como adultos responsables de su destino". Contra Kypling, más Kypling. Colosal, sin duda.
No importa que los hechos desmientan las fantasías de revolución callejera o que de BHL a John McCain, todos los procónsules imperiales hayan consagrado los rebeldes como la falange de Occidente. La posmodernidad del doble rasero está igualmente instalada en la academia alternativa. Así que, contra la corriente, algunos pocos preferimos no abonarnos al pensamiento débil y los bombardeos fuertes para seguir vinculados a un legado de de solidaridad y antiimperialimo que es parte sustancial e inviolable de un verdadero pensamiento de izquierdas. Dinosaurios seremos pero aunque pasado de moda, el responsable de este blog no simulará que hay France Libre cuando la otra está ocupada. Y usando el viejo lenguaje que tan de moda se puso en Vietnam yo me quedo con la frase de Pepe Arrastia en un reciente artículo de Rebelión:
"Ayer se cumplían 50 años de la derrota del imperialismo en Playa Girón. Ya sabemos que el pueblo libio no es el cubano, ni Gadafi es Fidel, pero los pueblos si no son derrotados de inmediato suelen crecerse ante sus enemigos. Espero que el pueblo libio sea capaz de resistir la embestida imperialista y derrote a esa "canalla" de monárquicos, yihadistas y traidores arribistas, entre cuyos patrocinadores se encuentra Hamad bin Jalifa Al Thani, Emir absolutista de Catar, quien además de facilitarles armas y vituallas ha puesto desde el principio a su servicio la emisora de su propiedad “Al Jazeera-TV”, de cuyas mentiras se sirvieron los imperialistas para obtener del Consejo de Seguridad de la ONU la “legalización” de su colonialista intervención armada. Mentiras que como la maquinada por el New York Times, desgraciadamente ¡tan fácil! calan en las mentes,… incluso en las de muchos izquierdistas. La crisis libia quedará probablemente en la historia como una de las más grandes operaciones de desinformación y de violación del derecho internacional de nuestra época".
Las viejas plumas del imperialismo, tal cual Kypling, dejaron un corpus literario que resistió sus propia ideología de superioridad racial y puede que la obra de Alba Rico resista también sus columnas de opinión pero el moralismo de los hipócritas es difícil de olvidar. Ahora que han vuelto los sacerdotes de la intervención y se disfrazan de revuelta árabe, igual los que estamos out seguiremos diciendo lo mismo: Nunca más colaboracionistas ni zipayos. Con la pena aquí ni somos post ni somos cool. Más bien retromalditos.
http://generacionnepantla.blogspot.com/2011/04/el-doble-rasero-y-la-izquierda-amiga.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario