Callahan, intruso insolente
Managua. Agencias.
12 febrero de 2011
El embajador de Estados Unidos en Nicaragua, Robert Callahan, intervino abiertamente en la lucha electoral nicaragüense, y asumió como propia la bandera de la presencia de observadores internacionales, organizados como autoridades electorales paralelas.
En un artículo de opinión publicado el viernes en el matutino derechista El Nuevo Diario, de Managua, el diplomático estadounidense dijo que "con el fin de afianzar la consolidación de la democracia en Nicaragua y de brindar confianza en los resultados de las elecciones de noviembre de este año", es necesaria la presencia de observadores.
Entre otros, Callahan sugirió al Consejo Supremo Electoral (CSE) acreditar a la Unión Europea (UE), a la Organización de Estados Americanos (OEA) y al Centro Carter, así como a organismos locales como Ética y Transparencia y el Instituto para el Desarrollo y la Democracia (Ipade).
Recordó que en las últimas elecciones nacionales de Nicaragua, en noviembre de 2006, que ganó el actual mandatario Daniel Ortega, fueron vigilados por esos organismos, y "sin excepción, todas las entidades de observación avalaron los resultados de los comicios como justos" y reconocieron la victoria electoral del presidente Ortega y los sandinistas.
Lo que no menciona es que en 1996 hubo esos mismos observadores y muchos más, y ninguno hizo nada para evitar el descomunal fraude que organizó el propio Estados Unidos para instalar en el poder al corrupto Arnoldo Alemán y evitar el triunfo del candidato del Frente Sandinista (FSLN), Daniel Ortega.
El presidente Ortega dijo el mes pasado que en los comicios de noviembre no quiere más "intervenciones" en las elecciones, lo que ha sido interpretado por distintos sectores políticos de que no permitirá la observación.
"Si quieren venir (observadores extranjeros) a acompañarnos, que nos acompañen, pero no queremos controladores de nuestras elecciones", señaló Ortega.
El CSE ha dicho, por su lado, que en esos comicios acreditará "acompañantes", no observadores que asuman competencias que no les corresponde, pues todos los partidos que participen en los comisiones, tienen derecho a nombrar un fiscal por cada una de las más de diez mil juntas receptoras de votos que serán habilitadas.
Callahan anotó que su país se une a las voces de la Iglesia Católica nicaragüense, al empresariado, organismos cívicos, partidos de oposición y a otros integrantes de la comunidad internacional, para instar al tribunal electoral "a que sin demora extienda una invitación oficial a las organizaciones anteriormente mencionadas".
"Y a otras (entidades) que considere conveniente, para que efectúen la observación de las próximas elecciones", añadió.
Callahan sostuvo que su Gobierno "está más que dispuesto a ayudar a Nicaragua en este empeño, y nos comprometemos a apoyar en la gestión de observación para asegurar que el próximo Gobierno de Nicaragua asuma el poder con igual legitimidad que el actual lo hizo hace cuatro años".
En su escrito, el diplomático resaltó que una de las características esenciales de una "democracia saludable" es la celebración de elecciones libres, limpias y transparentes.
"Sin observación electoral creíble y competente, no puede haber mucha confianza en los resultados de las elecciones, independientemente del lugar donde se lleven a cabo", advirtió.
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