Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Aristide sigue siendo sujeto de muchas controversias. Es vilipendiado por las elites empresariales y temido por los gobiernos francés y estadounidense, que consideran peligroso su populismo. Pero sigue siendo amado por una gran parte de la población haitiana.
En un informe presentado el 10 de junio por el republicano Richard Lugar en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EEUU titulado: “Haití: Sin liderazgo no puede haber elecciones”, se denunciaba la injusticia sistémica de excluir al partido Fanmi Lavalas de las elecciones haitianas.
La pasada semana, el periodista y cineasta independiente Nicolas Dossier, le hizo una exclusiva entrevista al ex Presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide en las colinas de Johannesburgo. Habló con él de su vida en el exilio forzoso, de la actual situación política de Haití y de su posible regreso a ese país. Este es un resumen de la entrevista.
Sr. Presidente Aristide, gracias por recibirme hoy. Mi primera pregunta es sobre el terremoto que asoló Haití en enero de 2010. ¿Puede decirme cómo y cuándo se enteró de la tragedia?
Fue por la mañana. Me encontraba en la Universidad de Witwatersrand, aquí en Johannesburgo, trabajando en el laboratorio de Lingüística y Neuroanatomía de la Facultad de Medicina. Comprendí que había sobrevenido una gran catástrofe sobre Haití. No podía creer lo que estaba viendo. Perdimos alrededor de 300.000 personas, y en cuanto a los edificios, se dijo que alrededor del 39% de los edificios de Puerto Príncipe habían quedado destruidos, entre ellos 50 hospitales y alrededor de 1.350 colegios. Hasta este mismo día no se ha limpiado más que un 2% de los 25 millones de metros cúbicos de escombros y deshechos. Ha sido un auténtico desastre. No podía ni imaginar que Haití, con todos los problemas a que hacía frente, tuviera que afrontar un desastre de tal magnitud. Desgraciadamente esa era la realidad. Estaba preparado para volver y ayudar a mi pueblo, al igual que estoy dispuesto a ir ahora mismo, si me permiten que vaya a ayudar. Cerca de 1,8 millones de víctimas se quedaron sin hogar y están viviendo en la calle. Es una inmensa tragedia.
Su antiguo colega, el actual Presidente René Préval, fue muy criticado por su ausencia tras el terremoto. Le censuraron por no haber mostrado tener temple de líder. ¿Cree que es una crítica justa?
Creo que el 12 de enero de 2010 fue un día muy negro para el gobierno y el pueblo haitiano. Sí, era necesario tener un buen liderazgo en sentido global y estar presente en un momento de desastre como ese. Pero criticar cuando tú no estás haciendo nada es de cínicos. La mayoría de los que le criticaron enviaron soldados para proteger sus propios intereses geopolíticos, no para proteger al pueblo. Se apoderaron del aeropuerto para sus propios intereses en vez de proteger a las víctimas, por tanto, en mi opinión, no pueden hablar mucho.
¿Puede decirnos lo que piensa sobre la reciente epidemia de cólera?
En cuanto a esta reciente epidemia de cólera, si fue o no importada –como determinadas pruebas sugieren- es una situación muy grave. Primero, quienes organizaron el golpe de estado/secuestro de 2004, allanando el camino para los invasores, han sido ahora acusados de haber ocasionado el reciente brote de cólera, por lo que deben también compartir la culpa. Segundo, las causas del problema, y lo que ha facilitado la letal extensión, son estructurales, están empotradas en el empobrecimiento histórico de Haití, en la marginalización y en la explotación económica. La industria arrocera del país, en otra época tan floreciente –destruida por el arroz subsidiado estadounidense en la década de 1980-, estaba en la región de Artibonite, el epicentro del brote de cólera. La casi total destrucción de nuestra industria arrocera, junto con la cruel y sistemática eliminación de los cerdos haitianos, empobrecieron aún más la región y el país. Tercero, en 2003 nuestro gobierno había pagado ya las cuotas de un préstamo aprobado por el Banco de Desarrollo Interamericano para llevar a cabo un proyecto de saneamiento del agua en el Artibonite. Como puede recordar, ese préstamo y otros cuatro más quedaron bloqueados como parte de una estrategia calculada por los supuestos amigos de Haití para debilitar a nuestro gobierno y justificar el golpe de estado.
Muchos observadores en Haití y en otros lugares me siguen haciendo la misma pregunta, que es ésta: ¿Qué está haciendo allí y qué es lo que le impide regresar a su propio país? La Constitución haitiana no permite el exilio político. Vd. no ha sido acusado de nada, por tanto, ¿qué le impide volver? Vd. es un ciudadano haitiano y debería tener derecho a circular libremente.
Cuando me pongo a considerar las cosas desde la perspectiva sudafricana, no encuentro las razones reales. Pero intento entenderlo desde la perspectiva haitiana, pienso que ahí veo clara la situación. La situación es que en Haití seguimos teniendo la misma gente que organizó la invasión de 2004 después de secuestrarme y dejarme en África. Todavía están allí. Eso significa que hay una especie de ocupación neocolonial de 8.900 soldados de las Naciones Unidas, con 4.400 policías que gastan, más o menos, 51 millones de dólares USA al mes en un país donde el 70% de la población vive con menos de un dólar al día. Es decir, es un paraíso para los ocupantes. Primero sufrimos la colonización de Haití y ahora tenemos una especie de ocupación neocolonial de Haití. En mi opinión, no quieren que vuelva porque quieren seguir ocupando Haití.
Por lo tanto, Vd. considera que las elites en Haití influyen en quienes están actualmente en el poder y les presionan para que impidan que Vd. vuelva. Hay ciertamente ahora en Washington una administración algo más amistosa. ¿Es que esa administración ésta enviando los mismos mensajes que antes a Sudáfrica en relación a Vd.?
No…. (Risas)
Oí que intentó ir a Cuba para que le hicieran una operación ocular y no le permitieron salir. ¿Es eso verdad?
Permítame que sonría… (Risas) porque cuando Vd. mira eso, sonríe al ver la contradicción que se observa. Pretenden que me tienen miedo cuando soy parte de la solución, como la mayoría del pueblo de Haití sigue aún diciendo. Si continúan pidiendo mi retorno con manifestaciones pacíficas, eso significa que sigues teniendo un problema. Por tanto, si quieres resolver el problema, abre la puerta para que pueda volver.
Antes del golpe, hice un llamamiento al diálogo a partir de la inclusión, no de la exclusión, que produjera cohesión y no una explosión de la estructura social. La oposición, con sus patrocinadores extranjeros, decidieron optar por un golpe y el resultado es como dice un refrán hebreo, מן הפח אל הפחת, que viene a significar algo así como [en España]: “Salimos de Málaga y nos metimos en Malagón”. Por tanto, si fueran inteligentes, serían los primeros en hacer cuanto pudieran para que regresara porque mi regreso es parte de la solución, no parte del problema.
¿Qué se ha hecho para que Vd. pueda volver a Haití? ¿Está intentando hacer algo para que eso suceda? Hace ya seis años. Debe ser muy duro no poder volver con su familia. Debe añorarles mucho.
Amo a mi pueblo y a mi país, y no puedo ocultarlo, y a causa de ese amor estoy preparado para volver ahora mismo. No puedo ocultarlo. ¿Qué es lo que me impide irme?, como expresé antes, pues si lo considero desde la posición sudafricana, la verdad es que no lo sé.
Bien (pausa), me siento agradecido a Sudáfrica, y siempre me sentiré agradecido y África es nuestro continente-madre. Pero pienso que algo podría hacerse además de lo que se ha hecho para poder avanzar más rápido hacia mi regreso, y por eso es por lo que, en lo que a mí concierne, digo y continúo diciendo que estoy preparado. Ni siquiera voy a pedir ningún tipo de ayuda logística porque mis amigos podrían venir aquí y ayudarme a llegar a mi país en dos días. Por lo tanto, he hecho cuanto he podido.
En latín se dice: “Post hoc ergo propter hoc”, o, “Después de esto, por tanto, a consecuencia de esto”. Es una falacia lógica. En 1994, cuando volví a casa, dijeron lo mismo: Si vuelve, el cielo se derrumbará. Volví en un momento muy difícil e incluí a miembros de la oposición en mi gobierno, tratando de avanzar a través del diálogo para intentar que las heridas del país cicatrizaran. Pero, lamentablemente, no conseguimos un sistema de justicia que pudiera proporcionar de inmediato justicia a todas las víctimas. Sin embargo, lentamente, mediante la Comisión de la Verdad y la Justicia, fuimos allanando el camino para hacer justicia. Ahora no regresaré como jefe de estado sino como ciudadano. Si yo no tengo miedo a volver a mi país, ¿cómo van a estar preocupados por mi seguridad quienes querían matarme, quienes tramaron el golpe de 2004? Es una falacia lógica (risas). Se esconden, o intentan esconderse detrás de algo que es demasiado pequeño, que no tiene importancia… no, no, no, no.
¿Tienen miedo de su influencia política, miedo de que Vd. pueda propiciar un cambio?
Yo puedo temerte y no por una razón justificada, sino porque te odio y no puedo decir que te odio. ¿Comprende? Por tanto, necesitamos una sociedad enraizada en la igualdad. Todos somos iguales, ricos y pobres y necesitamos una sociedad donde la gente disfrute de sus derechos. Pero si Vd. habla en ese sentido, puede que le expulsen del país o le secuestren como me pasó a mí (risas). Pero no hay otro camino más que el diálogo y el respeto mutuo. Esa es la solución.
En su opinión, ¿cuál es el elemento final necesario para que pueda volver? Dijo que había algo más que podrían hacer para que regrese. ¿Puede decirnos qué es?
Entonces, ¿el primer gesto tiene que salir del gobierno haitiano?
¿Y podrían hacer eso diciéndole al Departamento de Estado de EEUU que debería permitírsele regresar y que debería regresar?
Entonces, ¿no depende de una decisión política de Washington? ¿Es algo entre el gobierno haitiano y el gobierno sudafricano?
Sí.
¿Se trataría tan sólo renovar su pasaporte haitiano?
Sí.
(Risas) ¿Ve por qué le dije antes que no deberíamos seguir jugando como un gobierno títere en manos de quienes pretender ser amigos de Haití? Tengo razón porque mientras continuemos jugando a eso no estamos yendo de lo bueno a lo mejor o de lo bueno a lo bueno, sino de mal en peor.
Cuando hablamos de democracia tenemos que saber bien de lo que hablamos. Por desgracia, no es el caso de Haití. Hablan de democracia pero se niegan a organizar elecciones democráticas libres y justas. ¿Se debe a la existencia de una especie de ocupación neocolonial? ¿Se debe a que siguen queriendo la exclusión en vez de la inclusión?
Volviendo a los dramáticos acontecimientos que llevaron a su derrocamiento en 2004, ¿hay algo en sentido retrospectivo que deseara no haber hecho? ¿Algo a nivel táctico o estratégico que deseara haber hecho de forma diferente y que hubiera podido impedir el golpe?
Si pudiera describir la realidad desde ese día de 2004 hasta la actualidad, permítame que utilice una frase en hebreo de nuevo (la pronuncia) מן הפח אל הפחת, que significa “de mal en peor”. Así es como han ido las cosas desde entonces. Cuando consideramos el golpe de estado, que fue un secuestro, yo estaba haciendo un llamamiento al diálogo y manipularon a una pequeña minoría de haitianos para que jugaran al mismo juego del pasado, que consistía en ir de golpe de estado en golpe de estado, en lugar de avanzar hacia unas elecciones democráticas libres y justas. La primera vez que Haití tuvo elecciones democráticas libres y justas fue en 1990, cuando salí elegido. Después quisimos avanzar de elecciones en elecciones. Por eso en 2004, cuando estábamos a punto de conseguir una democracia auténtica, dijeron: no. A la minoría en Haití –la elite política y económica- le horrorizan las elecciones libres y justas, y sus aliados extranjeros no quieren que haya elecciones en Haití. Por eso es por lo que excluyeron a Fanmi Lavalas. Mientras sigan negándose a respetar el derecho de los ciudadanos a participar en elecciones democráticas libres y justas, no se solucionará el problema.
Esa es una respuesta interesante, pero yo estaba pensando más en los errores estratégicos que cometió al pedirle a Francia en 2003 que pagara las restituciones. Al hacer eso, perdió un aliado natural que podría haber estado junto a Vd. antes del golpe y proteger su gobierno en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. De hecho, Francia se decantó por EEUU y no fue en su rescate esa vez, probablemente porque estaban muy enfadados por su exigencia de restitución.
En 1789, cuando Francia hizo su revolución, declararon la “libertad, igualdad y fraternidad” para todos, pero en el fondo de sus mentes pensaban que los esclavos no eran seres humanos. Luchamos duro y conseguimos nuestra independencia; nadie nos la regaló. Fue la sangre de nuestros antepasados la que se derramó para ganar nuestra libertad. A pesar de eso, no quisimos celebrar nuestros 200 años de independencia con ningún tipo de espíritu de venganza, ni con espíritu de gloria para recordarle a Francia lo que nos habían hecho. No se trataba de eso. Fue una invitación a celebrar la libertad como valor universal. Eso le daría a Francia una maravillosa oportunidad si hubieran querido que lo juntos. Eso no anularía la verdad porque la verdad es que obligaron a Haití a pagar 90 millones de francos-oro, que para nosotros hoy en día es más de 21.000 millones de dólares USA. Eso es restitución, no reparación.
En 2001, aquí en Durban, Sudáfrica, las Naciones Unidas le dieron a los haitianos y a los franceses una oportunidad para abordar esta cuestión de la restitución. Los franceses se negaron, pero nosotros les pedimos respetuosamente que nos dieran una oportunidad para abordar el tema de una forma mutuamente respetuosa. En una palabra, si yo fuera hoy el Presidente de Haití, como lo era en 2004, le pediría a Francia que se uniera a Haití para celebrar la libertad, pero también para abordar la cuestión de los 21.000 millones de dólares USA que tienen que devolver. En efecto, un jefe de estado elegido por su pueblo debe respetar la voluntad de ese pueblo. Cuando el Presidente Sarkozy fue a Haití después del terremoto, los haitianos no estaban mendigando unos céntimos, estaban pidiéndole los 21.000 millones de dólares porque es una cuestión de dignidad. Eso significa que respetamos tu dignidad pero que tú también deberías respetar la nuestra. No mendigamos unos centavos. Los centavos no resolverán nunca los problemas de Haití. Después de 200 años de independencia, seguimos viviendo en medio de una abyecta pobreza. Seguimos teniendo lo que tuvimos hace 200 años en términos de miseria. No es justo. Por eso si queremos pasar de la miseria a la pobreza con dignidad, Francia debe abordar este tema con los haitianos y ver a qué clase de acuerdo podemos llegar en esta cuestión fundamental.
Pero, ¿no piensa ahora, retrospectivamente, que eso puede haberle costado la presidencia?
Podría ser parte del cuadro pero no creo que fuera la razón principal.
Si Francia le hubiera pedido al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que enviara fuerzas de la paz de la ONU en apoyo de su gobierno, ¿no cree que no le hubieran expulsado del poder?
En algunas ocasiones tienes que utilizar palabras diplomáticas para tapar algo más. Creo que en aquel momento, la cuestión candente era Iraq.
Pero la verdadera razón de fondo era que Francia no quería que Vd. les molestara más con esa petición. En 2003 fue la primera vez, al menos pública y oficialmente, en que un Presidente haitiano hacía tal petición.
Podríamos comparar lo que está pasando justo ahora, tras el terremoto, con lo que pasó en 2004, para averiguar si Francia está realmente ayudando a Haití y si cambiaría o no de política. Desde mi punto de vista, no cambiarían su política porque tienen suficiente con la catástrofe como para abordar ahora la cuestión de los 21.000 millones de dólares USA. Pero siguen sin querer hacerlo, y si no quieren abordarlo hoy después de lo sucedido en Haití en enero de 2010… No creo que hubieran cambiado su política en 2004.
En efecto, tan pronto como colocaron a Gérard Latortue de Primer Ministro tras su destitución, el gobierno haitiano se olvidó de la cuestión.
Pero eso no acaba con el tema (risas). Si consideramos la historia de Haití antes de 2004, nadie se atrevió a abordarlo, pero estábamos evolucionando de la miseria a la pobreza con dignidad. Después, cuando abordamos la cuestión no quisieron responder, pero eso no acaba ella. Significa que seguirá siendo una realidad aunque se nieguen a abordarla. Mi deseo es que llegue un día en que comprendan que tienen que hacerlo. ¿Qué sucedió con Italia y Libia? Italia abordó la cuestión de la reparación y eso fue bueno para ambos países. Podemos seguir ese mismo camino con Francia en el tema de la restitución.
Recuerdo un reciente artículo de Jacqueline Charles en el Miami Herald donde se citaban los comentarios de un historiador:
“Lavalas no fue nunca un partido. Era un movimiento, que ahora está en una profunda crisis y dividido entre distintas facciones dirigidas por algunos de sus antiguos barones”….”Todos quieren que Lavalas vote sin acordarse de Aristide. Por tanto, sí, el Lavalas que conocimos está feneciendo de muerte lenta.”
Esos comentarios se referían al actual debate sobre las futuras elecciones en Haití. ¿Qué piensa de ellos?
Algunos pretenden ser expertos en Haití pero a menudo actúan como gente que sufre de amnesia social.
Cuando coges un grupo de ratones y los pones en un laboratorio, si esos ratones no tienen capacidad para generar oxitocina en el cerebro, no pueden reconocer a los otros ratones. Así es, eso es un hecho. Esa gente sufre de amnesia social. Son incapaces de reconocer a los haitianos como seres humanos a causa de nuestro color, nuestra pobreza y nuestra miseria. La mayoría del pueblo haitiano declaró: “Lavalas es nuestro partido político”. Eso fue lo que la mayoría expresó y tienen su Constitución, entonces, ¿cómo puede alguien pretender que no lo es? Esa gente, desde mi humilde punto de vista, actúan como si fueran esclavos mentales, significa que tienen unos amos que les dan recursos financieros para decir eso, y no pueden esconderse a sí mismos bajo un paraguas “científico”, porque no son sino esclavos mentales.
Por tanto, existe esa amnesia porque la mayoría de los comentaristas admiten que Préval ganó en 2006 gracias a la base Lavalas. Muchos en Haití quieren utilizar también a Lavalas para ganar, pero nadie quiere que gane el partido Lavalas ni que se mencione su nombre en el proceso. ¿Cómo siente toda esa contradicción?
Lamentablemente, lo que Sudáfrica tenía antes de 1994 es la realidad de Haití actualmente. La estructura del apartheid está aún arraigada en la sociedad haitiana. Cuando tienes apartheid, no alcanzas a ver lo que está detrás de los muros. Esa es la realidad de Haití. El pueblo existe, pero no ven al pueblo y no quieren verle. Por eso es por lo que no cuentan con él. Lo quieren para utilizarlo pero no para respetar su voluntad.
Cuando hablan de Lavalas y del pueblo haitiano, les temen porque si hubiera una elección justa el pueblo les derrotaría. Por tanto tienen que excluir al partido Lavalas o a la mayoría para asegurarse de la selección de quienes a ellos les conviene. Ese es el tipo de apartheid que tienen en Haití. Si lo dices claramente, te odiarán y puede que intenten matarte. Es por eso que no quieren que se vea la realidad. ¿Por qué digo esto? Porque amo a mi país. Si tienes cáncer y no quieres admitirlo, eso te matará. Es mejor que lo aceptes y encuentres una forma de prevenir la muerte. Eso es lo que quiero para mi país.
Pero últimamente ha habido algo de oportunismo. Vimos a gente como su antiguo amigo y después enemigo Evans Paul pidiendo su regreso. ¿Están utilizándole para conseguir apoyos de la base Lavalas? Muchos quieren apelar a Lavalas pero tienen terror a mencionarle a Vd. ¿Qué piensa sobre esta realidad actual en Haití?
El día que yo piense que puedo utilizar al pueblo haitiano, el pueblo haitiano empezará a distanciarse de mí y a rechazarme. Y harían bien, porque nadie, como político, debería pretender que el pueblo es lo bastante estúpido como para poder utilizarle para conseguir votos, por ejemplo. Hice cuanto estuvo en mi mano para respetar al pueblo haitiano y continuaré haciéndolo para mostrar mi respeto por ellos y por sus deseos. En 1990, cuando me eligieron Presidente, la gente trabajaba en condiciones infrahumanas por nueve centavos la hora. Cuando intenté elevar el salario mínimo fue suficiente para que dieran un golpe de Estado. Y sucedió lo mismo en Honduras el pasado año porque parte del juego era este: no subas el salario mínimo, la gente debe trabajar como esclavos.
Actualmente, el pueblo haitiano recuerda lo que estábamos intentando hacer juntos. No les estábamos utilizando para conseguir votos. No son estúpidos: nos estábamos moviendo juntos por una vida mejor a través de los principios democráticos. Si ahora continúan pidiendo mi regreso seis años después de mi secuestro, eso significa que son muy inteligentes. Pueden ser analfabetos pero no son tontos. Recuerdan lo que tratábamos de hacer juntos. Por eso deseo que los políticos no se centren en mí, sino en el pueblo y no sólo a la hora de las elecciones sino para impulsar sus derechos, el derecho a comer, el derecho a ir a la escuela, el derecho a la sanidad y el derecho a participar en un gobierno. Por desgracia, en 2006 eligieron a alguien que les traicionó, de eso se están dando cuenta ahora. Y se preguntan: ¿quién va a venir ahora? ¿Nos traicionará después de que le demos nuestros votos? Están dudando, pero les entiendo muy bien porque no son estúpidos.
Ahora le voy a hacer una pregunta práctica. ¿Cómo quiere tratar con el partido Lavalas en Haití? Sigue siendo el líder nacional de Lavalas. ¿No cree que sería mejor idea trasladar el liderazgo a alguien en Haití? ¿No sería esa una mejor estrategia a largo plazo, más que seguir con el título de líder del partido? Después de todo, ese es uno de los pretextos que utilizaron para no permitir que Lavalas participara en las pasadas elecciones y también en el futuro de Haití.
Si respetamos la voluntad del pueblo, entonces debemos prestar atención a lo que dicen. Yo estoy aquí, pero ellos están tomando las decisiones. Si ahora deciden que tienen que ir por ese camino, entonces tienes que respetar su voluntad. Eso significa que no soy yo el que les impide que hagan un congreso y elijan a otro líder. En efecto, no estoy actuando como un dirigente nacional que está fuera de Haití, en absoluto. No pretendo hacer eso, no quiero hacerlo. Sé que no sería bueno para la gente que yo hiciera algo así.
Ellos han dicho que es una cuestión de principios. Primero, quieren que regrese, y después pueden organizar un congreso para elegir un nuevo líder y avanzar. Respeto eso. Si hoy quieren hacer otra cosa, respetaré su voluntad. Eso es democracia.
Antes dije: “Post hoc ergo propter hoc” o “Después de esto, por tanto, a consecuencia de esto”, y ahora puedo decir: “Cum hoc, ergo propter hoc”, es decir, “Con esto, por tanto, debido a esto”. También es una falacia lógica. No pueden resolver el problema sin contar con la mayoría del pueblo. Tienen que incluirles en unas elecciones democráticas libres y justas, con mi regreso, antes de mi regreso o después de mi regreso. La inclusión del pueblo es indispensable para ser lógico y avanzar hacia un Haití mejor. Esa es la solución.
Entonces, a nivel práctico, si tuviera que decir hoy que apoya a Maryse Narcisse como dirigente nacional, ¿aceptarían entonces a los candidatos de Lavalas?
El año pasado recibí una carta del Consejo Electoral Provisional…, a propósito, ese consejo fue seleccionado por el presidente, por tanto, ellos quieren lo que él quiere. Al excluir a Lavalas se cumplía la voluntad del gobierno de Haití.
Recibí una carta de ellos invitándome a un encuentro y me dije a mí mismo: “Eso está bien. Estoy preparado. Iré.” Después, decían en la carta: “Si no puede venir, ¿enviará a alguien en su nombre?” Dije que estaba bien y contesté con una carta (1), que se hizo pública, pidiendo al Dr. Maryse Narcisse que representara a Lavalas y presentara a los candidatos de Lavalas una vez que recibí esa carta del CEP. Pero se negaron, porque el juego consistía en enviarme la carta y asumir que yo no iba a contestar. Entonces ya podrían decirle al pueblo haitiano: “Mirad, no quiere participar en las elecciones”. Por tanto, estaban utilizando un pretexto intentando pasar por inteligentes, pero en realidad escondían la verdad.
¿No llegaron a decir que era una carta falsa en algún momento o que no era su firma?
Afirmaron que el mandato que yo daba debería haber sido validado por el consulado haitiano en Sudáfrica, cuando saben muy bien que no hay representante del gobierno haitiano en Sudáfrica, ya ve…
¿No hay ninguna embajada?
No. Cuando era Presidente, nombré un Embajador en Sudáfrica, pero eso se acabó con el golpe. Después de nuestra independencia, tuvimos que esperar hasta 1990 para tener elecciones libres y democráticas. No podemos cambiar la realidad económica en un día, en un año, pero al menos deberíamos continuar respetando el derecho de los haitianos a votar. ¿Por qué jugar ahora con el derecho a votar? Es algo cínico. No puedes mejorar su vida económica y negarles el derecho a votar. Es cínico. Sudáfrica hizo algo que podría ser bueno para muchos países, incluido Haití. En 1994, cuando los sudafricanos pudieron votar, votaron. Intentaban avanzar a partir de unas elecciones libres y justas mientras trataban de mejorar su vida económica. Ese es el camino justo a seguir. No negándole el derecho al voto a la gente pobre sin mejorar tampoco su vida.
La noche del golpe. Ya ha hablado de eso y me dijo que estaba escribiendo un libro sobre el tema. ¿Sigue trabajando en ello?
El libro estaba terminado en 2004.
¿Está preparado para su publicación?
Estaba preparado para publicarse y se hubiera publicado si me lo hubieran permitido.
¿Recuerda todavía la noche del golpe? Estoy seguro de que sí porque no se suele despertar a nadie en medio de la noche para meterle en un avión rodeado de gente armada. ¿Desearía haberle dicho que no al Sr. Moreno: “No voy a firmar esa carta de dimisión” o “No voy a subir a ese avión. Voy a tratar los problemas de seguridad en Haití con mi gobierno”?
Como le decía, si se me hubiera permitido publicar el libro, habría aparecido en 2004. En el libro tiene las respuestas a sus importantes preguntas y eso es por lo que ahora no voy a elaborar nada sino solo repetir lo que dije. Es decir, que haría exactamente lo que hice y que diría exactamente lo que dije, porque lo que dije y lo que hice era justo. Estaban equivocados y siguen estando equivocados.
Lo que se sabe es que la carta (2) en criollo se firmó y que según Vd. fue mal traducida.
Desde luego que estaba mal traducida.
Bien, pero también afirmó claramente que fue obligado a punta de pistola y eso es de dominio público.
Lo es, pero si yo no elaboro ahora algo no es porque quiera dar una respuesta evasiva. Es sólo por lo que le dije antes.
¿Qué no le dejaron publicar el libro?
Quizá sea por la misma razón por la que todavía estoy aquí (risas). Deseo que dejen que me marche y que me permitan publicar el libro (risas).
Ha habido acusaciones de corrupción contra Vd., empezando por el cineasta Raoul Pack, recogidas después por Luci Komisar y Mary Anastasia O’Grady del Wall Street Journal sobre su implicación personal en un acuerdo con Teleco/IDT allá por 2003. ¿Puede refutar esas acusaciones?
En primer lugar, están mintiendo. En segundo lugar, ¿qué se puede esperar de un esclavo mental? (risas) Que mienta para sus amos. Sus amos le pagan para que mienta, por eso no me sorprenden todas esas acusaciones sin sentido. Como dije, están mintiendo.
Están mintiendo. Pero, ¿es posible que quizá por debajo de Vd., en algún nivel de su gobierno, hubiera algo de corrupción relacionada con Teleco o IDT?
¿Por qué no declaró esto públicamente? Porque estas cosas ocurren todo el tiempo. Estoy seguro que hay corrupción a todos los niveles en el gobierno sudafricano como también la hay en la Administración Obama. Estas cosas pasan y no necesitamos examinar Haití para encontrarlas. Podía haber dicho que era el jefe del estado pero no el jefe de Teleco. Son cosas que pasan.
Como dije, hay más gente recibiendo dinero para mentir que gente recibiendo dinero para decir la verdad. No sé cuántas veces he contestado a esa pregunta, pero en ocasiones el periodista puede tener la respuesta pero no se le permite hacerla pública (risas).
¿Estaría a favor de crear una Comisión Haitiana por la Reconciliación y la Verdad similar a la que se creó en Sudáfrica, que permitiera que algunas de las personas que se exiliaron en la época de Duvalier y Cedras y en sus dos presidencias regresaran y se les llamara para incorporarse a esa comisión y pedir perdón y amnistía si fuera necesario?
Nos tenemos que entender unos a otros cuando nos oponemos entre sí. No somos enemigos, tenemos que abordar nuestras diferencias de forma democrática y sólo entonces podremos avanzar. Lo he dicho ya muchas veces. Todavía tenemos gente que se autodenomina amigos de Haití que sólo quieren explotar nuestros recursos. No quieren un diálogo nacional. No quieren que los haitianos vivan en paz entre ellos. Sudáfrica lo consiguió a través de la Comisión por la Verdad y la Reconciliación. La gente vino y comprendió que habían cometido muchos errores. Todo el mundo puede equivocarse. Debes admitir que te equivocaste y la sociedad te dará la bienvenida. Si no puedes hacer eso a través de los tribunales debido a las cifras, entonces encuentra un camino para hacerlo. No podemos esperar que Haití tenga un futuro mejor sin ese diálogo. Tenemos que conseguirlo.
En 1994, cuando volví a Haití del exilio, establecimos una Comisión por la Verdad, la Justicia y la Reconciliación. Pasé los documentos al gobierno siguiente y nunca volví a oír hablar de ello. Los haitianos nunca oyeron hablar de esto porque el gobierno quería conseguir rápidamente la privatización de las empresas estatales en lugar de seguir la vía que se recomendaba.
¿Significa eso que se iba a permitir que volvieran todos los exiliados políticos sin que importara todo lo malo que habían hecho, incluyendo a gentes como Raoul Cedras y Jean-Claude Duvalier?
No voy a seguir adelante con las conclusiones fuera de ese marco de la justicia. La Comisión abordaba el caso de esos criminales y allanaba el camino para la justicia y el diálogo. Por eso dije y continuaré diciendo que necesitamos continuar abordando las cuestiones del diálogo, la verdad y la justicia. De otra manera, seguiremos jugando bien al gobierno-títere o a ser esclavos mentales en manos de quienes todavía quieren explotar nuestros recursos y no están dispuestos a cambiar en bien de los haitianos. Pero los haitianos deben empezar a decir que no. Cambiémosles, no vayamos contra los extranjeros, ni contra los amigos de verdad, con ellos si ellos quieren, pero no lo harán por nosotros a menos que nosotros empecemos a hacerlo por nosotros mismos.
¿Le guarda actualmente rencor al Presidente René Préval por no haberse esforzado más en intentar facilitar su regreso a Haití? Él le debe su elección a la base Lavalas.
Si fuera a hacer caso de lo que la gente dice, describen al Presidente Préval como alguien que me traicionó y es verdad. Le votaron. Yo no le voté, estaba aquí, pero quienes le eligieron se dan cuenta ahora de que les ha fallado. Les traicionó.
Quienes están jugando con él son todos esos que están en contra de los intereses del pueblo, eso es lo que dijeron.
¿Se siente personalmente traicionado? Estoy seguro que comprende las dificultades de la situación en la que se encontraba.
Personalmente, digo que hay que poner en primer lugar los intereses del pueblo. No mis intereses. Si puedo hacer algo por él, o si tengo que hacerlo, lo haré. Es una cuestión de principios y en su caso no tenía que hacer nada por mí. Sólo tenía que respetar la Constitución. La Constitución no permite el exilio. No debería haber violado la Constitución. Eso es. Pero como lo hizo, la historia toma nota y la historia reconocerá que ha fracasado lamentablemente.
Recuerdo a un famoso periodista progresista en Ginebra revisando mi película (4) y una de las críticas que hizo fue que no hablaba sobre el vudú ni de cómo afecta a la política haitiana. ¿Qué piensa Vd. de esa tendencia de muchos periodistas occidentales que tratan de explicar que el vudú es una razón importante en los problemas de Haití?
Me gusta trazar paralelismos entre el vudú y la política. ¿Por qué? Porque en Occidente cuando quieren abordar cuestiones políticas, pueden, como Vd. ha sugerido o indicado, mezclarlas con el vudú como forma de evitar ir directamente a la verdad. La verdad podría ser, por ejemplo, histórica.
Catorce años después de que Cristóbal Colón llegara a Haití en 1492, habían matado ya a tres millones de indígenas. ¿Hablan de esto en la actualidad? ¿Saben algo? No lo sé. En aquella época, uno podía tener 14 años y tener que pagar un cuarto de oro a Cristóbal Colón o te cortaban el brazo, los pies o las orejas. ¿Hablan de eso? Si lo haces, dicen “oh, ¿realmente?, quizá”. Tienen problema para exponer la verdad, para reconocer lo que se estaba haciendo en aquella época. Y si mira la realidad actual, es casi lo mismo. La semana pasada hubo algunos problemas debido a las tormentas y terremotos y Haití perdió a unas diez personas, algunos dicen que cinco y otros que más de diez. En cualquier caso, incluso si sólo hubiera sido una persona, significaría ya mucho para nosotros porque un ser humano es un ser humano. En lugar de centrarnos en la realidad de lo que supone la miseria, la extrema pobreza, la ocupación, la colonización, algunos prefieren encontrar una vía de escape a través del vudú. La misma ONU tuvo que expulsar a 114 de sus soldados por violar y maltratar a niños. Por eso consideramos que esa gente está invadiendo un país con la pretensión de ayudar, cuando actualmente están implicados en violaciones, abusos a niños, etc. Pero eso no es un problema para la gente que le gusta hablar sobre vudú, como si el vudú pudiera por sí mismo tapar esta realidad. Del mismo modo, no quieren enfrentar nuestro drama histórico vinculado a la colonización.
¿Es una distracción racista?
Lo es, lo es. Respeto la religión y respetaré cualquier religión. Los africanos tenían su propia religión. Les llevaron a Haití y continuaron con sus prácticas y tengo que respetar eso. Además, la Constitución haitiana respeta la libertad de religión. Por eso, abordemos el drama, la miseria, la pobreza, la explotación, la ocupación y la gente que no tiene derecho a votar ni a comer. La gente quiere ser libre. No tienen autodeterminación. Centrémonos en la gente que no tiene recursos y que se está muriendo. Tuvimos una maravillosa solidaridad de todo el mundo tras el 12 de enero, con los ciudadanos de todo el planeta construyendo solidaridad con los haitianos. Fue maravilloso ver a Blancos y Negros atravesando las barreras de color para expresar su solidaridad con las víctimas del letal terremoto.
Y en nombre del pueblo haitiano, si pudiera, les daría las gracias a tantos auténticos amigos que hicieron cuanto pudieron mientras que otros que se denominan a sí mismos los verdaderos amigos de Haití preferían enviar soldados con armas para proteger sus propios intereses en lugar de proteger a los seres humanos que tanto estaban sufriendo. Tuvimos que realizar miles de amputaciones sin anestesia. Tuvieron que cortar manos y pies a las víctimas y no tiene ningún interés que haya gente dedicada a hablar del vudú como si el vudú fuera la causa de lo que está pasando en Haití. No, lo que está pasando en Haití tiene sus raíces en el colonialismo, en el neocolonialismo, en la política neoliberal aplicada e impuesta a Haití, no cuestiones religiosas como el vudú. Para mí, mientras no intenten hacer frente a la realidad tal como es, pueden continuar utilizando temas como el del vudú para esconder los hechos, pero cualquier intento de sustituir la verdad con distracciones racistas fracasará.
¿Hay algo que le gustaría añadir, que tenga en el corazón y que no haya podido expresar?
Bien… si Vd. pregunta a un zulú (**) el camino para llegar a alguna parte cuando Vd. está en la senda adecuada, esa persona le dirá (en zulú): “Ugonde ngqo ngalo mgwago”, que significa “Siga todo recto su camino”.
Es por eso que el pueblo haitiano, que se está moviendo de la miseria a la pobreza con dignidad, debería continuar todo recto hacia ese objetivo. Si perdemos nuestra dignidad, lo perdemos todo. Somos pobres, peor que pobres porque estamos viviendo en la miseria y en la pobreza más abyecta. Pero sobre la base de la dignidad colectiva arraigada en nuestros antecesores, tenemos que continuar luchando de forma pacífica por nuestra autodeterminación, y si lo hacemos así, la historia rendirá homenaje a nuestra generación, porque estamos en el camino recto.
Sr. Presidente, muchas gracias por su tiempo.
NOTAS:
[*] Lavalas es una palabra criolla que significa “inundación”, “avalancha”, “masa de gente” o “todos juntos”. Fanmi significa “familia”.
[**] Zulú es el nombre del mayor grupo étnico de Sudáfrica y también es la lengua más hablada.
1) Carta del Presidente Aristide -noviembre 2009- autorizando al Dr. Maryse Narcisse a registrar a los candidatos Lavalas para votar. http://www.hayti.net/tribune/
2) Carta de dimisión de Jean-Bertrand Aristide, la traducción del original en criollo es del professor Bryant Freeman http://www.nathanielturner.
Otra traducción oficial proporcionada por la Embajada de Estados Unidos, que fue la que más se difundió en los medios dominantes en: http://articles.cnn.com/2004-
3) “Aristide’s American Profiteers”, artículo de Mary Anastasia O’Grady http://online.wsj.com/article/
4) “Aristide and the Endless Revolution”, documental dirigido por Nicolas Rossier, http://www.aristidethefilm.com
Nicolas Rossier es un periodista y cineasta independiente ganador de un galardón al mejor documental por “American radical: the trials of Normal Finkelstein” en el Festival de Cine Underground de Chicago. Vive en Brooklyn, Nueva York. Esta es la primera de una serie de entrevista con ex jefes de estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario