La Ausencia (para Laura)
GUSTAVO ROBLES
En estos días de desolación
doblada mi espina por el peso de tu ausencia,
siento la impotencia de querer y no poder
explicar a mis afectos
el por qué de mi derrota
Por qué me siento desgarrdo
Por qué ya no puedo seguir con esta angustia
Caminando bajo el sol y las estrellas
quisiera ser certero y atinar
ser tan claro al describir sin dejar dudas
Siguen escuchando mis oídos
que la vida sigue y otras cosas,
que es mi obligación para los míos
…y para honrar a la memoria
Pero…
No saben de la intimidad,
de la relación fundante de su esencia con la mía
Cosas entre Laura y yo…
que iban más allá del simple hecho
de estar juntos caminando por la vida
Nadie me pregunta…
el por qué de mi bandera arriada
de mi semblante enjuto
de mi estrella apagada
Nadie me pregunta de la causa y mis efectos
Y es que yo até las cosas a sus cosas…
y las hice mías
pretendidas para siempre
Las mañanas no eran sólo despertarme,
sino abrir los ojos y saberla o presentirla al lado mío
Sentir su aroma y su calor en las sábanas revueltas
esperando el devenir del día y su figura
El desayuno, mate y galletitas o café con leche,
todo podía ser
pero con ese sabor de ensueño que le daban Laura
y su presencia
El trabajo no era yugo con ella en las tareas
Era risa y arrumacos
transformando mercancía en sentimiento,
amorosa plusvalía
El almuerzo era una fiesta
precedido siempre con un brindis
ofrendado a nuestro amor,
y un beso como un sello irrefutable
de preludio a la piel acalorada por el roce
Su manera de querer se reflejaba en sus formas culinarias
en el suave ademán para cortar el pan,
dar vuelta las tostadas,
cocinar la carne, revolver el tuco…
¡ese amor irradiaba la Petisa !
Luz irradiaba
y me inundaba el alma
ESO me gustaba en los almuerzos
Hacer juntos nuestras cosas
era comulgar con la alegría
Consultar cada inquietud, cada acto compartido
esperar la opinión para llevarlo a lo concreto,
Así coronábamos anhelos
girando alrededor de la palabra del amado
“¿qué querés comer?”
“¿qué ropa te parece que me ponga?”
“¿dónde querés ir, qué podemos ver?”
La cosa era hacer juntos
Y si no hacíamos, bastaba acompañarnos
La Vida era Vida con Laura
No la entiendo de otra forma
Las rutas largas, los kilómetros infinitos
eran soportables sólo…
con su compañía
Los paisajes tenían otro color con ella como parte
Se elevaba la belleza hasta la cúspide
Sería por su forma de mirarla
o el encastre de su cuerpo y la postal inmaculada
Los ocasos eran suyos
Ella reemplazaba al sol
y absorbía toda sombra
Su manera de pararse
su estilo de decir
el gesto de sus ojos
la clase de su risa
A todo le daba con su toque
un brillo sin igual
El sabor del vino y las comidas
el placer de deslizarse en los caminos
el aliento asaltando el aire frío
las manos agitadas en el bosque
o los pies chapoteando las asequias
El gusto de estar haciendo nada
incluso el estar solo
esperándola
de nuevo
en la alegría del reencuentro
Todo
TODO
lo era ella
Era esencia y condimento
el camino y el destino
soledad y compañía
Platón y Dionisio
la lluvia y el fuego
Veintitres años anclado en su bahía
todo el tiempo para dar y recibir
atado a su existencia
Ese era mi sueño y mi futuro
mi cuerpo y mi deseo
El atisbo de arrugas y canas de los años…
¿Se puede comprender lo que su ausencia significa?
¿cómo continuar sin aire en los pulmones?
¿cómo separar la mezcla fusionada?
¿cómo apagar el fuego de la estrella sin que muera congelada?
¿Podrán imaginar la casa, como luce desolada?
¿me pueden comprender,
amigos míos,
cuando digo lo que digo?
Qué desdicha, mi desdicha
qué tristeza su partida
No es posible otro destino
Eso era Laura para mi,
No hay lugar a otra lectura
Ella era mi vida, mi sol y mi futuro
mi parte irrefutable
mi pieza irremplazada
Un amor apasionado como nunca ha existido
Ya nada podrá ser
ni todo
ni partido
Mi destino está sellado
entre el sufrir
o la nada eternizada
30-9-10
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