El pensamiento vivo de Karl Marx
León Trotsky
Escrito: En abril de 1939 en Coyoacan, Mexico.
Primera Edición: Terminado el 8 de abril de 1939, este articulo estaba destinado a ser la presentación a la edición in extenso por Otto Rühle del Tomo I de El Capital. También fue publicado como pamfleto en Nueva York en 1940 por Longman, Green, & Co. con el titulo Marxism in Our Time.
Fuente del Presente Texto: El pensamiento vivo de Karl Marx. Losada, Buenos Aires, 1962.
Digitalizaión: Ramiro Alvarez, 2009.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2010.
Primera Edición: Terminado el 8 de abril de 1939, este articulo estaba destinado a ser la presentación a la edición in extenso por Otto Rühle del Tomo I de El Capital. También fue publicado como pamfleto en Nueva York en 1940 por Longman, Green, & Co. con el titulo Marxism in Our Time.
Fuente del Presente Texto: El pensamiento vivo de Karl Marx. Losada, Buenos Aires, 1962.
Digitalizaión: Ramiro Alvarez, 2009.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2010.
¿QUÉ OFRECEMOS AL LECTOR?
Este libro expone de una manera compacta las doctrinas económicas fundamentales de Marx según las propias palabras de Marx. Después de todo nadie ha sido capaz de exponer la teoría del trabajo mejor que el propio Marx. Algunas de las argumentaciones de Marx, especialmente en el capitulo primero, el mas difícil de todos, pueden parecer al lector no iniciado demasiado digresivas, quisquillosas o “metafísicas”. En realidad, esta impresión es una consecuencia de la necesidad o de la costumbre de acercarse ante todo de una manera científica a los fenómenos habituales. La mercancía se ha convertido en una parte tan corriente, tan acostumbrada y tan familiar de nuestra vida diaria que ni siquiera se nos ocurre considerar por qué los hombres ceden objetos importantes, necesarios para el sostenimiento de la vida, a cambio de pequeño discos de oro o de plata que no se utilizan en parte alguna de la tierra. El asunto no se limita a la mercancía. Todas y cada una de las categorías de la economía del mercado parecen ser aceptadas sin análisis, como evidentes por sí mismas, y como si fueran las bases naturales de las relaciones humanas. Sin embargo, mientras las realidades del proceso económico son el trabajo humano, las materias primas, las herramientas, las maquinas, la división del trabajo, la necesidad de distribuir los productos terminados entre los participantes en el proceso del trabajo, etc., las categorías como “mercancía”, “dinero”, “jornales”, “capital”, “beneficio”, “impuesto”, etc., son únicamente reflejos semi-místicos en las cabezas de los hombres de los diversos aspectos de un proceso económico que no comprenden y que no pueden dominar. Para descifrarlos es indispensable un análisis científico completo. En los Estados Unidos, donde un hombre que posee un millón de dólares se considera que “vale” un millón de dólares, los conceptos con respecto al mercado han caído mucho mas bajo que en cualquier otra parte. Hasta una época muy reciente los norteamericanos se preocuparon muy poco por la naturaleza de las relaciones económicas. En a tierra del sistema económico más poderoso, la teoría económica siguió siendo excesivamente estéril. Únicamente la crisis, cada vez mas profunda, de la economía norteamericana ha hecho que la opinión publica de ese país se haya enfrentado bruscamente con los problemas fundamentales de la sociedad capitalista. En cualquier caso, quienquiera que no haya dominado la costumbre de aceptar sin un examen riguroso las reflexiones ideológicas hechas a la ligera sobre el progreso económico, quienquiera que no haya razonado, siguiendo los pasos de Marx, la naturaleza esencial de la mercancía como la célula básica de organismo capitalista, estará incapacitado para comprender científicamente las manifestaciones mas importantes de nuestra época.
EL MÉTODO DE MARX
Habiendo definido la ciencia como el conocimiento de los recursos objetivos de la naturaleza, el hombre a tratado terca y persistentemente de excluirse a si mismo de la ciencia, reservándose privilegios especiales en la forma de un pretendido intercambio con fuerzas supersensorias (religión) o con preceptos morales independientes del tiempo (idealismo). Marx privó al hombre definitivamente y para siempre de esos odiosos privilegios, considerándole como un eslabón natural en el proceso evolutivo de la naturaleza material, a la sociedad como la organización para la producción y la distribución; al capitalismo como una etapa en el desarrollo de la sociedad humana. La finalidad de Marx no era descubrir las “leyes eternas” de la economía. Negó la existencia de semejantes leyes. La historia del desarrollo de la sociedad humana es la historia de la sucesión de diversos sistemas económicos, cada uno de los cuales actúa de acuerdo con sus propias leyes. La transición de un sistema al otro ha sido determinada siempre por el aumento de las fuerzas de producción, por ejemplo, de la técnica y de la organización del trabajo. Hasta cierto punto, los cambios sociales son de carácter cuantitativo y no alteran las bases de la sociedad, por ejemplo, las formas prevalecientes de la propiedad. Pero se alcanza un nuevo punto cuando las fuerzas productoras maduras ya no pueden contenerse más tiempo dentro de las viejas formas de la propiedad; entonces se produce un cambio radical en el orden social, acompañado de conmociones. La comuna primitiva fue reemplazada o complementada por la esclavitud; la esclavitud fue sucedida por la servidumbre con la superestructura feudal; el desarrollo comercial de las ciudades llevo a Europa, en el siglo XVI, l orden capitalista, el que pasó inmediatamente a través de diversas etapas. Marx no estudia en su Capital la economía en general, sino la economía capitalista, que tiene sus leyes especificas propias. Solamente al pasar se refiere a otros sistemas económicos con el objeto de poner en claro las características del capitalismo. La economía de la familia de agricultores primitiva, que se bastaba a si misma, no tenia necesidad de la “economía política”, pues estaba dominada por un lado por las fuerzas de la naturaleza y por el otro por las fuerzas de la tradición. La economía natural de los griegos y romanos, completa en sí misma, fundada en el trabajo de los esclavos, dependía de la voluntad del propietario de los esclavos, cuyo “plan” estaba determinado directamente por las leyes de la naturaleza y de la rutina. Lo mismo puede decirse también del Estado medieval con sus siervos campesinos. En todos estos casos las relaciones económicas eran claras y transparentes en su crudeza primitiva. Pero el caso de la sociedad contemporánea es completamente diferente. Ha destruido esas viejas conexiones completas en si mismas y esos modos de trabajo heredados. Las nuevas relaciones económicas han relacionado entre si a las ciudades y las villas, a las provincias y las naciones. La división del trabajo ha abarcado a todo el planeta. Habiendo destrozado la tradición y la rutina, esos lazos no se han compuesto de acuerdo con algún plan definido, sino más bien al margen de la conciencia y de la previsión humanas. La interdependencia de los hombres, los grupos, las clases, las naciones, consecuencia de la división del trabajo, no está dirigida por nadie. Los hombres trabajan los unos para los otros sin conocerse entre sí, sin conocer las necesidades de los demás, con la esperanza, e inclusive con le seguridad, de que sus relaciones se regularizarán de algún modo por sí mismas. Y lo hacen así, o más bien quisieran hacerlo. Es completamente imposible buscar las causas de los fenómenos de la sociedad capitalista en la conciencia subjetiva –en las intenciones o planes- de sus miembros. Los fenómenos objetivos del capitalismo fueron formulados antes de que la ciencia comenzara a pensar seriamente sobre ellos. Hasta hoy día la mayoría preponderante de los hombres nada saben acerca de las leyes que rigen la economía capitalista. Toda la fuerza del método de Marx reside en su acercamiento a los fenómenos económicos, no desde el punto de vista subjetivo de ciertas personas, sino desde el punto de vista objetivo del desarrollo de la sociedad en su conjunto, del mismo modo que un hombre de ciencia que estudia la naturaleza se acerca a una colmena o a un hormiguero. Para la ciencia económica lo que tiene un significado decisivo es lo que hacen los hombres y cómo lo hacen, lo que ellos piensan con respecto a sus actos. En la base de la sociedad no se hallan la religión y la moral, sino la naturaleza y el trabajo. El método de Marx es materialista, pues va de la existencia a la conciencia y no en el orden inverso. El método de Marx es dialéctico, pues observa cómo evolucionan la naturaleza y la sociedad y la misma evolución como la lucha constante de la fuerzas en conflicto.
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