07-06-2010
Entrevista al arquitecto Carlos Véjar
“En Latinoamérica reivindicamos las resistencias, nunca nos rendimos”
Rebelión/Clarín de Chile
México DF.- En entrevista exclusiva con Clarín.cl Carlos Véjar (1943), director de la revista Archipiélago, habla de los proyectos de integración cultural del continente: “En el corazón de Latinoamérica está el romanticismo, la idea de la unidad, desde el momento de la conquista tuvimos un factor de identidad en búsqueda de la Independencia, fuimos pueblos colonizados y ahora nos entendemos en la misma lengua, con la herencia del sincretismo y la diversidad de los pueblos indígenas, reivindicamos las resistencias, nunca nos rendimos, la prueba la vemos desde Chiapas hasta el País Mapuche”
Autor de los libros: Crónicas y relatos de la arquitectura y la ciudad (1992); Y el perro ladra y la luna enfría (1994); Plaza Cuicuilco y otros cuentos de variada intención (2001); Utopía de cristal (2003) y La espiral del sincretismo (2007); coordinador de las antologías: Como una piedra que rueda (1992); Globalización, comunicación e integración latinoamericana (2006) y El exilio latinoamericano en México (UNAM, 2007; 2ª. Ed. 2010). Carlos Véjar Pérez-Rubio es catedrático en la facultad de arquitectura de la UNAM, magíster en Historia del arte y candidato a doctor en Estudios Latinoamericanos.
Del 7 al 10 de junio, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Unión Latina (organización intergubernamental fundada en 1954) y la revista Archipiélago (1992-2010), organizarán la Primera Semana de la Latinidad “Los migrantes más allá de la frontera norte”, con la participación de catedráticos de México, Estados Unidos y España, y de los Embajadores de Bolivia y Uruguay. Carlos Véjar, responsable del seminario delibera: “Durante la preparación de la Semana de la Latinidad surge la Ley Arizona que le dio mayor vigencia y proyección al tema de la defensa de los migrantes”
MC.- La cancillería cerró la oficina de México ante la UNESCO y están por finiquitar las relaciones diplomáticas con la Unión Latina, ¿cuál es la importancia de que la UNAM resguarde el vínculo con los organismos culturales ante la cerrazón de la derecha mexicana?
CV.- Es fundamental para nuestra universidad, la UNAM, y para todas las universidades mexicanas tener un concepto amplio, integrador, totalizador de la cultura; en la Semana de la Latinidad el tema que resaltamos es el de los migrantes más allá de la frontera norte, una problemática que interesa muchísimo a los estudiantes universitarios y académicos, porque el fenómeno de las migraciones es histórico, todos fuimos migrantes y en el siglo XXI ha cobrado una enorme importancia, ya sea en Latinoamérica, Europa y África.
MC.- El 7 de junio comienza la Semana de la Latinidad que organiza la UNAM en conjunto con Unión Latina ¿es una respuesta política en contra de la racista Ley Arizona?
CV.- La idea de este seminario sobre los migrantes data de hace 10 años, en la revista Archipiélago –que tú bien conoces- al promover la integración latinoamericana, habíamos diseñado un seminario con estas características apoyados con el Fideicomiso México-Estados Unidos que brinda becas a proyectos de solidaridad entre ambos países, lamentablemente no lo pudimos organizar, se quedó dormido el proyecto, traté de revivirlo con los contactos en la frontera norte –Ciudad Juárez y Tijuana-; finalmente, cuando Unión Latina decide nombrarme su representante en México y poner en marcha el seminario sobre los migrantes, a propósito de los 400 años de la fundación de Santa Fe en Nuevo México, la ciudad más antigua de Estados Unidos, en octubre realizaremos la actividad con el gobierno de Nuevo México, encabezado por el demócrata Bill Richardson, con la participación de Unión Latina y del gobierno español –Instituto Cervantes, Centro Cultural España, etcétera-, de forma que me pidieron que hiciera algo previo en México y como nosotros teníamos el proyecto del seminario sobre los migrantes, nos dedicamos a actualizarlo. Durante la preparación de la Semana de la Latinidad surge la Ley Arizona que le dio mayor vigencia y proyección al tema de la defensa de los migrantes.
MC.- ¿Qué ponencias destacarías sobre los migrantes latinoamericanos más allá de la frontera norte?
CV.- En el marco de la Semana de la Latinidad presentaremos una muestra de cine chicano, un concierto de piano de la venezolana Eva María Zuk, lanzaremos la segunda edición del libro El exilio latinoamericano en México (UNAM, 2010) y el eje será el seminario sobre los migrantes, yo destacaría la Conferencia Magistral: “Migraciones internacionales y sus causas en un mundo globalizado”, que impartirá el doctor Tomás Calvo Buezas, proviene de la Universidad Complutense de Madrid donde fundó el Centro de Estudios sobre las migraciones y el racismo, a la muerte de Franco, este tipo de investigaciones no se podían hacer durante la dictadura franquista; en 1975 funda el CEMIRA y despliega una actividad en torno a las migraciones y el racismo en España, Tomás Calvo se formó como antropólogo en Arizona -Nuevo México-, con los movimientos chicanos de la década de 1960, junto a César Chávez y las luchas de los trabajadores agrícolas. Con el doctor Calvo Buezas trabajé el programa, intercambiamos la temática e invitados, él propuso a tres de los ponentes: la doctora Irene Palma, la maestra Manuela Camus y el antropólogo Ernesto Barnach. Vienen dos catedráticos de Arizona State: Manuel de Jesús Hernández y Tomás Ramos –él hizo su maestría sobre letras chicanas en Nuevo México-; de la Universidad Panamericana de Texas nos acompañará Edna Ochoa con la muestra de Cine chicano, junto a Javier Arath Cortés –profesor de Ciencias Políticas de la UNAM-. El doctor José del Val hablará de su proyecto México nación multicultural, de cómo los primeros migrantes mexicanos vinieron de Arizona y Nuevo México para fundar Tenochtitlan el 13 de marzo de 1325.
MC.- Con la migración de las personas en consecuencia se movilizan las ideas, y muchas veces defender tu ideología produce persecuciones, ¿por qué incluyen al exilio latinoamericano en un seminario que tratará sobre la migración económica y cultural?
CV.- Finalmente el exilio es una migración forzada, consideramos que si estaba por salir la segunda edición del libro El exilio latinoamericano en México (UNAM, 2010) que se agotó rápidamente, creí que sería oportuno darle la palabra a algunos de los exiliados en México, como el Embajador de Bolivia Jorge Mansilla, el Embajador de Uruguay José Ignacio Korzeniak para que nos hablen de los problemas que vivieron durante las dictaduras y el exilio; Mario tú bien conoces el libro, participaste entrevistando al poeta argentino Jorge Boccanera. En el fondo destacaría que ahora que estamos con los Bicentenarios también debemos rescatar la historia de los exilios y migraciones.
MC.- ¿La integración latinoamericana fue tu principal preocupación al fundar la revista Archipiélago en 1992?
CV.- Archipiélago es una expresión fiel de la unión del continente, tú sabes que la personalidad que presidirá la Semana de la Latinidad será el Embajador José Luis Dicenta Ballester, Secretario General de la Unión Latina, él es un impulsor de Archipiélago, cuando era Embajador de España en México quedó fascinado con la idea de formar parte de un proyecto que provocara la integración de nuestros pueblos, hablaba del Iberoamericanismo, fue uno de los operadores diplomáticos de Felipe González durante las primeras Cumbres Iberoamericanas, ahí sostuvimos debates con los fundadores de Archipiélago sobre el tema de América Latina, Iberoamérica y el Caribe. Aquí ya nadie habla de la Madre Patria, con los republicanos españoles exiliados en México, Venezuela, Chile y Argentina se dio una nueva vinculación y el sentido de unidad iberoamericana.
MC.- Las dictaduras y el neoliberalismo propiciaron una nueva división en Latinoamérica, ¿con el ALBA te resulta más fácil difundir las ideas de la integración del Archipiélago bolivariano?
CV.- Creo que hay mejores condiciones, no en todos los países, pero hoy día encuentras más sensibilidad a un proyecto como Archipiélago, tú sabes que algunos “intelectuales” nos dicen que estamos en la prehistoria: “cómo se ponen a hablar de unidad latinoamericana en tiempo de la globalización, si todo está en Norteamérica y Europa”, consideran que somos muy románticos y les decimos, efectivamente en el corazón de Latinoamérica está el romanticismo, la idea de la unidad, desde el momento de la conquista tuvimos un factor de identidad en búsqueda de la Independencia, fuimos pueblos colonizados y ahora nos entendemos en la misma lengua, con la herencia del sincretismo y la diversidad de los pueblos indígenas, reivindicamos las resistencias, nunca nos rendimos, la prueba la vemos desde Chiapas hasta el País Mapuche.
MC.- Archipiélago tampoco se ha rendido, a pesar del flujo de información en Internet tú insistes en exportar la edición impresa de la revista y presentarla ya sea en Cuba, Bolivia, Brasil, Venezuela y Ecuador, ¿por qué la obstinación de distribuir Archipiélago en ambas vías?
CV.- Ambas ediciones no son opuestas, son complementarias. Está en función de tu realidad, cuando no tienes posibilidades para otra cosa eres editor, promotor y distribuidor de tu trabajo; cuando publicamos el número 0 de Archipiélago, en 1992, Internet estaba despegando y algunos amigos decían que debía ser una revista exclusivamente online, pero nos opusimos y decidimos imprimirla con un apartado en Internet, lamentablemente no hemos podido estructurar eficientemente el website de Archipiélago, pero la revista en papel abrió un cauce importante, se distribuye en todos los países latinoamericanos y en Europa –no a nivel masivo, sí de forma cualitativa y representativa-, no podemos cuantificar los lectores de Archipiélago, por ejemplo, en el número 1 aparecen 473 firmas que respaldaron la página editorial.
MC.- Las reuniones preliminares de Archipiélago fueron con la periodista cubana Minerva Salado y el poeta uruguayo Saúl Ibargoyen, en agosto de 1991, ¿ahí plantearon la idea de coeditar la revista con la UNAM?
CV.- Fíjate que no, era una revista independiente, relacionada con Cuba; nunca pensamos en alguna institución académica, eso garantizaba la pluralidad. Hasta el número 8 o 9 la UNAM nos brindó un apoyo comprando publicidad y firmamos un convenio en 1997 y ahora coeditamos la revista con el Centro de Investigación sobre América Latina y el Caribe de la UNAM; algo parecido sucedió con la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), eso nos ayudó para que otros sectores de la Cultura se anunciaran en Archipiélago: CONACULTA, el Fondo de Cultura Económica y Siglo XXI Editores, al punto que la UNESCO nos respalda con la siguiente certificación: “Esta publicación constituye un instrumento importante de integración cultural latinoamericana cuenta con el respaldo de la representación de la UNESCO en México”.
MC.- Archipiélago no coedita en el extranjero, pero sí hemos leído números temáticos, ¿cuál es el criterio para dedicar un especial monográfico?
CV.- Desde el principio nos propusieron hacer números monográficos, teníamos varias dudas, porque queríamos consolidar la idea de la totalización del conocimiento, Archipiélago comprende todos los campos de la cultura, no hay otra revista que cubra con total amplitud, el resto te dicen: “revista de Arte y literatura, publicación de cultura o semanario especializado en música”; nosotros incluimos a los astrónomos al lado de los gastrónomos, quitamos los prejuicios académicos. En la nueva tesitura nos proponían editar números dedicados a los países, el primer especial fue Bolivia –en el año 2001-, porque había las condiciones, el Embajador de Bolivia en México fue propositivo, resultó interesante la experiencia, participaron intelectuales y poetas de diferentes regiones; después dedicamos un número a Venezuela –en 2005-; luego Argentina para analizar las consecuencias de la crisis, ese número lo improvisamos con Saúl Ibargoyen y lo coordinamos con los exiliados argentinos en México; Ecuador es el más reciente número monográfico, lo hicimos con más experiencia y recursos, hubo inserciones del gobierno de Rafael Correa, compraron 1,500 ejemplares para la red de bibliotecas públicas y universidades. La idea está latente y tiene varias perspectivas, haremos uno dedicado al “París latinoamericano”; uno más inmediato sería el número dedicado a Brasil, la red de Archipiélago abarca diferentes ciudades: Fortaleza, Río, Sao Paulo y Recife, sabemos que es un reto enorme, Brasil es todo un continente, tendríamos que publicar un gran tiraje y de forma bilingüe, al doble de tamaño, o un tiraje para Brasil y otro para México. Quisiéramos hacer un número dedicado a Chile, a la España abierta, esto se discutirá en su momento.
MC.- Finalmente, Archipiélago ha publicado importantísimos ensayos sobre los procesos de emancipación, desde el Bicentenario de Haití, Bolivia y Ecuador, al triunfo de la Revolución cubana de 1959, ¿cómo cerrarás la conmemoración del Bicentenario de Latinoamérica?
CV.- Los primeros movimientos independentistas fueron en Haití, Bolivia y Ecuador, este año se vienen todos los Bicentenarios, faltará un buen trecho hasta llegar a Cuba y Puerto Rico, cuando terminemos el siglo. El número de julio-agosto-septiembre lo dedicaremos a México, pensamos invitar a historiadores; el Centenario de la Revolución mexicana lo dejaremos para el número de octubre-noviembre-diciembre. Estamos dando vueltas a los nombres de los colaboradores, para darles un tono de profundidad, nos oponemos a la banalización de estos temas y al manejo politiquero del Bicentenario. Haremos una reflexión sobre qué tan independientes somos, hablar del colonialismo y neocolonialismo, de liberales y neoliberales, así que convocaremos a intelectuales progresistas y honestos.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=107385
Autor de los libros: Crónicas y relatos de la arquitectura y la ciudad (1992); Y el perro ladra y la luna enfría (1994); Plaza Cuicuilco y otros cuentos de variada intención (2001); Utopía de cristal (2003) y La espiral del sincretismo (2007); coordinador de las antologías: Como una piedra que rueda (1992); Globalización, comunicación e integración latinoamericana (2006) y El exilio latinoamericano en México (UNAM, 2007; 2ª. Ed. 2010). Carlos Véjar Pérez-Rubio es catedrático en la facultad de arquitectura de la UNAM, magíster en Historia del arte y candidato a doctor en Estudios Latinoamericanos.
Del 7 al 10 de junio, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Unión Latina (organización intergubernamental fundada en 1954) y la revista Archipiélago (1992-2010), organizarán la Primera Semana de la Latinidad “Los migrantes más allá de la frontera norte”, con la participación de catedráticos de México, Estados Unidos y España, y de los Embajadores de Bolivia y Uruguay. Carlos Véjar, responsable del seminario delibera: “Durante la preparación de la Semana de la Latinidad surge la Ley Arizona que le dio mayor vigencia y proyección al tema de la defensa de los migrantes”
MC.- La cancillería cerró la oficina de México ante la UNESCO y están por finiquitar las relaciones diplomáticas con la Unión Latina, ¿cuál es la importancia de que la UNAM resguarde el vínculo con los organismos culturales ante la cerrazón de la derecha mexicana?
CV.- Es fundamental para nuestra universidad, la UNAM, y para todas las universidades mexicanas tener un concepto amplio, integrador, totalizador de la cultura; en la Semana de la Latinidad el tema que resaltamos es el de los migrantes más allá de la frontera norte, una problemática que interesa muchísimo a los estudiantes universitarios y académicos, porque el fenómeno de las migraciones es histórico, todos fuimos migrantes y en el siglo XXI ha cobrado una enorme importancia, ya sea en Latinoamérica, Europa y África.
MC.- El 7 de junio comienza la Semana de la Latinidad que organiza la UNAM en conjunto con Unión Latina ¿es una respuesta política en contra de la racista Ley Arizona?
CV.- La idea de este seminario sobre los migrantes data de hace 10 años, en la revista Archipiélago –que tú bien conoces- al promover la integración latinoamericana, habíamos diseñado un seminario con estas características apoyados con el Fideicomiso México-Estados Unidos que brinda becas a proyectos de solidaridad entre ambos países, lamentablemente no lo pudimos organizar, se quedó dormido el proyecto, traté de revivirlo con los contactos en la frontera norte –Ciudad Juárez y Tijuana-; finalmente, cuando Unión Latina decide nombrarme su representante en México y poner en marcha el seminario sobre los migrantes, a propósito de los 400 años de la fundación de Santa Fe en Nuevo México, la ciudad más antigua de Estados Unidos, en octubre realizaremos la actividad con el gobierno de Nuevo México, encabezado por el demócrata Bill Richardson, con la participación de Unión Latina y del gobierno español –Instituto Cervantes, Centro Cultural España, etcétera-, de forma que me pidieron que hiciera algo previo en México y como nosotros teníamos el proyecto del seminario sobre los migrantes, nos dedicamos a actualizarlo. Durante la preparación de la Semana de la Latinidad surge la Ley Arizona que le dio mayor vigencia y proyección al tema de la defensa de los migrantes.
MC.- ¿Qué ponencias destacarías sobre los migrantes latinoamericanos más allá de la frontera norte?
CV.- En el marco de la Semana de la Latinidad presentaremos una muestra de cine chicano, un concierto de piano de la venezolana Eva María Zuk, lanzaremos la segunda edición del libro El exilio latinoamericano en México (UNAM, 2010) y el eje será el seminario sobre los migrantes, yo destacaría la Conferencia Magistral: “Migraciones internacionales y sus causas en un mundo globalizado”, que impartirá el doctor Tomás Calvo Buezas, proviene de la Universidad Complutense de Madrid donde fundó el Centro de Estudios sobre las migraciones y el racismo, a la muerte de Franco, este tipo de investigaciones no se podían hacer durante la dictadura franquista; en 1975 funda el CEMIRA y despliega una actividad en torno a las migraciones y el racismo en España, Tomás Calvo se formó como antropólogo en Arizona -Nuevo México-, con los movimientos chicanos de la década de 1960, junto a César Chávez y las luchas de los trabajadores agrícolas. Con el doctor Calvo Buezas trabajé el programa, intercambiamos la temática e invitados, él propuso a tres de los ponentes: la doctora Irene Palma, la maestra Manuela Camus y el antropólogo Ernesto Barnach. Vienen dos catedráticos de Arizona State: Manuel de Jesús Hernández y Tomás Ramos –él hizo su maestría sobre letras chicanas en Nuevo México-; de la Universidad Panamericana de Texas nos acompañará Edna Ochoa con la muestra de Cine chicano, junto a Javier Arath Cortés –profesor de Ciencias Políticas de la UNAM-. El doctor José del Val hablará de su proyecto México nación multicultural, de cómo los primeros migrantes mexicanos vinieron de Arizona y Nuevo México para fundar Tenochtitlan el 13 de marzo de 1325.
MC.- Con la migración de las personas en consecuencia se movilizan las ideas, y muchas veces defender tu ideología produce persecuciones, ¿por qué incluyen al exilio latinoamericano en un seminario que tratará sobre la migración económica y cultural?
CV.- Finalmente el exilio es una migración forzada, consideramos que si estaba por salir la segunda edición del libro El exilio latinoamericano en México (UNAM, 2010) que se agotó rápidamente, creí que sería oportuno darle la palabra a algunos de los exiliados en México, como el Embajador de Bolivia Jorge Mansilla, el Embajador de Uruguay José Ignacio Korzeniak para que nos hablen de los problemas que vivieron durante las dictaduras y el exilio; Mario tú bien conoces el libro, participaste entrevistando al poeta argentino Jorge Boccanera. En el fondo destacaría que ahora que estamos con los Bicentenarios también debemos rescatar la historia de los exilios y migraciones.
MC.- ¿La integración latinoamericana fue tu principal preocupación al fundar la revista Archipiélago en 1992?
CV.- Archipiélago es una expresión fiel de la unión del continente, tú sabes que la personalidad que presidirá la Semana de la Latinidad será el Embajador José Luis Dicenta Ballester, Secretario General de la Unión Latina, él es un impulsor de Archipiélago, cuando era Embajador de España en México quedó fascinado con la idea de formar parte de un proyecto que provocara la integración de nuestros pueblos, hablaba del Iberoamericanismo, fue uno de los operadores diplomáticos de Felipe González durante las primeras Cumbres Iberoamericanas, ahí sostuvimos debates con los fundadores de Archipiélago sobre el tema de América Latina, Iberoamérica y el Caribe. Aquí ya nadie habla de la Madre Patria, con los republicanos españoles exiliados en México, Venezuela, Chile y Argentina se dio una nueva vinculación y el sentido de unidad iberoamericana.
MC.- Las dictaduras y el neoliberalismo propiciaron una nueva división en Latinoamérica, ¿con el ALBA te resulta más fácil difundir las ideas de la integración del Archipiélago bolivariano?
CV.- Creo que hay mejores condiciones, no en todos los países, pero hoy día encuentras más sensibilidad a un proyecto como Archipiélago, tú sabes que algunos “intelectuales” nos dicen que estamos en la prehistoria: “cómo se ponen a hablar de unidad latinoamericana en tiempo de la globalización, si todo está en Norteamérica y Europa”, consideran que somos muy románticos y les decimos, efectivamente en el corazón de Latinoamérica está el romanticismo, la idea de la unidad, desde el momento de la conquista tuvimos un factor de identidad en búsqueda de la Independencia, fuimos pueblos colonizados y ahora nos entendemos en la misma lengua, con la herencia del sincretismo y la diversidad de los pueblos indígenas, reivindicamos las resistencias, nunca nos rendimos, la prueba la vemos desde Chiapas hasta el País Mapuche.
MC.- Archipiélago tampoco se ha rendido, a pesar del flujo de información en Internet tú insistes en exportar la edición impresa de la revista y presentarla ya sea en Cuba, Bolivia, Brasil, Venezuela y Ecuador, ¿por qué la obstinación de distribuir Archipiélago en ambas vías?
CV.- Ambas ediciones no son opuestas, son complementarias. Está en función de tu realidad, cuando no tienes posibilidades para otra cosa eres editor, promotor y distribuidor de tu trabajo; cuando publicamos el número 0 de Archipiélago, en 1992, Internet estaba despegando y algunos amigos decían que debía ser una revista exclusivamente online, pero nos opusimos y decidimos imprimirla con un apartado en Internet, lamentablemente no hemos podido estructurar eficientemente el website de Archipiélago, pero la revista en papel abrió un cauce importante, se distribuye en todos los países latinoamericanos y en Europa –no a nivel masivo, sí de forma cualitativa y representativa-, no podemos cuantificar los lectores de Archipiélago, por ejemplo, en el número 1 aparecen 473 firmas que respaldaron la página editorial.
MC.- Las reuniones preliminares de Archipiélago fueron con la periodista cubana Minerva Salado y el poeta uruguayo Saúl Ibargoyen, en agosto de 1991, ¿ahí plantearon la idea de coeditar la revista con la UNAM?
CV.- Fíjate que no, era una revista independiente, relacionada con Cuba; nunca pensamos en alguna institución académica, eso garantizaba la pluralidad. Hasta el número 8 o 9 la UNAM nos brindó un apoyo comprando publicidad y firmamos un convenio en 1997 y ahora coeditamos la revista con el Centro de Investigación sobre América Latina y el Caribe de la UNAM; algo parecido sucedió con la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), eso nos ayudó para que otros sectores de la Cultura se anunciaran en Archipiélago: CONACULTA, el Fondo de Cultura Económica y Siglo XXI Editores, al punto que la UNESCO nos respalda con la siguiente certificación: “Esta publicación constituye un instrumento importante de integración cultural latinoamericana cuenta con el respaldo de la representación de la UNESCO en México”.
MC.- Archipiélago no coedita en el extranjero, pero sí hemos leído números temáticos, ¿cuál es el criterio para dedicar un especial monográfico?
CV.- Desde el principio nos propusieron hacer números monográficos, teníamos varias dudas, porque queríamos consolidar la idea de la totalización del conocimiento, Archipiélago comprende todos los campos de la cultura, no hay otra revista que cubra con total amplitud, el resto te dicen: “revista de Arte y literatura, publicación de cultura o semanario especializado en música”; nosotros incluimos a los astrónomos al lado de los gastrónomos, quitamos los prejuicios académicos. En la nueva tesitura nos proponían editar números dedicados a los países, el primer especial fue Bolivia –en el año 2001-, porque había las condiciones, el Embajador de Bolivia en México fue propositivo, resultó interesante la experiencia, participaron intelectuales y poetas de diferentes regiones; después dedicamos un número a Venezuela –en 2005-; luego Argentina para analizar las consecuencias de la crisis, ese número lo improvisamos con Saúl Ibargoyen y lo coordinamos con los exiliados argentinos en México; Ecuador es el más reciente número monográfico, lo hicimos con más experiencia y recursos, hubo inserciones del gobierno de Rafael Correa, compraron 1,500 ejemplares para la red de bibliotecas públicas y universidades. La idea está latente y tiene varias perspectivas, haremos uno dedicado al “París latinoamericano”; uno más inmediato sería el número dedicado a Brasil, la red de Archipiélago abarca diferentes ciudades: Fortaleza, Río, Sao Paulo y Recife, sabemos que es un reto enorme, Brasil es todo un continente, tendríamos que publicar un gran tiraje y de forma bilingüe, al doble de tamaño, o un tiraje para Brasil y otro para México. Quisiéramos hacer un número dedicado a Chile, a la España abierta, esto se discutirá en su momento.
MC.- Finalmente, Archipiélago ha publicado importantísimos ensayos sobre los procesos de emancipación, desde el Bicentenario de Haití, Bolivia y Ecuador, al triunfo de la Revolución cubana de 1959, ¿cómo cerrarás la conmemoración del Bicentenario de Latinoamérica?
CV.- Los primeros movimientos independentistas fueron en Haití, Bolivia y Ecuador, este año se vienen todos los Bicentenarios, faltará un buen trecho hasta llegar a Cuba y Puerto Rico, cuando terminemos el siglo. El número de julio-agosto-septiembre lo dedicaremos a México, pensamos invitar a historiadores; el Centenario de la Revolución mexicana lo dejaremos para el número de octubre-noviembre-diciembre. Estamos dando vueltas a los nombres de los colaboradores, para darles un tono de profundidad, nos oponemos a la banalización de estos temas y al manejo politiquero del Bicentenario. Haremos una reflexión sobre qué tan independientes somos, hablar del colonialismo y neocolonialismo, de liberales y neoliberales, así que convocaremos a intelectuales progresistas y honestos.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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