La junta militar argentina, con el general Jorge Rafael Videla (centro) a la cabeza, asumió el mando de Argentina el 24 de marzo de 1976.
El acto del 24 de marzo: la historia y la política
Raúl Isman
“Cada nieto que aparece es una victoria sobre el olvido y la muerte, y es esencialmente una victoria del Estado de Derecho de la calidad institucional , porque no puede haber Estado de Derecho y calidad institucional si no hay identidad". Presidente Cristina Fernández, en el acto en el Museo de la Memoria.
“Nuestro futuro habita en la memoria”
Martín Sabatella. Diputado nacional.
Recién llegado del acto en el que se conmemoró un nuevo aniversario del nefasto golpe mencionado en el título- convertido en feriado en la Argentina como día de la memoria (del genocidio)- y luego de las intensas emociones vividas escribimos un mínimo balance de lo ocurrido. Lo emotivo se vinculó a la enorme alegría de haber visto varias generaciones hermanadas en la militancia callejera. En efecto, coexistieron con idéntico fervor desde nonagenarios hasta mi pequeña hija Malena, de apenas un mes. Pero lo emocional no obsta para avanzar en el análisis; por lo cual es preciso realizar algunas reflexiones políticas necesarias que liguen el pasado, el presente y el futuro.
Decía el imprescindible filósofo y militante político italiano Antonio Gramsci que historia y política son (prácticamente) la misma cosa. Si durante el acto en la plaza flotaban los espectros insepultos y el ejemplo de los queridos compañeros desaparecidos, como destacó Hebe de Bonafini en su discurso durante el festival popular posterior al acto, también el espíritu crítico del sardo sobrevoló por la plaza y el acto que se realizó por la mañana. Veamos sintéticamente uno y otro evento.
Por la mañana nada menos que en la E.S.M.A., sitio de indudable significación simbólica, la presidente Cristina Fernández, magnífica y descollante oradora, se sostuvo desde la historia, la filosofía y la política para engarzar el pasado de la sociedad argentina con la política actual y marcar a fuego al poder real en la persona de la propietaria de un monopolio de la comunicación, que tanto le debe a los déspotas del ’76 una empresa productora de papel como (presumiblemente) sus dos hijos. La negativa pertinaz de la familia Noble a someterse a imprescindibles análisis (¡por más de ocho años!) da cuenta que algo desean ocultar. Cristina concluyó diciendo que no hay verdadera calidad institucional sin derecho a la identidad; desnudando la impostura de la oposición al reivindicar las cuestiones institucionales; cuando las pisotean en los hechos. En el acto estaban escenificados los grandes contendientes de la política argentina. De un lado el gobierno, aliado a lo mejor de la sociedad. En frente, los núcleos dominantes y la oposición golpista. Nos separan, según Cristina, del impresentable carnaval golpista la consecuencia para buscar memoria, verdad, justicia. Por otra parte, al señalar, sin nombrarla, a la clarinezca empresaria la Presidente dijo indubitablemente que si el poder real no se aviene a respetar la democracia, la justicia, el estado de derecho, las instituciones y la voluntad popular, las inevitables confrontaciones proseguirán
Por la tarde se dotó de carnadura social y de masas a las palabras de Cristina. Con eje en el peronismo y en la mayoría de los organismos defensores de los derechos humanos una multitud de más de 50.000 personas se hizo presente para rendir homenaje a los queridos detenidos desaparecidos; pero también para poner un límite a la golpista ofensiva procesista de la oposición. Desde Elisa Carrió, defensora política de monopolios y de secuestradores de niños (“los hijos de Clarín son nuestros hijos”, declaró), hasta el indultador de criminales de ayer y de hoy, Eduardo Duhalde; pasando por el golpista radical Oscar Aguad (cholulo por fotografiarse con el criminal y cuchillero Luciano Benjamín Menéndez) la defensa abierta o encubierta de la dictadura es uno de los pocos puntos de articulación de una oposición que muy mal disimula su prosapia destituyente y golpista.
Identificar los enemigos de ayer con los de hoy lo realizó de modo sencillo la multitud en la plaza. O sea conjugó, desde lo práctico, las palabras gramscianas que citábamos al comienzo de estas notas, sin dejar de respetar la caleidoscópica diversidad de agrupaciones, movimientos, partidos, conglomerados y aún personas sueltas.
Quienes nada saben de historia (los pueblos irremediablemente desunidos marchan a la derrota) y menos de política fueron los participantes de una marcha posterior integrada por varios partidos de izquierda, Libres del Sur y el desdichado pinosolanismo.
Los tiempos se van acortando y el juego de asumir posiciones de manera extrema, mientras en el parlamento se avala y aceita el juego de la oposición golpista resulta cada vez más peligroso. No se les pide que apoyen al gobierno nacional; si les parece insuficiente la perspectiva kirchnerista. Pero si en la puja entre el gobierno y los golpistas continúan sirviendo a estos últimos la estupidez se convierte en mañosa complicidad.
Por otra parte, las actitudes de los partidos de izquierda delirantes sólo pueden sorprender a los ingenuos que no frecuentan la historia y la politología. Los “maoistas” del Partido Comunista Revolucionario- en los ’70 simpatizantes del grotesco asesino José López Rega- asombraban con un cartel en el cual decían que el ajuste K llegaba vía inflación. Los grandes empresarios, verdaderos causantes de los aumentos de precios, agradecidos por la invisibilización. Mientras que la fauna troskosaúrica encabezada por la absurda enfermera Vilma Ripoll irrumpió en la plaza cantando un estribillo que buscaba responsabilizar al gobierno por la desaparición del compañero Jorge Julio López. No se trata de callar el reclamo por la situación descripta; ya que son actos en los que es preciso priorizar la unidad popular. Pero inútil es mentar la amalgama del movimiento frente a fuerzas que han hecho del fraccionamiento un modo de identidad indubitable. Si no fuera así ¿Cual es la explicación plausible para la existencia de casi una docena de minúsculas sectas trotskistas separadas por exóticas e insignificantes diferencias entre si?
Lo dicho, historia y política son la misma cosa y el acto de la mañana y el de la tarde presentó en sociedad a una coalición en crecimiento (luego de las derrotas del 2008 y 2009) y armada con un proyecto que rescata la mejor tradición de las luchas populares, los mejores valores que nos llegaron desde la filosofía y que por añadidura, conserva una capacidad de iniciativa política irrefutable. Frente y contra nuestro se halla el poder económico y la impresentable oposición. Es preciso tomar partido día a día en marcha hacia las elecciones del 2011. Los tiempos que vienen, como casi siempre en la Argentina, serán intensos, difíciles y complejos. Desde la historia, los amados compañeros desaparecidos señalan su ejemplo maravilloso.
Docente. Escritor.
Columnista del Noticiero televisivo
Señal de Noticias.
Colaborador habitual del
periódico Socialista “el Ideal”
Director de la revista
Electrónica Redacción popular.
raulisman@yahoo.com.ar
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