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lunes, 16 de noviembre de 2009

EL CINISMO DEL EMBAJADOR LLORENS



EL CINISMO DEL EMBAJADOR LLORENS
Oscar Amaya Armijo

Hugo Llorens, Embajador de Estados Unidos en Honduras, carga un nombre y cara latinos, pero tiene en su haber el corazón perverso del imperio.

El día en que el Presidente José Manuel Zelaya, el 27 de Junio, lanzó el proyecto de la cuarta urna, en conferencia de prensa, frente al pueblo hondureño, el Cuerpo Diplomático e invitados especiales, Llorens apareció embutido en un impecable traje de casimir inglés, luciendo una sonrisa de hiena y unos ojillos de cobra árabe; se sentó en primera fila y saludo al Presidente.

Nadie imaginó que aquel saludo estaba cargado de la más infame de las hipocresías. En el canal 8 de la televisión estatal no pudo ocultar la inseguridad en sus ojos; a cada rato lanzaba su mirada hacia todos los costados, nervioso, preocupado, dudando sí la operación del golpe de Estado saldría bien el día de mañana, de acuerdo con lo planeado.

Desde lejos, ocho millones de hondureños, notaron que su sonrisa no era la misma, pues en esa ocasión, ocultaba lo que él siempre ha practicado con absoluta frialdad y alevosía: la traición.

No tuvo empacho este procónsul de haber llegado hasta la Casa Presidencial, en el costado sur de la residencial Lomas del Guijarro, tras haber planeado antes, la destrucción de la democracia hondureña, en complicidad con la oligarquía vende patria.

Cuando el presidente Zelaya culminó la conferencia de prensa, Llorens salió corriendo, llevando a ahorcajadas su cinismo, quizás para ir a ultimar detalles con los golpistas o para no verse envuelto en la refriega represiva que sobrevino tras la asonada del 28 de junio.

Esta actitud de Llorens, además de una afrenta para el Presidente Zelaya Rosales, es una burla a la dignidad del pueblo hondureño, burla que evidencia el menosprecio que el imperio mantiene contra aquellas naciones que osan cambiar de paradigmas.

Y lo peor de este embajador es que se pasea con una arrogancia sin par frente a los funcionarios del país, como sí no se supiera que el imperio, que representa, se apoderó, en complicidad con sus mandaderos locales, de los recursos mineros, de las mejores tierras del litoral atlántico; depredaron los bosques; explotaron sin piedad la mano de obra, comprada a precio de gallo muerto y, como corolario final, se adueñaron de Palmerola.

El cinismo de este funcionario gringo no tiene parangón en la historia del dominio imperial, puesto que después del golpe, corrió a Nicaragua a saludar al presidente Zelaya con sus frías y aceradas manos, aún sabiendo que Estados Unidos estaba detrás de la conspiración contra Honduras.

Llorens ya no debe mostrar esa vanagloria, pues el imperio también es copartícipe de los centenares de hondureños muertos, desaparecidos, golpeados y ofendidos.

Pero su risita de hiena, su arrogancia imperial y la desvergüenza de su rostro, se caerán, en cualquier momento, cuando el pueblo hondureño en resistencia, convoque la Asamblea Nacional Constituyente y realice las transformaciones sociales que tanto teme el imperio, innecesariamente.

domingo, 15 de noviembre, 2009 14:17

De: "tropique@cablenet.com.ni"

Para: Nicaragua_Socialista@yahoogroups.

Imágenes:

http://libresdelsur.org.ar/IMG/gif/diarionorte.gif

http://spanish.honduras.usembassy.gov/uploads/S7/rI/S7rIo6qAqZb2dkrkWkAXsA/ambllorenscred320x250.jpg

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