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lunes, 3 de agosto de 2009
De la opresión golpista a la rebelión popular en Honduras
De la opresión golpista a la rebelión popular en Honduras
Gonzalo Sánchez
El pueblo hondureño sigue en rebelión pacífica pese a la brutal represión de la dictadura que han impuesto los golpistas.
Internacional | Gonzalo Sánchez - Tercera Información | 03-08-2009 |
[Segunda parte del reportaje “De la cuarta urna al genocidio en Honduras”. En la primera parte de estos escritos se relató lo sucedido desde el 28 de junio día del golpe, hasta el 10 de julio, momento en que la negociación de Óscar Arias, presidente de Costa Rica, estaba en un punto álgido. En esa primera parte, además, se relataron profusamente los años previos al golpe de estado, desde la llegada de Zelaya al poder para poner al lector en antecedentes.]
Contexto
Se vive un momento histórico en América Latina. Puede ser la primera vez que se eche para atrás un golpe de estado que ha triunfado y ha logrado tomar el control en el interior del país de todas las instituciones públicas. El precedente de Venezuela y el golpe de estado al presidente Chávez no son comparables en cuanto que el golpe venezolano no triunfó ni llegó a asentarse y duró una sola noche.
La actitud del presidente Zelaya que no se ha rendido en unas cómodas condiciones que sólo disfrutan los traidores, ha sido vital. Firme en sus convicciones de la cuarta urna, del juicio a los golpistas y, por supuesto, de su restitución en el cargo, ha logrado que los esfuerzos de los países del ALBA hayan merecido la pena: los golpistas no han logrado asentarse a más de un mes del golpe de estado.
La oligarquía hondureña no ha podido convertirse en gobierno cuando van ya 35 días del golpe que le dio a uno de los suyos que se acercó demasiado al pueblo, tanto qué tocó los privilegios de la oligarquía para ponerlos al servicio del pueblo. La oligarquía golpista tuvo la desgracia de ver cómo un gobierno que nació de sus entrañas tomó conciencia de la pobre e injusta situación del pueblo, y se puso de su lado traicionando la corrupción, la opresión y la desigualdad con la que la oligarquía hondureña defendía sus privilegios contra el pueblo. Zelaya bajó impuestos, subió salarios, apoyó el levantamiento bolivariano de Latinoamérica sumándose al ALBA posicionándose con el pueblo. La oligarquía, pensando que Zelaya podría recapacitar le dio una última oportunidad: no se repartirán los materiales para la cuarta urna. Zelaya tuvo que decidir, o la oligarquía de la que él venía o dar al pueblo poder en una Asamblea Nacional Constituyente. Su decisión fue salir a la calle a tomar una base aérea junto con el pueblo para repartir el material de las elecciones, Zelaya decidió estar con el pueblo hasta las últimas consecuencias.
Debido a ello ahora el pueblo no reconoce a los golpistas, y les están impidiendo consolidar su ilegal gobierno. Una Huelga General que llega hasta el magisterio, la toma de las carreteras que impide el comercio con otros países y manifestaciones multitudinarias que se llevan a cabo diariamente por todo el país no permiten legitimarse a los golpistas.
Los Golpistas
Los golpistas llevan siguiendo desde el primer día un plan perfectamente trazado. Vista la rapidez con la que conformaron un nuevo gobierno y la inamovilidad de sus posturas desde el primer día, dan una apariencia de tranquilidad, que con las iniciativas populares contra su gobierno, sólo puede explicarse con el apoyo de una gran potencia económica.
Los golpistas comenzaron su gobierno instalando una dictadura del terror, hicieron del terrorismo de estado uno de sus ejes fundamentales. Para ello designaron al asesino Billy Joya su asesor y reactivaron los escuadrones de la muerte que tan buenos resultados les dieron al fascismo hondureño durante los años 80. Los resultados de estas acciones han sido el aumento de la represión y de la brutalidad de ésta.
Toda esta represión se desencadena sólo hacia quienes defienden a Zelaya. Los pocos que se manifiestan a favor de la dictadura, lo hacen amenazados por los empresarios para los que trabajan. Esas manifestaciones se hacen cada cierto tiempo para que los golpistas bombardeen por sus medios de comunicación, (el dictador Roberto Micheletti es dueño de Hondutel, uno de los mayores canales de televisión de Honduras) el amplio apoyo popular del que cuentan. Amplísimo apoyo que no supera una foto desde la altura y siempre se muestra a ras de suelo en un encuadre que sólo se hace en manifestaciones marginales.
Teniendo en cuenta que los medios de comunicación que no son favorables a la dictadura que han impuesto los golpistas han sido militarizados y cerrados, los periodistas que trabajaban en esos medios han sido amenazados de muerte, perseguidos y algunos ejecutados, los golpistas usan sus medios de comunicación para manipular al pueblo con el fin de fracturar su lucha por la restitución de Zelaya.
Una misión internacional compuesta por diferentes organizaciones sociales de todo el mundo como la Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo (PIDHDD), el Instituto de Estudios Políticos sobre América Latina y África (IEPALA) o el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (IDHUCA), se encuentra en Honduras observando la situación de los derechos humanos en el país centroamericano, llevando a cabo un trabajo pionero en Honduras desde el secuestro del presidente Zelaya, ya que ninguna otra institución mundial ha arribado al país para constatar los atentados de la dictadura contra los Derechos Humanos.
Esta misión internacional ha comprobado que el secuestro del presidente se efectuó sin ninguna orden judicial que lo avalase, poniendo en total evidencia que este hecho fue un golpe de estado ilegítimo. El toque de queda, según han denunciado los movimientos sociales que forman esta misión, no ha sido publicado en el Diario Oficial de la República de Honduras, y a día de hoy siguen restringidos algunos derechos que garantiza la Constitución de Honduras como el derecho a la libertad personal, por lo que cualquier ciudadano puede ser detenido e incomunicado por más de 24 horas; la libertad de asociación y de reunión, por lo que las fuerzas represivas de la dictadura pueden atacar y disolver cualquier manifestación; el derecho a circular libremente, debido a ello cientos de miles de hondureños están retenidos en carreteras de todo el país durante días; y el derecho a salir, entrar o permanecer en Honduras, como excusa para detener a cualquier sospechoso de apoyar a Zelaya.
Al no ser el toque de queda publicado como decreto en el Diario Oficial de la República de Honduras, el gobierno usurpador de la voluntad popular ha ido cambiando las horas efectivas del toque de queda a su conveniencia. Debido a ello el pueblo no tiene claro cuáles son las horas del toque de queda, ni qué acciones cotidianas, como circular de un pueblo de Honduras a otro, son delito durante el toque de queda. La Misión Internacional denuncia que esta situación crea desconcierto y provoca que mucha gente sea detenida por los cuerpos policiales y militares.
Además de actuar como una dictadura en el aspecto de los derechos, el régimen impuesto por los golpistas con su brutal represión han causado once muertes: la del periodista Gabriel Fino Noriega cuando al salir de su trabajo en Radio Estelar recibió 7 impactos de bala el 3 de julio en el departamento de Atlántida; la del joven Isis Obed Murillo Mencías durante la represión ejercida con fuego real al pueblo desarmado y en actitud pacífica en el aeropuerto de Toncontín el día 5 de julio en que más de 500 000 personas fueron a recibir al presidente Manuel Zelaya; Ramón García, líder del partido Unificación Democrática, murió asesinado en el departamento de santa Bárbara cuando regresaba en un transporte público de una manifestación y fue obligado a bajarse siendo acribillado a disparos por desconocidos; Roger Iván Bados, militante de Unificación Democrática amenazado de muerte por motivos políticos con posterioridad al golpe de estado, fue sacado de su casa en San Pedro Sula por la fuerza el 11 de julio y asesinado a tiros; también en San Pedro Sula fue asesinado de un disparo en el ojo y con signos de estrangulamiento el activista de la comunidad Lesbianas Gays Transexuales y Bisexuales (LGTB) Vicky Hernández Castillo; en el sector de La Montañita en Tegucigalpa fue encontrado un hombre muerto con la camiseta de la Cuarta Urna el 3 de julio; dos ciudadanos fueron hallados muertos y con signos de tortura la pasada semana en el departamento del Paraíso cuando intentaban pasar la frontera y reencontrarse con Manuel Zelaya en Nicaragua, según testigos presenciales esos dos ciudadanos fueron arrestados por el ejército horas antes; el pasado fin de semana murió el profesor Roger Abraham Vallejo de un tiro en la cabeza propinado por el ejército contra una manifestación a favor de Manuel Zelaya; Martín Florencio Rivera Barrientos compañero de profesión de Roger Abraham murió asesinado a causa de 25 puñaladas al volver del entierro de su Compañero ayer en Tegucigalpa y Pedro Magdiel, secuestrado por un escuadrón de la muerte siendo torturado, asesinado y degollado según declaró Salvador Zúñoga, líder indígena hondureño.
La represión que los golpistas ejercen se ha extendido por todo el país llegando a los puntos más recónditos de la geografía hondureña. En la actualidad es en el departamento de El Paraíso donde se está ejerciendo una desproporcionada represión, ya que desde el anuncio de Zelaya que dio a conocer al pueblo que su presidente se encontraba a pocos metros de Honduras, cientos de miles de personas se lanzaron a las carreteras de Honduras a recibir a su presidente y acompañarlo hasta Tegucigalpa. La respuesta de los golpistas no se hizo esperar: incremento de la vigencia del toque de queda con la consecuente suspensión de los derechos constitucionales anteriormente nombrados, puestos de militares y policías cada pocos metros impidiendo el paso de vehículos y personas empleando para ello la sinrazón de la violencia, cientos de personas arrestadas todos los días, entre ellos la del asesor presidencial Rafael Alegría que denunció brutales palizas a los detenidos además del transporte de los detenidos a un estadio de fútbol debido al colapso de las cárceles, y la retención de los familiares de Zelaya que se encuentran atrapados entre todos los puestos de las fuerzas represivas del golpismo.
Pero no sólo los golpistas ultrajan los derechos de los hondureños en El Paraíso, la Misión Internacional para la observación de los derechos humanos en Honduras ha difundido que el responsable del Comisionado Nacional de Derechos Humanos, el Señor Ramón Custodio está del lado golpista. No cumple con sus obligaciones de velar por el respeto y la garantía de los hondureños de sus derechos, desde el golpe de estado se dedica a justificar la represión negando que se haya disparado fuego real y que las muertes, de haberlas, se habrán ocasionado accidentalmente, y no por acción de los militares y policías que sólo usan pelotas de goma.
Las investigaciones de esta misión concuerdan con las denuncias de los manifestantes y el gabinete presidencial del gobierno de Zelaya en la clandestinidad en cuando a las desapariciones. Los manifestantes y el gabinete presidencial han alertado de la existencia de escuadrones de la muerte que “desaparecen” a la gente, y la misión ha informado de varias desapariciones entre las que se encuentran las de los ciudadanos vinculados a la lucha popular Anastasio Barrera y Manuel Sevilla que desaparecieron el 5 y el 12 de julio respectivamente y no se ha vuelto a tener noticias de ellos.
Han sido documentadas la vulneración de la integridad de más de 100 personas entre los que se encuentran diputados de Unificación Democrática, periodistas críticos al régimen fascista, sindicalistas, diversos cargos públicos de Unificación Democrática y la pequeña parte del Partido Liberal que apoya el regreso de Zelaya, maestros y defensores de los derechos humanos.
La persecución que llevan a cabo los golpistas no es sólo política, también es racial. Si bien hace días sólo la Policía Nacional de Honduras aseguraba tener casi 1300 detenidos por motivos políticos, la Misión que observa los derechos humanos ha denunciado que decenas de nicaragüenses están siendo acusados sin ningún tipo de fundamento por los medios de comunicación golpistas de crímenes que tienen que ver con la injerencia en los asuntos internos de honduras. Además estos ciudadanos están siendo perseguidos, tratados de mala manera y viendo como son negados los derechos más elementales cuando están en las cárceles, ya que son enjaulados con los presos acusados de delitos comunes y no se les da la debida asistencia consular. Lo más sorprendente es que se ha verificado que estas personas tienen fuertes raíces familiares en Honduras, desarrolladas por el enorme tiempo que llevan viviendo en ese país.
En cuanto el trato a la prensa no alineada con el régimen, se han constatado que Canal 36, Radio Tv Maya, Radio Globo Honduras, Canal 26 tv Atlántida, la televisión La Cumbre y Radio Progreso fueron militarizadas horas después del golpe amenazando de muerte a los periodistas, los militares advirtieron que sólo podría transmitir por los medios de comunicación lo que dijera Roberto Micheletti. La Radio Jutigalpa fue ametrallada y sus locutores junto con el director del periódico El Libertador han sido amenazados de muerte y están siendo perseguidos por la fiscalía del estado.
Este terrorismo de estado impulsado por los golpistas donde los asesinatos, desapariciones forzosas, amenazas de muerte que finalmente son cumplidas, persecución política y racial, la censura y el reclutamiento forzoso de jóvenes del interior de Honduras que los integran en las reservas son diarias, se ha dotado, según denuncias que ha recibido la Misión Internacional, de un brazo armado paramilitar compuesto por civiles vinculados al narcotráfico y a grupos de seguridad privada al servicio de destacados empresarios que apoyan el golpe. Estos grupos se dedican a reprimir al pueblo que marcha a favor de Zelaya y obliga a los trabajadores de esos empresarios a asistir a marchas a favor de la dictadura golpista.
José Manuel Zelaya
Zelaya ha terminado de cambiar con el golpe de estado. Durante su gobierno ha ido girando a la izquierda manteniendo una posición demasiado ingenua con respecto a la oligarquía de su país y a los Estados Unidos de América. En estos últimos días posteriores al golpe hemos oído sus críticas a los Estados Unidos, sus justos reclamos contra la negociación con los golpistas, su intención de realizar la cuarta urna y juzgar a los golpistas en la Corte Penal Internacional.
Sin prestarle mucho caso a la negociación de Costa Rica, el presidente Zelaya estuvo viajando por diferentes países de Centroamérica intentando que la región cerrase filas contra los golpistas. Finalmente instaló su base de operaciones en Nicaragua, donde gobierna el revolucionario Frente Sandinista de Liberación Nacional, que según Zelaya está haciendo “un gesto de hospitalidad, de inmenso amor”.
Las declaraciones del Presidente Legítimo de Honduras durante los días siguientes al comienzo de la negociación de Costa Rica dejaban ver las ganas de Zelaya por volver a Honduras junto a su pueblo y su molestia por el continuo retraso que los organismos internacionales le imponían justificando una salida pacífica. Retraso que Zelaya acataba para contar con legitimidad internacional, lo que significa el respaldo de la Comunidad Internacional. Cuando la negociación moderada por el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, se estancó después de dos semanas, Zelaya contra lo que expresaron los EEUU y la OEA se decidió a entrar en Honduras.
La situación no fue la esperada ya que el ejército impedía tanto a él como al pueblo reencontrarse, y eso era necesario para que Zelaya estuviera protegido en su entrada, y junto con las declaraciones del Jefe de Estado Mayor llamando al asesinato de Zelaya durante los días previos a su entrada, Zelaya no pudo arriesgarse a entrar.
Después del primer intento Zelaya ha esperado la llegada de más manifestantes para, como se ha visto más tarde, conformar una milicia popular con ayuda de Nicaragua que lo escoltará en su próximo intento de llegar a Tegucigalpa.
Tanto el presidente Zelaya como la jefa de la diplomacia hondureña, Patricia Rodas han agradecido constantemente a los países del ALBA su ayuda para superar esta crisis de la democracia en Honduras. Mientras tanto han acusado a diversos sectores del gobierno de Estados Unidos de América de estar detrás del golpe de estado y apoyar económicamente a los golpistas. Han exigido a Hillary Clinton y a Obama no equipararlos con los golpistas, embargarles las cuentas bancarias, romper relaciones diplomáticas y llamar a lo sucedido golpe de estado.
El pueblo de Honduras
A casi 40 días del golpe de estado el pueblo de Honduras, cada vez en mayor número se ha mantenido en permanente rebelión pacífica. No han bastado los asesinatos, las amenazas de muerte, las palizas, los encarcelamientos, las desapariciones, la manipulación mediática, las persecuciones ni el impago de los salarios. El pueblo ha salido a la calle apoyando el regreso de Zelaya y la cuarta urna que él les prometió.
Organizados en el Frente Popular contra el Golpe de Estado han mantenido una Huelga General desde el primer día que en primera instancia siguieron las tres únicas centrales obreras del país y el mayor sindicato de campesinos e indígenas Vía Campesina, y al que luego se sumaron los seis sindicatos magisteriales, las universidades públicas de Tegucigalpa y San Pedro Sula, los hospitales públicos y por último una gran parte de los trabajadores del sector privado. El Partido Unificación democrática, la única fuerza política en Honduras de izquierdas y el Bloque Popular, junto con otros movimientos sociales como las feministas y los indígenas también han apoya esta Huelga General desde el primer día.
Todas esas organizaciones junto con un minoritario sector del Partido Liberal, organización política a la que pertenecen Zelaya y Micheletti, son los integrantes del Frente Popular, y bajo su dirección se han tomado las calles desde el primer día logrando superar el millón de personas en Tegucigalpa y los varios cientos de miles en san Pedro Sula, Colon, Olancho y Santa Bárbara.
Han protagonizado la toma de carreteras e importantes puertos marítimos para anular el comercio tanto exterior como interior en un intento de ahogar económicamente a los golpistas. Todos estos esfuerzos se han desarrollado bajo un intenso clima de represión que hasta ha ametrallado las ruedas de los transportes públicos o privados que transportan a los ciudadanos a Tegucigalpa y a El Paraíso reprimiendo acto seguido a sus ocupantes.
Esto se produce diariamente en las decenas de controles y barreras represivas que los golpistas han montado por todas las carreteras del país. Debido a ello el pueblo tiene que desplazarse a pie recorriendo distancias superiores a los 400 kilómetros evitando los controles. Para ello se salen de la carretera y van de pueblo en pueblo, donde a veces son denunciados por la clase alta que residen por los lugares de paso y los señalan a la policía para que los capturen.
En esta situación no les ha quedado otro remedio que desplazarse por la noche y caminar por la selva y las montañas para llegar a El Paraíso, sabiendo que se exponen a brutales palizas, detenciones ilegales y después su regreso forzoso a Tegucigalpa en furgones policiales o militares.
Aún hoy, debido al largo camino y a los obstáculos que hay en él, siguen llegando hombres y mujeres a Nicaragua para reencontrarse con Zelaya y formar parte de la milicia popular que tal y como anunció Zelaya, lo cuidará en su regreso a Tegucigalpa. Conjuntamente la extinta guerrilla hondureña, la denominada Frente Morazánico para la Liberación Nacional (FMLN), ha resurgido llamando a la insurrección popular contra el golpe de estado y declarando como su primer objetivo las fuerzas represivas ubicadas en El Paraíso. El anuncio lo hizo hace pocos días un desconocido que se identificó como integrante de la guerrilla en una llamada a Radio Globo Honduras.
Mundo
Los únicos países que desde el primer día han apoyado a Zelaya más allá de la bonita imagen de firmar una declaración sin dotarse de un organismo que la haga cumplir y sea capaz de atajar el problema y restituir a Zelaya sin condiciones, han sido los países del ALBA junto con Paraguay, próximo a unirse y El Salvador, que se ha mostrado interesado en conocer ese organismo.
El ALBA fue la primera institución en reunirse y respaldar a Zelaya durante las primeras horas del golpe además de movilizar a la comunidad internacional convocando todas las cumbres que se celebraron posteriormente, incapaces ellas mismas de convocar una reunión de urgencia. Los países del ALBA fueron los primeros en romper relaciones diplomáticas y cerrar sus fronteras con Honduras, por lo que por ejemplo, Venezuela dejó de enviarle petróleo.
Nicaragua, cediéndole su territorio, proporcionándole comida y techo a Zelaya y al pueblo hondureño que va llegando, pidiendo a la ONU que reconozca como refugiados a los hondureños que iban llegando y Venezuela revistiendo con la legitimidad internacional que aportó el acompañamiento del canciller venezolano, Nicolás Maduro, al presidente Zelaya en su intento de ingresar a Honduras por tierra, demuestran cuáles son los países que trascienden la burocracia y la imagen llegando a los hechos en la ayuda a Zelaya y a su pueblo.
Contrastando con este apoyo se presentan un grupo de países, políticos y organizaciones internacionales que no han sido tan claros a la hora de actuar, al menos a favor de Zelaya:
Israel. Desde el primer día, este país de Oriente Medio se ha posicionado con los golpistas, apoyándoles en foros internacionales y proporcionándoles ayuda económica y diplomática.
Estados Unidos de América. Es uno de los pocos países que ni siquiera rompió relaciones diplomáticas y reconoció saber del golpe de estado un mes antes del mismo. Durante los primeros días del golpe el gobierno estadounidense dio visas especiales a funcionarios golpistas para que visitasen el país, desde hace tres días sólo 4 de esas visas han sido retiradas. Mientras Zelaya exige a los Estados Unidos de América que embargue las cuentas bancarias de los golpistas, a éstos les sigue llegando cuantiosos fondos desde Norteamérica, cuyo gobierno se ha negado a retirarles estos fondos, al igual que tampoco han retirado ni a su ejército ni al embajador.
Debido a ello, Hillary Clinton, además de no llamar nunca Golpe de Estado a lo sucedido en Honduras, declinó la propuesta de Zelaya en la que se especificaba que rompieran todo tipo de relación con los golpistas y ejercieran una presión real, por una negociación en la que daba el mismo trato a la víctima y al verdugo, dando de esta forma legitimidad a los golpistas. Clinton propuso que esta negociación fuera mediada por uno de los presidentes que más ha privatizado los bienes básicos de su sociedad vendiendo la sanidad pública o la educación a empresas estadounidenses, Óscar Arias.
Óscar Arias. Los golpistas expresaron todo tipo de halagos hacia Arias cuando explicaron porqué habían dejado a Zelaya en ese país. Los mismos terroristas que están gobernando Honduras con mano de hierro dijeron que confiaban en el presidente de Costa Rica.
Al ser propuesto por los Estados Unidos como mediador e inmediatamente aceptado su rol por los golpistas, Óscar Arias comenzó un lento proceso que, conscientemente o no, enfrió la situación favorablemente hacia los golpistas. Después del primer contacto el presidente costarricense inexplicablemente espero otros diez días para convocar una segunda reunión en la que además propuso una lista de siete puntos sobre la cual debatir. En esos siete puntos se recogía la restitución de un Zelaya sin poder, con una amnistía a los golpistas que les aseguraba el control del congreso y la renuncia expresa de Zelaya a convocar una cuarta urna. Arias estaba negociando un asunto interno de Honduras, el derecho del pueblo a expresarse libremente. Además Arias, al igual que la derecha mundial, propuso entre los siete puntos el adelanto de las elecciones con lo que los golpistas legitimarían su régimen dictatorial.
El Presidente Zelaya supo desde el primer día la trampa que el gobierno Norteamericano le había tendido en San José, Costa Rica. Bajo la premisa de una negociación, que proporcionase una salida pacífica al conflicto, se buscaba la vuelta de un Zelaya sin poder real, ubicado en un congreso donde estaría rodeado por los que le dieron el golpe. Debido a ello, Zelaya se fue de Costa Rica a las horas de haber llegado, dejando una comisión integrada por algunos cargos de su gobierno y de un grupo de líderes populares del Frente de Resistencia contra el golpe de estado.
La muestra del apoyo que tanto los Estados Unidos de América como Óscar Arias pudieran estar dando a los golpistas se comprobó cuando se mostraron contrarios al regreso de Zelaya a Honduras. Aún cuando la negociación estaba muerta debido al abandono de las partes, siguen exigiendo a Zelaya que espere los resultados de esta negociación sin negociantes y han llegado a culparle de la violencia que los golpistas han desatado en Honduras, en vez de condenar a quienes la están ejerciendo.
Como bien apuntó el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dejar pasar el tiempo es enfriar la situación y lograr crear un silencio mediático que haga olvidar a la gente la situación en Honduras. Silencio que sólo será roto para anunciar el regreso a la democracia en Honduras con unas elecciones adelantadas e ilegítimas. A juzgar por los hechos y por la propuesta de Arias, es lo que desean éste y los Estados Unidos de América.
Colombia y Panamá. Según las declaraciones del canciller golpista, Carlos López Contreras, estos dos países latinoamericanos se reunieron con autoridades de la dictadura de Roberto Micheletti y mostraron sus simpatías por ellos. Aunque estos dos países han suscrito todas las declaraciones posibles contra el golpe se reunieron con los que lo perpetraron reconociéndoles sus simpatías. Ninguno de los dos gobiernos derechistas desmintió haberse reunido con los golpistas.
México. La embajadora legítima de Honduras en México vio cómo le prohibían su entrada a la embajada porque allí estaba el embajador golpista, ocupando su puesto. Sin la colaboración del gobierno mexicano que preside Felipe Calderon, este diplomático golpistas no podría haber tomado la embajada.
Gracias a la gestión del alcalde de México DF, Marcelo Ebrad del movimiento de izquierda que encabeza López Obrador, la embajadora legítima volvió a retomar el control de la embajada.
Situación
Zelaya tiene a favor a su pueblo y a los países del ALBA, pero el tiempo juega en su contra, desvelando y haciendo cada vez más evidentes las simpatías que despiertan los golpistas a la derecha capitalista mundial, que poco a poco va olvidando sus complejos y se acerca cada vez más a los golpistas.
Si los golpistas con la ayuda de la que disponen aguantan hasta las próximas elecciones, todo estará perdido para Zelaya y el pueblo, puesto que los medios de comunicación de la derecha capitalista crearían la opinión de que no es una dictadura un gobierno salido de las urnas, el hecho de que esas elecciones surgieran de un golpe de estado y fueran ilegítimas, ilegales y fraudulentas no importa a quienes apoya un golpe de estado para proteger sus interés comerciales o sus bases militares.
Si eso llegase a suceder sería un aviso a la derecha de los países que están viviendo procesos revolucionarios. Podrían protagonizar este nuevo modelo de golpismo ensayado en Honduras ya que lo más importante ya lo tienen antes de empezar: el apoyo de los Estados Unidos de América. Por ello es vital el regreso de Zelaya sin condiciones, porque no sólo peligra Honduras, sino todos los pueblos que han comenzado su proceso de justicia social, libertad e igualdad en democracia participativa.
Lo sucedido en Honduras es un aviso a los pueblos que se han levantado en busca de su soberanía, ya son demasiados y son un peligro real a los intereses del capitalismo global, que está viendo cómo los recursos hidrocarburos se están yendo de sus manos para caer en el pueblo, cómo sus empresas que hacían negocio con los derechos fundamentales del pueblo están siendo arrebatadas por el estado y su lugar siendo ocupado por cooperativas de trabajadores con mejor situación laboral.
La lucha de Zelaya y el pueblo de Honduras representa el derecho del resto de los pueblos de la región a decidir por ellos mismos. Y los intereses de los pueblos no concuerdan con los intereses de las empresas multinacionales.
http://www.tercerainformacion.es/?De-la-opresion-golpista-a-la
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