Los milicos de Honduras, pobres diablos, están íngrimos
Por Tomás Borge
Por Tomás Borge
Julio 2, 2009
Lo grave del golpe militar en Honduras no es el golpe en sí mismo, es el peligrosísimo precedente de nuevos golpes en América Latina y, a lo mejor en otros lugares del mundo.
Hace pocos años reflexionaba con algunos compañeros, entre ellos el general Liber Seregni, líder del Frente Amplio de Uruguay, ya fallecido, sobre el papel de las fuerzas armadas en nuestro continente. Los ejércitos ya no sirven más que para consumir presupuestos, decían algunos. Ha desaparecido -casi por completo- el riesgo de guerras interregionales y, cuando aparece algún conflicto, es para justificar la existencia de las fuerzas armadas, argumentaban. Por regla general son artificiales y si un país incrementa su armamento obliga a otros a hacer lo mismo y ese es el propósito: mejorar sus presupuestos y propiciar el enriquecimiento de algunos Jefes de Estado y altos militares, decían otros. No obstante, con todo y que Seregni fue prisionero por largos años de los militares uruguayos, defendía con ardor la necesidad de los ejércitos.
Ya los ejércitos no sirven ni para dar golpes de Estado, decíamos todos. Un golpe de estado no tiene viabilidad, perspectivas de sobrevivir. Este juicio fue prematuro. Todavía hay gorilas que se atreven a dar golpes a como se demostró en Honduras. Aunque ahí la están viviendo negras por el descomunal repudio a nivel planetario. Están, los pobres diablos, desconcertados, íngrimos, charlatanes y se arrastran entre la baba y el ridículo. Gritan galimatías, juran que no hubo golpe y otros engendros.
Gente del pueblo: campesinos, trabajadores, maestros, estudiantes -me informaron de la Embajada de Nicaragua en Tegucigalpa- se acercan furibundos desafiando a los monos uniformados. Entre los marchistas, me dicen, hay cuatro víctimas mortales de los fusiles disparados por los chimpancés.
Las intensas preocupaciones, de los gobernantes revolucionarios y hasta la de derecha es, que de consolidarse el cuartelazo de Honduras, sería precursor insoslayable para alentar el apetito de los greñudos que están quietos, por ahora, en algunos países del mundo. No todos, los militares, por supuesto y por fortuna, son simios, a como lo demostró Omar Torrijos, Hugo Chávez y otros en este continente. Ellos son y fueron hijos de Bolívar y escolares aventajados de José Martí.
Tan sólo algunos medios frenéticos, derechistas de amplio espectro: "La Prensa" de Managua, "Correo" de Lima, "El País", de España, los enemigos de Chávez en Venezuela y CNN, están al borde del placer y de la angustia.
Zelaya regresará a Honduras acompañado de varias personalidades lo cual pondrá a prueba a los despreciables milicos y sus descarados amigos de la burguesía. Es bueno adquirir conciencia de hasta dónde ha llegado el peligro de una reculada mortal de la democracia.
A lo mejor lo ocurrido en Tegucigalpa es la síntesis del despecho de la oligarquía, por los caudalosos cambios políticos, en este continente, lo cual puede conducirla al desenfreno y a la estupidez. Estamos cerca de la cloaca o de un nuevo despertar. Para siempre.
Tomás Borge
Material enviado por "refugioriogrande@aol.com" refugioriogrande@aol.com, el 9 de julio de 2009.
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