Gianni Vattimo
Polémica entrevista al pensador italiano, uno de los principales filósofos del posmodernismo. Harto del capitalismo, hoy Vattimo se declara «comunista» recuperando a Marx y al marxismo.
[Nota introductoria de La Rosa Blindada]
Resulta interesante (precisamente por lo polémico, incluso cuando no se suscriban algunas de sus opiniones) consultar esta entrevista al filósofo Gianni Vattimo…
Conviene recordar que Vattimo fue uno de los principales impulsores y defensores del llamado “pensamiento débil”… que muchos y muchas cultivaron con entusiasmo para denostar, insultar y reírse del socialismo, el comunismo y la revolución en pleno auge neoliberal.
¿Sus antiguos y leales adherentes, que tanto festejaban sus poses posmodernas, continuarán suscribiendo las opiniones de Vattimo, ahora que —harto de la euforia capitalista— reivindica el socialismo y el comunismo?
Las reflexiones de esta entrevista nos hacen acordar aquel gesto similar que tuvo Jacques Derrida en 1993. Derrida había promocionado la denominada “deconstrucción” y el posestructuralismo. Como Vattimo, incluso mucho más que el italiano, Derrida tuvo su obediente séquito de seguidores, siempre atentos al «último grito» de la Academia europea (sobre todo si se trata de gritos reaccionarios). De la pluma de Derrida se aferró un sector de la intelectualidad académica vernácula para liquidar viejas cuentas con el marxismo y el socialismo, supuestamente reprimidos y «pasados de moda» (como si se trataran de una camisa, un corte de cabello o un par de zapatos). Pero Derrida descolocó a todos y todas, publicando en 1993 Espectros de Marx, libro dedicado nada menos que a la memoria de Chris Hani, un dirigente político-militar del Partido Comunista de Sudáfrica asesinado en abril de ese año por un fascista-racista blanco partidario del apartheid…
[Fin de nota introductoria]
Entrevista realizada por Héctor Pavón:
¿LENIN VUELVE? Vattimo defiende la idea del comunismo según el líder soviético: “electrificación y soviet”, es decir, desarrollo controlado por los ciudadanos.
¿Se puede volver a ser lo que se era…? La pregunta es filosófica, es política y se refiere al deseo de que retorne una ideología que está o, al menos, parece muerta. Entonces, la pregunta concreta es: ¿se puede volver a ser comunista…? Una vez más el interrogante provocador viene desde la otra orilla, desde Turín. La enuncia Gianni Vattimo. Y ese cuestionamiento lo hace en su último libro Ecce Comu. Cómo se llega a ser lo que se era (Paidós). Vattimo dice que hoy se torna necesario reavivar la llama del comunismo para ponerle coto al capitalismo salvaje y a sus máximos exponentes e íconos. En el ideario comunista de Marx, dice, están las respuestas.
El llamado a volver a leer a Marx y reivindicar determinados valores del comunismo son los argumentos de Vattimo en momentos en que la crisis global está golpeando intensamente a países europeos como Italia, España o Irlanda, entre otros. Una crisis que el filósofo italiano analiza y diagnostica de modo lúgubre: “Tendremos una oleada de desocupación porque las industrias deberán reducir la producción. Estoy convencido de que se necesita redimensionar nuestro estilo de vida con cambios políticos y decisiones compartidas. Pero así es terrible, incluso porque los consumos se han reducido violentamente, y no por parte de los ricos, sino sólo por los pobres, que serán cada vez más pobres. Ya en Italia los recortes del presupuesto cayeron sobre la educación.”
En su nuevo libro, compuesto por una serie de artículos escritos entre 2002 y 2004, Vattimo insiste con preguntas lacerantes que cuestionan el status quo: “¿Se estaba efectivamente mejor cuando estábamos peor, como suele decirse, y hoy aún más debido a la nueva situación política de un mundo que ya no está dividido por la Guerra Fría?” Y sigue: “¿Tiene la izquierda realmente un horizonte distinto que ofrecer, otro proyecto de futuro, que no consista en seguir esta danza frenética que ahora sólo dirige el capital financiero, pero que, sin embargo, tampoco se deja describir (como podría) como un feliz abandono del principio de realidad, como era en determinados aspectos el programa de Keynes?”
En esta entrevista realizada a la distancia, Vattimo va a responder sobre el ideal del retorno al comunismo y de las fuentes que nutrieron su pensamiento, de los libros que lo marcaron para siempre. Aun con un mundo en crisis profunda, Vattimo no deja de ser un hombre optimista.
¿Cuáles son los libros que más lo han influenciado desde sus primeras lecturas hasta el presente?
Es difícil enumerarlos a todos ahora. Comienzo desde la adolescencia: Emmanuel Mounier, Fe cristiana y civilización; Jacques Maritain, Humanismo integral; Thomas Mann, La montaña mágica; Georges Bernanos, Diario de un cura rural. Después: Friedrich Nietzsche, Segunda consideración intempestiva; Martin Heidegger, Ser y tiempo; Luigi Pareyson, Arte, verdad e interpretación; Hans-Georg Gadamer, Verdad y método. Pero son nada más que los primeros que me vienen a la mente.
¿Cuál ha sido la influencia de los textos marxistas en su formación humana y filosófica?
Tuve pocas lecturas marxistas en mi juventud. Una pequeña parte de El Capital; más textos de la Escuela de Frankfurt: Marcuse, Adorno, Horkheimer, Habermas. Creo que me acerqué al marxismo a partir de dos consideraciones: Marx tiene razón cuando describe la proletarización progresiva ligada al capitalismo, los proletarios son cada vez más y los patrones cada vez más ricos y en número más restringido. Y a continuación: en una sociedad que se vuelve cada vez más controlada y controlable con las tecnologías de la información, sólo un gobierno socialista puede salvarnos de la esclavitud.
¿Realmente lo cree así?
Sí.
¿Y cuáles serían los incentivos, las causas que podrían convertirnos al comunismo hoy?
Las dos consideraciones que mencioné antes. Y la idea del comunismo, tal como la definía Lenin: electrificación y soviet. Lo que significa: desarrollo económico y tecnológico, pero controlado por todos los ciudadanos, no confiado a las manos de unos pocos tecnócratas al servicio del capital. Hoy estamos –al menos en Occidente – en manos de un capitalismo que piensa solamente en el desarrollo de la riqueza propia, mientras que la calidad de vida y la participación de los ciudadanos tiende a ser nula.
¿Y usted cree que la izquierda de hoy tiene la capacidad de leer y entender a Marx y de volcarlo en ese tipo de políticas concretas que usted menciona?
No sabría qué decir, solamente constato que muchos políticos de izquierda hoy creen –con los conservadores – que Marx es “un perro muerto”. Pero no son políticos de izquierda; las pretensiones de realismo y de eficacia inmediata los reducen al nivel de sus adversarios. Izquierda: ¡un esfuerzo más, por favor, antes de que el capitalismo imperial nos fagocite a todos!
A veces se producen ayudas involuntarias, ¿no cree que personajes como Berlusconi colaboran para que muchas personas retornen a Marx?
Sí, Berlusconi en tanto caricatura del capitalismo más consumista y descarado, debería impulsarnos a volver a Marx. Pero como domina los medios de comunicación, no es tan fácil que sirva realmente para ese objetivo. Es más bien un agente de corrupción moral universal. ¿Será que para redescubrir el comunismo debemos antes tocar el fondo de la alienación capitalista?
¿Qué opina de las experiencias socialistas latinoamericanas? ¿Tienen futuro? ¿Cómo se ven desde Europa?
No sólo creo que los socialismos latinoamericanos tienen un futuro. Creo que ellos son el futuro, hasta del posible socialismo europeo, que solamente aliándose productivamente con Castro, Chávez, Morales y los otros líderes de izquierda de América Latina tendrá la posibilidad de construir una Europa capaz de enfrentar al (viejo) poder exorbitante de los Estados Unidos y a las nuevas superpotencias neocapitalistas que se presentan en la escena del mundo actual.
¿Para usted, el populismo es una categoría política de segunda clase, una mala palabra como lo es para muchos politólogos?
No creo que populismo sea un término vergonzoso en política. Naturalmente, como sucede con todos los “ismos”, debería dejar paso a lo que constituye su referente de base, el pueblo. Como decía, los soviets, aunque la palabra asuste a muchos, son solamente los consejos democráticos de los ciudadanos. Sin ellos, la democracia muere –y ya está muriendo en muchos países de Occidente.
¿Siente nostalgia de la era comunista, cuando para la izquierda europea, latinoamericana todo parecía posible?
Cuando se pensaba en el advenimiento del comunismo eran tiempos distintos del nuestro, e incluso momentos distintos entre sí. Se pensaba en los años de los fascismos europeos, y entonces era un sueño de libertad auténtica, que por lo demás se confirmó con el aporte decisivo que hizo la URSS a la derrota del nazismo –no debemos olvidar que sin la batalla de Stalingrado no habrían bastado americanos e ingleses para combatir a Hitler. Después, en los años de la Guerra Fría, la esperanza del comunismo se vio muy opacada por los desastres del estalinismo –no sé hasta qué punto por culpa de Stalin o también por culpa de la propaganda estadounidense. Pero de todos modos, ahora que el comunismo “real” murió, se puede y se debe esperar respuestas del comunismo. Me refiero al comunismo como ideal de la igualdad y la justicia social, de una sociedad más humana y amistosa.
¿Y en este contexto, cuál es el valor, el significado de la palabra utopía?
Se ha hablado muy mal de la utopía en estos últimos años, pensando que era mejor predicar un realismo capaz de transformar realmente el mundo. Pero el realismo enseguida se convierte en la disponibilidad a cualquier concesión. Esto se ve en la historia de los movimientos políticos de izquierda, incluso y sobre todo en Italia, y en Europa. Quizás una verdadera oposición al capitalismo puede ser sólo intensamente utópica; debe saber renunciar a perspectivas de poder a corto plazo, de lo contrario se deja corromper fatalmente. Naturalmente, entiendo que es un problema: un partido, aun de izquierda, debe estar en condiciones de prometer a sus electores algún resultado sin plazos de siglos. Pero en la situación actual, con la corrupción y el compromiso que invaden también los partidos de izquierda en Europa, es necesario volver a descubrir el valor de la utopía, de los proyectos de transformación radical, de lo contrario no se arregla nada ni siquiera en el plano de las cosas más banales. Es necesario, en suma, poner en funcionamiento un canon también para matar un moscardón, una gran perspectiva revolucionaria incluso para hacer funcionar los correos estatales. En síntesis: sólo si aceptamos volver a ser, como decían Marx y Engels, un “fantasma”, el comunismo tiene perspectivas de futuro.
¿Usted se define como comunista?
Cierto, me defino comunista justamente en ese sentido, pese a no ser partidario de una economía planificada y un Estado burocrático. Pero también Lenin soñaba con el fin del Estado. ¿Puedo llamarme anarco-comunista? También esa es una utopía. ¿Por qué no?
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