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jueves, 29 de diciembre de 2011

¿Puede Rusia caminar y masticar chicle a la vez?



¿Puede Rusia caminar y masticar chicle a la vez?
Manuel Salvador Espinoza


Hace 20 años atrás, cuando el 31 de diciembre de 1991, la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas (URSS) dejó jurídicamente de existir, muchos anunciaron, a viva vos, el fin de la Guerra Fría. Aún en Agosto del 2008, con la respuesta militar de la Federación Rusa a Georgia en la defensa de las republicas autónomas de Abjasia y Osetia del Sur, muchos analistas remarcaron que la Guerra Fría pertenecía al pasado. Durante un largo periodo del siglo pasado, las Relaciones Internacionales, pese a que se dieron por lo menos 127 conflictos locales con la participación del campo capitalista y socialista, y a pesar de la  extensión global, las potencias poseedoras del arma atómica, no hicieron uso de la misma.


Existe en la actualidad otra discrepancia entre los analistas de asuntos internacionales, si Rusia tiene o no en la actualidad las capacidades económicas y militares para enfrentar a occidente como, en su momento, lo tuvo la URSS. Muchos de ellos opinan que Rusia es aún muy débil como para hacer cualquier demostración de fuerza militar frente a la OTAN o aún a EE.UU por separado. Con eso explican su posición tímida hacia Libia y establecen, que su postura hacia Siria, es solo un show mediático global, que ponga a Rusia en una posición de poderío global, que aún no alcanza, pues no ha podido aún salir de la inmensa inestabilidad que le heredó el derrumbe de la URSS.


Iguales argumentos se esgrimían después que salió de la Segunda Guerra Mundial (IIGM) con más de 25 millones de pérdidas humanas y más de tres mil pueblos y ciudades pequeñas borradas de la faz de la tierra. Pero a esto se contraponen los propios esfuerzos de reconstrucción y la asistencia económica para levantar a ocho países europeos  que hasta 1945 eran del campo capitalista y con un alto desarrollo económico (ej. Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia, Hungría, Bulgaria y hasta una parte de Alemania etc.) y que inmediatamente pasaron a integrar el bloque socialista. Amén de ello, desde los 40 hasta los 80s, países como Mongolia, Corea del Norte, China continental, Cuba,  Vietnam, Laos, Kampuchea, Mozambique, Yemen, Angola,  Afganistán y Nicaragua fueron sus últimas adquisiciones, se incluye en todo esto la ayuda a todos los partidos comunistas y socialistas en todo el planeta. Y qué decir de la carga producida por la carrera armamentista en todos sus niveles.


A la URSS le tomó poco tiempo alcanzar, después de la IIGM, la paridad nuclear destruyendo el monopolio norteamericano de posesión de esta arma. El potencial científico-técnico del socialismo se puso a prueba y logró lanzar el primer satélite al espacio y el primer viaje espacial alrededor del planeta. A finales de los 60s, empleó al último ciudadano! Ningún país en la historia ha demostrado el mismo resultado.


Con los golpe de Estado (entre comillas) que le dieron a Gorbachev en agosto y diciembre de 1991, la República Federativa Socialista de Rusia (RFSR de la URSS), a la cabeza de Boris Yeltsin, se marcó el inicio y el fin de la URSS y el surgimiento de Rusia, demostrando así que el único adversario capaz de realizar profundos cambios en el Heart Land (tierra corazón) de la geopolítica, era ella misma y no fuerza foránea alguna.


Después de estos sucesos de trascendencia geopolítica que modificaron al mundo entero, la debacle a lo interno de lo que fuera territorialmente la URSS y el campo socialista, fue colosal!  Muy cercano al escenario después de finalizada la IIGM. Muchos de lo que ocurre en numerosos países hoy en día se debe en parte  a la ausencia de la URSS. Inclusive lo que ocurre en Grecia, Italia y  Libia se puede  explicar por la ausencia de la URSS.


La URSS ya no existe. Hoy es Rusia. Un país, que no tiene, ni desea subir a sus espaldas el peso ni el tamaño de la carga económica en materia de asistencia que mantenía la URSS. Tampoco los rusos quieren regresar a un sistema o régimen como el estalinista, durante el cual se calcula que murieron también más de 20 de millones de soviéticos y que por su apetito geopolítico de agrandar sus espacios vitales, sus niveles de vida fueron siempre reducidos y limitados.


Pero, con un pensamiento ingenuo, Gorbachev y Boris Yeltsin se imaginaron, que el problema con EE.UU y en general con Occidente, era la ideología comunista y que, tras acabar con este régimen, sus adversarios abrazarían a la nueva Rusia y las relaciones con estos se convertirían en todo un idilio. Destruyeron la capacidad de su ejército y declararon la doctrina de: “La Defensa Suficiente Razonable” (Разумная  Достаточная  Оборона) como para quedarse con cierta cantidad de fuerza militar con capacidad de responder a un ataque y poder inclusive pasar a la contra ofensiva. Por eso desmantelaron a la Organización del Tratado del Pacto de Varsovia, (OTPV), única organización militar capaz de enfrentar a la OTAN.


No tardaron mucho en entender el ABC de la geopolítica, cuando descubrieron que la OTAN no se había desmantelado y que el anti-rusismo repondría al anti-comunismo en la lucha de los espacios geopolíticos, que Rusia perdió cuando Yeltsin les gritó a todas las ex republicas soviéticas, “que se hartaran de la autonomía, que quisieran”.


Al inicio, la preocupación de Rusia fue ver como la Republica Federativa de Yugoslavia fue distribuida en varios nuevos Estados impuestos, como al final fue el caso de la provincia de Kosovo. Luego aumentó su dolor de cabeza con  la expansión de la OTAN hacia países más cercanos como Turquía y Ucrania. El Yeltsin pronorteamericano pronto cambió radicalmente hasta llegar a declarar su propia doctrina donde “Rusia, se otorgaba el derecho del uso del arma nuclear independientemente del nivel de conflicto, que amenace los intereses de Rusia.” Y con obligada paciencia, Rusia vio el acercamiento de los norteamericanos en varias republicas ex soviéticas en el Asia Central, inclusive la instalación de bases militares. Tuvo que llegar Putin (un ex oficial de inteligencia de la KGB)  al poder, para comenzar a poner orden en varios aspectos en la casa.


A las maniobras de los EE.UU como Kosovo, respondió con Abjasia y Osetia del Sur, pero, además, destruyendo el ejército de Georgia que, con tanto afán, los norteamericanos habían construido a su imagen y semejanza durante toda una década, dotándolo del mejor armamento posible.


Hoy la preocupación aumenta para Rusia al ver las diversas formas que los países miembros de la OTAN están llevando a cabo para anexar y controlar los recursos naturales estratégicos como el petróleo y el agua y su posicionamiento territorial estratégico en países como Iraq, Afganistán, Egipto, Sudan. Sobre todo en el reciente caso de Libia, considerado como la  respuesta occidental a lo de Georgia, quitándose una lanza en unos de sus costados en caso de entrar en guerra con Rusia.  


Ante esto Rusia, ha tomado medidas más impactantes hacia Siria, donde sus buques llegaron para quedarse frente a sus costas y además entregaron los famosos sistemas antiaéreos S-300,  como clara señal de que no permitirá la actuación de la OTAN como en Libia. Y su posición de veto en la ONU  hacia las intenciones de guerra hacia Irán y sus recientes acuerdos con China, ponen de relieve una actitud nueva de  Rusia, que no la tuvo la URSS en la Guerra Fría. Es más, muchos historiadores están ya recordando a la Rusia zarista, que entró en la Primera Guerra Mundial (IGM) y a la URSS de la Gran Guerra Patria.


Quienes conocen la historia de Rusia, atravesando por el periodo soviético, entienden que los rusos nunca han estado tan bien como hoy día, aún con todo los problemas internos, que tengan que enfrentar. Por eso parece que el Oso ruso en la actual situación internacional se siente cómodo al actuar de la manera que lo hace hoy día, al ver la crisis actual financiera del capitalismo, reflejada en el mismo EE.UU y en plena profundidad en Grecia, Portugal, Italia, España, e Irlanda. La situación económica de Rusia es superior a la de los países mencionados y muchos otros más. Su crecimiento del PIB anual es de más del 4%, con posibilidades de llegar a un 6%. Y si realiza mayores cambios estructurales de su economía, según fuentes del FMI y el Instituto Adam Smith de Londres, eso le permitirá tener un mejor horizonte en su crecimiento y desarrollo económico.


Rusia no solo tiene de rehén a los europeos con la venta de gas y petróleo. En sus últimas declaraciones se pueden apreciar otras formas de supremacía económica de Rusia. Las  autoridades rusas han dicho que podrían participar en la recuperación económica  de algunos países de Europa a través de su asistencia financiera por medio del FMI y que, inclusive, podría considerar otras formas de ayuda, incluyendo la asistencia en el marco de relaciones bilaterales. Pero si acaso las garras del águila imperial llegaran a estrangular el cuello de los europeos dirigiéndolos hacia una aventura bélica contra Rusia, esta ultima también los tiene en la mira de su lógica de defensa nuclear. Esto último lo ha dejado claro, en los últimos días,  el presidente ruso Dimitri Medvedev en relación con la instalación de un escudo antimisil por parte de los EE.UU en alianza con países europeos.


Por último, Rusia entró en una nueva etapa. Todo parece indicar que Vladimir Putin es quien tiene enormes posibilidades de “asumir de nuevo la presidencia” en marzo del próximo año. Éste, desde hace mucho tiempo, ha venido marcando su posición en cuanto a la dinámica internacional y la conducta de sus permanentes rivales geopolíticos. 
 

Recientemente ha dicho que lamenta el destino de la URSS y que está claro, “que los EE.UU no quieren aliados, sino vasallos”. Y es esta postura internacional la que le daba una distinción y un gozo de respeto global a la URSS y por eso la simpatía hacia Rusia crece increíblemente alrededor del planeta. Después de 20 años de ausencia de la URSS, parece que será Rusia junto a otros Estados la que, por otras formas, generará una estructura diferente al orden internacional actual.


Ante estas últimas posturas de Rusia en general, muchos analistas no solo se están preguntando si la Guerra Fría realmente había finalizado, sino también sobre las posibilidades económicas de Rusia, para ingresar a niveles mayores de confrontación política con Occidente. A la pregunta si Rusia puede caminar y masticar chicle a la vez, la respuesta es, desde luego, un sí rotundo, pero habría que agregarle que Rusia no camina, corre todo el tiempo, tomándose un vaso de vodka repleto, sin que ello la obligue a detenerse, ni mucho menos arrugar la cara. 

 
Presidente EjecutivoCentro Regional de Estudios Internacionales (CREI)

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